Hola a todos. Llevo tiempo dándole vueltas a esta idea y no me e podido resistir a mezclar una de las novelas eróticas más conocidas a nivel mundial con los personajes de otra gran historia como es Harry Potter, Espero que les guste.
Esta historia pertenece a E. L. James y slos personajes a J.K. Rowling. Yo hago esto sin animo de lucro.
P.d: El capítulo contiene partes literales del libro de James.
Capítulo 1:
Me miro en el espejo mientras me maldigo por ser tan condenadamente buena y manipulable, y maldigo a Ginny Weasley quien se ha puesto enferma precisamente hoy. Yo tendría que estar estudiando para los exámenes finales en lugar de estar aquí tratando de encontrar algo decente que poner.
Me desespero, pongo los ojos en blanco, y observo a la chica pálida, de pelo rubio y ojos azules frente al espejo, "¡Me rindo!". No tengo nada decente que ponerme, mi única opción es esta falda (cosa que casi nunca uso), un jersey y mis cómodas botas.
Ginny y yo somos compañeras de piso, la pobre ha pillado un gran un resfriado y no puede asistir a la entrevista que ha concertado para la revista de la facultad con una mega-empresaria de la que no he oído hablar en mi vida, y por desgracia me va a tocar entrevistarla. Suelto un largo suspiro mientras pienso en todo lo que tengo que hacer hoy: Tengo que estudiar para los exámenes finales y tengo que terminar un importante trabajo. Se suponía que iba a dedica esta tarde a ello, pero en lugar de eso voy a conducir más de doscientos kilómetros para hacerle una entrevista a la enigmática presidenta de Granger Enterprises Holdings, que es una empresaria excepcional y principal mecenas de nuestra universidad.
Ginny me mira desde la puerta de mi habitación.
- Fleur lo siento mucho, pero no puedes hacerte una idea de lo que me ha costado conseguir esta entrevista. Si intento cambiar el día, tendré que esperar medio año, y para entonces las dos estaremos más que graduadas, Por favor… - me suplica con voz ronca por el resfriado.
- Está bien ya te dije que iré, Ginny. Vuelve a la cama anda-
- Gracias de verdad. Aquí tienes las preguntas y la grabadora. Solo tienes que apretar aquí. Y toma notas. Luego ya me encargare de transcribir todo-
- No sé nada de ella - murmuro intentando parecer lo más calmada posible.
- Te harás una idea por las preguntas así que no te preocupes, lo vas a hacer muy bien-
- Está bien me voy ya, tú vuelve a la cama. Te he preparado una sopa para que te la tomes después, cuídate mucho amiga-
- Sí, lo haré. Suerte. Y gracias, Fleur. Significa mucho para mí esto que estás haciendo.- Sonrío ante sus palabras y me pongo en marcha cuanto antes.
No sé cómo esta mujer logra siempre convencerme, en realidad Ginny es capaz de convencer a cualquiera de lo que sea es como una especie de don que posee. Estoy más que segura de que será una excelente periodista el día de mañana. Sabe expresarse y discutir, es fuerte, convincente y guapa, y lo más importante, es mi mejor amiga.
Gracias a dios apenas hay tráfico cuando salgo. Es temprano y no tengo que estar allí hasta las dos del mediodía. Por suerte, Ginny me ha dejado su deportivo, pues no creo que con mi vieja "tartana" pudiera llegar a tiempo. Así que sin pensarlo mucho, piso con fuerza el acelerador y los kilómetros pasan volando.
Me dirijo a la sede principal de la multinacional de la señorita Granger, un enorme edificio de unas veinte plantas, se ve bastante imponente, todo él es de vidrio y acero, y con las palabras GRANGER HOUSE en las puertas de la entrada. Son las dos menos cuarto cuando llego. Entro en el vestíbulo muy aliviada por no haber llegado tarde.
Desde el otro lado del mostrador de piedra me sonríe amablemente una hermosa rubia, bastante atractiva y arreglada. Se la ve bastante elegante, honestamente está impecable.
—Buenas tardes, vengo a ver a la Señorita Granger. Soy Fleur Delacour, de parte de Ginevra Weasley- .
—Discúlpeme un momento, señorita Delacour —
Espero tal y como me ha dicho a la vez que empiezo a pensar que debería haberme puesto una americana de vestir de Ginny en lugar de mi chaqueta marrón.
