Título: La chaqueta. Capítulo 1 de 2
Tipo: Swanqueen. Humor. El fic iba a ser un one shot pero me salió para dos capítulos.
Resumen: Situado en esta quinta temporada, Inframundo, actualidad. Hook rescatado, un incidente en los túneles hará que Emma y Regina tengan que ir a un lugar… curioso. ¡Y no digo más! Es una paranoia xD
Nota 1: Perdonad el poquito Oq y Cs que leeréis (es solo para darle realismo dentro de la actualidad de la serie), notaréis la diferencia a medida que leáis el fic.
Nota 2: Cursivas son pensamientos.
Dedicatoria: ¡A Gen! Gracias por acordarte de mí, me he animado porque te leí.
Inframundo, época actual
Un día cualquiera en el inframundo era de todo menos cualquiera, pues algo siempre había que hacer, siempre estaban en problemas y aun no conseguían salir de allí. En el interior del Granni`s propiedad de la bruja ciega, se encontraban Emma Swan y la cuadrilla formada por mamá Mary Margaret, el capitán Hook y el ex ladrón Robin Hood, entre otros comensales del lugar. El grupo se había separado esa misma mañana con la misión de encontrar El libro de los muertos con sus listados eternos de nombres y fechas; y el lugar de quedada y la hora indicada para reencontrarse eran AHORA; la enrojecida noche estaba cayendo y una lluvia cálida y tormentosa comenzaba a salpicar sus carreteras agrietadas. Charming y Regina tardaban en llegar, Emma observó su reloj puesto a la hora del de la torre incrustada en el suelo a mitad de calle, habían pasado veinte minutos.
-Está tardando mucho papá, y Regina también- le comentó la rubia a su madre.
-No seas negativa hija-, contestó disimulando su tintineo de pierna.
Diez interminables minutos más y la puerta de la cafetería se abrió de par en par dejando ver una Regina Mills calada hasta los huesos de agua del infierno que entró con la respiración agitada mirando hacia sus allegados. Como un resorte mamá, hija, etcétera se pusieron en pie.
-¡Regina!- se aproximaron a ella rápidamente -¿qué ha pasado?-, la morena no sólo estaba como si acabase de salir de una sauna sino que tiritaba porque no llevaba toda la ropa con la que salió esa mañana, la parte de arriba estaba cubierta sólo por una camiseta negra de tirantes bastante ajustada que la usaba a modo de ropa interior -¿y el resto de tu ropa?- le preguntó Margaret que se apresuró a intentar quitarse su abrigo beige cuando Emma la detuvo, miró hacia atrás suya, esperando a que fuese Robin el que se ofreciera a abrigarla, y ante su falta de decisión y tras poner ella los ojos en blanco se quitó su propia cazadora roja. –Toma, ponte esto.
-Gracias-, Regina miró a Emma mientras se ponía su chaqueta, -¿dónde está David?- preguntó la pelicorta.
-Cerca ¿os sobra más ropa?.
Regina recibió mil miradas de ojos saltones e incrédulos.
-¿Más ropa?
-Digamos que, … nos la han robado.
-¿Cómo?, ¿pero quién?- Emma quería parecer intrigada, que lo estaba, pero esa imagen de Regina con el cabello mojado, gotas cayendo hacia su camiseta ajustada que marcaba su pecho no podía borrársela de la mente, una mente que divagaba en sí misma "¿pero qué haces?, has venido hasta el infierno para rescatar a tu novio muerto y se te va la vista al cuerpo de una amiga que te está diciendo que tu padre… por favor escúchala, no le mires a los labios, escúchala sin más".
-Saqueadores, Munchkins, o una versión de ellos demoníaca. Estábamos en los túneles de la calle Halley cuando nos rodearon y nos separaron. Tranquilos, él está bien, solo necesita ropa, seca a ser posible-, Regina alzó las cejas.
-De acuerdo-, Hook se quitó su casaca roída y manchada en motas de sangre seca y se la ofreció a Regina que la cogió con dos dedos algo asqueada tratando de mantenerla lejos de sí.
-Gracias, pero eso solo no va a valer,…
-Regina, habla claro, ¿me estás diciendo que mi marido está ahí fuera- señaló hacia el exterior diluviante –totalmente desnudo?
