Hola a todos. Aquí estoy de nuevo, esta vez con una historia completamente mía. Aún no decido si publicar las historias contemporáneamente o, ya que no serán tan largas, apenas unos 14 o 15 entregas, aproximadamente, terminar «Pequeña» antes de publicar «Salvaje». Supongo que dependerá de la inspiración, y cuando me trabe con alguna, seguiré con la otra. Lo que sí, me comprometo a seguir cada una de las historias y no hacerlas esperar demasiado. No creo poder publicar dos veces por semana, pero sí me comprometo a publicar todos los lunes, y algún que otro capítulo doble, si da.
Bueno, con ustedes... «Pequeña». Ella, 16. Él, 22. No habrá propiamente lemon, por lo menos hasta casi la mitad de la historia, pero sí escenas hot y algo subidillas de tono, por eso la puse como categoría M.
Los personajes son de Akira Toriyama, y la historia, es mía. Autorizo su adaptación, uso y cita de la manera que más gustéis. Espero les guste. Gracias por leerla.
POV Bulma
Estaba muy nerviosa. No era la primera vez que me encontraba en un salón con personas de más edad que la mía, de hecho, era la historia de mi vida. Nunca me había podido relacionar con niños de mi edad, no tenía nada en común con ellos. Cuando tenía 6 años ya estudiaba con los chicos de preparatoria, que siempre me veían como una especie de fenómeno de circo. La niña que hacía los cálculos complejos mentalmente, la que leía un libro de 500 páginas de un día para el otro, que tenía memoria fotográfica y era un genio en ciencias… la niña que tenía una de las inteligencias más grandes del planeta, pero niña al fin, y eso que nadie supo nunca, hasta ahora, cuál era en realidad mi apellido, quién era en realidad mi padre. Si piensan que mi vida en ese entonces era difícil, nada se compara a lo que empecé a vivir cuando mi cuerpo empezó a desarrollarse prematura y aceleradamente. Mi padre se mostraba horrorizado. Recuerdo que me obligaba a usar uno de sus guardapolvos del laboratorio, y eso lograba disimular un poco, pero luego ello dejó de ser efectivo. Mi entorno presenció cómo mis piernas se estilizaban, mis caderas se ensanchaban, mi cintura se estrechaba y mis pechos, sin importar cuánto lo intentara, no dejaban de crecer.
Mi padre se vio obligado a sacarme del colegio, pese a mis continuos pedidos de continuar en un ambiente más o menos normal. Me contrató los mejores profesores para que me dieran clases en casa, realizaba cursos y especializaciones de manera virtual, y así fue hasta que empecé a estudiar en el MIT, en Estados Unidos. Empezar en una universidad nueva, en un país nuevo, desde cero, me permitió integrarme mejor con las demás personas. La solución fue más obvia de lo que hubiera pensado nunca (muchas veces realmente me cuestiono si en verdad soy una genio por no haber pensado en esa solución tan obvia): mentí, decía que tenía 22 años. Muchos decían que tenía rasgos infantiles; muchos inclusos pensaban que utilizaba esos rasgos para potenciar mi encanto y así atraer a los chicos, pero la verdad es que siempre me sentí muy incómoda con ellos. Inclusos las mentes más prometedoras del mundo se volvían unos completos primates babosos ante mis curvas. Launch, mi asistente de laboratorio y lo más cercano a una amiga que había tenido nunca, me decía que tenía que tener paciencia, que quizá ahora no me gustara tanta atención pero que cuando los chicos me interesaran, agradecería de rodillas a todos los Kamis por las bondades de mi cuerpo. Eso me hacía sentir un poco mejor. No me avergonzaba de mi cuerpo, y si la gente creía que ya era mayor de edad simplemente actuaba como una. No le daba importancia a las miradas lascivas, a los comentarios inapropiados y a los constantes intentos de ligar conmigo. Les había dicho a todos que tenía un novio y que estaba muy enamorado de él (esa, una genial idea de Launch), y al final casi todos se habían resignado.
Pero todo eso no me serviría de nada ahora. Estaba de nuevo en la tierra que me vio nacer, en la tierra que vio a mi padre convertirse en el científico más importante del mundo, en la sede central de la Corporación Cápsula, la empresa de tecnología que fundó mi padre y para la que he trabajado en secreto, con proyectos que han tenido mucho éxito y que han logrado convertir a nuestra empresa en el polo de innovación más importante del mundo.
