Corría por un bosque, ni sabía a donde me dirigía, solo sé que si corría, era porque quería salvar mi vida… ¿Cuál vida? Si me la arrebataron en el preciso momento en que me adopto mi ''familia''. Solo era un precioso juguete de experimentos para ellos, tendría que estar loca para quererlos, como supuestamente los querían los demás niños del laboratorio… si es que llegaban a crecer a manos de mis padres, sabrían lo que siento ahora.

Seguí corriendo un largo rato…mi respiración era agitada, mi pecho dolía, hacia frio y yo lo único que tenía era una bata encima, por algo sentía que me congelaba. Observe mi alrededor…era con lo que soñaba desde los siete años, libertad, estar lejos de aquellas personas.

Era tan perfecto, excepto algo…no tenía ningún lugar al cual ir, en el cual refugiarme, hacia frio y lo más probable era que me enfermase, no sabía del todo como era eso, siempre que sucedía me inyectaban algo y asunto solucionado, nada podía dañarme allí…excepto seguir a su ''cuidado''

¿No debería haber cerca una rara casa abandonada o algo por el estilo? No…no es como en las películas definitivamente. Busque unas setecientas veces algo que me ayudara a vivir, hasta que di con algo que me asusto y me alegro. Había muerte y vida en una misma escena, un perfecto cadáver…de mujer que, a juzgar por su estado, estaría allí hace no más de un mes, tenía un buzo, bastante abrigado debo decir, unos jeans y botas…completamente sucio, todo. Importarme, para nada, hacia frio y era lo que había, algo apurada y asqueada (porque bonito olor, era lo que menos tenían) me vestí, y camine… hasta que encontré una carretera para nada transitada, cuando digo nada… es prácticamente nada, no había un alma.

Podían haber pasado tres o más horas fácil y yo seguía sentada al borde, esperando a que si alguien pasase, me llevara consigo y por lo menos me diera comida, fugarse como lo hice daba hambre.

La ropa me quedaba algo grande, pero abrigaba lo suficiente y eso me calmaba un poco, a lo lejos divise un auto color gris, me pare en medio del camino, debía verme, claro que debía hacerlo. Ya estaba a pocos metros de distancia, no parecía querer frenar, cerré los ojos, no sería malo morir, nadie iba a preocuparse ya por mí.

Conté diez segundos, no sentí nada… veinte….medio minuto ya. ¿Por qué no sentí nada de nuevo? Abrí los ojos lentamente…había un chico de veinticinco años tal vez, me miraba preocupado y decía algo que yo no entendía para nada, no escuchaba porque no quería, no porque no pudiese. Sentí presión en mis hombros ¿En qué momento puso las manos sobre ellos?

-¿Esta bien señorita…?- me miro aún más preocupado en cuanto no respondí, debería decirle que me escape, de donde escape y porque lo hice. Pero lo más probable es que me tilde de loca y me lleve con la policía.

-Anna…-respondí - me llamo Anna - dije ante su cara desconcertada.

- Dime, Anna ¿Cuántos años tienes?- sonrió, parecía más calmado…parece loco más bien. ¿Quién le sonríe a una chica que encontró por ahí?

-Este…si llevo casi nueve años ahí, cuando llegue tenía siete…tengo…dieciséis.- dije para mi.- Creo que tengo dieciséis, no lo sé con exactitud- intente sonar normal, despreocupada.

-Pareces más pequeña- oh genial, ahora resulta que además de loca puede tratarme de niña pequeña. Lo vi caminar hacia el auto, subió a él. ¿Va a abandonarme? - ¿Vienes…?- abrió la puerta del copiloto, quiere que vaya con el…por mi está perfecto.

Corrí la corta distancia y subí, un auto bastante cómodo, con calefacción, no quiero salir.

-Y dime… ¿Me cuentas un poco de tu vida? Como porque estas con esa ropa que te queda grande, o porque estabas parada en medio de la carretera… ¿Intentabas suicidarte?- rio.

-No, lo que más quiero ahora es vivir.- mierda Anna, no puedes mantener dentro de la estúpida boca nada- quiero decir… dudo que me crea si se lo cuento y no le muestro evidencia.- suspire.

-Bueno, te parece si vamos a mi casa y hablamos mejor ¿eh?- seguía sonriendo.