—Muy bien, tiene cita con la señorita Weasley así que hágame el favor de firmar aquí, señorita Delacour y diríjase al último ascensor de la derecha, planta 20-
Mientras firmo me sonríe con amabilidad y posteriormente me tiende un pase de que lleva impreso la palabra VISITANTE. No puedo evitar sonreír. Es obvio que solo estoy de visita. Desentono completamente con este lugar.
Le doy las gracias y me dirijo hacia los ascensores. El ascensor me traslada a la planta 20 a una velocidad vertiginosa. Las puertas se abren y salgo a otro gran vestíbulo. Me acerco a otro mostrador y me saluda otra chica rubia vestida igual de elegante que la anterior
—Señorita Delacour, ¿puede esperar aquí, por favor? —me pregunta señalándome una zona de asientos.
Me siento, saco las preguntas del bolso y les echo un vistazo tratando de encontrar algo de información sobre la mujer a la que voy a entrevistar puesto que no sé nada de ella. Podría tener tanto noventa años como treinta. Estoy bastante nerviosa, no paro de moverme. Nunca me he sentido cómoda en las entrevistas cara a cara. Para ser sincera, lo que me gusta es estar sola, acurrucada en una silla de la biblioteca leyendo una buena novela francesa.
A juzgar por el edificio, demasiado aséptico y moderno, supongo que Granger tendrá unos cuarenta años. Una mujer que se mantiene en forma, bronceada y rubia, a juego con sus recepcionistas.
De una gran puerta sale otra rubia impresionante vestida ¿cómo no? De forma elegante. "¿De dónde sacará tantas rubias?". Respiro hondo y me levanto.
—¿Señorita Delacour? —me pregunta la última rubia.
—Sí —le contesto tratando de sonar segura
—La señorita Granger la recibirá en unos instantes. ¿Quiere dejarme su chaqueta? -
—Sí, por favor—le contesto intentando con torpeza quitarme la chaqueta.
Quizá la señorita Granger insista en que todos sus empleados sean rubios "¿Me ofrecerá trabajo? Seguramente no, no soy lo suficientemente elegante como para trabajar en un lugar así". Estoy distraída, preguntándome si eso es legal, cuando la puerta del despacho se abre.
—La señorita Granger la recibirá ahora. Puede pasar —me dice la rubia.
Me levanto tratando de contener los nervios. Cojo mi bolso y me dirijo a la puerta.
Cuando trato de empujar la puerta, tropiezo con mi propio pie y caigo de bruces en el despacho.
"Mierda, mierda. Qué patosa…" Estoy de rodillas y con las manos apoyadas en el suelo en la entrada del despacho de la señorita Granger, unas manos amables me rodean para ayudarme a levantarme. Estoy muerta de vergüenza, ¡qué torpe! Tengo que armarme de valor para alzar la vista. Madre mía, qué joven es.
—Señorita Weasley —me dice tendiéndome una mano de largos dedos en cuanto me he incorporado—. Soy Hermione Granger. ¿Se encuentra bien? ¿Quiere sentarse? –
Es muy joven y atractiva, no más alta que yo. Lleva un elegantísimo traje negro compuesto por una chaqueta y una falda de tubo, camisa blanca y corbata negra a conjunto, con un pelo rebelde de color castaño y brillantes ojos del mismo color que me observan atentamente. Necesito un momento para poder articular palabra.
—Sí, sí, no se preocupe…-
"Si esta mujer tiene más de treinta años, yo soy una bruja de Harry Potter". Le doy la mano bastante conmocionada. Cuando nuestras manos se tocan, siento un extraño y excitante escalofrío por todo el cuerpo y la retiro deprisa.
—La señorita Weasley no ha podido venir así que me ha mandado a mí. Espero que no sea un impedimento, señorita Granger-
—¿Y quién es usted? – me pregunta con interés, pero sin ser descortés.
—Soy Fleur Delacour. Estudio literatura Francesa con Ginny… digo… Ginevra… bueno… la señorita Weasley- .
—Entiendo —se limita a responderme.
—¿Le apetece sentarse? —me pregunta mientras señala un cómodo sofá de piel.
Su despacho es enorme e igual de impresionante que el resto del edificio. Delante de los ventanales hay una imponente mesa de madera oscura. En la pared de la puerta me percato de que hay treinta y seis cuadros pequeños que forman una especie de mosaico. Es realmente impresionante.
—Pertenece a un artista de aquí —me dice la señorita Granger cuando se da cuenta de lo que estoy observando.
