Amu, una chica netamente normal...sin contar su extraño y poco común cabello. Se encontraba en su cama, pensando en ciertos acontecimientos que le ponían los pelos de punta.
Sin objeciones. Tsukiyomi Ikuto era, es y será un pervertido total para toda la vida, pero el hecho de que anduviera más...por decirlo, Cariñoso, la ponía sumamente nerviosa y en completo pánico.
El chico de cabello azul, cada que podía y la encontraba se posicionaba muy, que digo DEMASIADO pegado a ella. Lo que la incomodaba y la hacía sentir un insoportable-soportable cosquilleo, en el estomago. Un calor en el pecho y escalofríos. MUCHOS escalofríos.
Todo había comenzado con el día Martes de la semana pasada...
FlashBack
Amu iba caminando por el parque cerca de su casa. El cual era muy caracterizado y popular por la colina que mantenía al centro del mismo. Curiosamente, tapando la colina, había un..por decirle, mini bosque de arboles verdes, purpuras y de color rosa. De por si ya era bastante inusual que tuviera arboles de distintos colores de hojas... Pero bueno. Volviendo a lo de antes...
La chica de cabello rosa y de 15 años (N/A: Aquí le puse 15 años porque me perece incomodo el escribir mientras la pobre-AFORTUNADA chica es muy pequeña. Me siento una pedofila total .w.) había sido enviada a ese hermoso parque, ya que Ami, su hermana, al tener 5 años era todavía muy pequeña para salir sola, más peligroso si era un completo monstruito inquieto. Ya que su madre estaba lo suficientemente ocupada y su padre no e encontraba en casa por andar por ahí dándoselas de fotógrafo. No había quedado otra opción que dejar la tarea de Lenguaje a medias, por su hermanita que no le dejaba de molestar.
Al final... la pequeña monstruito se había zafado de su vista y la termino por perder. Un gran problema. Debía de estar por ahí cerca...aunque ahora. Justamente, el bosque no ayudaba en NADA. De hecho...solo quería destrozarlo por puñetero (.w.) y estar justamente ahí y ahora. Pero nada sacaba haciéndolo. No quería tener que pagar una deuda. Una GRAN deuda. Para más remate. Sus "inseparables" charas...se habían ido a medio día con los Charas de sus demás amigos. Entre ellos...el de Ikuto. Yoru. Dejándola sola con la maldita tarea.
- ¡AMI!¡Donde te has metido! - el hecho de que su hermana se hubiera ido dejándola sola por ahí para ella irse a correr y divertir, la sacaba de sus casillas.
"Kamisama... ¿porque diablos tiene que ser tan extrovertida e inquieta?¡Maldición!" iba soltando maldiciones en su -para nada- inocente mentalidad.
- ¡HINAMORI AMI!¡Vuelve acá ahora mismo! - gritó intentando esquivar una rama loca que se movía por el viento. Sin conseguirlo, claro. Así que, la rama la golpeo en plena cara. Logrando enfadarla más.
- Heey... te saldrán canas verdes antes de tiempo gatita - escucho una voz.
Mierda.
Pensó mordiéndose el labio. La voz se escuchaba a sus espaldas le era muy conocida y para nada confundible. Una voz ronca y profunda, casi como un ronroneo. Lo cual la hacía una voz sexy y sensual. Para su pena...era la voz de ese gato pervertido que tenía por...¿amigo?¿conocido? quien sabe. Pues ella solo sabía que era un chico de 18 años que se metía a su habitación cada que podía. Contando con que se dormía en su cama, sacaba comida de su cocina cuando nadie estaba rondando por el primer piso...
- Ohh...¿te ha comido la lengua el gato? - pregunto cerca de su oído, casi en un susurro, con tono burlón.
Más Mierda.
- Vamos Gatita... ¿por qué no hablas? - pregunto en un suspiro.
- Qué quieres - le pregunto de forma seca, con los ojos fuertemente cerrados. Tratando de controlar...lo que quiera que estaba intentando controlar.
- Kamisama...pero que fría - exclamó aparentando indignación.
