Summary: Lin era su pequeña muñeca. Lamentablemente, aquella admiración que Lin tenía hacia Kya jamás podría ser otra cosa. Y no porque ella no quisiese. Drabble.

Disclaimer: LOK no me pertenece, lamentablemente. De pertenecerme le diría a Nickelodeon: "A dar por culo, me voy con Korra." Y seh, estaría en otro canal que no sea manejado por un pato tortuga pusilánime.

N/A: ¿Se nota que amo el KyaLin? Sólo que a veces la veo como la relación de Yumi y Sachiko; amor y admiración, un amor platónico —por parte de Lin— no consumado (Gracias por la idea, capitán de Kyalin (: ) Sí... Estoy viendo mucho Marimite. Pero desde que me la recomendaron no he parado. Y Kya... Sentirá cariño de hermanas, nada más.

Enjoy!


Pequeña muñeca


Sus manos se movieron ágilmente alrededor de los cabellos negro azabache. Brillaban con pequeñas piedras luminosas, danzando entre un mar negro. Un lirio de color amarillo fue colocado delicadamente detrás de su oreja, disimulando el tallo con un mechón de cabello.

La morena, con sus ojos del color del lapislázuli, observó a la pequeña adolescente frente a ella. La admiraba como un pintor a sus obras de arte. Lucía hermosa, y se sintió orgullosa del resultado.

—Te vez hermosa, Lin —elogió la maestra agua de veinte años.

Las mejillas de la adolescente lucían un ligero color carmesí, que hacía contraste con las dos esmeraldas brillantes que estaban en sus ojos. Ojos que ni siquiera estaban preocupados por su apariencia.

Su mirada viajó por el cuerpo de su amiga reflejada en el espejo. Estaba sonriente y alegre, con la picardía brillante que la caracterizaba. Vestía un simple vestido de la tribu agua, con sedosos pliegues de tela que danzaban con el viento que entraba por la ventana de su habitación.

—Gracias... —agradeció la maestra tierra con torpeza—, pero no era necesario.

La morena soltó unas risillas mientras se encaminaba a buscar algunos accesorios en sus gavetas.

—Tonterías. Para eso están las hermanas, ¿No?

Una falsa sonrisa se formó en los labios de Lin Beifong, para después proceder a mirarse en el espejo. Las palabras de Kya eran acertadas. Lucía hermosa, pero no se sentía como ella misma. No estaba cómoda entre tanto maquillaje y peinados elegantes. No era lo suyo.

Observó su vestido verde con detalles en amarillo. Tenía un cuello alto brillante, con mangas cortas ajustadas, al igual que la falda. Era incómodo; no podía dar patadas con eso. Menos tierra control. Quizás por eso detestaba los vestidos. Se sentía indefensa.

Se removió incomoda en la silla de bambú, acariciando los largos pétalos del lirio que reposaba en su cabello. Sintió una mano en su hombro y un rostro agachado junto al suyo. La figura de Kya se reflejó en el espejo, y las piernas de Lin temblaron nuevamente al sentir su tacto.

—Anda, te ves hermosa —sonrió—. Seguramente llamarás la atención de Tenzin.

El problema era que no le importaba Tenzin. Tan sólo deseaba que ella, la mujer más hermosa y exótica de Ciudad República, algún día pudiese verla como algo más que una hermana pequeña.

Se limitó a sonreír, y disponerse a pasar una buena noche de aniversario por el fin de la guerra. Pero cuando Kya besó su mejilla con cariño, aquellos pensamientos desaparecieron con rapidez.