El tiempo corría lentamente, como en un reloj de arena que ahogaba aquello que pudiese albergar en su oscuro interior. El tiempo corría sin cese, con gran velocidad y a su favor. Notaba cómo la presión de la espera le ahogaba lentamente, pero solo quedaba un poco más. Debía esperar pacientemente, debía esperar para obtener al chico que tanto había esperado.
Él ya estaba en su poder, poco a poco se estaba fusionando con su bosque y con su noche, poco a poco iba crear el lazo de unión más fuerte existente. El crío con la pureza más hermosa de todas iba a caer, estaba dentro, solo debía esperar…
Ya le había separado del estúpido de su hermano y tenían muchas cosas de hacer, a fin de cuentas habían hecho una "promesa". Una pena que las bestias nunca cumplan sus promesas. La luz le traerá el sol, pero para ello hay que esperar.
Acaricia la cabeza de su dulce presa lentamente mientras entona sonidos de ultratumba, disfrutaba con aquello, disfrutaba con el alma de cada lucero que robaba para su bosque y su noche. Disfrutaba cada noche con cada niño, pero ese era especial. Se agachó ante él en su oscura forma y se acercó más a él.
Su lazo eterno sería hecho, estarían unidos. Solo debía esperar…
