DERRITIENDO EL HIELO

NOTA IMPORTANTE: Para entender este relato es importante que sepas un detalle que se explica en "Amanecer" no es un gran spoiler, pero considero que es importante avisarlo antes de nada. A pesar de que esta historia estaría colocada en algún punto entre Luna Nueva y Eclipse hablaré del "talento especial" que tiene Bella al convertirse en vampiro. Si no lo has leído y no quieres saber nada de él, te recomiendo que no leas esto.

CAPITULO 1

"Entonces no sabía que, aunque no

hay un día en el que no amanezca,

si uno no se despierta la mañana no llega."

Bella PV

El tiempo había pasado deprisa desde la primera vez que crucé mis ojos con los de Edward Cullen, y aquel tiempo había sido el más maravilloso, doloroso e intenso de toda mi vida. Los recuerdos dulces y los amargos se mezclaban en un destilado agridulce que satisfacía mis sentidos.

Cada vez quedaba menos para la graduación, lo cual quería decir que dentro poco tiempo me convertiría completamente en un miembro más de la familia Cullen. Por fin se acabarían los miedos de Edward por mi humana fragilidad, pero también se acabaría el envejecer, el estar cerca de mis padres y mi estancia en Forks.

Todo en mi vida parecía dividirse en partes de bien y mal. Fuera el amor o la vida misma. Sin embargo, debía reconocer que en ambos casos las cosas buenas ganaban a las malas. Ocurriera lo que ocurriera iba a vivir una vida eterna al lado de la persona que más amaba en el mundo, y nada se podía comparar a la sensación de extasis que aquello me provocaba. No más miedo a envejecer, no más horas frente al espejo temiendo que en un pestañear mi vida transcurriera alejandome de él.

¿Qué adolescente de dieciocho años pasaba los días preocupada por envejecer?

No era normal, desde luego que no. El terror enfermizo que me provocaba aquella idea había vivido en mis pesadillas durante meses, escondiendose en los rincones más tenebrosos y oscuros de mi mente para no destacar, pero siempre y en cada momento estando presente. Para mi consuelo, había mantenido una secreta conversación con Carlisle gracias a una caida tonta que me llevó al hospital. Él me había tranquilizado asegurandome que pasara lo que pasara, mientras yo me mantuviera firme en mi decisión, él me convertiría tras acabar el instituto. Sabíamos ambos que Edward protestaría hasta el último segundo, él se negaba a que abandonara aquella estupida humanidad que me convertía en algo tan sumamente frágil y apetecible que atría el doble de mala suerte.

Y eso me llevaba al lugar donde me encontraba actualmente. No sabría decir que lugar era ese, solo sabía que Victoria había logrado capturarme apesar de los esfuerzos de Edward, de su familia y de la manada de Sam.

Por la luz que entraba por una pequeña rendija en la pared diría que llevaba aquí encerrada y encadenada alrededor de dos días. Habían sido sin duda alguna los dos días más largos de toda mi existencia. No había milimetro de mi cuerpo que no doliera, y podía asegurar que tendría el cuerpo lleno de magulladuras, cortes y hematomas. Ahora entendía lo que quiso decir Laurence en el prado con lo de "Míralo de este modo, Bella: tienes suerte de que sea yo quien te haya encontrado.". Sí, sin duda alguna Victoria se estaba vengando de la manera más sádica que se le pasaba por la cabeza. Siempre creí, que si este día llegaba, Victoria me haría sufrir un rato y me mataría sin dudarlo demasiado. Al parecer me había equivocado. Tenía toda la pinta de que en realidad iba a matarme lentamente. Bueno, ni siquiera pensaba matarme, creo más bien que esperaba a que en algún momento simplemente no resistiera más el dolor y me muriera.

Oí el chirriar metálico de la puerta y mi cuerpo reaccionó automaticamente con un temblor incontrolable. Tenía tanto miedo, tanto temor... pero no al dolor, aunque lógicamente también, sino a morirme en cualquier momento y no ser capaz de ver nunca más a Edward. Si me concedían un solo deseo antes de morir, sería ese. Por un segundo, por un minuto, notar el roce de su mano sería como una agradable alucinación.

