Bueno, pues aquí va mi primera historia aquí. Como breve resumen, diré que trata de la nueva vida de vampira (¿o vampiresa? No se, en cada sitio le dicen de una manera. Creo que me inclino por "vampira" jaja) de Bella, después de casarse con Edward etc.

El primer capitulo es un poco corto, espero poder hacer los siguientes un poquito más largos (¡problemas de tiempo!). Y espero por lo menos tener aunque sea un par de reviews, si no me deprimiré y lloraré, y lloraré, y lloraré...xD

¡Saludos!

Disclaimer: Nada, nada me pertenece. Por mucho que me gustase que fuese mío, todo es de la creación de gran Stephenie Meyer. Yo me limito a jugar con sus personajes jaja


Despertar

Bella POV

Abrí los ojos de golpe mientras un grito de dolor surgía de mi boca, sin poder evitarlo. Aquello era insoportable. El dolor recorría cada rincón de mi cuerpo. ¿Cuántas horas quedarían para terminar con aquella tortura? Había soportado todo aquel tiempo, del cual ya había perdido la cuenta ya que apenas podía pensar con racionalidad, pasando de una dolorosa consciencia a una inquieta inconsciencia, a ratos irregulares. No era consciente de lo que ocurría a mi alrededor. Ni siquiera veía nada, a pesar de que estaba con los ojos abiertos. Una blanca neblina me impedía la visión.

Fue entonces cuando noté la diferencia. El dolor comenzaba a remitir. Empezaba a desaparecer. Muy poco a poco, pero lo hacía. Aunque aún seguía con la vista nublada, empecé a percibir un poco lo que me rodeaba, el entorno. Todo estaba en silencio, y sentía mi cuerpo sobre una superficie mullida y suave. Mi cabeza estaba un poco más elevada que el resto del cuerpo, también apoyada sobre una superficie blanda. Una cama, por supuesto. ¿Qué iba a ser sino, en una situación como aquella? Pero había algo que me llamaba la atención aún más. Aquel olor que percibía con tanta fuerza no era desconocido para mí. Era un olor agradable, que parecía hacer que el dolor desapareciera más rápidamente, aunque seguramente eso sería una impresión mía.

Y aunque no me era desconocido, no conseguía recordar de dónde procedía. Mi mente aún no estaba del todo clara. No me moví y dejé que aquello terminara poco a poco. Permanecí quieta durante un buen rato. Tal vez debería haber hecho algún movimiento, avisar a alguien de que aquello estaba terminando. Pero prefería quedarme así, como estaba. Relajé los músculos, que hasta ahora no me había dado cuenta que habían permanecido flexionados. Mi respiración disminuyó de velocidad, hasta quedar perfectamente acompasada.

Y entonces comencé a sentirme bien. Mi vista empezó a aclararse. Moví mi mano derecha lentamente, temiendo que al moverme el dolor comenzara de nuevo, Pero eso no ocurrió. En lugar de aquello, noté que alguien me agarraba la mano suavemente.

-Bella – susurró aquella voz aterciopelada por la cual hace un tiempo había estado a punto de morir, simplemente por escucharla.

Edward. Por supuesto. Aquel era el motivo por el que aquel olor me resultaba tan familiar. Aspiré aire profundamente disfrutando del aroma, contenta de que pudiera olerlo más fácil y fuertemente que cuando era humana. Giré la cabeza lentamente de nuevo, aunque ya sabía que el dolor no volvería. Edward estaba sentado al lado de la cama, agarrando mi mano. La expresión de su cara era de alivio, pero en el fondo de sus ojos se podía atisbar un poco de ansiedad.

-Edward – sonreí.

Él me devolvió una de sus sonrisas traviesas, mientras se acercaba a mi cara para depositar un suave y corto beso en mis labios. Dejó su cara a unos centímetros de la mía para poder hablarme. Observé que tenía las ojeras muy moradas y marcadas.

-¿Cómo te encuentras? – me preguntó, acariciando con su pulgar en el dorso de mi mano y levantando su mano libre para tocar suavemente con las yemas de sus dedos mi mejilla.

Noté que no me ruborizaba. Aunque aquello me molestaba anteriormente, sabía que acabaría echándolo de menos. Y también me llamó la atención que ya no notaba su mano extremadamente fría. Era normal si consideraba que seguramente ahora yo estaría igual de fría que él.

Abrí la boca para contestarle, pero entonces la cerré de golpe. Un dolor diferente al de hacía unos momentos había aparecido de nuevo en una parte de mi cuerpo. Edward observó mi gesto con preocupación.

-¿Qué ocurre?