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-Pues yo, Parvati... bien, yo...

-¿Sí?

-Quería decirte que...

-Neville, no tengo todo el día.

-Sí, sí, claro... bueno, es que quiero que sepas que...

-¿Y bien?

-¿Quieres-salir-conmigo?

Parvati, que había estado golpeando su libreta con la pluma distraídamente, lo miró con los ojos desorbitados.

-¿Qué?

Neville enrojeció, bajó la cabeza y repitió la pregunta, esta vez más despacio:

-Si querrías salir conmigo.

-¿Estás de broma? Neville Longbottom, ¿te has mirado al espejo últimamente? Eres gordo y bajito, estropeas todo lo que tocas cuando no lo has perdido antes y ni tan siquiera eres capaz de subirte a una escoba sin darte de bruces contra el suelo. ¿Me estás pidiendo que yo, Parvati Patil, sea tu novia?

El chico levantó la mirada, sorprendido y herido ante la reacción de Parvati.

-Creía que éramos amigos...

-¿Amigos? Neville, vamos a las mismas clases. Es natural que, a lo largo del día, tenga que hablar contigo. Si llego a saber que ibas a malinterpretarme de ese modo por ser amable contigo...

No pudo soportarlo más. Se dió la vuelta y se fue corriendo, subiendo las escaleras hacia su habitación. Contenía las lágrimas a duras penas.

Cuando hubo desaparecido, Lavender se acercó a su amiga frente a la ventana.

-¿Qué quería?

Parvati se encogió de hombros.

-Que fuera su novia. ¿Puedes creerlo? ¿Yo con Neville?

La risa escapó de los labios de las dos amigas.

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-¡Eh, Draco! ¡Terence! ¿Venís?

Los aludidos, que habían estado hablando del próximo partido de quidditch contra Hufflepuff, se giraron hacia Zabini. Éste, junto con Crabbe, Goyle y Montague, se dirigía hacia las habitaciones de chicos de Slytherin. Draco arqueó las cejas y, con indiferencia, se levantó.

-¿Qué estás tramando, Blaise?

-Oh, vamos, Draco... –puso cara inocente- ¿cómo puedes desconfiar de mí?

-Te conoce demasiado bien, Zabini –apostilló Terence Higgs. Pero a pesar de la aparente reticencia, los dos siguieron a Blaise hasta los dormitorios.

-¿Nos vas a contar de qué se trata de una vez?

-Tranquilo, Montague. No es nada importante. Solo pensé que...

-¡Suéltalo ya!

-Millicent me contó que había pillado a unas Gryffindor de quinto charlando en los pasillos.

-¿Qué tiene eso de extraordinario?

-Estaban quedando para ir al lago esta noche... a bañarse.

-¿Y...?

-Vamos, Higgs, no es tan difícil. ¿Qué os parecería si vamos a dar una vuelta por los jardines y, casualmente, nos encontramos con las indefensas chicas... ligeras de ropa y tomadas por sorpresa...?

-Les podríamos dar un buen susto –colaboró Montague.- Las escandalizamos, las perseguimos... Hay que ver lo peligroso que es bañarse en el lago.

-Sin contar con el calamar –sonrió, malicioso, Zabini.- ¿Qué os parece?

Crabbe y Goyle, que habían permanecido en silencio, asintieron complacidos. Por el contrario, Terence mostró su disconformidad.

-¡Blaise! Sabes perfectamente que soy prefecto y no puedo tolerar este tipo de acciones –fingió estar escandalizado.- Así que, por favor, la próxima vez que decidas divertirte a cuesta de unas Gryffindor te agradecería que no me hicieras partícipe de tus planes. Me ahorrarás tener que fingir que no sabía nada.

Zabini sonrió. En realidad lo había hecho aposta. Sabía que Terence no participaría, pero si estaba al corriente luego no les podría tirar en cara nada...

-¿Y tu, Draco?

-Tengo cosas mejores que hacer que corretear detrás de esas niñas. ¿Realmente creías que iba a rebajarme a hacer de acosador nocturno?

-¡Oh, perdona! –rió sarcástico.- Pansy te está esperando en su cama, ¿no?

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Caminaba hacia el castillo tras los entrenamientos de quidditch, escoba en mano, cuando vio una joven pelirroja tomando el sol con un libro abierto encima del césped. A pesar de que estaba cansado, no dudó ni un segundo en canviar de dirección y dirigirse hacia ella.

Hacía tiempo que Harry se había dado cuenta de que Ginny no solo era la hermana de Ron. Era una chica guapa, dulce, simpática e inteligente que... hacía tiempo que había admitido que le gustaba. Realmente Cho era muy atractiva, por qué negarlo, pero Ginny... ¡Oh, vamos! Se había enamorado de Ginny, y ya está, eso es todo.

Ginny levantó la cabeza del libro y le dirigió una agradable sonrisa:

-¡Hola Harry! ¿Qué tal los entrenamientos?

-Como siempre. ¿Qué tal la lectura?