- Parece ser que eres más dura de lo que yo pensaba.- se burló Victoria.- Hubiera apostado a que sólo durarías unas horas, parece ser que estoy siendo más delicada de lo que te mereces.- Acercó una navaja a mi cara y pasó la punta por mi mejilla ejerciendo la presión justa para hacerme daño pero sin cortar la piel. Aquel dolor no era nada comparado con lo que había sentido en las últimas horas. Cualquiera podría jurar que yo había matado a James con mis propias manos teniendo en cuenta el odio con que era tratada.-

- Hazme lo que quieras, pero Edward te encontrará.- Su risa petulante resonó con eco en la fría estancia.-

- Siento decepcionarte, pero ahora mismo no deben tener ni la más mínima idea de donde buscarte. No soy tan tonta como crees. Sé mejor que nadie que él te buscaráa hasta debajo de las piedras por eso tomé mis precauciones. Te sorprendería saber lo fácil que desaparece el olor de un humano después de unas horas de lluvia. -

- Entonces seguirán tu olor y eso les llevará hasta aquí.- esas palabras en voz alta eran más un intento de convencerme a mi misma que de asustarla a ella.-

- Que inocente eres... casi resultas encantadora.- me sonriá sin ninguna dulzura.- Mi olor está por casi todo el bosque, será imposible para ellos saber cual de esos rastros es el correcto. Para cuando encuentren este lugar, ... bueno, no habrá nada que encontrar. Estoy deseando ver ese momento, ver la cara de tu amado vampiro cuando vea los restos de lo que fuiste.- Retiró la navaja de mi cara y metió la mano en el bolsillo de su peludo y blanco abrigo. Estaba temiendome lo peor, cualquier cosa que pudiera hacerme aún más daño, pero fue una sorpresa ver una simple cámara de fotos.- Vamos a mandarle un recuerdo a Edward. Estoy segura que echa de menos verte, aunque... no es que estés en tu mejor momento. - Ella disfrutaba enfermizamente con esta situación, pero yo solo podía pensar en lo mal que lo iba a pasar él cuando viera como estaba. Sólo deseaba que no se pusiera en peligro por mi culpa.

* * *

Hacía días que había perdido la noción del tiempo. Ya no me importaba si era de día, de noche o si el sol salía cada mañana. En mi mente solo había sitio para implorar para que me matara ya. El dolor me estaba volviendo loca, a veces me despertaba de mis continuas perdidas de cosciencia y durante unos minutos no recordaba donde estaba ni que era lo que pasaba. Llorar, reir, hablar sola... ya no tenía lógica nada de lo que hacía. Mi cerebro ya no podía trabajar más, mi cuerpo a duras penas luchaba por seguir funcionando.

Había dejado de creer en el infierno, no podía haber nada peor que esto.

La humedad y el frío me hacían tiritar, lo cual era otra nueva tortura para un cuerpo que dolía ya sin moverse. El agua se filtraba por las paredes y el techo calandome hasta los huesos. Apenas había comido nada más que lo minimo necesario para mantenerme con vida. Victoria debía estar disfrutando de la más agradable de las venganzas.

Para colmo de males la humedad y la suciedad habían atraído a las ratas. No era que me dieran asco, ese hubiera sido el menor de mis males, lo peor es que estaban comenzando a morderme. Sobrevivía encadenada a una pared que estaba helada y que goteaba, con unos grilletes que herían mis muñecas y mis tobillos y con las constantes y sádicas visitas de Victoria. No quería vivir si iba a ser este el modo en que lo hiciera. Habiendo perdido ya la esperanza de que me encontraran, sabiendo que era casi imposible que nadie me salvara, ya no pensaba luchar mas por sobrevivir. No tenia energia, no tenia ganas... no tenia sentido.