En la Capital del Norte no me quedaba otra más que ser yo misma, y después de fingir ser otra persona durante tanto tiempo, no estaba muy segura de cómo hacer eso.
Aquí no podría fingir mayor edad, o que era una chica común y corriente con una inteligencia superior a la promedio. Aquí todos sabrían la verdad: que era una niña de 15 años, con 225 de coeficiente intelectual (28 puntos más que mi padre); que mi padre era el científico más importante del mundo, fundador y presidente de la Corporación Cápsula, y mi madre, a quien nunca había conocido, era la modelo Bunny Tieng.
Mi madre tuvo un accidente mientras estaba embarazada de mí. Nunca me llegó a conocer. Estuvo con muerte cerebral durante los meses necesarios para que yo me lograra desarrollar por completo, y después de la cesárea que me trajo al mundo, mi padre le dijo que finalmente podría descansar en paz, que su sueño de tener a una hermosa niña se había hecho realidad. Mi padre siempre habla de ella, de lo hermosa que era, de cómo le gustaba comprar pastelillos en la panadería y aparecer en el laboratorio con docenas y docenas para todos los trabajadores del lugar. Todo el mundo la quería mucho, y me hablan de ella con mucho cariño. Muchas veces siento que la conozco de verdad, logro hasta escuchar los consejos que creo ella me daría, y eso me da mucha fuerza, sobre todo en este momento tan duro de mi vida, quizá el más duro de todos.
Mi padre está muy enfermo. Si bien intentó ocultármelo durante algún tiempo, me bastó verlo durante las vacaciones de verano para comprender que no podía volver a alejarme de él. Tenía que hacerme cargo de la empresa, y ello implicaba darle a conocer al mundo que Hakase Brief tenía una sola hija y que ella era la heredera de la Corporación Cápsula, y como la mentira tiene patas cortas, de nada serviría mentir sobre mi edad. En unas pocas horas la prensa se enteraría de que tenía apenas 15 años.
Me quedaba también la batalla con la junta directiva de la empresa, que de seguro pondría el grito en el cielo al enterarse de que el destino de la compañía estaba en manos de una niña. Pero mi padre me lo había pedido. Solo confiaba en mí para que tomara las riendas de la empresa. Había muchos interesados en el puesto de la presidencia, pero ninguno compartía los ideales con mi padre, ninguno tenía su férrea voluntad de trabajar para tener un mundo mejor; en su lugar, todos buscaban poder y dinero, y mi padre no iba a permitir que la empresa cambiara el rumbo para el que fue creada con tanto amor, y yo tampoco.
Pero sabía que no sería fácil. Todos estos años que pasé en el anonimato fueron para mi propia protección. Mi padre recibía amenazas personales y hacia la compañía todo el tiempo, y tenía miedo de que si el mundo sabía de mi existencia, mi cabeza se pondría al tope de la lista de secuestradores, sicarios y demás especímenes de la peor calaña.
Y además, estaba el asunto de la culminación de mis estudios. Me faltaban un par de materias para terminar mi carrera en Robótica, mi nuevo pasatiempo personal. Durante años tuve en la cabeza un proyecto para reemplazar miembros humanos que hayan sido mutilados con piezas avanzadas de robótica, totalmente funcionales y que permitieran que las personas que hubieran sufrido algún tipo de mutilación, pudieran llevar una vida normal, gracias a un chip que enviaba órdenes al cerebro.
Estaba obsesionada con ello, y en esta Universidad estaban los profesores más capaces para cubrir con conocimientos aquellas lagunas que no lograba llenar. Si bien el Dr. Maki Gero, un experto en el área de robótica antropomórfica, había fallecido hacía unos años, se sabía que sus pupilos habían sido convocados para enseñar allí, y ella estaba deseosa de compartir con ellos sus avances.
El Prof. Vegeta Ouji había quedado a cargo de la Cátedra de Robótica Aplicada, y el Prof. Lapis Gero, hijo del fallecido científico, impartía un seminario opcional sobre Cyborgciencia, enseñanzas que podrían ser muy útiles para completas sus estudios de Bioingeniería.
