Disclaimer: Los personajes de Kaliedo Star no me pertenecen , sólo la idea de la historia es mía.

Nota de la autora: Hola a todos (as), espero que estén disfrutando de estos días . Sólo quiero comentar que este fic lo he empezado a escribir hace tiempo y que la idea surgió cuando veía videos de May y Leon. Ellos son mi pareja favorita y es una lastima que sólo haya un fic que tenga mención de esta pareja hasta el momento ( lo digo por el fic de 2Miru titulado situaciones inesperadas) Así que por ello me he dado a la tarea de escribir sobre ellos y las otras parejas que me gustan. Espero me den una oportunidad y lean esta historia. Este es un universo alterno.

Dedicado al pequeño grupo fan de la pareja Leon Oswald / May Wong.

La Promesa

El valor de una promesa...

Se encuentra estrechamente relacionada

con la persona a quien se le hace.

Prólogo

1870, Tullian, País del Norte

- ¿ Lo prometes ? – Preguntó la mujer de mirada gris púrpura.

- Te lo prometo – respondió el joven de cabellos grises platinados conteniendo las lágrimas que nublaban su mirada.

La puerta se abrió de golpe, entraron a la habitación dos personas, una pequeña corriendo y una mujer detrás de ella, logrando interrumpir la conversación.

- Mamá tienes que ser fuerte – sollozó una niña de cabellos azul claro.

- Lo siento su majestad – dijo la joven mujer – No pude detenerle – sollozó – Ella me rogó que le dejará entrar -

- No puedes dejarnos –siguió la niña ignorando la disculpa de su nana. Sus mejillas sonrojadas le hacían ver vulnerable. La tristeza se apoderaba de su corazón.

El ambiente se tensaba. El ángel de la muerte rondaba por el lugar esperando llevar consigo un alma inocente, no importaba el daño o la soledad que los seres más cercanos a esta persona pudiesen experimentar. El momento de abandonar a los suyos había llegado.

- Mi pequeña – dijo la mujer obsequiándole una hermosa sonrisa a su hija – debes hacer caso a tu hermano – la mujer le miró dulcemente primero a ella y luego compartió la mirada a su primogénito – Hijo protege a tu hermana – la mujer cerró sus ojos, anhelaba el descanso eterno - tenle mucha paciencia – abrió sus ojos con cansancio – ella es un angelito -

La respiración de la mujer se debilitaba con cada palabra que hablaba a sus hijos. Sin embargo, a pesar de ver la tristeza reflejada en sus miradas, vio la fortaleza en sus ojos, la determinación de enfrentar lo que viniese.

- Recuerden... lo que... les ense...ñe – dijo la mujer en voz alta, el aliento se le pausaba – Nunca deben dar la espalda a la familia – su garganta le indicó que estaba forzándose en demasía. La mujer tosió sin cesar antes de soltar sus últimas palabras - los amo – la mano de la mujer que sostenía su hijo mayor se deslizó como si fuese agua.

- No – soltó un grito desgarrador la niña que se encontraba al otro lado de la cama donde yacía su madre muerta. – No me dejes sola – sollozaba desesperada – te necesito mamá- las lagrimas corrían amontonadas por sus coloradas mejillas – no quiero que te vayas – su cuerpo perdió las fuerzas y sus piernas se dejaron caer hacía el piso, sus manos se aferraban a las sábanas blancas que cubrían el cuerpo de su madre.

- Sofí – susurró el joven que mantenía aferrada entre sus manos la delicada y suave mano de su madre – Ella nos pidió fortaleza – dijo con su voz quebrada, la tristeza que embargaba su alma no se comparaba con nada, no deseaba aquel dolor ni a sus enemigos, era lo peor que pudiese pasarle a alguien. La vida de un ser querido no se podía reemplazar. Su llanto era silencioso, las lágrimas que se habían acumulado hacía un momento en sus ojos se liberaron en contra de su voluntad. Su mirada estaba fija en el bello rostro de su madre, sus mejillas estaban perdiendo color, su mano empezaba a perder aquella sensación cálida que le confortaba. Su madre por fin había descansado.

- Leon- susurró la pequeña niña que se encontraba sentada en el suelo, a un lado de la cama – ¿Qué le prometiste a mamá? -

- Algo sin importancia – respondió el joven sin levantar su rostro, sus cabellos caían alrededor de este cubriéndole de las miradas de su hermana y nana.

- Si mamá te lo pidió, debe ser importante – siguió la niña, esperando una respuesta más clara por parte de su hermano.

- Aidé – dijo el joven ignorando las palabras de su hermana.

- Dígame su alteza serenísima – dijo la mujer que se encontraba cerca de la puerta conteniendo el llanto, la reina del país del Norte había muerto y ella le apreciaba en gran manera.

- Avise a los familiares y amigos más cercanos de su majestad que ha muerto – el chico se puso de pie – Llamé también a Allan , dígale que arregle todo para el funeral – fueron las últimas palabras del joven en ese día.

La noche estaba lo suficiente fría como para que la mayoria de las personas buscará el calor de sus hogares. Excepto en el Castillo de los Oswald, donde vivían los Reyes del país del Norte. Las tierras del norte habían perdido hacía 3 años a su Rey y lamentablemente hacía unos cuantos meses la Reina había contraído una extraña enfermedad que le había costado la vida. Lo que había provocado que el primogénito de la Familia heredara el trono que su padre y madre habían dejado vacío, al igual, que cada una de sus posesiones. Un joven de 16 años que iniciaba una vida llena de responsabilidades y compromisos.

- En tan sólo diez años – pensó el joven de cabellos gris platinados – cumpliré aquella promesa madre ...- cerró sus ojos para intentar despertar de aquella terrible pesadilla.

OoOoOoOoOoOoOoO

Continuará…

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Al Shinomori (Alias R.K.)