- Has dejado de ser divertida.- oí la voz de Victoria, pero sonó realmente lejana.- Puedes considerarte afortunada, hoy acabará todo. Dí adios.-

* * *

10 años después...
Edward PV

Mi vida como tal se había reducido a 17 años de los cuales no disfruté como debería haberlo hecho y de poco más de un año que no supe valorar lo suficiente hasta que ya no tuve a quien me hacía ser feliz. El tiempo entre aquellas dos épocas había sido algo monotono y aburrido, pero no del todo desagradable. Ahora, tras diez años sin ella el infierno se había desatado en la tierra. Hubiera deseado morir en vez de estar lejos de Bella, pero la esperanza estupida e irreal de que en algún lugar pudiera seguir viva me mantenía lo suficientemente cuerdo para seguir con la búsqueda. No había visto su cadaver, así que por mucho que todo el mundo la diera por muerta mi cerebro no podía simplemente aceptar que ella no existía más en este mundo. Cierto era que tenía aquella horrible foto en que una Bella demacrada, cubierta de heridas y con ojos asustados me miraba como rogando ser rescatada, pero esa prueba no podía nada contra la esperanza de un culpable enamorado.

"No ha podido resistir mucho tras esa foto. El cuerpo humano tiene un límite para el dolor... "- me había dicho hace años Carlisle.-

"Dejé de ver su futuro una semana después de que desapareciera... Ambos sabemos lo que eso quiere decir. Si no estuviera muerta ya habría vuelto."-
intentó razonar Alice conmigo.-

Había luchado mucho por convencerme, pero en algún punto se dieron por vencido. Era un esfuerzo inutil. Igual que había pasado meses buscandola después de que Victoria consiguiera despistarnos y llevarsela, pasaría años y decadas buscandola hasta que algo me confirmara que estaba viva o muerta.

Cuando Alice tuvo una visión de Victoria en un callejón cercano a un teatro de Ottawa, donde ahora vivíamos, mis esperanzas crecieron desmedidamente. Tanto ella como Jasper se empeñaron en acompañarme en su búsqueda. Mi hermana había sufrido casi de manera parecida a mí. Durante los dos primeros meses sin noticias acompañó a Charlie en su soledad, y la visión de aquel hombre grande y fuerte llorando desconsolado por la falta de su hija le creó una gran herida. Ahora toda mi familia quería clamar venganza en nombre de Bella, pero sólo yo estaba dispuesto a cualquier cosa por saber lo que le había hecho.

- En mi visión ví que pasará por allí dentro de dos horas, no tenemos prisa... Iba sola y parecía tener sed. Creo que intentará atacar a alguien que pase por allí.-

- No es que subestime la exactitud de tu poder, ya lo sabes, pero quisiera estar cerca del lugar bastante antes de que llegue.-

- Yo estoy con Edward.- comentó Jasper.- Contra antes estemos allí, mejor preparados estaremos para atraparla.-

- La atraparemos, creerme.- sonrió con un deje de tristeza al recordar el motivo tras todo esto.-

En menos de veinte minutos estabamos situados en la calle de enfrente de la visión de Alice. Mezclados con la gente en una cafetería cercana podíamos observar claramente el callejón. Lógicamente, Alice no se equivocó y Victoria tardó algo más de hora y media en aparecer. Oculta entre las sombras observaba como las calles iban quedandose cada vez más vacias en busca de una "presa", la idea ciertamente me desagradó. Alice y Jasper se miraron y luego me miraron a mí. Sin necesidad de hacer uso de mi poder entendí que para ellos era el momento de acercarse. Y yo no tenía la minima objección.

La idea de estar ante esa mujer que tanto daño le había hecho al ser que yo más amaba hacía que un gruñido continuo ronroneara en mi pecho. Flashes de las cosas que pudo hacerle a Bella parpadearon en mi mente y el dolor se acrecentó hasta ser insoportable. Iba a destrozar a esa mujer, si es que ese monstruo podía ser llamado así, si realmente había matado a mi Bella. Aunque yo mejor que nadie sabía que la otra opción era casi imposible. ¿Por qué iba a mantenerla viva durante diez años sin ponerse en contacto conmigo? Yo era a quien quería castigar haciendole daño a ella, entonces no tenía sentido hacerla daño sin que yo lo supiera. Aquello me hería más que cualquier otra cosa, yo era el responsable de todo. La caza a la que la sometió James, la cruel venganza de Victoria...