—Son precioso. Elevan lo cotidiano a la categoría de extraordinario —murmuro distraída.
Ladea la cabeza hacia un lado mientras me mira con atención.
—No podría estar más de acuerdo, señorita Delacour —contesta en voz baja.
Aparte de los cuadros, el resto del despacho es frío, limpio y aséptico. Me pregunto si refleja la personalidad de la mujer que está sentado con elegancia frente a mí. Bajo la cabeza, alterada por la dirección que están tomando mis pensamientos, y saco del bolso las preguntas.
Preparo la grabadora con tanta torpeza que se me cae un par de veces de la mesita. La señorita Granger se limita a observarme haciendo que me ponga más nerviosa aun.
—Lo… Lo siento —balbuceo—. No la utilizo mucho...-
—No se preocupe, señorita Delacour—me contesta.
— ¿Le explicó Ginny… digo… la señorita Weasley para que era la entrevista?-
—Sí por supuesto, es para la revista de la facultad, yo entregaré los títulos en la ceremonia de graduación de este año-
"Vaya, me acabo de enterar". Por un momento me preocupa que alguien tan solo un par de años mayor que yo me entregue el título en mi graduación por muy mega-triunfadora que sea.
Intento despejar mi mente y centrar mi atención en la entrevista.
—Bueno —digo tragando saliva—. Tengo algunas preguntas, señorita Granger-
Me coloco un mechón de pelo detrás de la oreja.
—Eso espero —me contesta inexpresiva.
"¿Acaso se está burlando de mí?". Al darme cuenta de ello, toda la sangre se me va a la cara haciendo que me ruborice. Me incorporo un poco y estiro la espalda para parecer más alta y segura de mi misma. Pulso el botón de la grabadora para dar comienzo a la entrevista
—Es usted muy joven para haber conseguido un imperio como este. ¿A qué se debe su éxito?
La miro y ella esboza una sonrisa burlona.
—Los negocios tienen mucho que ver con las personas, señorita Delacour, y a mí se me da bien analizarlas. Sé cómo funcionan, lo que les hace ser mejores, lo que no, lo que las inspira y cómo incentivarlas. Cuento con un equipo excepcional, y les pago bien. —Se calla un instante y clava su mirada en mí —. Creo que la clave del éxito está en dominar cualquier ámbito, conocerlo por dentro y por fuera, conocer cada uno de sus detalles. Tomo decisiones basándome en la lógica y en los hechos. Tengo un instinto innato para reconocer y desarrollar una buena idea, y seleccionar a las personas adecuadas. La base es siempre contar con las personas adecuadas-.
—Quizá solo haya tenido suerte.
Sé que este comentario no está en la lista de Ginny, pero es que es tan arrogante… Por un momento la sorpresa asoma en su rostro.
—No creo en la suerte ni en la casualidad, señorita Delacour. Se trata de contar con un buen equipo de personas y saber dirigirlos.
-Parece usted una maniática del control- "¡Mierda! no debería de haber dicho eso".
—Bueno, así es, lo controlo todo, señorita Delacour —me contesta de forma tajante.
La miro y me sostiene la mirada. Siento que se me dispara el corazón y vuelvo a ruborizarme.
"¿Por qué tiene este desconcertante efecto sobre mí? ¿Quizá porque es irresistiblemente atractiva? ¿Por su mirada penetrante? ¿Por cómo se pasa el dedo índice por el labio inferior? Ojalá dejara de hacerlo".
—Además, decirte a ti misma, que has nacido para ejercer el control te concede un inmenso poder —continua diciendo en voz baja.
— ¿Cree usted que su poder es inmenso?- "Maniática del control" pienso.
—Tengo más de cuarenta mil empleados, señorita Delacour. Eso me otorga cierto poder. Si decidiera que ya no me interesa el negocio de las telecomunicaciones y lo vendiera todo, veinte mil personas pasarían apuros para pagar sus facturas-
Me quedo perpleja. Su falta de humildad me deja...
—¿Acaso tiene que responder ante una junta directiva? —le pregunto indignada.
—Soy la dueña de mi empresa. No tengo que responder ante nadie-.
Me mira alzando una ceja y me ruborizo. Claro, lo habría sabido si me hubiera informado un poco. Pero, maldita sea, qué arrogante es, lo mejor será cambiar de táctica.
—¿Y cuáles son sus intereses, aparte del trabajo?- pregunto sin ningún tipo de simpatía.
