A ella, le gustaban las flores.
Fue precisamente eso parte de sus últimos pensamientos, se encontraba en su lecho de muerte y ella lo sabia. Sintió en ese momento una verdadera nostalgia.
Riful, recordó ese día, ese día en que le empezaron a gustar las flores y no fue para nada raro ni especial.
- Como si fuera un sueño humano- pensó para ella misma mientas la melancolía la comía viva.
Humano, humano, esas palabras botaban en su mente
- Deje de serlo, hace mucho tiempo-
Y la jovenrecordó de nuevo a las flores. Esas flores
Las quienes le permitieron una gran felicidad. Esas flores hicieron surgir el amor.
Cerro los ojos con fuerza, recordó a esa escena del cromen que tanto le gusto experimentar. Ella se encontraba sentada con un cuerpo herido y sucio, se encontraba observando el jardín donde termino vagando, era el precio de una misión fracasada, en ella un sentido humano le pidió huir.
Riful sintió algo… una presencia.
- Si, una presencia- se medito para ella misma. Una presencia cálida, muy cálida y para ella cómoda. -¿Estas bien?- pregunto una voz ronca.
Era el.
Riful volvió en si, en la situación que la que estaba, estaba muriendo y solo el estaba en sus pensamientos. Recordó de nuevo el primer momento que vivió con Dauf.
Y ese nombre sustituyo a las flores.
A ella le gustaba el. El le dio una gran felicidad.
Sonrió….