Jasper y yo nos cruzamos otra mirada y rápidamente nos separamos para poder rodearla. Alice se limitó a ponerse a mi lado y observar que nadie nos viera. Fue tan fácil atraparla que casi me dio pena. Me hubiera gustado que nos complicara un poco más las cosas para asustarla. En menos de dos minutos Jasper la tenía agarrada y casi inmovilizada, Alice gruñía amenazante y yo sólo deseaba torturarla mientras conseguía saber todo lo que quería.

- Habeis tardado más de lo que esperaba. No le has puesto mucho entusiasmo a la busqueda de tu amorcito.- su burla no me afectaba, lo único malo que podía hacerme ya lo había hecho.-

- ¿Dónde está? ¿Dónde la encerraste?.- pregunté directamente.-

- Ha pasado mucho tiempo, creo que lo he olvidado.- se rió de manera exagerada.-

- ¡¡¿¿Qué le hiciste??!!- el grito de Jasper me sorprendió. No esperaba que tuviera tanto interés en esto, pensé que solo me acompañaba por Alice. Ejerció más fuerta y el cuerpo de Victoria crujió levemente.-

- ¿De verdad quereis saberlo?.- sonrió ampliamente con un gesto sádico.- ¿Por dónde debería empezar? ¿Los cuchillos? ¿ Los golpes? No, no... las ratas. Era tan dulce verla sollozar como un bebé mientras se la comían viva.- volvió a reir en voz alta y un nuevo gruñido salió de mi pecho.-

- Tranquilizate, Edward.- me dijo mentalmente mi hermana.- Ella sólo quiere provocarte. Si actuas así le darás exactamente lo que quiere.-

- Ni siquiera suplicó por su vida, sólo al final pidió un par de veces que la matara. He de decir en su favor que aguantó mucho más de lo que esperé. Llegó un momento en que resultaba aburrido torturarla... -

- ¡¿Qué le hiciste?! - mi voz retumbó en aquel callejón. Antes de darme cuenta mi cuerpo se movió por instinto propinandole tal golpe que Jasper tuvo que hacer un gran esfuerzo por mantenerla sujeta. Quería matarla, realmente quería destrozar su cuerpo con mis propios dientes. El dolor y la ira se mezclaban destilando en mis venas venganza en estado puro.- ¡Dime que demonios le hiciste!.-

- Ya te lo estoy diciendo, pero si quieres que te de más detalles...-

Podía notar como Alice trataba de bloquear los recuerdos de sus visiones tarareando una cancioncilla infantil en hebreo. Los primeros días del secuestro de Bella había sufrido horribles visiones de todo lo que Victoria le hacía, pero siempre se las había arreglado para bloquearlas de tal manera que yo no pudiera verlas completamente. Algún fragmento se escapaba inevitablemente de sus distracciones, pero estaba seguro que eso era lo menor de todo. Aún así, la imagen en movimiento y los gemidos adoloridos de mi amor nunca podrían borrarse de mis recuerdos.

- Esto no es un juego.- le dije asperamente agarrandola del cuello y apretando con fuerza. Sus ojos bailaban divertidos con mi reacción. Cualquiera hubiera jurado que era masoquista, disfrutaba con aquel dolor porque sabía que no era nada comparado con el que yo sentía por dentro.-

- ¿Duele perder a quien quieres, verdad? Más le dolió a ella, creeme.-

Noté como mi cuerpo se tensaba más y más por sus palabras, pero antes de que pudiera dejarme llevar por el odio y destrozarla, Alice puso una mano sobre mi hombro y se adelantó un paso hasta quedar frente a frente con ella.

- La mataste, ¿verdad?.-

La pregunta más temida.

La respuesta más deseada.

