Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen.

Bueno la verdad es que hacía mucho que no me pasaba por acá pero los reviews que me dejaron en la última historia que escribí me alentaron mucho y ahora decidí volver con una nueva historia. Como siempre se suponía que fuera breve pero otra vez me fuí de la idea original y terminó siendo mucho más larga de lo que pensé. En fin, es un SasukeXSakura (porque ya me volví adicta a la pareja) pero en un mmm... digamos 70 , el otro 30 sería un... 12 NejiXTenten, 10 ShikamaruXIno y un 8 NarutoXHinata. Hay un poquito para todos los gustos (o casi todos no se puede complacer a todo el mundo P). Igual la pareja central del Fic sigue siendo Sasuke y Sakura. Espero que les guste.

1/24 --Cantidad de capítulos respecto del total (Sólo para que sepan) Y prometo subir un capítulo todas las noches (como siempre) sin falta, aunque la hora puede cambiar. Ahora sí no los aburro más con mi bla bla...


Matices del sentir

I

"Despertares"

Entumecido. Su tortuosa existencia había dejado de él no más que un par ojos desgastados, se había vuelto insensible, frío y errante. Su paso por el mundo había sido una serie de desgracias y ahora arrastraba las pesadas cadenas de su propia tragedia. Siendo condenado desde el principio, fue desterrado del mundo de los vivos y forzado a vagar como una sombra de lo que pudo ser. Maldijo su destino fatalista y repudió al asesino de su humanidad, su hermano había sido el culpable de sus desdichas y por ello moriría. Estaba decidido; lo mataría, por haberlo sentenciado al exilio lo mataría, por haberle arrebatado la infancia, por haber manchado su pasado de sangre y por haber eliminado toda posibilidad de futuro en él, por eso lo mataría. Mancharía sus manos con sangre una vez más, sí, pero al fin probaría el dulce sabor de la venganza.

Como si de rutina se tratase la oscuridad se cernía sobre él ensombreciendo aún más su mirada, sus ojos le ardían, el dolor le quemaba. A veces lo olvidaba, que a pesar de sentirse inhumano aún conservaba ese terrenal y perecedero cuerpo carnal que lo mantenía atado a la condición de mortal. Aún sangraba y esa era la única prueba que Sasuke tenía para confirmarse vivo, no que le importara morir, sólo que no lo haría hasta arrastrar a su hermano consigo.

Tenía sus parpados cerrados cayendo pesados sobre sus ojos, en un ademán quiso mover los brazos pero no los sentía ¿Aún los conservaría? Abrió cansinamente los ojos intentando descubrirlo, volteó con suavidad su rostro y miró a ambos lados, aún permanecían unidos a él ¿Pero por que su cuerpo no respondía? Aquel lugar no le resultaba familiar. Suspiró.

Volvió la vista a sus extremidades, ambos estaban vendados y estirados de forma que parecía crucificado "Quizá lo estaba" Siempre había estado cargando una pesada cruz en su espalda, toda su vida, aquella sensación no le extrañaba.

De pronto el escozor volvió a apoderarse de sus ojos, fue entonces que notó su mirada reducida a la mitad había algo mal con su orbe izquierda. Apretó con fuerza los dientes, el dolor era tan intenso que parecía grabársele en la retina.

¿Cómo había llegado a tal situación? No lo sabía, pero la sensación de abatimiento y repugnancia que sentía correr por su cuerpo comenzaban a ofuscarle los sentidos, una opresión fuerte en la sien y perdió el conocimiento.

Finalmente el momento había llegado. Eterna oscuridad se arremolinaba bajo sus pies, filtrándose por sus venas y esparciéndose por los confines de su cuerpo. Odio en su estado más puro, se apoderaba de él, lo hacía suyo a cada segundo. Perdía el control de su ser, dulce rendición a los instintos más bajos.

