Disclaimer: Avatar: La Leyenda de Korra es propiedad de Michael Dante DiMartino y Bryan Konietzko. La imagen de portada tampoco me pertenece.

Este fic participa en el Reto Drabble: "¡Dame mi palabra!" del foro ¡El Cometa de Sozin!

Mi palabra sorteada fue Soledad. Tuve muchas ideas para escribir sobre ella, pero como toda buena estudiante dejé todo para el final y terminé escribiendo sobre ellos dos por razones del destino (?). Al final tuve que cortarle partes y quedó súper meh u-u.

Cantidad de palabras del Drabble: 500.

Aclaraciones: Ubicado en un futuro no tan lejano del Universo Avatar.


¿Que si conocía lo que era la soledad? ¡Claro! Antes de que cierta Nómada Aire entrara en su vida, él era sin duda alguna una criatura misántropa. Y le gustaba, no iba a mentir. Tener todo el tiempo del mundo sólo para él era fantástico. Amaba pasarse horas en su habitación pintando cuadros lúgubres o luminosos (dependiendo del día), leyendo a los grandes poetas de las Cuatro Naciones, o simplemente echado en su cama, filosofando sobre el origen del hombre, la importancia de los elementos y el Mundo Espiritual. Sin amigos ni mucho contacto con sus familiares, eso le parecía bien. Pero apareció, entonces, cierta niña que puso su universo de cabeza. Su nombre era Ikki, amante de los Bisontes Voladores, Nómada Aire, curiosa y con un don para hablar durante horas.

Todo había empezado como una inocente amistad, y continuó así durante mucho tiempo hasta que la simple palabra "amigos" ya no les fue suficiente.

Sin esperarlo, sin quererlo, de repente ya no deseaba estar solo. Ahora se la pasaba en su habitación pintando cuadros que le recordaran a ella, leyendo a los grandes novelistas de romance, o acostado en su cama reflexionado sobre el amor, la necesidad de sentirse acompañado, y sobre cómo sacar de su mente a huéspedes indeseados.

Eran sentimientos confusos que al principio no quiso aceptar. Tenía miedo de que alguien saliera herido, por eso amaba la soledad, porque lo protegía de cualquier situación lastimera como un corazón roto, celos, melancolía, peleas, y un sinfín de cosas más que aprendió en el libro "desventajas sobre tener pareja".

Así que se propuso a olvidarla, aún cuando sentía incontrolables ganas de estar con ella. Para su mala suerte, el plan no le funcionó, y luego de cinco días en los que trató de desaparecer de la faz de la Tierra para que ella no lo buscara, Ikki tocó el timbre de su departamento que hace un par de meses había comprado en el centro de Ciudad República.

Sin pensarlo dos veces, y mandando al demonio la idea de alejarla, abrió enseguida.

—Sé que eres un hombre a quien le gusta tener su espacio, sabes que jamás trataré de cambiar eso. Sin embargo, te he notado distante en los últimos días, parecías con temor a algo, a alguien, y ahora logro entenderlo —Le regaló una sonrisa divertida antes de seguir—. No voy a molestarte, lo prometo, y entenderé cuando me pidas que te deje solo. Sin embargo, Huan, no puedes pasar toda tu vida escondido del mundo. Tienes que tomar riesgos, perderle miedo a la compañía. Juro jamás hacerte daño. Tan sólo deseo ser tu remedio para la soledad, aquella persona que haya logrado entrar en tu corazón y le permitas estar a tu lado incluso en los días más oscuros. Quiero que volemos en Bisontes Voladores juntos, en busca de inspiración para nuestro arte.

Huan la abrazó tímidamente sin decir nada, porque todo lo que había explicado sonaba perfecto. Ahí supo que era su mujer ideal.