La morena asintió.
-Dame eso-, le agarró la casaca de Killian y salió decidida haciendo temer hasta a las nubes que dejaron un claro y se detuvo el agua.
-¿David?, ¿cariño estás ahí?- gritó por los alrededores.
El joven sheriff y padre de Emma estaba agazapado entre unos arbustos secos hecho un ovillo.
-Mi amor-, se agachó a su lado.
En el interior del Granni`s
-Sí, me han robado el abrigo y la chaqueta, pero la chaqueta en sí no es el problema-, Regina trataba de aclarar el asunto para desviar su mirada hacia la puerta donde entraron los charmings en silencio. El aspecto del padre de Emma era algo peculiar, casaca de pirata maltrecha, pantalón ancho de mujer y calcetines de corte bajo.
-¿Papá?, ¿estás bien?- Emma se acercó a él y lo cogió del brazo guiándolo hacia uno de los asientos que rodeaban una de las mesas.
-Ponle algo caliente-, le dijo Mary Margaret a la bruja ciega.
-Estoy bien, no os preocupéis, no me han hecho nada.
-No te han hecho nada, sólo os han quitado la ropa, bien … - , Emma se detuvo a pensar y se tocó la nuca.
-Regina, volvamos a lo importante, ¿cuál es ese otro problema del que….- se distrajo al ver pasar a la camarera invidente por delante suya y dejar un cuenco de cerámica resquebrajada frente a su padre. Charming lo tomó apresurado como si se tratase de una sopa de pollo en tazón pero vomitó con el primer sorbo.
-¿Qué pasa papá?
-Dijiste que le pusiera algo caliente Blancanieves-, se aventuró a decir la bruja desde la barra, -¿qué hay más caliente que un whisky con dedos recién cortados?
Charming volcó el cuenco y la imagen era lo suficientemente desagradable como para ahorrarse detalles.
Regina les dio la espalda luchando por mantener la paciencia y con sus manos en su cintura respiró profundamente tratando de ignorar el percance y las gotas que se le resbalaban por el interior de su pantalón aun mojado, se giró nuevamente hacia ellos y contestó a la anterior pregunta de Emma alzando la voz –en esa chaqueta que me han robado no sólo guardaba El libro de los muertos si no el mapa que nos iba a ayudar a sacarnos de aquí, que por cierto, de nada, por todo-, inclinó su cabeza con las cejas en alza.
Todos la miraron y se quedaron en silencio al unísono.
-¿Los encontraste, el mapa, y el libro también?- preguntó Emma.
-Así es- afirmó con la cabeza. Charming añadió un –eso te ha pasado por no dejar que los guarde yo, de haberlos tenido yo en mi poder no …
-Claro porque tú…
-Hay que encontrar tu chaqueta y no se hable más-, Emma puso fin a la futura batalla oral que se avecinaba mirándoles como madre que quiere controlar a sus hijos. La bruja ciega se rió de espaldas y todos se giraron hacia ella.
-Eh, bruja, ¿por qué te estás riendo?, sabes algo, ¿verdad?- inquirió la madre de Emma.
-Os va a costar entrar- se giró hacia ellos fregando una copa con agua roja.
-¿Entrar dónde?-, Emma se acercó a la barra y apoyó sus codos.
-En el "Luci&Fer"
-Y eso qué es ¿una taberna demoníaca?- asomó la cabeza Hood.
La bruja lo miró con asco, como si algo le oliera mal de repente.
-Es una especie de discoteca, más bien un club, pero tú no podrías entrar.
-¿Y eso?, ¿es exclusivo para gente de dinero o es para falsos ricos como Cruella de Vil?- contestó Killian con sarna recibiendo algunas miradas cortantes.
-Para empezar, mi querida Cruella tiene una clase que tú jamás tendrás marinerito, y para terminar…, es sencillamente un club de ambiente.
Regina alzó la ceja, Emma no supo por qué pero miró a Regina de reojo.
-¿De ambiente?, ¿es un club para ecologistas?, por eso del medio ambiente- Killian seguía buscando hacer reír al grupo tomándoselo todo en broma pero lo que encontró fue el contenido de agua sucia de la copa de la bruja ciega extendiéndose por su camisa que en tiempos fue blanca.
