Edward estaba en central en un día como cualquier otro. Se desperezo a la luz del sol mientras pensaba en tomar una siesta, entonces sintió como dos ojos negro-azulados lo observaban de manera perversa. ¿Cómo podía mirarlo de esa forma? El solo hecho de pensarlo lo hacia ponerse rojo como un tomate.
Ya había dejado que sucediera la otra noche...cuando dejo que el pelinegro lo besara apasionadamente en el pasillo, dejando caer sus reportes al suelo.
Y cuando llego a la habitación agitado y rojo, y Al le pregunto porque se encontraba así, lo único que se le ocurrió contestar es que tenia fiebre.
Si, fiebre de amor...No podía dejar de pensar en el coronel ni un instante desde ese día. Y este estaba cada vez mas acechador, esperándolo en cada esquina como si quisiese cazarlo.
Ed se aparto del sol, había empezado a sudar. Y allí frente a los ojos del coronel...decidió hacer algo estúpido, se quito la chaqueta y la otra prenda que llevaba debajo, dejando su torso desnudo, perlado en sudor...
Mientras tiraba sus prendas, distraídamente al suelo. Espió por el rabillo del ojos a Mustang, para su sorpresa este había dejado de mirarlo y bostezando aburrido se había retirado rumbo a su oficina.
El rubio no sabia que sentimiento era mas fuerte si la vergüenza o la furia. ¡Se había sacado la ropa para él y el desgraciado reaccionaba de esa manera!
Volvió a vestirse rápidamente y lo siguió por el corredor. Al abrir la puerta vio que Roy Mustang lo esperaba sentado en su escritorio con su mirada perversa, y una sonrisa picara en los labios...
Edward, a que se debe tu visita... le dijo el ¨Taisa¨ despreocupadamente.
El rubio alquimista decidió seguirle el juego...
-Vine a entregarle unos reportes- le respondió caminando despacio hacia el escritorio.
El coronel se puso de pie. Se acerco a Edward hasta quedar frente a el.
No veo que traigas ningún papel en la mano
El alquimista de acero levanto su mirada ambarina y la clavo en el coronel.Roy Mustang lo abrazo y beso violentamente, ed no pudo mas que ponerse en puntas de pie y agarrarse de su cuello. Por mas que se sentía avergonzado no podía negar que era lo que siempre había querido...
Cuando Edward se había entregado, abriendo los labios para que Roy profundizara el beso este se apartó de él de repente.
¿Qué sucede? preguntó el rubio aun agitado.
Esto no esta bien respondió el coronel acercándose a un armario junto a su escritorio.
Ed lo miro azorado sin saber que contestar. Es cierto, eso que hacían no era correcto...pero que mas le daba a él, era un pervertido, medio cuartel sabia de sus aventuras amorosas. ¿Porque querría guardar la compostura ahora?
Roy comenzó a hurgar en el placard y Ed se distrajo de su frustración tratando de adivinar que buscaba...
Después de un rato el coronel saco del mueble un vestido de muselina rosa con moños y encajes del mismo color y falda armada. Luego saco un sostén también rosa y con volados y un par de bragas haciendo juego. Remato el conjunto con un par de portaligas y medias finas con ligas con puntillas haciendo juego. Dejó todo sobre el escritorio.
Edward reprimió una risa al imaginar al coronel con esa ropa...¿es que a caso además de pervertido era también travestido?
Volvió a mirar a Edward, con hambre.
Full Metal...¡Quítate la ropa!
Edward sintió que se le venia el alma a los pies.
o-O...¡¡¡¿Queeee?!!!