-"El secreto de la pirámide" –le mostró el libro- es de intriga. Un ex auror viaja hasta Egipto a causa de un antiguo pergamino, allí encuentra una vidente con un ojo interior menos miope que el de Trelawney, empiezan las muertes, bla, bla, bla... Lo de siempre, pero me gusta. ¿Por qué no te sientas un rato y charlamos?

-¡Claro! –se sentó a su lado, cruzándose de piernas.- ¿Vas a quedarte a ver el campeonato esta noche?

Se refería a un campeonato amistoso de ajedrez mágico que habían organizado en la torre Gryffindor todos los viernes. Ron estaba ganando todas las partidas, pero aún quedaba bastante para la final.

-No, lo siento –le supo mal decepcionarlo.- Hoy hemos decidido hacer una excursión nocturna.

-¿Qué? ¿Cómo que una excursión nocturna?

-Oh, Harry, no se lo dirás a Ron, ¿verdad?

-Eh...

-Como ya ha empezado a hacer buen tiempo, las de mi curso hemos decidido ir a darnos un baño en el lago, de noche.

-Pero Ginny –parecía preocupado,- puede ser peligroso. Y si os pillan...

-No será por ti, ¿a que no? No hay por qué preocuparse, será solo un baño rápido.

Harry iba a protestar, pero Ginny le dedicó una de sus mejores sonrisas y se quedó mudo. Muy bien, no diría nada. Al fin y al cabo Ron, Hermione y él mismo se habían precipitado hacia situaciones mucho más peligrosas que un simple baño en el pasado, sin dudarlo ni un segundo. Le devolvió la sonrisa, se encogió de hombros y cambió de tema.

Ella aceptó el cambio de tema encantada, pues le gustaba estar junto a Harry y no quería discutir con él. Después de tantos años de rechazo, Ginny ya no tenía claro si Harry era o no el amor de su vida. Tampoco le importaba. De momento prefería disfrutar de su compañía en soleadas tardes de primavera como aquella, sin pensar en la posibilidad de que podrían ser algo más que amigos. Aún estaba colada por el chico moreno de ojos esmeralda, el héroe, el único que no temía al-que-no-debe-ser-nombrado. Se repetía que, simplemente, tenía miedo de romper el hechizo. Que tenía miedo de estar alentando su imaginación. ¿Y si él no...? Pero, en el fondo de su mente, una vocecita le preguntaba una y otra vez "¿Si Harry te dijera que te quiere, podrías corresponderle?"

Y seguía sin saber la respuesta.

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-Entonces, ¿vas a contarme qué es lo que pasa con Mandy?

-¿Con Mandy? ¿De qué me hablas, Seamus?

-Vamos, no disimules. Se nota a la legua que le gustas.

-¿Que yo le gusto? Estás soñando.

-Cuéntame algo nuevo, Dean, esta historia ya me la conozco.

-¿Y qué me dices de tu y Lavender?

-Estamos hablando de ti, no de mí, y te digo que Mandy Brocklehurst está colada por ti.

-Muy bien, de acuerdo. Supongamos que tienes razón. ¿Y esto a dónde nos lleva?

Seamus Finnigan puso los ojos en blanco.

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-Draco.

-¿Mmmm?

-¿Puedes dejar ese libro y mirarme cuando te hablo?

-Claro, Pansy –levantó la mirada.- ¿Qué quieres?

-¿Te importaría volverme a explicar por qué no somos novios?

En la tranquilidad del anochecer en la Sala Común, Pansy y Draco estaban sentados en sendos sillones, uno frente al otro al lado del hogar. Aunque estuvieran en silencio, leyendo o dejando pasar el tiempo, les gustaba estar uno al lado del otro. Tal vez era la costumbre. Era agradable tener a alguien con quien hablar. Alguien en quien confiar. Alguien con quien compartir el paso del tiempo.

-¿Y por qué deberíamos serlo?

-Porque pasamos el día juntos. Porque nos caemos bien y lo pasamos bien juntos. Porque nos gustamos.

-Ajá.

-¿Y bien?

-No quiero salir contigo, Pansy.

-Vamos, Draco. Ni tan siquiera me importa que te líes con todas las tías que se te pongan a tiro.

-No se me ponen a tiro, las seduzco –puntualizó, divertido.

-Fantástico. ¿Cómo te fue con Sally-Anne? ¿O ayer quedaste con Moon?

-Muy bien, Pansy, lo pasamos muy bien.

-¡No me trates como si fuera idiota! Simplemente, no puedo entenderlo. No te estoy pidiendo un compromiso. Sé como eres –él enarcó una ceja.- Pero si todo el mundo piensa que estamos saliendo y, en realidad, es como si fuera así, solo que...

-Vamos, Pansy, te veo perfectamente capacitada para superar tus impulsos físicos hacia mi atractivo. ¿Por qué no te enrollas con Terence?

Ella suspiró, agotada.

-Draco, me gustas tu, no Terence.

-Lástima.

-Eres imposible.

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No habían tenido problemas para eludir a Filch y a su gata. Pasear de noche por Hogwarts, más que peligroso, resultaba estimulante. Ginny, Lauren, Connie y June se deslizaron entre risas por los pasillos que conducían hasta la entrada principal del colegio. Una vez allí, llegar al lago fue coser y cantar.