- Métete a tu Kamisama por el culo - le dije enfadada. Ya suficiente tenía con que Ami se fuera como si yo no estuviera. Y que ahora llegara este a joderme más el día.
- Pero que agresiva - ronroneó con una sonrisa en su cara-de-modelo.
- ¡No soy agresiva! - replicó la chica dándose la vuelta para encarar a ese gato maldito.
- No... solo que ya te bajo ¿no? - pregunto inocentemente con una sonrisa triunfal al ver la cara de desencajo de Amu.
- ¡NO!¡BAKA! - gritó roja como un tomate. Tanto que le llegaba a salir humo por las orejas.
- Auch... - se quejó tapándose sus orejas - eres muy mala. Sabes perfecta mente que mis orejas son sensibles por el hecho de que me transformo en un gato.
- No me gustan los gatos. Así que por mi que te quedes sordo - dijo sacando le la lengua al chico.
- Si claro. Y Yoru es amante de los ratones - dijo con sarcasmo rodando los ojos - Gatita...tienes un pouster, y que digo un pouster...muuchos pousters con imágenes de gatitos - dijo poniendo al descubierto esa faceta de Amu: Amante de los gatos.
- ¡Y Tú por qué demonios sabes tal cosa Maldita sea! - gritó rechinando los dientes y apretando con fuerza las manos en puños.
- T t t - Ikuto chasqueó la lengua tres veces seguidas y negó con la cabeza también tres veces - Amuu... maldecir no esta bien. Por lo menos no para una niña de 15 años.
- ¡NO soy una NIÑA! - gritó furiosa.
La chica se dio media vuelta, dándole la espalda a Ikuto, mientras mantenía sus brazos cruzados y los parpados cerrados poniendo mucha presión en ellos.
- Eso ya lo veremos - le dijo en un suspiro a la pelirosa cerca del cuello. Amu se sobresalto al sentir la respiración de el muchacho muy cerca de ella, más encima el BIEN formado pecho de él se presionaba contra la espalda de ella con sumo cuidado.
Ikuto besó el cuello de la chica con suavidad. Mandando descargas eléctricas agradables por todo el cuerpo de Amu. La pelirosa suspiro casi inaudible mente. Pero ese suspiro no paso desapercibido por el peliazul. Él le haría sentir lo que nadie más podría hacerle sentir en toda su vida. Él sería el único para Hinamori Amu y eso ya lo había decidido. Cuando se dio cuenta una noche de otoño que esa chica bajita era más que su 'objeto de diversión' (en el sentido santito .w.), su 'gatita pervertida', su 'pelirosa preferida' y unos cuantos "su" más.
El peliazul tomó a la chica por la cintura y la giró de forma un tanto ansiosa y un tanto delicada. Quedando así frente a frente con ella. Los ojos Ámbar de ella estaban brillantes y radiantes. Sus labios estaba humedecidos. Seguramente se los habría lamido o mordido cuando le besó el cuello. Amaba su cuello, era suave, delicado, pálido y delgado. Era perfecto.
Amu se le quedó viendo a él...especifica mente los ojos Zafiro del chico que tenía delante. Aunque más arriba. Los ojos de él estaban un poco más oscuros de lo normal. ¿Sería eso...
La chica no pudo terminar de pensar porque Ikuto comenzó a besar otra vez su cuello, esta vez pasando la punta se su lengua por el. Se sentía taaan bien.
- ¡ONE-CHAN! - se escucho un gritito y la pelirrosa salió de su ensoñación. Luego ya no sentía los brazos de Ikuto y se giró hacía la voz.
Joder Ami. Tan inoportuna como siempre.
Espera...debería haber sido oportuna, no inoportuna.
Maldición.
- ¡Ikuto! - chilló bajito y se giró.
Nada.
Se había escapado.
- One-chan...¿con quién hablas? - pregunto Ami inocente como siempre.
- Yo...yo...hablaba con...con...
¿Se le podía llamar a eso 'hablar'?
Claro que no.
- Yo no hablaba con nadie - sonrió.
- Ahh...
No. Eso no era hablar.