-¡Killian!, desde luego, a veces parece que te buscas problemas, te comportas como un crío-, Emma se alejó de él refunfuñando y se sentó en un taburete manteniendo las distancias.
-Bueno y …-, Regina miró hacia Emma que mosqueada observaba la barra del bar que estaba sucia y húmeda y se ponía a "limpiarla" con servilletas amarillentas, -ehm- , Regina agitó su cabeza -¿por qué dices que es complicado entrar?, ¿hay que ir en pareja?.
Emma se detuvo al oír la palabra "pareja", y tratándose de un club de ese estilo su mirada se detuvo en un punto perdido para escuchar atentamente la respuesta.
-Hay unos guardas en la entrada, no dejan pasar a cualquiera, es como un filtro, al club solo entra el que… ya sabéis- se rió nerviosa-, el que camina por la acera de enfrente-, soltó una carcajada que a nadie contagió –y eso es difícil de fingir a ojos de ellos.
-Bueno, hablemos con propiedad-, la bruja cambió su semblante e inspiró profundo para tranquilizarse.
-Esta tía está loca-, le susurró Hood al oído de Hook.
-Tenéis que decidir qué dos de ustedes intentarán entrar, como os he dicho, dos personas que tengáis química, porque si no recibiréis una buena patada, y hablo literalmente, ahí no se andan con rodeos.
-Y a todo esto, lo del club ¿a qué venía?, ¿para qué tenemos que entrar?- preguntó Hood interesado. "¿Por qué tiene tanto interés en entrar Robin?", se preguntaba Regina recelosa.
-Oh, non grato fallo chiquillos, los Munchkins son unos pícaros, unos ladronzuelos que trafican con ropas, enseres y a veces personitas. Todo lo venden a la gente que entra a ese peculiar club, de hecho, en las habitaciones…
-¿Habitaciones?-, volvió a interrumpir Hood.
-Sí, querido, hay habitaciones, en una de ellas tienen el gran pero discreto puesto de objetos a valor, podéis entrar y si veis lo que os robaron tan hábilmente comprarlo. Oh, sí, no os lo podéis llevar así como así, la tienda de los trolls estos está custodiada por dos guardas con muy mal humor y no admiten que se saque nada de allí sin ellos saberlo.
-Genial…- , apuntó David, con las manos entre sus piernas, la casaca abierta y el gesto cansado.
-Bien, ¿quiénes de nosotros vamos?- rompió el hielo Killian alzando las cejas. "De nosotros dice", pensó Emma aun dolida con él.
-Yo- se apresuró Regina a ser la primera en contestar y dejando un 50% a que la otra persona que la acompañase fuese una mujer –Es mi chaqueta y me la han robado a mí, pienso ir-, quiso aclararlo tajantemente.
Emma había permanecido callada todo el rato, en la esquina de la barra, con su cabello recogido y su camiseta blanca, repiqueteaba sus dedos en la mesa pensativa –Me apunto.
Todos la miraron incrédulos y Regina, asombrada, buscó su mirada, cuando la encontró asintió decidida, fingiendo naturalidad. En su interior se alegró de que hubiese sido Emma la que hubiese querido acompañarla y no fuese ella la que tuviese que elegir con quien iba; en sus adentros reconocía que no sabía que podría pasar ahí dentro y si iba a tener que fingir que era pareja de una chica prefería hacerlo con alguien que le atrajese físicamente. Frunció el ceño al pensar en ello, "¿Emma me atrae?", se dijo sonrojada, "tienes a tu novio al lado, no puedes permitirte pensar eso". Silencio mental "Aunque… nadie puede negar que Emma está muy bien; bueno, casi nadie, la bruja ciega solo, ella se lo pierde".
-¿Nos vamos ya?- , comentó Emma inquieta, Regina no sabía si esas prisas eran ganas de quedarse a solas con ella o de alejarse de Hook, optaba por lo segundo.
-Ehm, … ¿puedo secarme al menos MI ropa?, David está seco pero ¡yo no!-, extendió sus brazos en cruz dejando ver su aspecto mojado.
-Lo sentimos-, se disculpó Margaret apesadumbrada al percatarse de que nadie, salvo Emma con lo de la chaqueta, se había preocupado por ella.