—Me interesan varias cosas, señorita Delacour -
—Pero con tanto trabajo no tendrá tiempo para relajarse- Era más una afirmación que una pregunta.
—¿Relajarme? - Sonríe mostrando sus dientes, blancos y perfectos y yo contengo la respiración. Es tan hermosa que podría ser modelo o actriz.
—Pues…vera, para relajarme, como usted dice, navego, vuelo y realizo diversas actividades físicas. —Cambia de posición en su silla—. Soy muy rica, señorita Delacour, así que tengo aficiones caras y fascinantes- ¡Y asquerosamente petulante! añado en mi cabeza.
Echo un rápido vistazo a las preguntas de Ginny con la intención de cambiar de tema.
—Invierte en fabricación. ¿Por qué en fabricación en concreto? —le pregunto tratando de mantener el control.
—Me gusta construir. Me gusta saber cómo funcionan las cosas, cuál es su mecanismo, cómo se montan y se desmontan. Y me encantan los barcos. ¿Qué puedo decirle?
—Parece que el que habla es su corazón, no la lógica y los hechos.
Frunce los labios y me observa de arriba abajo.
—Es posible. Aunque algunos dirían que no tengo corazón.
— ¿Y por qué dirían algo así?
—Porque me conocen bien. —Me contesta con una sonrisa irónica.
—¿Dirían sus amigos que es fácil conocerla?-
Y nada más preguntárselo lamento haberlo hecho, ya que no estaba dentro de la lista.
—Soy una persona muy reservada, señorita Delacour. Hago todo lo posible por proteger mi vida privada. No suelo ofrecer entrevistas ¿sabe?-
— ¿Por qué aceptó esta?
—Porque soy mecenas de la universidad, y porque, por más que lo intentara, no podía quitarme de encima a la señorita Weasley. No dejaba de dar la lata a mis relaciones públicas, honestamente admiro su tenacidad-
"¿Qué me vas a contar...?" pienso. Por eso estoy sentada aquí, incómoda y muerta de vergüenza ante la mirada penetrante de esta imponente mujer, cuando debería estar estudiando para mis exámenes.
¿Tiene una filosofía de vida? Y si la tiene, ¿en qué consiste?-
—No tengo una filosofía como tal. Quizá un principio que me guía… de Carnegie: «Un hombre que consigue adueñarse absolutamente de su mente puede adueñarse de cualquier otra cosa para la que esté legalmente autorizado». Soy muy peculiar, muy tenaz. Me gusta el control… de mí misma y de los que me rodean-
—Entonces quiere poseer cosas…- "Lo que había dicha una obsesa del control"
—Quiero merecer poseerlas, pero sí, podría resumirse en eso-
Trago saliva. "¿En el despacho hace cada vez más calor, o son cosas mías?". Solo quiero acabar de una vez la entrevista. Seguro que Ginny tiene ya suficiente material. Echo un vistazo a la siguiente pregunta.
—Fue una niña adoptada. ¿Hasta qué punto cree que ha influido en su manera de ser?-
Vaya, una pregunta personal. La miro esperando que no se ofenda.
—No puedo saberlo-
Me pica la curiosidad.
—¿Qué edad tenía cuando la adoptaron?-
—Todo el mundo lo sabe, señorita Delacour —me contesta muy seria.
"Mierda. Si hubiera sabido que iba a hacer esta entrevista, me habría informado un poco. Lo mejor será cambiar de tema".
—¿Ha tenido que sacrificar su vida familiar por el trabajo?-
—Tengo familia. Un hermano, una hermana y unos padres que me quieren. Pero no me interesa seguir hablando de mi familia-
—¿Es usted lesbiana, señorita Granger?-
Respira hondo. Estoy avergonzada, abochornada. "Mierda. ¿Por qué no he echado un vistazo a la pregunta antes de leerla? ¿Cómo voy a decirle que estoy limitándome a leer las preguntas? Malditas sea Ginny y su curiosidad".
Alza las cejas y me mira con ojos fríos. No parece contenta.
—Le pido disculpas. Está… bueno… está aquí escrito- trato de explicarle.
El corazón se me ha disparado y vuelven a arderme las mejillas. Nerviosa, me coloco el mechón de pelo detrás de la oreja.
Inclina un poco la cabeza.
—¿Las preguntas no son suyas?-
—Bueno… no. Ginny… la señorita Weasley… me ha pasado una lista-
—¿Son compañeras de la revista de la facultad? -
—No. Es mi compañera de piso-
—¿Se ha ofrecido usted para hacer esta entrevista? —me pregunta en tono inquietantemente tranquilo. "Se supone que la entrevistadora soy yo ¿no?"