Se vio reflejado en su roja mirada, deseosa de sangre, anhelante de poder. Sus iris carmesí se encontraban fijos en él, con el sharingan lo escudriñaba detalladamente analizando cada uno de sus movimientos, para luego preverlos. Itachi intimidaba, sí, pero Sasuke jamás retrocedería. Toda su vida había confluido hacia ese, tan esperado, encuentro y no perdería oportunidad de matarlo.

Una mueca torcida se dibujó en el pálido rostro de su hermano, haciéndolo ver aún más siniestro ¿Acaso denotaba satisfacción?

Nunca antes había visto ese fulgor en los ojos de Itachi cuando lo miraba a él. Esa sonrisa cínica, sádica, las circunstancias habían cambiado, sabía que algo en sus propios ojos hacía que Itachi lo deseara más. El impacto era inminente.

Respiraba agitado, su hermano había desaparecido y de pronto se encontraba nuevamente en aquel cuarto de pequeñas dimensiones.

Miró a su alrededor, una vez más, uno de sus ojos permanecía cerrado. Decidió Recorrer el lugar con la mirada, las cuatro paredes que se cerraban a su alrededor eran de un color blanco impecable. Toda la habitación se encontraba pulcramente acomodada. Catalogarla de insípida le parecía lo más apropiado y había en ella una sensación de muerte y desolación que incluso él no podía tolerar.

Sasuke se encontraba tan sumido en sus pensamientos que no había notado una presencia desconocida junto a él, la persona en cuestión se aclaró la garganta intentando atraer la atención del moreno y comenzó a hablar; "al fin despertaste" fueron las únicas palabras que pronunció.

Se sorprendió, pero sin alterar las facciones de su rostro, sin mostrar alguna señal de extrañeza se volteó a ver de quien se trataba. Lo reconoció al instante; el cabello rubio alborotado, esos ojos azules que en su infancia tanto lo habían desafiado y aquellas marcas en sus mejillas que le daban aspecto de zorro le confirmaban que, definitivamente, aquel chico (aunque algo cambiado) era Naruto.

Naruto: ¿Cómo has estado? –le preguntó despreocupado-

El moreno no contestó, se limitó a observarlo con ojos cansinos. Su rostro demacrado y su cuerpo completamente deteriorado no hablaban muy bien de su salud.

Volvió a encerrarse en lo mas recóndito de su mente, llegando a aquel lugar que sólo él podía alcanzar, la voz de Naruto comenzó a oírse cada vez más distante, de pronto ya no le oía. Eran los recuerdos de Itachi, que aún frescos en él, lo mortificaban. Tanto era el deseo de destruirlo que ahora soñaba con el tan añorado enfrentamiento, no se desesperaba, tanto había esperado por que aquel momento llegara que no le importunaba tener que esperar uno o dos días más. En cuanto escapara de allí podría ir tras él y, finalmente, cumplir sus deseos de venganza.

La voz del rubio volvía a resonar en sus oídos, ahora con un tono algo impaciente, quizá, había notado que no le estaba prestando atención.

Naruto: Me han dicho que estás sanando bien.

¿Sanando? Sí, por un momento lo había olvidado. Volvió a examinarse intentando una vez más acercar los brazos a su rostro, el precio a pagar fue un desgarrador dolor punzante en sus extremidades, pero finalmente lo había logrado. Con la yema de sus blanquecinos dedos tanteó cada centímetro de piel, cada contusión y cada herida intentando encontrar en su cuerpo rastros del porqué se encontraba en estado tan deplorable pero nada acudió a su conciencia. Al menos sabía que su ojo izquierdo permanecía cerrado por un extenso vendaje que lo cubría.