-Ey, bruj…
-Acompáñame-, la bruja ciega la cortó anticipándose a la pregunta, como buena bruja podía ver el futuro cuando quisiera, o más bien cuando se le presentaba ante sus ojos opacos.
La hechicera llevó a la alcaldesa hacia un pequeño cuarto con una pared agrietada con un espacio suficientemente amplio para poder atravesarla, al otro lado un agujero enorme que desprendía calor se cernía en el suelo, al fondo a muchos metros, una balsa de magma.
-Deja la ropa aquí mismo, en el borde, antes de lo que tarda en gritar una banshee estará todo seco.
Regina se quitó la ropa percatándose de cómo la bruja no se movía de su lado, en fin, estaba ciega, pero no quería ser vista por sus lascivos ojos de loca.
Con su cabello algo húmedo mostrando un ondulado natural, un retoque del maquillaje por el que también pasó Emma y conservando su camiseta de tirantes negra, sus pantalones del mismo color y la chaqueta roja de su acompañante, la morena ya se encontraba caminando junto a la sheriff por las maltrechas calles de Underbrooke, como ella lo llamaba. Todo esto tras convencer a la cuadrilla de novios y padres que debían dejarlas salir de allí solas.
Pasaron unos pocos minutos a medida que el cielo se oscurecía, les habían dicho que el local abría las 24 horas, los 365 días del año de toda la eternidad, esperaban dar con él pronto.
-Sigo pensando que esto es muy raro, yo no recuerdo un club de ambiente en Storybooke-, dijo Regina a voz de pronto mientras caminaba medio metro por detrás de Emma.
-Yo tampoco, pero si tú no lo sabes, que eres la que creaste el pueblo…- sonrió.
-Si yo hubiese diseñado el pueblo como tal hubiese quitado la iglesia de las monjitas, y el Granni`s sería ese club al que vamos-, las chispas demoníacas en la mirada de Regina atrajeron a la rubia que escondió su sonrisa de los ojos de la mujer. Emma llevaba unos vaqueros ajustados que le daban un aspecto femenino, más aun al no llevar su chaqueta.
Tras ese momento de complicidad entre ambas a Emma se le fue la mente a otro lugar, al de preguntas incómodas que hacer a Regina aprovechando que estaban solas. Tras esos minutos meditativos donde reinaba un extraño silencio la pelirrubia se envalentó, "ahora o nunca".
-Regina, ¿tú alguna vez has besado a otra mujer?
Esa fue la pregunta que menos esperaba escuchar la alcaldesa de Storybrooke aquella noche y como consecuencia de ese arrebato de curiosidad de la rubia, Regina se tropezó y una farola detuvo lo que podría haber sido una buena caída frente a una pileta. Emma sonrió divertida ante el nerviosismo de su amiga, trataba de evitar reírse a costa de ella pero la había imaginado en el suelo revuelta en un charco de barro y le era muy divertido.
-Lo llego a saber y no te lo pregunto Regina-, ahora sí, soltó una risilla contenida.
-Muy graciosa Swan, muy graciosa.
En ese silencio de miradas se percataron de que ya se oía la música a lo lejos. –Creo que estamos cerca.
Apresuraron su paso unos diez metros.
-Ahí está- dijo la morena asomada a la siguiente esquina, al otro lado de una carretera ancha plagada de coches aparcados se observaba un cartel con el nombre de "Luci&Fer" que parpadeaba como si se fuese a fundir en cualquier momento.
Ambas observaron el entorno con curiosidad.
-Bueno vamos a…- se disponía a decir Regina cuando vio que Emma se estaba mirando en una ventana sucia de un primer piso y se soltaba la coleta, se hacía con las manos la raya en un lateral de su melena rubia y se echaba el cabello hacia el otro lado.
-¿Qué estás haciendo?
-No sé, si tengo que parecer una lesbiana tengo que hacerme algunos cambios.
Regina se rió incrédula.
-¿Por qué te ríes?
-Swan, me río porque eso es un estereotipo, mírame a mí, yo soy bisexual y no tengo que cambiarme nada de mi aspecto por ello- frunció el ceño y sin esperar la reacción de su amiga le dio la espalda para salir de la calle donde se encontraban escondidas.
-Espera, espera-, la sheriff intentó alcanzarla, -¿que tú…?-, Emma se había remangado las mangas de su camiseta, mangas que ya eran cortas, ahora parecía una camionera en potencia, o una americana peligrosa, según se mire.