De todas maneras, todo pasaba a un segundo plano a la hora de acompañar a su padre y lograr que este saliera adelante. Bulma ni siquiera consideraba la idea de perderlo a este también. No quería asumir que la persona a la que más quería en el mundo, aquel que estuvo con ella en todo momento, que –a pesar de sus obligaciones– fue padre y madre a la vez, no estaría más. Eso era inconcebible para ella.
Le gustaba creer que en realidad su cuerpo acompañaba a su mente, que a pesar de su corta edad pensaba y actuaba como una mujer, pero la verdad es que amaba a su padre como una niña, lo extrañaba muchísimo cuando estaban lejos y la sola idea de vivir en un mundo sin él se le hacía terriblemente dolorosa.
No obstante, debía hacer lo que este le había pedido: debía culminar sus estudios, hacerse cargo de la presidencia de la Corporación Cápsula.
Con esa idea en mente, se dirigió hacia el auto que la llevaría a la universidad.
POV Vegeta
La segunda semana de cada semestre era cuando las cosas finalmente se ponían serias. Si bien era mi primer año como docente universitario, me había tomado una semana aclimatarme a la interacción con estudiantes apenas unos años más jóvenes que yo. Y si bien desearía estar en cualquier lado antes que ante un grupo de idiotas deseosos de fama y reconocimiento, tenía una misión, y la cátedra de Biotecnología sin duda era mi mejor oportunidad para llevar adelante mis proyectos.
La Universidad de la Capital del Norte era mundialmente conocida por su nivel académico, sobre todo en las áreas dedicadas a la ciencia, la robótica y la ingeniería. Desde que esta Universidad había visto nacer a una de las mentes más importantes del siglo, el prestigio de aprender y enseñar allí se había visto exacerbado al extremo de que año tras años miles de estudiantes de todas las partes del mundo venían a rendir un examen ridículamente exigente para ingresar y estudiar allí, a la ciudad que había visto nacer y desarrollarse a la empresa de tecnología más importante del mundo. Y él lo sabía. Había sido el mejor de su clase y por eso estaba hoy al frente de ese curso.
–Permiso, Profesor Vegeta. ¿Puedo interrumpirlo unos minutos?
–Adelante, Director Roshi. Por supuesto.
El Director Roshi era un viejo cuyo porte le habría asegurado una cama en algún albergue para indigentes, sin embargo, hacía 20 años que estaba al frente de la Universidad y era muy respetado entre los círculos científicos y empresariales de la ciudad y el país. De todas maneras, a Vegeta le parecía un insecto.
Roshi entró al aula y sin mediar ni siquiera un saludo a los estudiantes, se dispuso a hablarles en tono serio y autoritario. Se le notaba nervioso.
–He venido a informarles que tendrán una nueva compañera. Es de vital importancia que presten mucha atención a lo que les voy a decir porque no lo repetiré. Ella tiene 16 años, es una genio. Es hija de un querido amigo y expulsaré al primero que la moleste.
Todos en el salón se quedaron boquiabiertos. Roshi nunca les había hablado en ese tono; todo lo contrario, solía ser amable y hasta cómplice de muchos estudiantes.
–No solemos molestar a mocosas, Director Roshi. ¿De qué tiene miedo? ¿Que la hagamos llorar?
–Ella es una joven muy madura para su edad, y además no está pasando un momento muy bueno. Pero… no me preocupa el hostigamiento o maltrato escolar, sino más bien… que le hagan insinuaciones indecorosas…
Todos se miraron extrañados. Él era la persona menos apropiada para recriminar por acoso sexual. No era para nada discreto a la hora de mirar los pechos y traseros de alumnas y profesoras por igual.
–No se preocupe, Director Roshi. No creo que estos jóvenes vayan a acosar a una niña genio.
–Sí… pero lo que pasa es que…
–Permiso, Director Roshi. La Señorita Brief está aquí.
–Diablos, pensé que tendría más tiempo. Que pase.
Y luego dirigió su mirada a los estudiantes que lo miraban entre intrigados y divertidos:
–Están avisados.
–Buenos días.
–Hola, Bulma. Pasa, cariño. Alumnos, Profesor Vegeta, les presento a su nueva compañera y alumna, la Srta. Bulma Brief.