—Me lo ha pedido ella. No se encuentra bien —le contesto en voz baja, como disculpándome.
—Esto explica muchas cosas...-
Enseguida suena la puerta y entra una de las rubias.
—Señorita Granger, perdón por la interrupción, pero su próxima reunión es dentro de cinco minutos-
—Aun no hemos terminado así que cancele mi próxima reunión, por favor-
La rubia se queda boquiabierta, sin saber qué contestar. Parece sorprendia. La señorita Granger vuelve el rostro hacia ella lentamente y alza las cejas, la chica se ruboriza.
—Muy bien, Señorita Granger—murmura antes de abandonar el despacho.
Ella se gira y vuelve a centrar su atención en mí.
—¿Por dónde íbamos?-
—No quisiera interrumpir sus obligaciones- Contesto con toda sinceridad
—No se preocupe, me gustaría saber de usted, creo que es lo justo-
Sus ojos brillan con curiosidad y yo trago saliva con dificultad.
—No hay mucho que saber —le digo volviéndome a ruborizar.
—¿Qué planea hacer después de graduarse?- la miro de manera exceptiva ya que su interés me desconcierta bastante.
—No he hecho planes, señorita Granger-
—Aquí tenemos un excelente programa de prácticas —me dice en tono tranquilo.
Y yo me quedo asombrada. "¿Está ofreciéndome trabajo?"
—Lo tendré en cuenta —murmuro confundida—. Aunque no creo que encajara aquí-
"Mierda. Ya estoy otra vez pensando en voz alta".
—¿Por qué lo dice?-
Ladea un poco la cabeza intrigada, y una ligera sonrisa se insinúa en sus hermosos labios.
—Creo que es evidente…- digo mirando hacia otro lado, ahora mismo no soy capaz de aguantarle la mirada.
—Para mí no-
De pronto siento que unos extraños músculos me oprimen el estómago. Me contemplo los nudillos, aunque no los veo. ¿Qué está pasando? Tengo que marcharme ahora mismo. Me inclino hacia delante para coger la grabadora.
—¿Le gustaría que le enseñara el edificio? —me pregunta.
—Seguro que está muy ocupada, señorita Granger, y yo tengo un largo camino-
—¿Vuelve en coche?-
Parece sorprendida, incluso nerviosa. Mira por la ventana. Ha empezado a llover.
—Bueno, conduzca con cuidado —me dice en tono serio y autoritario-
"¿Por qué iba a importarle?" pienso
—¿Tiene todo lo que necesita? —añade.
—Sí —le contesto metiéndome la grabadora en el bolso.
—Gracias por la entrevista, señorita Granger-
—Ha sido un placer —me contesta, tan educada como siempre.
Me levanto y ella me copia antes de tenderme la mano.
—Hasta la próxima, señorita Delacour-
Le estrecho la mano de nuevo, perpleja de que esa extraña corriente siga circulando entre nosotros. Deben de ser los nervios.
Ella se dirige a la puerta con gracia y agilidad, y la abre de par en par.
—Asegúrese de cruzar la puerta con buen pie, señorita Delacour-.
Me sonríe con desdén. Está claro que se refiere a mi poco elegante entrada en su despacho. Me ruborizo.
—Muy amable, señorita Granger—le digo bruscamente y puedo verde nuevo su sonrisa, "me alegro de resultarle tan divertida". Salgo del despacho con evidente furia, pero para mi sorpresa ella me sigue.
—¿Ha traído abrigo? —me pregunta.
—Chaqueta-
La rubia se levanta de un salto para buscar mi chaqueta, Granger se le quita de las manos antes de que haya podido dármela. La sostiene para que me la ponga, y lo hago sintiéndome totalmente ridícula. Por un momento apoya las manos en mis hombros, y doy un respingo al sentir su contacto.
Su largo dedo índice pulsa el botón del ascensor y esperamos, siento que los nervios me están matando.
Se abren las puertas y entro a toda prisa, desesperada por escapar. Tengo que salir de aquí. Cuando me vuelvo, está inclinado frente a la puerta del ascensor, con una mano apoyada en la pared. Realmente es muy guapa. Guapísima.
—Fleur —me dice a modo de despedida.
—Hermione —le contesto.
Segundos después las puertas se cierran...
Bueno ¿Qué os a parecido? ¿La continuamos?
