Nueces

Trama: Momento entre Lucy y Percy. Corto.

Este fic participar en el reto de año nuevo del foro The Ruins. Si quieren saber cómo votar (cualquier usuario puede hacerlo, incluso si no se ha pasado por el foro) pasarse por ahí.

Beteado por Alex Franco ¡Gracias por ayudarme!

Disclaimer: Todo es propiedad de JK Rowling.


—No quiero —se negó Lucy, fulminando a su progenitor.

Percy suspiró, mientras veía a sus suegros, a su esposa e hija comer las nueces. Era una tradición en la familia de Audrey comer nueces en año nuevo, pero él las odiaba y, al parecer, Lucy también. Percy volvió a suspirar y se sentó junto a Lucy en la escalerilla, mientras los demás reían en el jardín. Su hija lo miró con esa mirada de súplica que solo ella poseía.

—Lucy—repitió Percy, dejando el bol de nueces a un lado—. ¿Qué te parece si las tiramos?

Su hija de ocho años le sonrió y él la abrazó. ¿Quién iba a decir que Percy Weasley propondría algo así, siguiendo las reglas cómo lo hacía? Ambos miraron al jardín, en espera de una distracción, y cuando pasó tiraron las nueces disimuladamente. Su hija rió, apoyándose en su padre, que la envolvió con sus brazos mientras oían el ruido que producían los fuegos artificiales.

—Feliz año nuevo, papi.

Percy sonrió al escuchar la dulce voz de la menor de sus hijas. Lucy era tan distinta a él. Era soñadora, risueña y despreocupada. No era especialmente aplicada, creía en lo imposible y adoraba pasar tiempo con los hijos de Luna, quiénes le contaban historias de animales fantásticos y cuándo ella trataba de contarles sobre ellos, Molly no tardaba en decirle que eran mentiras y ella, por lo tanto, una mentirosa. A Lucy pocas veces le importaba, pero cuándo lo hacía ponía una cara que a Percy le partía el alma. Y su hija a veces podía ser también muy cerrada, escondiendo sus sentimientos, sintiéndose incomprendida y rechazada por su propia familia.

—Te amo, Lucy—pocas veces su padre mostraba sus sentimientos, pero cuando lo hacía, siempre era sincero.

—Yo también te amo, papi. Siempre lo haré.

—¡Oigan, ustedes dos! —llamó Audrey.

Padre e hija se pararon, corrieron a abrazar a todos y les desearon un feliz año. Tal vez Molly era idéntica a él. Tenían el mismo carácter y personalidad, después de todo. Pero Lucy era el ángel de la familia, por el que todos se derretían. Audrey era abogada en el mundo muggle, era divertida y relajada (tal vez eso fue lo que hizo que Percy se enamorara de ella), pero no tanto como Lucy. La niña pelirroja de ojos miel sonrió a su padre, moviendo su larga melena. Y Percy lo supo.

Lucy era idéntica a él.

Lucy era idéntica a Fred. Fred no creía en animales fantásticos, pero sí en que todo era posible. Que había que reír más mientras se pudiera y que no había que tomar todo muy a pecho.

Pero Lucy y Percy se parecían en algo.

Ambos odiaban las nueces.


No puedo creer lo que estoy haciendo. Tenía dos historias totalmente elaboradas y hechas, con mensaje y blablablá. Pero entonces simplemente escribo esto, no lo corrijo y lo subo. ¿Qué está pasando conmigo?

¡Feliz año nuevo!