El salón enmudeció de repente. Nadie daba crédito a lo que veían. Frente a ellos se encontraba la criatura más hermosa que hubieran visto jamás, la mujer más hermosa que hubieran visto.
La "niña" tenía el cabello de un color turquesa muy bonito hasta la altura de los hombros. Ojos azules encantadores. Medía aproximadamente 1.63 y tenía un cuerpo más que increíble. Cintura estrecha, piernas hermosamente torneadas. Un escote que sin ser bastante pronunciado acentuaba la suave piel del cuello y las clavículas y la tela de una musculosa blanca pegándose perfectamente a unos pechos que se veían generosos y se adivinaban suaves y aterciopelados. El short de mezclilla con apliques bordados en los laterales era de lo más sexy. Y las zapatillas blancas de adolescente, definitivamente era el atuendo de una niña pero en el cuerpo de una sexy y muy sensual mujer.
"Joder".
Las mujeres se miraban de reojo sin poder creer que esa niña tuviera solo 16 años. Mai Pilaf, una de las más coquetas y vanidosas, verbalizó lo que todos pensaban.
–Disculpe, Director Roshi. ¿No dijo acaso que ella tenía 16?
–Así es. Bulma es la persona con coeficiente intelectual más alto del planeta. Terminó la preparatoria a los 11 años y desde entonces ha cursado Ingeniera Mecánica e Ingeniería Biológica en el MIT.
–Director Roshi…
–Espera un momento, cariño. Además, Bulma tiene dos doctorados, uno en Nano y otro en Microtecnología, y una maestría en Ingeniería fotovoltaica. ¿La terminaste el año pasado, cariño?
Bulma asintió muy avergonzada.
–Ella ha viajado por todo el mundo y está aquí para tomar las riendas de la empresa de su padre. Ambos tenemos mucha fe en ella y sabemos que llevará a la Corporación Capsula a la cima de la innovación. Está en esta Universidad para cursar algunas materias que complementen su educación y además…
–Director Roshi –interrumpió Bulma–. Creo que es suficiente.
–Ah, sí, niña. Discúlpame. Es que estoy tan orgulloso de ti. Te conozco desde que eras un bebé… –los ojos del viejo mostraban emoción. Definitivamente, le tenía un gran cariño a la niña.
–Esperen un minuto. ¿Eres la heredera de la Corporación Cápsula? ¿La hija de Hakase Brief?
–Sí.
–¿Por qué nunca supimos de ti?
– Mi padre ha recibido muchas amenazas desde siempre. Me mantuvo en el anonimato para que yo pudiera tener una vida normal. Ahora… eso ya no importa –dijo la niña, muy triste–. Esta tarde los medios se enterarán de mi existencia y de que asumiré mi cargo como presidente de la Corporación Cápsula. Será una locura. Mucha gente estará en contra y desde ya me disculpo por cualquier molestia que pudiera ocasionar mi presencia en esta Universidad.
–No te preocupes, cariño. Nadie te molestará aquí. Hemos duplicado nuestro personal de seguridad y aquí estarás tranquila. Se lo prometí a tu padre y aunque así no fuera, yo no permitiría que nada malo te pasara.
–¿O sea…? ¿Tienes 16 años, no? –volvió a preguntar Mai para dejar definitivamente aclarado ese asunto.
–Sí. Bueno casi. Los cumpliré en una semana.
–¿Tienes 15 años?
"Mierda".
A todo esto, Vegeta permanecía en silencio. Desde que Bulma entró al aula había estado inmerso en una especie de limbo, tragando saliva con más frecuencia de la normal.
"Por Kami. No puede ser… es ella".
Flashback
Vegeta se encontraba en el aeropuerto esperando la llegada de su hermano, Tarble, que regresaba de los Estados Unidos después de un viaje de negocios. Si bien Vegeta era el mayor, él se había negado a ejercer la vicepresidencia de Ouji Corporation, la empresa de su padre. Nunca le había gustado recibir órdenes, y si bien era totalmente capaz de llevar adelante la empresa familiar, las constantes discusiones con su padre lo habían exhortado de desistir e iniciar su propio camino.
