Nota: ¡Hola! Este es mi primer fic, espero que les guste. Si es así, por favor dejen un Review porque planeo continuarlo. Este será un One-Shot, pero si a alguien le gusta, tal vez escriba otro One-Shot como continuación.
Advertencia: Mención de temas sensibles, autolesión.
Loki se paró frente a la casa de Stark. Se notaba que a ese hombre le gustaba el lujo, la casa era enorme. Se quedó un buen rato mirando la ventana del segundo piso que estaba abierta. La luz que salía de ella y el movimiento dentro de aquella habitación. Y él sabía muy bien quién estaba ahí adentro.
No se atrevía a entrar, no después de todos esos años. Su corazón dió un salto dentro de su pecho. Quería entrar por aquella ventana y tomarla en sus brazos. Pero se limitó a observar desde lejos. Como el día anterior, y el anterior a ese. Sí, Loki ya lo había admitido hace tiempo. Estaba enamorado de ella. Y no debía, no debía mirarla de esa forma.
La había visto crecer, convertirse en la mujer que era ahora. Bueno, para él lo era. Para todos los demás no. Notó sus sentimientos cuando ella ya había cumplido los quince años. Estaba sorprendido por su madurez, su mente era algo increíble. No era como el resto de los humanos ella era… especial. Pero era inalcanzable, lo que sentía no parecía correcto. Y aunque Loki jamás había hecho caso a esa pequeña voz en su interior que decía "no lo hagas", esa vez lo hizo.
Se alejó de ella. Porque sabía que solo traería problemas en su vida, y él quería verla feliz. Ella crecería -se dijo- tendría amigos, conocería a alguien que le gustara, se casaría tal vez. Tendría su vida en Midgard y moriría. Tal vez con mucha suerte, terminara convenciendose a sí misma de que él no era real. Que todos tenían razón cuando decían que ella tenía un amigo imaginario, cuando era niña, y que no era Loki jugando con ella invisible para todos los demás. Que su amigo, su único amigo hasta ese momento, era producto de su mente simplemente,
Porque no podía verla más, le hacía mal. Le rompía el corazón, aquel corazón que solo había vuelto a notar con ella y con nadie más desde la muerte de Frigga. Después de la muerte de su madre, Katia Stark era lo único que lo hacía creer que el amor existía. Y aunque lo había negado mucho tiempo, haciéndose el duro y cerrando sus posibilidades, el sentimiento quemaba en su pecho.
Y ella ahora estaba en su cuarto, ignorando el hecho de que él estaba bajo su ventana.
"Solo una visita." Se dijo, sólo quería que ella supiese que él estaba ahí.
"¡Mierda!" Gritó ella al darse vuelta y encontrar la figura ni más ni menos que de Loki delante suyo.
Las emociones se acumularon en su garganta. Tenía ganas de golpearlo y gritarle, reclamarle todo el tiempo que él no había estado ahí para ella como había prometido alguna vez. Pero al mismo tiempo quería correr hacia él y abrazarlo,contarle que había sido de su vida, preguntarle qué había hecho en aquellos años. No hizo ninguna de esas cosas.
"Lo siento…" Comenzó, sin saber si se estaba disculpando por haber entrado a su habitación, o por no haberlo hecho antes.
"¿Por qué estás aquí?"
"Tenía que verte. Necesitaba verte." Los ojos de ella estaban vidriosos,su rostro era un poema.
"Supongo que también yo." Dijo en una voz mucho más calmada. Relajada, y sentada al borde de su cama, Loki tuvo la oportunidad de admirarla. Su cabello castaño, que antes solía enmarañarse a la altura de su cuello, ahora estaba prolijamente peinado en rizos. Sus rasgos eran ahora más definidos, su cuerpo era armonioso y sus curvas marcadas. Si a Loki antes lo torturaba la mente privilegiada de esa humana, ahora su cuerpo se sumaba a la ecuación. "¡Basta!" Se dijo a sí mismo. Pero tenía que admitir que el cambio había sido grande y favorable. Se sentó a su lado.
"¿Como has estado?"
"Bien." Se produjo una larga pausa. El silencio parecía llenar sus oídos, y era insoportable. "¿Puedo preguntarte algo?"
"Ya lo has hecho." Ella rió nerviosa, no con su risa habitual. Ahí fue cuando se dió cuenta de que ella estaba a punto de romper el llanto.
"Sé que es un poco directo. ¿Por qué te fuiste? Quiero decir, siempre te ibas pero ¿por qué no volviste?"
"Yo…"
"Dijiste que volverías, y no lo hiciste."
"No pude, debes entender. Tenía cosas que hacer, y ya sabes que el tiempo aquí no es igual que allá."
"Te extrañé mucho." Soltó ella, y saltó bruscamente a abrazarlo. Él devolvió el abrazo, no sin sorpresa. "Pensé que no querías verme." Dijo, casi inaudiblemente contra su lágrimas comenzaron a mojar su propia mejilla y la de él.
