Hola hola! Aunque parezca increíble… he volvido! Y lo más importante, la inspiración vuelvió a mi! MUAJAJAJAJAJA! No de la clase de inspiración que yo quisiera verdad… pero al menos la suficiente para volver a escribir

Este es un fanfic de mi pareja favorita de sailormoon: Haruka y Michiru, así que si alguien tiene problemas con esa relación, tons no les va a gustar…

Bueno, esta historia está escrita con algunos tintes cómicos, románticos, dramáticos… bueno, de todo un poco, como creo que debería ser la vida jejejejeje…. Espero les guste…. Ya los dejo empezar a leer ji…..

PD. Sailormoon y todos sus personajes son propiedad de un chorro de gente, creo que hasta Disney o.Ò , por supuesto de la mejor: Naoko Takeuchi, y un resto más que no sabo quienes son. No me demanden, no estoy lucrando, nomás divirtiéndome escribiendo.

---- PECADOS ---

Los pasillos se encontraban vacíos, la campana del cambio de clase acababa de sonar y las chicas habían entrado a sus respectivos salones rápidamente. Todo parecía que sería uno de esos días tranquilos, el ambiente daba a entender que nada podría romper esa paz que caracterizaba al honorable colegio de "Nuestra Señora María". De pronto, unas pisadas rápidas se escucharon, seguidas de unos gritos.

-¡Detente!- el grito llamó la atención de las jovencitas dentro de los salones -¡Ya verás cuando te atrape pequeño truhán!- las puertas de los salones se abrieron, las niñas comenzaron a asomarse para ver qué era lo que ocurría, encontrándose con la sorpresa de ver a un joven rubio, vestido en un uniforme negro con el saco desabrochado y mal puesto, corriendo por los pasillos perseguido por una de las monjas, quien para poder alcanzarlo corría levantándose las enaguas. Cuando pasaba, el muchacho les sonreía a las niñas que encontraba a su paso, y estas se ruborizaban apenadas como buenas alumnas de colegio católico.

-¡Michiru!- una chica de cabello castaño, lacio, hasta los hombros y lentes, corrió desde la puerta hasta un asiento junto a la ventana ocupado por una chica de cabello aguamarina, ondulado quien veía con gran interés la fuente del jardín central. –De nuevo está en apuros, ¿qué vas a hacer?- dijo la niña juntando sus manos frente a su pecho. Michiru dio un suspiro ligero y volteó a ver a la otra joven.

-¿No crees que es un día tan lindo como para estar aquí encerradas escuchando la interesantísima clase de sor Inés?- preguntó la chica de cabello aguamarina con una sonrisa ligera en el rostro. Una gran gota de sudor apareció en la frente de su amiga.

-¿No te interesa lo que le pueda pasar?- preguntó la niña intrigada y un tanto preocupada.

-Por los gritos de Sor Rose puedo jurar que lo reprenderán fuertemente… seguramente tendrá que hacer doble turno en el servicio comunitario- dijo Michiru llevándose un dedo a la barbilla pensativa.

-O tal vez sea salvado por una hermosa sirena que se encargará de esconderlo- escucharon una voz grave viniendo de la puerta. Ambas chicas voltearon y vieron al joven rubio, cerrar la puerta tras de él, después de pasar.

-A no, no voy a salvarte esta vez- dijo Michiru en un tono un tanto molesto –Siempre que te ayudo termino castigada.

-Por favor- dijo el muchacho con una mirada de súplica y juntando las manos en señal de plegaria. Su amiga dio un fuerte suspiro.

-Está bien…- dijo resignada –Sólo espero que esto no termine tan mal como siempre- la chica se levantó y se dirigió a la puerta para ver si habían moros en la costa. Su amiga se acercó a ella.

-¿Estás segura?- preguntó la chica de cabello castaño a su amiga – No tienes que pagar por los platos rotos de otros.

Una gota de sudor apareció en la frente del joven quien se encontraba tras las chicas.

-Sabes Shiori, aquí está el que rompió los platos- dijo el muchacho haciendo notar a la joven que el comentario no había sido nada grato para él.