Naruto: Debo irme... –esperó alguna respuesta de su amigo pero éste no hizo ademán alguno de detenerlo- Adiós–se encaminó a la puerta, tomó la perilla entre sus dedos y la giró. La puerta crujió, Naruto volvió a hablar sin siquiera voltearse a verlo – Sasuke –hizo una breve pausa antes de continuar- Lo logré ¿Sabes? Una vez te dije que jamás sería digno de ser Hokage si ni siquiera era capaz de salvar a un amigo. Pero lo salvé –se giró dedicándole una sonrisa genuina- Quizá ahora sí, algún día, pueda cumplir mi sueño y llegar a ser el mejor Hokage de todos los tiempos –suspiró- pero por ahora me conformo con tenerte de vuelta –y sin decir más salió de aquel cuarto gélido dejando una vez más a Sasuke solo-

Lo sabía, aunque los años habían pasado aumentando la distancia entre ellos, Naruto no había cambiado y el moreno estaba seguro de que nunca lo haría. Siempre había sido un idealista, apegado a sus creencias de poder trascender sólo con el poder de la voluntad. El rubio era como un niño pequeño, ingenuo en extremo y eso era lo que hacía de la caída hacia la realidad un camino más doloroso. Aún en las peores circunstancias siempre se levantaría. Así lo recordaba y ahora había confirmado que, efectivamente, el chico no había cambiado su forma de ser.

Al instante la puerta se volvió a abrir e ingresó al cuarto una voluptuosa mujer rubia de al parecer veintitantos años.

Tsunade: Naruto me dijo que habías despertado –le dijo seria fijando su mirada ambarina en los negros ojos del Uchiha-

El moreno sabía a ciencia cierta que esa mujer que parecía joven no era otra que la Hokage de Konoha. La observó unos segundos, analizaba como debía reaccionar, dudaba si debía cuestionarla por las razones que lo habían llevado allí o si debía mantener el silencio sepulcral que había sostenido con Naruto minutos antes.

Tsunade: Han sido tres largas semanas.

¿Tres semanas? ¿Cuánto tiempo había permanecido allí, inconsciente? Volvió la vista a ella, sosteniendo aún su mirada imperturbable.

Tsunade: Pero al fin reaccionaste –continuó al ver que el chico no emitía comentario, ni siquiera parecía demostrar interés alguno- Al parecer no hubo problemas de compatibilidad con la sangre que recibiste –dijo examinando el reporte médico- Todo está en orden.

Se encontraba en el umbral de la habitación cuando oyó un leve bufido proveniente de la cama a sus espaldas, se giró hacia el moreno y lo encontró intentado articular palabra alguna. Al instante lo calló con un gesto de su mano pues sabía qué era lo que el Uchiha quería saber pero aún no era el momento para preguntas.

Tsunade: No estás en posición de cuestionar nada Uchiha –sentenció firme. Unos pasos más y ya se había alejado de la habitación donde se encontraba Sasuke-

Se dejó caer en la cama, estaba molesto y su dolor de cabeza aumentaba más y más a cada segundo ¿Por qué nadie le explicaba nada? ¿Por qué no le decían que era lo que había ocurrido para que terminara en una cama de hospital?

Reflexionó unos segundos, su flequillo azabache le caía suavemente sobre el rostro, su cuerpo pesado, cansino y dañado se encontraba postrado a la cama. Pero eran sus ojos lo que más resentía, una sensación abrazadora lo invadía cada vez que intentaba parpadear. Las mismas preguntas, las mismas dudas se repetían en su cabeza ¿Qué era lo que había acontecido para dejarlo a él, Sasuke Uchiha, en estado tan funesto? Y más alarmante aún ¿Por qué no recordaba nada de lo sucedido días antes?

Se giró, su vista volvía a nublarse y el cansancio se adueñaba de él sumiéndolo en un estado de soñolencia profundo. Volvían a pesarle los párpados y sin darse cuenta, una vez más, se había sumergido en aquel estado de mente siniestro donde sólo existían su hermano y él.

Y allí lo vio una vez más. La incandescencia de los ojos de Itachi, Sharingan de por medio, se posaban fervientes en los suyos. Pero esta vez algo había algo de distinto en ellos, las tres aspas de los ojos de él se habían unido en la pupila y se extendían en tres puntas hacia el borde del iris: Era el Mangekyou Sharingan.