- Se podría decir que sí o se podría decir que no.-

- No juegues con nosotros. Sé que está muerta.-

- Ah si, tú eres la pequeña bruja que lo ves todo. Pues parece que tus poderes no son gran cosa. Laurence había oído de Irina que eras casi infalible. Supongo que esto es la excepción.- Aquella afirmación fue un golpe directo en el corazón de Alice. Jasper gruño ante tal evidencia y apretó aún más si cabe la prisión de sus brazos. Debía doler más de lo que ella quería aparentar, pero de todos modos no pudo evitar que un quejido mezclado con un gruñido sonara alto y claro.- Podeis matarme si quereis, pero no dire nada.-

- No me des ideas.-

- Edward, esto no tiene sentido. No nos dirá nada, lo he visto.- De nuevo los pensamientos de Alice irrumpieron en mi mente.-

- ¿Estás segura?.-

- Creeme, he puesto todas mis energías en esto. Por más que hagamos ella tiene su firme decisión de no decirnos nada.-

No podía ser racional en esto. Victoria era mi única pista para saber donde encontrar a Bella. Viva o... No podía pensarlo siquiera. Si la mataba ahora no habría modo divino o humano de quitarme esta horrible duda jamás. No iba a olvidarla nunca fuera cual fuera la verdad, pero si al menos sabía lo que había pasado tendría un poco de paz dentro del insufrible sentimiento de culpa y amargura. Aún con todo eso, confiaba en Alice y sabía que si ella veía eso no había nada que hacer.

- Vamos a terminar con esto. Vayamos a un lugar más alejado...-

Victoria gruñió con ferocidad moviendose entre los brazos de Jasper, pero era inutil. Al oirme dejó de lado su falsa docilidad e intentó con toda sus fuerzas huir, pero no sabía lo díficil que sería para ella evitar mi venganza. Iba a verter toda mi frustración, dolor, pena, sufrimiento, angustia y odio en ella. Todo lo que hizo se le iba a devolver con grandes intereses. De ese modo, aunque jamás fuera perdonado por mis pecados, al menos podría saber que estuviera donde estuviera Bella sería vengada.

* * *

5 años después...
En algún poblado de Canadá.

Estaba nevando con tal fuerza que apenas podía verse entre los copos de nieve. El invierno azotaba con fuerza la zona oeste del país lo cual estaba haciendole las cosas muy díficiles a los aldeanos de aquel lugar. Bueno, no es que tuvieran una gran población y aquella a duras penas podía considerarse un poblado. Tres casas se repartían a lo largo de unos 10 kilometros cuadrados alejados por más de 40 kilometros de la ciudad más cercana. Cuando temporales como ese duraban más de dos días las casas quedaban aisladas unas de otras.

- Eira, ¿puedes traer un poco de leña del almacén de fuera?

- Claro.-

- No olvides abrigarte.- la joven sonrió con dulzura.-

- No creo que haga falta... yo nunca tengo frío. -

- Aún no me acostumbro a eso.- la amable anciana le devolvió la sonrisa mientras removía algo en los fogones. Antes de que pudiera decirle algo más, la joven estaba frente a ella con un montón de leña cargada en una pila sobre sus manos. Canturreaba una melodía dulce y suave parecida a una nana.- Nunca entenderé porque te gusta tanto esa canción. Es bonita, pero ...-

- Es la única cosa que recuerdo. Por alguna razón me gusta oírla, aunque fuera en mis propios labios.-

- Mi pobre copo de nieve. Hice bien en ponerte ese nombre, eres fría y bella como un copo de nieve, pero con un poco de calor te derrites suavemente. A veces temo que el olvido sea mejor que los recuerdos, ojala nunca te acuerdes de aquello que tu mente deseó olvidar.-

CONTINUARÁ ...

**Nota: Eira proviene del Galés y significa nieve.

Este es mi segundo relato de Crepusculo, mucho más original que el primero. Espero que le deis una oportunidad y que termine gustando. Prometo darle mucho sufrimiento, amor y mi mejor esfuerzo.

CAPITULO 2: Aunque nunca duerma a veces sueño despierta. Sueño con una melodía que alguien creó para mí. Sueño con unos labios que solo me amaron a mí. Sueño con el día en que sepa quien soy. Por favor, nunca me olvides... yo no puedo recordar.