- Disculpe que pregunte pero ¿usted no planea hacerme nada raro, no?- muestras desconfianza de quien te ayuda, si, eres idiota- Perdón…no quise- me interrumpió.

-Tranquila, no pasara nada- esa sonrisa no se borraba.- pero entiendo que desconfíes de alguien que llega así como así. Y por favor no me trates de usted, que me haces sentir viejo.-volvió a reír, me recuerda a un gato que vi en televisión…

-La verdad que no conozco mucha gente, es por eso.

-Bueno, cuéntame todo lo que desees, estaré atento- puso en marcha el coche. ¿Debo o no contarle? Bueno, no pierdo nada.

-Está bien… Bueno, me escape de casa… aunque mis supuestos padres lo llamaban casa, yo lo llamaba infierno, si era una casa, pero en lo que debería ser un sótano había un laboratorio, ahí además de mí, a otros cinco niños hermanos míos, nos inyectaban cosas, experimentaban en nosotros, claro, si algo nos hacía mal, algo nos curaba. Era una vida normal hasta que decían que bajes, que te necesitaban. Mirabas televisión, estudiabas lo que ellos te decían, hasta venían a visitarnos los familiares de mama y papa, tenía un hermano de siete años, Max, otros tres de cinco años, Alex, Daniel y Allan, y Dana, una niña de año y medio, todos somos adoptados…excepto otro, de diecinueve, al cual no le hacían nada, el único que iba a clases fuera de casa, el único con amigos, el único hijo verdadero. Siempre jugaba con los niños y a mí solo me miraba con lastima, pero hablábamos bastante, supongo que ya sabía lo que yo planeaba.- pare para respirar.

-Sigue…- dijo en voz baja.

-Hace ya unos nueve años estoy allí, primero era solo yo, tenía siete años…luego…cuando tenía…nueve años tal vez, llego Max, jamás lo quise, me golpeaba a medida que crecía, hace cuatro años o un poco más, llegaron los trillizos, con meses, yo los vi y me encante, pensé que eran para jugar conmigo, pero luego de que vi a donde los llevaban y sentí lastima. Hace menos de un año llego Dana, también de meses, que ahora ya tiene un año y medio como dije, a ella prácticamente apenas y le hacen algo, como a los trillizos y Max cuando llegaron, pero es solo por la edad, a sus tres años va a ser otra más. Siempre me queje de que porque no nos trataban como deberían, de que porque éramos juguetes para ellos, mi hermano decía que el tampoco entendía, e intentaba alegrarme, pero la verdad que nada funcionaba, yo solo pensaba igual.

-Y tu hermano…el mayor ¿Cómo se llama?- pregunto seriamente sin dejar de mirar el camino.

-William…- dije como si nada.

- ¿Sabes tú apellido?- ¿Cree que tengo amnesia? Claro que se mi apellido.

-Phantomhive.

- ¡No jodas!- exclamo alterado. Si, Anna, jodiste todo, sabes que mama y papa son conocidos, este tipo les pondrá una demanda pero…no esta tan mal. – estas diciendo que tus padres… los científicos… ¿Experimentan con niños y no ratas?- ¿Hay ratas en casa Anna? No, no las hay… Asentí. –Es un problema sabes…bueno, calma… ya veré como arreglo las cosas, pero tu… no voy a arriesgarme a que sigan haciéndote nada, te quedaras a en mi casa…- genial, perfecto, estas libre y con hogar.

-Mis padres…si llegan a saber que yo abrí la boca, son capaces de buscarme y asesinarme…no quiero…-estaba por llorar, lo presentía.

-Tranquila, nada va a pasarte.- intento calmarme…con éxito ¿Cómo es posible?- Llegamos, siéntete como en casa, toma tu tiempo, explora y por sobre todo, solo di que te llamas Anna y ya, mis sirvientes son un caso serio, como sepan tu apellido me asaltaran con preguntas.- me miro, con esos rojos y brillantes ojos, dándome confianza.

-Gracias…- solo pude decir, seguía embobada con sus ojos. Bajo primero, rodeo el auto y abrió la puerta, invitándome a bajar. Baje, algo idiotizada al verlo ofreciendo su mano para ayudarme. No, hagas lo que hagas no la tomes, niégate ¡NIEGATE! Obedecí a la voz interna, me negué intentando no parecer corta de modales.

