Esta historia esta inspirada, NO ADAPTADA, en los fic adaptados de Mikoto.Akari me fascina ese tipo de historia así que haber que tal me va con este, espero les guste
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Era increíble como había tenido la osadía de acostarse con él y después con Naraku, la odiaba no quería creer que ella hubiese sido capaz de eso; le había dicho infinidad de veces cuanto la amaba, era cierto que esa palabra en boca de un chico de diecinueve años no abarcaba mucho pero él sabía que no era así
La vio acercarse tan hermosa como siempre pero no podía olvidar lo que había echo, era inaceptable que la perdonara, intentaba odiarla por jugar con sus sentimientos de esa forma pero en cuanto la vio todo aquello simplemente parecía no tener importancia, su cabello plateado se mecía con suavidad y sus ojos dorados reprimían la cólera que se albergaba en el fondo de ser hacía aquella persona en la que ciegamente había confiado
- Hola amor – aquello le cayó como un balde de agua helada, como podía ser tan cínica de aparecer como si nada, vaya que era ingenua si creía que podía seguir jugando con él
– Feh – fue lo único que atinó a responder pues su cólera era tan grande que sabía que si hablaba podía incluso hablar de más
– ¿Qué sucede? – preguntó confuso por el extraña comportamiento de su novio
– No lo sé, dímelo tú – contestó de forma grosera hacía la chica que lo veía más confusa aún
– ¿A qué te refieres? no entiendo – musitó suave intentando abrazar al chico que en un acto de reflejo se apartó de ella, haciendo que los ojos chocolates de la chica se pusieran vidriosos por el comportamiento que estaba tomando
- Inuyasha que tienes – la tristeza la embargaba, algo no andaba bien y temía que esto fuera a destruir la relación que tenían
– Ahora parece que tienes amnesia o ya se te olvido – vociferó sujetándola fuertemente de los hombros
– Suéltame, me lastimas – pidió en un murmullo
– Dime que se siente hacerlo con él – le espetó sin delicadeza
– ¿Qué? – preguntó sin comprender las palabras, pensó detalladamente a que podría referirse pero nada
– Hazme el favor y desaparece de mi vista, no quiero volver a verte nunca más – exclamó dolido, la chica tembló ligeramente ante su petición, no podía ser posible que él le pidiera aquello después de lo que habían vivido juntos
Acaso todo aquello no le había importado y solo había jugado con ella, no, eso no era cierto él también la amaba pues en repetidas ocasiones se lo recordaba, pero no entendía su actitud
– ¿A qué te refieres? Yo no he estado con nadie que no seas tú – le espetó molesta, ahora entendía a que se refería pero como era posible que él creyera semejante disparate
- Si claro, ahora niégalo – estaba furioso y la razón no estaba con él
– No me importa lo que tengas, que decir más claro que el agua no puede ser, lárgate, vete, no quiero volver a verte, no importa las explicaciones que quieras darme, créeme no tienen validez alguna para mí – explotó furioso, aquellas palabras le dolieron más que cien latigazos
– Por favor escúchame Inuyasha, yo jamás estaría con alguien más, sabes perfectamente que te amo – insistía desesperada ante la actitud del chico
– Pero yo no, así que como quieres que te lo repita – la ira era incontrolable, solo deseaba que se fuera y lo dejará
– Está bien, si así lo deseas así será, pero tengo algo en mente Inuyasha Taisho, te odio desde el fondo de mi ser, tú tampoco me vuelvas a buscar – volteo la mirada hacia la chica frente suyo y no pudo reprimir la gran tristeza que le dio al verla como estaba, sus mejillas empapadas en lágrimas, deseo con todo su alma reconfortarla pedirle perdón pero sus actitudes eran condenables, lo que le dijo lo dejo helado jamás pensó escuchar esas palabras de la boca de ella, intentó abrazarla y pedirle perdón pero ella lo eludió
– No me toques Taisho, cumpliré mi palabra pero tú cumplirás la tuya – sentenció dándose vuelta y perdiéndose ente los árboles que unían su rancho con el de ella….
