HOLA HOLA JEJE REGRESE ME EXTRAÑARON? JEJEJE
AHORA ES EL TIEMPO DE LA PAREJA KE MAS ME ENCANTA OSEA ROSE Y EMMETT ESPERO KE ESTA HISTORIA LES AGRADE A VERDAD ESQ ES MI PREFERIDA JEJEJ
ESPERO A TDS LS FANS DE ROSE Y EMMETT LEENDO STA HISTORIA Y DEJANDOME SUS RR
RECUERDEN DE KE NADA ME PERTENECE
Capitulo 1
El potro saltó sobre la cresta de la colina golpeando la tierra y levantando el polvo. Al llegar a lo más alto se encabritó, dando coces al aire con sus poderosas patas. Por un instante, caballo y jinete quedaron silueteados contra el resplandeciente cielo de la tarde. El uno parecía tan poderoso como el otro.
Una vez que los cascos del caballo tocaron tierra, el jinete apretó sus flancos y ambos se lanzaron en frenética cabalgada por la empinada pendiente. La senda era suave, pero no fácil, pues a un lado tenía una pared de roca y al otro un abismo. Caballo y jinete la tomaron a toda velocidad, deleitándose en la carrera.
—Adelante, Drácula —aquella orden sonó suave y desafiante, como la risa que la siguió. Su tono era el de un hombre que consideraba el miedo un festín del que la velocidad era el vino.
Pájaros espantados por el atronador retumbar de los cascos sobre la tierra salieron entre los árboles y los arbustos del acantilado y, chillando, se elevaron y formaron círculos en el cielo. Sus gritos pronto se perdieron en la distancia. Cuando el sendero viró a la izquierda, el potro lo siguió sin detenerse. El borde del camino daba paso a farallones verticales, de más de cincuenta metros de profundidad, que se precipitaban hasta las rocas blancas y el mar azul. Del polvo salían despedidos guijarros que caían en tromba al abismo sin hacer ruido.
El jinete miró hacia abajo, pero no aminoró el paso. Ni siquiera se le pasó por la cabeza.
Desde aquella altura, no se percibía el olor del mar. Hasta el ruido de la marejada era indistinto, como el de un trueno lejano y todavía inofensivo. Pero, desde allí el mar sí que mostraba todo su poder y su mística. Cada año reclamaba su tributo en vidas humanas. El jinete lo entendía, lo aceptaba, pues así había sido desde el principio de los tiempos. Así seguiría siendo. En momentos como aquel, se ponía en manos del destino y ganaba el envite a fuerza de destreza.
El potro no necesitaba fusta ni espuelas para avanzar más aprisa. Como siempre, la excitación y la seguridad de su amo eran suficientes. Bajaron el sinuoso sendero hasta que el mar atronó sus oídos y oyeron al fin el grito de las gaviotas.
A simple vista, podía parecer que el jinete huía como alma que lleva el diablo o cabalgaba al encuentro de una amante. Peor quienquiera que le viera el rostro habría sabido que no se trataba de una cosa, ni de la otra.
Si había un brillo en sus ojos oscuros, no era de miedo, ni de deseo. Era de desafío. Por el momento, y nada más que por el momento. La velocidad agitaba su cabello oscuro tan fieramente como las negras crines de su montura.
El potro, negro como el carbón, tenía amplio pecho y poderoso cuello. Sus ancas relucían de sudor, peor su respiración era firme y pausada. A horcajadas sobre él, el jinete cabalgaba erguido y su rostro afilado y moreno refulgía. Su boca, carnosa y esculpida, se curvaba en una sonrisa que traslucía temeridad y placer.
Al allanarse el camino, el paso del caballo se alargó. Pasaron ante casas encaladas en las que la ropa tendida ondeaba a la brisa del mar. Las flores se apiñaban en las pulcras praderas de césped y las ventanas desnudas permanecían abiertas. El sol, todavía alto en el cielo de la tarde, derramaba su luz brillante. Sin aminorar el paso, sin necesidad de que las hábiles manos de su jinete tiraran de las riendas para guiarlo, el potro corrió hacia una cerca cuya altura llegaba a la cintura de un hombre. Juntos volaron sobre ella.
En la distancia se veían los establos. Así como había peligro y fatal atracción en los acantilados que habían dejado atrás, había paz y orden en el escenario que se extendía ante ellos. Rojos y blancos, tan pulcros como los campos que los rodeaban, los edificios añadían otra nota de encanto a aquel paisaje de barrancos y verdor. Los cercados se cruzaban formando corrales en los que los caballos se entrenaban con menos dramatismo que Drácula.