Regina se detuvo para cruzar la carretera pero el tráfico era concurrido, motos, coches, destartalados unos, batmóviles otros, con tres ruedas, olor a gasolina por doquier... faltaba el Highway to hell de AC/DC.
Emma respiró profundo y se obligó a no pensar ni insistir en su pregunta a Regina cuando...
-¿Recuerdas a Maléfica?
Desde su lado Emma la miró, observó su rostro, su cuello semi cubierto por su propia chaqueta roja, reconocía que le quedaba fenomenal.
-Sí, claro que la recuerdo.
Regina la miró por primera vez a los ojos desde su confesión y observó con detalle el nuevo aspecto de Emma, salvaje, atrayente.
-Salimos juntas.
-¿Maléfica y tú?-, Emma alzó ambas cejas.
Regina volvió a mirar al frente -Sí, hace mucho tiempo, nos enamoramos, fue una época fabulosa, pero para variar, por culpa de mi madre y su afán de buscarme un príncipe para reinar, tuve que decirle adiós-, la morena observaba el cartel del pub pensativa, ya no pasaban coches pero ella seguía esperando.
-Lo siento- , se apuró a decir Emma algo cohibida y a la vez sorprendida por la historia, reconocía que eso la había descolocado, no porque nunca hubiese pensando que Regina en su pasado, sobretodo como Evil queen, hubiese estado con mujeres, sino por el hecho de sentir que no la conocía del todo.
–Venga, vayamos a recuperar tu chaqueta-, la quiso animar y adelantándola la cogió de la mano y cruzaron de acera.
El guarda, un hombre grande, de color, con una cicatriz que le adornaba la cara las miró de arriba abajo. Emma le sonrió y por instinto apoyó su brazo en el hombro de Regina que aun se la veía algo perdida en sus propios pensamientos.
-Hola, ¿podemos pasar mi chica y yo?
La rubita apretó su mano en el hombro de su amiga para animarla y ésta volvió a la realidad, la miró a los ojos y apretando sus labios en una corta sonrisa dijo –¿Se puede fumar dentro?, tengo ganas de disfrutar de un buen Black devil- su voz sonaba ronca y sensual, y Emma se sintió incómoda de repente, tenía el brazo sobre el hombro de alguien a quien estaba viendo sensual, mas su novio estaba en una cafetería con sus padres, era todo muy surrealista.
El rostro agrio del portero pasó a ser una sonrisa amplia llena de dientes de oro. –Dentro hay máquinas de tabaco si es lo que preguntas, y máquinas de otras cosas, ya sabéis, para vosotras… -se rió, -vamos, adelante.
Las chicas se miraron sorprendidas y Emma le cedió el paso a Regina.
Al entrar vieron un local grande de iluminación azulada y música dance. La gente bailaba como si no hubiese un mañana o como si lo llevaran haciendo una eternidad. Sobre las barras que se situaban hacia ambos laterales bailaban gogós con poca ropa. En el centro un Dj pinchaba mientras dos chicos fuertes y con camisetas de rejilla hacían movimientos eróticos a cámara lenta.
-¿Ves mi chaqueta por ahí?- le preguntó Regina a Emma observando el entorno en un primer vistazo.
-Siento decirte que la gente de aquí lleva muy poca ropa pero no veo guardarropas- le contestó comenzando a abanicarse con su mano, -¿no tienes calor?, esto está lleno de gente.
-Esto es el inframundo, siempre habrá calor.
Regina se quitó casi apenada la chaqueta roja, claro que tenía calor, pero no todos los días se ponía la ropa de Emma y eso le había gustado, su olor, tu textura, era toda ella. "¿Pero en qué estás pensando?", se recriminó. Se colgó la chaqueta en el hombro.
Según se aproximaban al centro de la pista la música era más fuerte, Emma le dijo algo a Regina que ésta no entendió, por consecuente, y con esfuerzo, más bien ninguno, se acercó al oído de ella –repítemelo porque aquí no se oye nada.
La rubia había sentido un escalofrío al notar la cercanía de Regina pero éste se vio acrecentado cuando le tapó la oreja y le habló. Su vello estaba erizado y esperó no ser descubierta.