"No tienes idea de lo mucho que quise volver a verte." Y era verdad, las ansias lo habían matado lentamente. Pero sabía que tenía que irse, eventualmente, debería marcharse. No quería hacerlo.
Como si le hubiese leído los pensamientos, ella soltó su agarre y dijo "Quédate esta noche, por favor." Y los Dioses sabían que aunque hubiese tratado de negarse, no lo hubiera logrado.
"Tu padre…" Aquel pequeño obstáculo parecía presentarse en el camino. Sonrió ante la idea de que Stark lo viera en el cuarto de su pequeña -como él le decía- y se enterase que durante toda su infancia y casi adolescencia él había sido aquel "amigo imaginario" que todos la acusaban de tener, Un infarto era la mínima reacción que esperaría en tal caso.
"No, él no está. Se fue con mamá y los demás a una fiesta a la cual aparentemente soy demasiado chica para ir." Secó sus lágrimas y fingió fastidio. "Ya casi cumplo diecinueve ¡osea!" Logró sacar una pequeña sonrisa a Loki. Era mínima, pero ahí estaba. "Entonces ¿qué dices? ¿Te quedas?"
Luego de un rato y un par de anécdotas, ambos se volvían a sentir perfectamente cómodos con la presencia del otro.
"No te pregunté ¿quieres algo de beber?"
"Katia, te recuerdo con más modales. ¿Qué pasó con ofrecer siempre algo a las visitas?" Bromeó.
"Si mal no recuerdo, no te invité yo a pasar sino que TU irrumpiste en mi cuarto."
"Puedo irme si quieres"
"Te atreves a irte y te mato. Espera aquí, ya vengo" Volvió unos minutos más tarde con una heladerita con hielos y varias botellas. Katia tomó una y le ofreció la otra. "Es vodka con limón, pero sabe a limonada." Bebieron aquella botella, y otra más, y luego otra. El tiempo se pasaba rápido con sus conversaciones, aunque podría decirse que era más ella hablando y él escuchando. Y a él le encantaba escucharla hablar, podía hacerlo -y de hecho lo hacía- durante horas sin cansarse. Pero llegado a un momento, sus palabras comenzaban a oírse incoherentes.
"Creo que deberías irte a dormir"
"No voy a dormir, no estoy cansada, no quiero"
"Katia, estás ebria."
"Claro que no" Trató de tomar un trago de la botella que tenía en su mano, pero se dió cuenta de que estaba vacía. "Iré a… buscaré... más."
"No" Dijo él en tono firme. Pero ella ya se había levantado. Entonces la tomó por brazo, sus ojos se fijaron en su muñeca y tiró hacia arriba el borde de su sweater para dejando en descubierto largas cicatrices rosadas que iban de lado a lado. "¿Qué demonios es esto?" No hubo respuesta. " Qué. Es. Esto."
"Me lastimas..." Trató de decir ella. Él soltó su mano con brusquedad. Se paró frente a ella, notando mejor la diferencia de altura, él era mucho más alto que ella.
"¿Que te lastimo? ¡¿Yo te lastimo?! ¡Mira lo que has hecho!" Miró hacia abajo avergonzada y bajó el puño de su sweater tratando de ocultar las marcas. "¿Por qué?"
"No tienes derecho a juzgarme. Yo estaba mal, todo estaba mal. Tu te habias ido. ¡Yo no tenía a nadie!"
"¿Qué hay de tu familia? Tus amigos."
"¿Qué amigos? Yo no tengo amigos, nadie quiere estar conmigo. Los chicos no me miran, siquiera ¡Soy patética! Y estoy loca."
"No lo eres, y no estás loca." Su tono ahora más amable, compasivo. No podía creer que lo hubiera hecho, y en parte era su culpa por haberse ido. No importaba lo que él sintiera por ella, aún le debía su apoyo y su compañía. La estrechó en sus brazos, calmando su llanto una vez más. Bajó una mano tomando la suya y besando sus cicatrices.
"Dime que eres real. Dime que en verdad estás aquí."
"Así es, Kat. Estoy aquí y no pienso irme, al menos hasta que sepa que estás segura." Sonrió.
"Cuando mamá y papá se enteraron hicieron un escándalo y me llevaron a un psiquiatra. Supongo que me curó de alguna forma, ya no lo hago más. Lo juro."
"Nunca más. No quiero que lo hagas."
"Yo no quiero que te vayas."
Katia se acostó esa noche pensando únicamente en Loki, su dios del Engaño, príncipe de Asgard. Su amigo, que era real y que ya no la abandonaría. Él estaba a su lado, sentado sobre las sábanas. Ella apoyó su cabeza en su muslo, y él acarició su cabello. Sabía que estaba borracha y cansada, pero no pensaba abandonarla. No ahora, nunca más.
"Me gustas mucho Loki. Mucho." Dijo justo antes de caer en brazos de morfeo
¡Muchas gracias por leer! De vuelta, por favor hazme saber si te gustó con un review. Tal vez aparezca una continuación a este One-Shot.
¡Saludos!