-Anna…en serio, siéntete cómoda, toma un baño, tarda cuanto desees, así evitas las preguntas… ya arreglo el asunto de conseguirte ropa, diré que te preparen algo para comer…yo debo irme por unos asuntos, más tarde cuando regrese me cuentas más cosas.- abrió la puerta de lo que se podía llamar casa (ya que era enorme) y dejo que pase, entro y cerro tras de él.

No fueron ni diez segundos que ya tenía a tres locos encima de mí, una chica pelirroja, con gafas y un vestido largo. Un rubio con delantal y una… niño, no sé qué es.

-¡No se les ocurra nada!- alzo la voz mi salvación…

-Ya…- dijeron los tres juntos, y se lo llevaron hasta un rincón y comenzaron a hablar en secreto. Mientras yo, como la idiota que soy, comencé a observar la casa, decorada perfectamente, sin un detalle fuera de lugar.

-Anna…sígueme- dijo, obedecí, subimos unas escaleras que la verdad no sé cuántos escalones tenia…tal vez lo mínimo era mil. Abrió una puerta- Tu habitación… espero que te guste.- cerró la puerta, apenas si pude ver algo. Siguió caminando un poco más- Mi habitación…si necesitas decirme algo es aquí. Vamos…- y al final de lo que me pareció un interminable corredor…- el baño, anda entra…-entre y se fue… cerrando la puerta.

Te comportas o te mueres, no jodas lo que conseguiste. Interesada como siempre, esa vocecita que solo molestaba. La ignore, aunque era cosa mía el como ella piense. Bueno, no es nada malo, conseguí algo bueno, un ''hogar'' momentáneamente.

Me desvestí de a poco, con algo de frio, para ese merecido baño…el agua hirviendo provoco que partes de mi piel quedasen rojas, estaba algo confundida por la amabilidad de… ¿Cómo se llama? Lo ves, te encanta, vas a su casa, pero no sabes su nombre, eres estúpida Anna, no, no es una pregunta, lo estoy afirmando.

Salí del baño, con una bata cubriéndome… ya que no recordaba cuál de todas las puertas era mi habitación, abría una por una, hasta que un cartel en el que se leía ''Anna'' me indico que era esa. Entre rápidamente y vi ropa sobre la cama, unos jeans color azul, una camisa color celeste y un sweater negro… Me vestí rápido, avergonzada no sé por qué y espié en todos los rincones de mi nueva habitación, encontré unas zapatillas Converse, si había algo que amaba, era ese tipo de zapatillas.

Tocaban la puerta insistentemente, abrí y me encontré a la pelirroja de antes, no sabía que hacer ¿Si preguntaba algo que yo respondía y no debía?

-¿Si…?- pregunte aterrada, no sé ni como debo mostrarme frente a ella.

-El joven me pidió que le entregue esto- y me tendió un sobre, temblorosa, lo tome rápidamente, intentando no tocar sus manos ¿Me da miedo, es un animal raro o qué?- y…dijo que si usted desea, pida lo que quiera. Con permiso- y se fue, que rara…

Cerré la puerta, abrí el sobre, vi un artículo de periódico, leí sin muchas ganas, en voz baja:

''Científicos Phantomhive…ble ble ble…desarrollan vacuna…ble ble ble…ganan premio ble ble ble…se muestran orgullosos, y dicen que les fue difícil debido a que los roedores no tienen respuestas similares a humanos con medicamentos de este tipo'' arroje la hoja por ahí.

Si, Anna, si hay ratas en casa, son ellos.

¿Era esto a lo que se refería en el auto? Si, sin duda. Fue en aquel tiempo.

Salí de la habitación, intente ubicar a la pelirroja extraña de antes, o alguno de los otros dos. Abrí cada puerta que encontré…Nada de nada.

-¿¡Alguien!?- grite esperando una respuesta, cuando sentí que tocaban mi hombro, me lleve el susto de mi vida al encontrar a ese ser que no sabía que era, sonriendo.

-¿Qué desea?- y me soltó, se alejó dos pasos y comenzó a mirarme fijo.

- Quería…quería saber cuándo volverá…- seguía sin saber el nombre, cerré la boca sin saber que hacer.