Unos golpes secos en la puerta de la sala lo trajeron de vuelta al presente, el golpeteo continuo haciéndose insoportable, dirigió sus pasos hacia la puerta, la abrió fuertemente encontrándose con la imagen de una persona de corpulento cuerpo, baja estatura y arrugas por todos lados
– ¿Qué sucede Tottossai? – inquirió viendo como el susodicho tomaba aire después de una exhausta carrera
– Inuyasha las ovejas del rancho Higurashi se han pasado al nuestro y rompieron la cerca – musitó lentamente mientras entre cada palabra tomaba una bocanada de aire
– Aún no ha venido el encargado del rancho ¿cierto? – pregunto sereno intentando no enfurecerse y rematar con el primero que viera, en este caso Tottossai
- Si ya vino, según las lenguas llegó desde hace una semana – ante aquello Inuyasha no pudo reprimir un gruñido ante la falta de atención de sus hombres para informarle
– ¿Y por qué no me lo habían dicho? – bufó molesto
– Lo siento, pero por si no recuerdas regresaste ayer, así que no me riñas – le restregó arrogante, entrecerró los ojos y guardó silencio era inútil entablar un diálogo civilizado
Salió rápidamente hasta el sitio que le indicaba el anciano, fue entonces que se encontró con dos caras conocidas viendo el desastre causado por el ganado contiguo
– Es increíble la fuerza de esas ovejas – rió divertido ante el furioso rostro de su amigo
– Cállate Kouga – soltó divertido, observaron como la maya estaba destrozada y no podía diferenciar entre su ganado y el de los vecinos
– Creo que al fin conoceremos al heredero de tan legendario rancho – concluyó el tercero
– Tienes razón Bankotzu, al fin tendremos los honores de conocerlo - cada quien imaginaba a la persona ahora dueña de esas tierras, de pronto las pisadas los sacaron de sus pensamientos
– Joven Inuyasha, le pido disculpas por lo que ha ocurrido – solicitó uno de los peones del rancho
– No te preocupes Myoga, todo está bien, solo deseo hablar con tu patrón para ver como lo arreglaremos – contestó al tiempo que volvía la vista hacía sus tierras
– Claro joven, permítame un momento – saco el radio que llevaba en la cintura, habló por un corto tiempo con al parecer el dueño y luego una enorme sonrisa apareció en su rostro
– Si no le molesta, me gustaría que lo esperará aquí, dentro de un momento viene – confirmó haciendo que los chicos se vieran cómplicemente
Al cabo de unos minutos el galope de un caballo los distrajo hasta la hermosa figura del caballo y sus jinetes, el caballero era negro como la noche con una pequeña mancha blanca en la frente, uno de sus jinetes era una dama de cabellera negra y rizos ondulados, ojos chocolates lo cual llamó la atención enormemente de Inuyasha, vestía unos pantalones de mezclilla, una blusa vaquera ceñida a su cuerpo de color blanco y botas negras especiales para ese tipo de terrenos, el segundo jinete vestía un overol y una pequeña playera blanca, zapatillas blancas, su cabello era negro con reflejos plateados y ojos color miel y chocolate
El último de estos fue quien llamo finalmente la atención de todos, parecía una pequeña réplica de Inuyasha pero con rasgos extrañamente de la mujer acompañante
– Tenemos mucho de que hablar bestia – susurró Kouga al notar la forma en que la mujer lo veía desafiante. Aquello le congeló el alma y la respiración se le cortó, no podía ser ella o sí, por años creyó verla regresar pero todo terminaba en una triste realidad
- Buen día joven Wolf, Shinigami y por supuesto Taisho – esto último con un tono frío al igual que la mirada que le dirigía
– Buenos días – contestaron al unísono, su mente divagaba entre el recuerdo de la niña de dieciséis que había visto y lo que ahora veía una mujer echa y derecha pero posiblemente existía la posibilidad de que no fuera ella
– Con lo de la cerca no te preocupes, yo la arregló – concluyó satisfecha por la impresión que dejase en él
– Myoga encárgate que el cercado sea de madera y de un metro cuarenta como mínimo – aquella forma tan rápida de arreglar el problema los impacto, para ser una mujer no estaba nada mal
– ¿Mami puedo llamar a las ovejitas? – cuestionó inocentemente el infante que acompañaba a la chica, la primera palabras es la que atrajo la atención de los reunidos
– Claro mi cielo – ante aquella respuesta los tres hombres rieron silenciosamente pues entre el revoltijo nadie sabia que oveja era de quien
El niño emitió un sonido parecido al silbido dejando atónitos a los espectadores que veían como las ovejas regresaban tranquilamente hasta su rancho
– Increíble – farfulló Bankotzu
– ¿Cuál es tu nombre? – la curiosidad lo estaba matando y debía despejar aquella incógnita, la chica rió brevemente y con tono dulce
– Aome, Inuyasha, mi nombre es Aome – aquello lo dejó mudo y estático
Jamás pensó que la volvería a ver y menos saber que tenía un hijo
– Aome – fue lo único coherente que dijo mientras la chica se alejaba junto al infante
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Pues espero no haber decepcionado a nadie con esta entrada, igual si tiene algún comentario no duden es enviármelo, nos leemos en el siguiente capítulo
Matta ne!