-¿Os habéis fijado en la luna? Tan sólo es un renglón de luz.

-¡Deja la luna, Lauren! ¡El agua está buenísima!

-Espero que a la vuelta tengamos tanta suerte como hasta ahora...

En el silencio que siguió, se escucharon unos ruidos entre los matorrales, como un animal muy grande y un... ¿click?

-¡Chicas! ¿Habéis escuchado algo?

-¿Algo como qué, Ginny?

-Como... como una máquina de fotos.

-Debe ser Colin, ¡no te preocupes! -June y Connie, desde el agua, estallaron en carcajadas.

-Lo digo en serio –suspiró Ginny, metiéndose en el agua.- Aunque tal vez lo haya imaginado...

De repente, las alertó un grito. Lauren estaba frente al agua, con la toalla a los pies, mirando aterrorizada a dos figuras con túnica oscura y capucha que se acercaban hacia ella.

-No tengas miedo, rubita –dijo el primer encapuchado. Dio un paso más y, alargando el brazo, alcanzó a coger a Lauren.

-¡Déjame! –se liberó de un tirón y, sin previo aviso, abofeteó a su agresor. Sin esperar su reacción, se dio la vuelta y empezó a correr. Las otras, aprovechando la confusión, salieron del agua y recogieron sus bolsas rápidamente, mientras otro encapuchado salía de entre la maleza.

-¡Vamos! –las apremió Connie.- ¿Estás bien, Lauren?

Sin tiempo para reflexionar las cuatro empezaron a correr cuando...

-¡La toalla de Lauren!

-Da igual, Ginny. Ahora, ¡corre!

June tenía razón, por supuesto. Tres encapuchados de considerable volumen estaban a punto de darles alcance y no parecían tener muy buenas intenciones. Pero también era cierto que el día siguiente Filch encontraría la toalla Gryffindor de Lauren, y no quería ni pensar en las posibles consecuencias que esto reportaría a su casa.

Paró en seco, esquivó al gordo corpulento que la perseguía (olía a guardaespaldas de Malfoy) y dio media vuelta. Los demás siguieron su carrera hacia el castillo, de modo que le quedó vía libre para recoger la toalla.

Allí estaba, al lado del agua. Se agachó para recogerla y...

Click.

Al darse la vuelta casi choca con un cuarto encapuchado.

-No pensaba que estarías tan buena en biquini, Weasley.

Esa voz...

Él apoyó su mano en el hombro de ella, dispuesto a deslizar el tirante hacia abajo.

-Ahora que ya tengo las ofociales, ¿qué tal unas fotos sin biquini?

Intentó golpearle, pero él fue más rápido. La empujó hacia atrás y, una vez en el suelo, se sentó a horcajadas encima de ella, inmovilizándola.

-¡Déjame! ¡Ayuda!

-¡Pero si estás temblando! Debe ser la emoción, ¿verdad pobretona?

Y, cuando ya había perdido toda esperanza, alguien empujó a su atacante, dejándola libre. Se incorporó, recogió la toalla de nuevo, dispuesta a irse, pero no pudo evitar dirigir una mirada hacia el encapuchado.

Éste se debatía ferozmente con otro chico, vestido todo de negro de pies a cabeza pero, a diferencia de los otros, en vez de túnica llevaba unos pantalones y un jersey a juego. El nuevo desconocido llevaba las de ganar. Sus golpes eran más certeros y con más consistencia y, al poco, el encapuchado aprovechó una distracción de su contrincante para escapar.

Ginny se había quedado paralizada mirando, y ahora se dio cuenta de que hubiera tenido que huir en medio del combate. Demasiado tarde.

El vencedor se giró hacia ella. No llevaba capucha pero si un gorro negro y, con la oscuridad de la noche, no pudo reconocerlo. La miró y con la mano señaló el castillo, haciendo ademanes para que volviera a su Sala Común.

Le inavdió una sensación de déjà vu. Como los encapuchados, debía ser alumno de Hogwarts... ¿no?

¿Pero quién?

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Hasta aquí el primer capítulo de Déjà vu, el nuevo fic de Harry Potter en que lo esencial no es la historia en sí, sino saber quién acaba con quién ^___^ Si queréis más... ¡ya sabéis!

Después de leer una buena dosis de fics de ff, y el comentario que hizo Nimph a mi sister Rinoa, en el que le decía que está apareciendo una nueva línea de fics en que se entrecruzan las historias de muchos personajes, muchos de ellos secundarios (línea en la que incluía su propio On Air, el Backline de Lali y el Embrasse-moi de mi Rinoa, y a la que yo me atrevería a añadir el Hechizo de luna de Rakshah), me he decidido a entrar en esta línea (al menos esa era mi intención. Mil perdons, Marteta, si no ho he aconseguit!). Ya que los títulos estaban en "guiri" no he querido ser menos... (Por cierto, os recomiendo todos los susodichos fics!!!)

Espero que os haya gustado esta sensación de Déjà vu...

Hasta pronto!!

Gwen

(la incondicional de Remus!!!)

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