Ella debía de contestarle, debía de hacer lo mismo y no sabía si era el lugar, las hormonas de la gente, que se besaban y se tocaban sin reparo o lo que le había contado de Maléfica que estaba sintiéndose excitada. Colocó su mano en la oreja de la morena que la miraba con curiosidad y le susurró –tenemos que dar con la habitación donde venden la mercancía, lo mismo está allí.
Lo sentía, al oír la palabra "habitación" Regina había omitido el resto, habitación. Porque esa palabra en los labios de Emma en el interior de un bar de ambiente le era muy excitante, habitación; debía de frenarse, ambas tenían pareja, y eran felices. O no… si lo fueran de verdad no tendrían este tipo de "problema"…, pensaron ambas a la vez sumidas en sus mundos de confusión y futuro.
Regina dedujo a qué se refería la rubia y asintiendo le tendió la mano para que la cogiera y la siguiese, rodeadas de tanta gente podían perderse.
Observaron una salida hacia un pasillo, adentrándose en él se cruzaron con una chica de pelo corto que llevaba puesta la chaqueta de Regina, la morena fue la única que la reconoció y se giró para seguirla chocándose de frente con Emma, muy cerca, eso del espacio vital se había quebrantado, -perdona, pero esa chica que va para allá lleva mi chaqueta- le dijo con las cejas en alto y su mirada se desvió unas milésimas a los labios de Emma. -¿Me acompañas?
Emma asintió totalmente embotada, aun sintiendo la colonia mezclada con la humedad del pelo de Regina y la siguió. Buscaba con la mirada a la chica del pelo corto a la que se refería Regina pero sus ojos eran rebeldes y se enfocaban sin querer en los glúteos de su amiga que la guiaba.
-La he perdido, la he …- Regina se giró para hablarle a Emma y se volvieron a chocar.
-Perdona, lo siento, no sé que me pasa.
Emma estaba sonrojada deseando meterse en una burbuja. Regina le sonrió para tranquilizarla y se acercó a su oído. –Te decía que no sé donde ha ido, no la veo.
Ambas miraron a su alrededor.
Y mientras la otra escudriñaba a cada uno de los presentes buscando a la chica desviaban sus miradas hacia la otra.
Emma se encogió de hombro.
-¿Nos separamos?-, le dijo.
-Es igual, quizás en la tienda que dijo la bruja…
-Vale, pero tengo algo que decirte.
Emma la cogió de la mano y sacó del tumulto de gente en dirección al pasillo que daba a las habitaciones.
Anduvieron varios metros, casi en el lugar donde se cruzaron por primera vez con la chica, se detuvo; donde la música se suave, como en la lejanía y la afluencia de personas era muchísimo menor.
-Regina, me gustaría pedirte un favor, si no quieres lo entenderé-, la rubia parecía nerviosa y Regina no entendía la causa.
-Que si es por lo de…
-Yo nunca he besado a una chica-, la interrumpió envalentonada.
-¿Qué?
-Nunca lo he hecho, y siempre he tenido curiosidad, y… bueno, ahora estamos donde estamos, y creo que tengo la oportunidad, si tú fueras la primera chica yo me sentiría más cómoda.
Regina la miró de arriba abajo analizando la propuesta, claro que quería besarla y desde hacía bastante, antes de conocer a Robin.
-De acuerdo-, se guardó la sonrisa que sentía por dentro, -pero tenemos que poner una regla principal.
Emma asintió dos veces seguidas, sus mejillas se veían rosáceas aun con escasa luz del pasillo.
-Lo que pase aquí dentro se queda aquí dentro.
Regina fue tajante, directa, ocultando que el corazón se le iba a salir del pecho, en esos momentos no existían ni Robin, ni Hook, ni Hades ni el Inframundo.
-Hecho-, Emma le tendió la mano como si de un trato con Rumpelstiltskin se tratara y se mordió el labio insegura. Regina le correspondió luchando porque no se notara el temblor de sus manos, ese labio que esa rubita se estaba mordiendo lo iba a probar, respiró aire y se humedeció los labios.
Continuará!
¿no os dije que se me hacía largo para un one shot?, es eso o que soy algo mala al cortarlo aquí, pero tranquilas, el próximo será el final ¡y está casi hecho!