-¿Sebastián? Ah sí, volverá en una hora o menos… ¿No te dijo su nombre? Qué raro… Bueno ¿quieres jugar a algo? No sé, escondidas o alguna cosa de ese tipo- ¿Cree que tengo nueve años? ¡Por supuesto que no!

-No…gracias…esto…- Si, ya se a que podemos jugar, te amordazo y te mato- Es que estaba aburrida y no sé qué hacer – sonreí, intentando silenciar mi mente y parecer agradable -¿Y tú eres?

-Finny…y soy hombre, lo digo porque…varias veces me confundieron con una mujer y…- ojos llorosos… ¿¡Esta por llorar!?

-¿Pasa algo?- claro, seguro se asustó por tu cara – no quise incomodarte ni nada…perdón.- Intente caminar, pero algo me detuvo y sentí mi hombro derecho a punto de romperse.

-¡No pasa nada! Perdón si te incomode a ti, debo irme…- y salió corriendo. Sola, de nuevo. No debí rechazar la petición del juego.

Y ahí estaba yo, en una casa de alguien desconocido, intentando abrir una puerta hace más de media hora, luego de haberme quedado encerrada en lo que parecía ser una biblioteca. Bueno…que se le puede hacer. Leer me salvaría, aunque entre tantos libros dudo encontrar algo de mi interés, sobre todo porque es muy poco lo que leí en mi vida.

Encontré, tras uno de los enormes estantes un pequeño escritorio, con un libro sobre él. El cuervo y otros poemas de Edgar Allan Poe… interesante. Me detuve a pensar en Allan, en mi hermano…en mi supuesto hermano…me atrevo a decir que lo extraño, pero vivir fuera de ahí es mejor, ojala que sepa lo que es… si no muere intentando descubrirlo.

¿Vas a llorar o vas a leer? No te pongas sentimental, que siempre que tenías oportunidad peleabas con él o con los demás mocosos.

¿Quién me ordeno tener una mente con doble personalidad?

Abrí el libro, tenía un pedazo de papel escrito, con una letra preciosa ''Nunca más''. ¿A qué se refiere? No tengo la más remota idea.

Busque la página de El cuervo, y cuando la encontré me dispuse a leer. Continúe leyendo hasta que se presentó la frasecita escrita en el papel, no había demasiado interés, ni antes, ni en ese momento, deje el libro de lado y seguí buscando. Encontré algo del mismo autor. Narraciones Extraordinarias.

''El gato negro''…Me suena a mala suerte.

'' No espero ni remotamente que se conceda el menor crédito a la extraña, aunque familiar historia que voy a relatar. Sería verdaderamente insensato esperarlo cuando mis mismos sentidos rechazan su propio testimonio.''

Desvié los ojos a los últimos renglones de la página.

'' Plutón, este era el nombre del gato, era mi favorito, mi camarada''

Plutón…gato…negro. ¿Cómo el gato de William?

Y va de nuevo ¿tienes abstinencia o algo parecido al lugar donde te torturaban?

Devolví el libro a donde lo encontré, intente por milésima vez abrir la puerta… en vano, me recosté en la alfombra, si alguien me ve diría que estoy loca. Escuche la puerta abrirse. Intente levantarme, no puedo, mi cuerpo no responde, demonios…

-¿Segura que- y lo vi, observándome desde la puerta, con esos preciosos ojos - ¡Ya la encontré!- si Anna, seguro que te va a llevar con un psiquiatra. - ¿Estas aburrida?- sonrió, cerró la puerta, y se recostó junto a mí. -¿Intentaste leer algo? Apuesto a que sí, hay muchos libros, cualquiera podría agradarte.

- Intente…pero no me llamaron mucho la atención- apenas y pude decir.

-Lo entiendo, más tarde te digo algunos que podrían gustarte. ¿Me acompañas un momento? – se levantó y me ofreció su mano. A la mierda lo de hoy, tómala. Lo hice, intentando que no notase lo roja que podía llegar a estar- Debemos hablar de unos asuntos.- Nada bueno podía salir de esos asuntos.

-.-

Bueno, espero que les haya gustado n.n soy nueva en esto y me costó decidir si subir o no lo que escribí, sobre todo porque no sabía si era bueno, ya que no quería mostrarlo a nadie xD

Espero su opinión :D gracias por leer~