Enseñar Robótica Aplicada en la Universidad de la Ciudad del Norte era solo el primer paso para rodearse de los jóvenes más prometedores del área de la ingeniería para montar así su propia empresa de innovación tecnológica aplicada al área de defensa, y aunque debía mantener a raya a varias jóvenes que lo acosaban día y noche y le hacían las propuestas e insinuaciones más atrevidas que hubiera imaginado, era la única forma de captar talentos antes de que estos se fueran a la Corporación Cápsula, que atraía a los jóvenes ingenieros como miel a las abejas.
Tarble, de un carácter más dócil y menos confrontativo, se había visto obligado a asumir la vicepresidencia de la compañía, y por lo mismo, hacía las veces de mensajero y mediador entre su padre y su hermano.
Tarble le había pedido a Vegeta que lo recogiera en el aeropuerto porque debía entregarle unos papeles para que firmara en su carácter de accionista de la empresa, porque por más que no ejerciera cargos ejecutivos, Vegeta tenía el 25% de las acciones de la empresa.
Cuando su hermano pasó la zona de desembarco le indicó a Vegeta que lo esperara mientras recogía sus maletas… y allí fue cuando la vio.
En un principio le llamó la atención el color de su cabello. Había visto un tono similar en Maroon, una ex amante de su padre, pero nunca así, tan brillante y hermoso. Luego, cuando la tuvo más cerca pudo ver el paquete completo, y se quedó maravillado… justo como ahora.
Fin flashback
"No puede ser. Maldita mi suerte. La primera mujer que me hace temblar, que llena mis sueños mientras duermo y mis pensamientos cuando estoy despierto… es una cría de 15 años, mi alumna y futura presidenta de la compañía rival de la empresa de mi familia. Debe ser una maldita broma".
–Bueno –dijo el Director Roshi–. Voy a dejarlos para que el Profesor Vegeta continúe con su clase –y dirigiéndose a Bulma afirmó:
–Cualquier cosa que necesites, cariño, me avisas.
–Sí, gracias Director Roshi.
–Recuerden lo que les dije… –les indicó Roshi en tono de amenaza. Y sin emitir sonido para que Bulma, que estaba de espaldas a él en ese momento, lo oyera, gesticuló: "tiene 15 años".
Muchos asintieron avergonzados de lo que su propia lujuria les pedía hacer con la peliazul, y otros miraron a la peliazul con más ganas todavía.
Vegeta los miró fijamente a todos los hombres que seguían comiéndose a la niña con la mirada, y viendo que no conseguía disuadirlos los nombró personalmente.
–Yamcha, Turles, Raditz, Nappa, Zarbon… mierda, chicos… préstenme atención. –Luego dirigiéndose a la peliazul le dijo con dulzura:
–Señorita Brief, tome asiento… –y miró hacia los bancos buscando ubicar a la niña lejos de esos malditos pedófilos a los que parecía importar poco o nada la edad de la peliazul– al lado de la Srta. Ox Satan.
–Sí. Muchas gracias, Profesor Ouji. Un gusto conocerlo –dijo Bulma con total inocencia, y Vegeta, en ese momento, sintió la erección más espontánea de toda su vida. Para peor, la niña le tendió la mano con total educación y Vegeta dudó unos segundos mientras pensaba: "no la toques", "mala idea", "aléjate de ella ahora", "mierda". Pero no podía desairarla de esa manera y tomó su mano. En ese preciso momento una corriente eléctrica recorrió todo su cuerpo y su corazón se saltó dos o tres latidos para después, y afortunadamente, volver a latir más rápido que nunca, y entonces cometió lo que al instante catalogó como el error más grande de su vida: inhaló su perfume, y en ese momento supo que la había jodido, ya no lograría sacársela de la cabeza.
Bueno. Hasta aquí el primer capítulo. Espero que les haya gustado. Esta no es una adaptación, sino un Vilandra04 100% original. Por eso, más que nunca, agradeceré cualquier tipo de crítica. Es mi primer fic. En realidad, es la primera vez que escribo. Y me gustaría mucho aprender de esta experiencia, y sus comentarios, sugerencias y críticas las aceptaré y atesoraré con mucho cariño.
Gracias por leer este primer capítulo. Espero decidan seguirla. Besos. Hasta el próximo lunes.
