Hace tiempo que estaba acostumbrada a ti; a la irracionalidad. Todo lo que tenía que ver contigo era irracional. No encontraba una razón por la cual estuvieras siempre a mi lado, cuidándome y acosándome, mientras yo todo el tiempo sólo te maltrataba. No es que no lo merecieras, pues siempre has sido un alíen pervertido, pero aún así, me sentía protegida a tu lado.
Con el tiempo, me acoplé a ti y a tus burlas, tus acosos. Ahora cuando estas lejos de mí, te extraño; y aunque sé que nunca me abandonarás, tengo miedo de que suceda. Me he vuelto tan sensible y adicta a ti, que me es imposible correrte de mi lado. Sin embargo, ahora que comprendo este sentimiento tan irracional, intento levantar la barrera que se desgastó con cada instante que pasábamos juntos y que terminó por derrumbarse en aquel momento en que nos besamos… aquella noche donde tu eras mi Romeo y yo tu Julieta.
Todo aquí es irracional. Tú eres irracional.
- Kaichou…- Me llamas, y yo te miro directamente a esos brillantes ojos esmeraldas - ¿Qué tanto piensas?
- No es nada – Si supieras que tú eres el que ocupa mi pensamientos – Sólo que he tenido un día ajetreado
Se ha vuelto tan común el que me esperes al final de mi jornada de trabajo, que no me incomoda en lo más mínimo. Pero este día no caminas a mi lado, y rápidamente te busco, y al mirarte, me comienzo a ruborizar. Me observas tan detenidamente, que me siento atravesada por tu mirada.
Y empiezas a acercarte, muy sensualmente para mi gusto, pero no hago nada, simplemente agacho la mirada, expectante. Pero espero mucho tiempo y no pasa nada, así que levanto la vista y me encuentro con tu lindo rostro, a escasos centímetros del mío. Es algo inesperado, y al mismo tiempo, placentero. Tu dulce respiración la siento en mi rostro; es tan parsimoniosa, deliciosa.
- Me gustas, Ayuzawa – murmuras tan seductoramente, que mis piernas comienzan a flaquear y con ellas, mi determinación.
Pero súbitamente te alejas, y me dejas con una incertidumbre que me hace ruborizarme aún más. Y después, siento tu mano sobre mi cintura, haciendo que nuestros cuerpos se vuelvan uno solo. Yo escondo mi rostro en tu pecho, con mi corazón todavía desenfrenado y con los nervios a flor de piel.
¿Por qué, Usui? ¿Por qué siempre es así contigo? Haces que me sienta tan frágil ante tu divina sonrisa.
Me he vuelto irracional, como tú… me he vuelto una alienígena pervertida, así como tú siempre has sido conmigo. Pienso en ti cada momento; a veces yo misma me sorprendo por los pensamientos tan pervertidos que pasan por mi mente.
- Usui… - De nuevo me encuentro sin habla, aferrándome a la única fuerza de voluntad que no me permite decirte todo lo que provocas en mi, en contarte que tengo un sentimiento hacía ti, que es demasiado irracional – idiota
Levanto la mirada y buscó tus centellantes ojos, pero me encuentro con una cautivadora sonrisa, que me atrapa sin remedio. Eres tan hermoso, Usui.
- Debemos de seguir, porque ya es tarde – Interrumpes mis cavilaciones y me sueltas inmediatamente
Pero yo aún me encuentro aferrada a ti, respirando tu dulce aroma que ahora llena cada resquicio de mi interior. Estoy atrapada en ti… en tu irracionalidad. No quiero alejarme de ti porque me encuentro muy cómodamente, y tampoco quiero volver a esconder mi cabeza entre tus brazos, porque me has capturado con tu sencilla sonrisa.
- Usui… y-yo te – Pero ¡¿qué estoy haciendo? No puedo darme el lujo de regalarte mi corazón -… Debemos irnos, ahora
Estuvo cerca.
Hoy en día soy tan impulsiva cuando se refiere a ti, que me encuentro asustada por este hecho. Sin embargo, después de tanto pensar en tu rostro, tus labios, tus lindos ojos, la sensación que siento cuando tus manos me tocan, tus brazos…. ¡ALTO! Mi reciente actitud pervertida es totalmente irracional.
En fin, por todo el camino a mi casa sólo tengo un pensamiento clavado en mi mente; mis sentimientos hacia ti. Me da pavor el aceptar que yo… que yo… que yo, Ayuzawa Misaki, estoy enamorada de ti, Takumi Usui.
- Llegamos
- ¿Hum? – Estos días me encuentro rara; muy despistada
- Estas muy callada, Misaki-chan – tu estúpida voz vuelve a interrumpirme en un momento tan importante – Todo el camino has estado así. ¿Qué ocurre?
- N-nada… no es nada – odio cuando los nervios se hacen notar en mi voz
Nuevamente te acercas de una manera tan sexy que empiezo a sentir mis mejillas encendidas. Últimamente pasa muy seguido. Te aproximas a una distancia considerable hacia mi rostro, pero me quedo estática.
- Estás nerviosa – tu susurro al lado de mi oreja hace que me estremezca, pero yo no puedo evitarlo –Y es porque te gusto.
Intento decir algo, simplemente para no darte la razón, pero lo impides de una manera sensacional. Atrapas mis labios con los tuyos, y comienzas con una danza que al poco tiempo se hace adictiva. Mordisqueas mi labio inferior, y después introduces tu lengua en mi boca, dándole al beso más pasión.
Pero estoy confundida… no por tus labios ni tus besos condenadamente ricos; estoy confundida por el hecho de que yo te correspondo con la misma efusividad, con la misma pasión y entrega… con un amor irracional. Pero nuestros pulmones exigen oxígeno, de tal manera que pronto nos separamos.
- Te amo, Misa-chan
Yo sigo con la mente en blanco, y de mi boca no sale nada. Y simplemente te veo partir, con la mano derecha en alto, en señal de despedida. Sólo te observo, mientras te alejas cada vez más. A lo lejos escucho un "Nos vemos".
Te has ido, y yo apenas comienzo a reaccionar.
- Te amo, Usui – pero mis palabras son ignoradas pues ya te has ido.
Sí, te amo de una manera… irracional.