Al oír acercarse al potro, uno de los mozos hizo detenerse a una joven yegua a la que, amarrada a una cuerda, hacía dar vueltas a su alrededor. «Loco de atar», pensó, no sin cierto envidioso respeto. Aquel caballo y aquel jinete, unidos en vertiginosa carrera, formaban una estampa común en aquel lugar. Y, sin embargo, dos mozos aguardaron, expectantes, a que el potro se detuviera.
—Alteza.
Su Alteza el Príncipe Emmett de Cordina se bajó de Drácula lanzando una carcajada cargada de temeridad.
—Yo me ocuparé de él, Pipit.
El viejo mozo se adelantó cojeando levemente. Su cara curtida por la intemperie se mantuvo inexpresiva, pero sus ojos recorrieron con preocupación al príncipe y al caballo.
—Disculpe, señor, pero mientras estaba fuera llegó un mensaje del palacio. El príncipe Carlisle desea verlo.
Emmett entregó de mala gana las riendas al mozo que aguardaba. La hora que solía ocupar paseando y cepillando al potro formaba parte del placer de la cabalgada. Pero si su padre había mandado por él, no tenía elección: debía anteponer el deber al gozo.
—Dale un buen paseo. Pipit. Nos hemos dado una larga carrera.
—Sí, señor —dijo el mozo, el cual se había pasado las tres cuartas partes de su vida con caballos. Entre sus deberes estuvo sentar a Emmett sobre su primer poni. A sus sesenta años y cojo por una caída, Pipit recordaba la energía de la juventud. Y su pasión. Acarició el cuello de Drácula y lo encontró húmedo—. Me ocuparé de él personalmente, Alteza.
—Hazlo, Pipit —Emmett se detuvo un momento para soltar las cinchas—. Gracias.
—No las merece, señor —dejando escapar un suave resoplido, Pipit desensilló al potro—. Aquí no hay otro hombre que se atreva a vérselas con el diablo —masculló en francés mientras el caballo comenzaba a agitarse. Al cabo de un momento, Drácula se aquietó de nuevo.
—Y yo no le confiaría a otro mi mejor caballo. Esta noche no le vendría mal una ración doble de forraje.
—Como diga, señor.
Todavía inquieto, Emmett se dio la vuelta y se alejó de los establos. También podría haber usado aquella hora para calmarse. Cabalgar aprisa, temerariamente, solo satisfacía en parte sus ansias. Necesitaba movimiento, velocidad, pero, sobre todo, necesitaba libertad.
Desde hacía casi tres meses, permanecía firmemente atado al palacio y al protocolo, a la pompa y la etiqueta. Como segundo en la línea de sucesión al trono de Cordina, sus deberes eran a menudo menos públicos que los de su hermano Jasper, pero rara vez menos arduos. Los deberes, las obligaciones, formaban parte de su vida desde la cuna, y por lo general se los tomaba como algo inevitable. No podía explicarse a sí mismo, y mucho menos a los demás, por qué durante el año anterior había empezado a aborrecerlos.
Bella lo había notado. Emmett creía incluso que su hermana lo comprendía. Ella también tenía desde siempre un ansia de libertad y de intimidad, ansia que había saciado en parte dos años antes, cuando Jasper se casó con Alice, y el peso de sus responsabilidades pasó a la esposa del príncipe heredero.
Pese a todo, Bella nunca faltaba a sus obligaciones, pensó Emmett al atravesar las puertas del jardín del palacio. Si se la necesitaba, allí estaba. Aún dedicaba seis meses al año a la Fundación de Ayuda a los Niños Discapacitados, y al mismo tiempo lograba mantener la buena salud de su matrimonio y criar a sus hijos.
Emmett se metió las manos en los bolsillos mientras subía las escaleras que llevaban al despacho de su padre. ¿Qué le estaba pasando? ¿Qué le había ocurrido en los últimos meses que le hacía desear escabullirse sigilosamente del palacio alguna noche y huir? Huir a cualquier parte.
No consiguió disipar aquel estado de ánimo, pero logró doblegarlo antes de llamar a la puerta de su padre.
—Entrez.
El príncipe no estaba detrás de su escritorio, como esperaba Emmett, sino sentado junto al carrito del té, al lado de la ventana. Frente a él había una mujer que se puso en pie al entrar Emmett.
WOOOW SI SABEN KE ELLA ES ROSE VERDA? JEJE PERO KE PASRA AHORA?
JEJE ESPERO RR
BYE