-Lo sé, por eso lo dije- respondió Shiori en un tono cínico y con una sonrisa malévola. Una gota de sudor más grande apareció en la frente del joven.

-Creo que podemos salir- dijo Michiru haciendo una señal al joven para que la siguiera.

-Suerte- dijo la niña de cabello castaño despidiéndose moviendo la mano de un lado a otro –La van a necesitar.

El joven la vio con una mirada que podía haberla atravesado y antes de replicar algo, sintió que lo jalaban de la mano.

-Apúrate y guarda silencio- dijo Michiru guiando al muchacho por el pasillo lleno de gente, tratando de confundirse entre la población estudiantil, algo un poco complejo cuando son chicas vestidas en uniformes negros, con calcetas blancas hasta las rodillas y el que huye es un joven desaliñado, vestido en pantalón y saco. Michiru iba atenta hasta delante, viendo que no hubiera ningún problema hasta que vislumbró a una de las monjas acercarse desde el fondo del pasillo.

- ¿A dónde vam… - el joven dijo cuando sintió cómo un par de brazos lo empujaban hacia dentro de un salón y le cerraban la puerta en la nariz. –Ouuuu… - se quejaba mientras se sobaba la cara con la palma de su mano.

La monja se acercó a la chica de cabello acuamarina que estaba parada junto a la puerta.

-Buen día Michiru- dijo la monja sonriéndole a la chica.

-Emm… buen día Sor Sara- respondió la chica tratando de recuperar la compostura. La monja asintió ligeramente y se marchó. Michiru dio un gran suspiro de alivio, al haber mantenido nerviosamente la respiración y abrió la puerta.

-Te voy a cobrar la cirugía de nariz- dijo el joven señalando su nariz que apenas tenía un tono rosita por el golpe.

-Eres un quejumbroso, todavía que estoy ayudándote a escapar- respondió la chica cruzando los brazos – Pero si no quieres mi ayuda puedo llamar a sor Rose… SOR RO…- la chica iba a gritar cuando el joven puso una mano sobre su boca para callarla.

-SSSSHHHH!- hizo el muchacho llevándose el dedo índice a la boca en señal de silencio. –Está bien, está bien…. Gracis por ayudarme.

Michiru sonrió triunfal.

-Bueno, entonces mejor hay que darnos prisa- dijo la chica tomando a su compañero de la mano, asomándose antes de salir del salón. Corrieron hasta el final del pasillo donde había una vuelta y a unos pasos más, las escaleras que llevaban directo a la entrada principal. Se quedaron en la esquina para revisar si alguien se acercaba y el joven se asomó, mientras Michiru esperaba la señal detrás de él.

- ¡Genial!- dijo triunfal del muchacho –Esta vez el pingüino no me va a atrapar- rió ligeramente mientras tomaba la mano de la persona tras de él y daba un paso que se interrumpió al no sentir que lo seguía. –Vamos Michiru, faltan unos cuantos escalones para ser libres- volteó y sus ojos se abrieron al límite al igual que su boca.

-¡TENOH HARUKA!- el grito de su nombre lo hizo dar un paso torpe hacia atrás, lo que provocó que cayera de sentón.

-Sor Rose…- dijo el joven tragando saliva nerviosamente.

-¿Qué pingüino no te iba a atrapar?- dijo la hermana colocando sus manos sobre sus anchas caderas.

-Este… creo que ya todo está resuelto aquí, así que me voy a mi clase…- dijo Michiru haciéndose la inocente y dando la media vuelta para salir de ahí corriendo en cualquier momento.

-Un momento señorita Kaioh- dijo sor Rose echándole una mirada que la dejó helada. La hermana se acercó a Haruka y jalándole la oreja lo paró. –Los dos van conmigo a ver a la madre superiora- dijo la monja llevando al muchacho de la oreja y seguida de una Michiru cabizbaja.

¿Què tal? Bueno, malo, regular, gracioso, simpaticón, horrendo, fatal, denme un tiro? Jejejejejejeje…. Ustedes díganme qué les parece por favor apretando ese botoncito de ahí que dice reviews jijijiji, se los agradeceré mucho!