Nota: Tendría que haber esperado un poco más para subirlo, pero por un percance que tuve me enoje y terminé subiéndolo hoy. Es un Fanfic TobiDei/ObiDei, no soy ''Woow, ¡Miren lo bien que escribe!'', pero es mi pareja favorita y dejaron de hacer One Shot's o cualquier otra cosa sobre ellos desde que supieron la identidad de Tobi. Tal vez hayan historias nuevas, no las he visto en dado caso:c

Aunque no sea perfecta escribiendo, aunque mis ideas no sean tan geniales, aportaré todo lo que pueda sobre ellos. Porque es mi OTP, porque me encantan los dos y porque quiero más de ellos. Sin más que decir, ¡Espero que aún hayan fans de esta pareja y que les guste!

Aclaración: Los miembros de Akatsuki fallecidos en este Fic son solo Kakuzu y Sasori. Hidan sigue con vida.


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Reprimió un bostezo agradeciendo llevar su máscara puesta, las últimas noches las había pasado en vela debido a los planes que tenía para Akatsuki y unos cuantos inconvenientes, teniendo como consecuencia un gran cansancio y poco rendimiento para ir ''tras su senpai''

Soy el maldito líder y tuve que asignar la misión para esta fecha —pensó enfurruñado, observando la espalda de Deidara; apenas habían pasado dos horas y ya sentía como su cuerpo amenazaba con caer. Lo único positivo de todo aquello era que la misión consistía tan solo en recolectar unas cuantas hierbas y plantas extrañas para unas infusiones; lo que significaba que no debían enfrentarse a nadie y que regresarían pronto… O eso esperaba, la colina en la que estas se encontraban se dejaba ver un poco más adelante y, a su criterio, parecía interminable, además de que ya comenzaba a sudar sin siquiera haber empezado a subirla.

Estaba tan metido en sus ganas de tirarse por ahí y dormir que no se percató cuando Deidara detuvo sus pasos, chocando bruscamente contra la espalda de este.

—Nnngh ¡Senpaaaaaai! —se quejó sonoramente, haciendo movimientos exagerados como si aquel golpe le hubiera roto los huesos, perdiendo el equilibrio varias veces debido al cansancio que tenía.

El artista simplemente lo ignoro, no había pasado desapercibido el estado en el que se encontraba Tobi. Es decir, si estaba tan callado algo grave debía tener, lo estuvo observando lo poco que llevaban caminando y, dedujo, que tan solo se debía a que estaba cansado. ¿Qué tanto hacía ese idiota para estar de esa manera?

—No tienes por qué fingir que no estás cansado, hm—Tobi se detuvo al oír las palabras del rubio, el cual se cruzó de brazos con el ceño fruncido, como si estuviera regañándolo—. Porque me fijo en ti, idiota.

—No…—un susurro ahogado salió de los labios de Tobi, observando incrédulo a Deidara, aun sin creer que este hubiera dicho tales palabras. Ignoro la calidez que envolvió su corazón al sentir la casi indetectable preocupación en el tono de voz que utilizo el rubio, más importante…

No tienes por qué fingir que no estás cansado. Porque me fijo en ti.

No tienes por qué fingir que no estás herido. Porque me fijo en ti.

Su corazón se detuvo, esas palabras… él las había escuchado, tal vez no igual, tal vez no de la misma persona, tal vez no en la misma situación, pero, sin dudas, eran casi idénticas, tanto que no pudo evitar recordarlo.

Rin

—Eh, quiero decir, ¡¿Qué demonios has hecho que estás así?! Atrasas la misión, hm —desvió la mirada sintiendo como su rostro empezaba a enrojecer, ¡¿Por qué demonios dijo lo que dijo?!—. Tch… estúpido Tobi, no debería… no debería sentirme así —observo al enmascarado de mala manera, casi haciendo un puchero aun cuando éste no tenía la culpa. Desde que se convirtió en su compañero no hacía más que estorbar, no ayudaba en nada y se la pasaba molestándolo. Es por eso que se negaba a creer que aquello que había florecido en su interior era… era…

¿Amor?

—Senpai.

La voz del enmascarado lo saco de sus pensamientos, haciendo que su mirada volviera a posarse en este con algo de sorpresa, ya que notó un ligero cambio en su voz, cosa que decidió ignorar.

—Nunca ayudas, quédate por ahí, hm —interrumpiendo cualquier cosa que el otro vaya a decir volteó dispuesto a irse, la colina era alta y las hierbas difíciles de encontrar, no estaba para perder el tiempo. Por supuesto que no era porque se preocupaba por la salud de Tobi, claro que no, solo quería acabar con la misión lo más rápido posible, sí, eso era.

En otras circunstancias lo hubiera seguido, sin embargo sus ojos hicieron amago de cerrarse y se tambaleo levemente, definitivamente no aguantaría demasiado. Volteo adentrándose lentamente al bosque, era la primera vez que se alejaba de Deidara en alguna misión siendo Tobi, sin embargo no servía de nada seguirlo y seguir fingiendo que estaba bien.

No tienes por qué fingir que no estás cansado. Porque me fijo en ti, idiota.

Soltó un gemido de dolor al sentir una punzada en la cabeza, apretó los dientes llevando una mano a su sien.

—¿Por qué…? —murmuro adolorido, no entendía por qué recordaba a Rin en esos momentos y por qué se sentía así estando al lado del explosivo rubio.

Soltó un bostezo antes de subir al árbol más alto que encontró, no quería que lo despertaran ni mucho menos tenía ganas de pelear. Apenas su espalda tocó el tronco todo su cuerpo se relajó, soltó otro pequeño bostezo y ladeo un poco su cabeza, dispuesto a dormir. No quería pensar más en lo que sentía, ni en las palabras que el rubio le dijo anteriormente. No era un idiota y sabía lo que era enamorarse de alguien, ya que él amaba a Rin y…

—¿Amaba? —abrió sus ojos ante ese pensamiento, ¿Por qué en pasado?, todo aquello lo empezó por la muerte de ella. Él la ama, sí, la sigue amando, no es como si la hubiera olvidado, claro que no—…Deidara —sus labios pronunciaron su nombre inconscientemente, apretó sus puños con molestia, sabía lo que sentía aunque lo esquivara, él…—, ¿Me enamore? —murmuro con dificultad, era imposible, Rin era su único amor, ella y nadie más; no tenía sentido enamorarse de su compañero de equipo, hombre y que, además, muy pronto moriría.

— ¿De quién? —

—Uwaah! —con el corazón en la boca observo como Zetsu aparecía delante de él, observándolo como si le hubiera salido otra cabeza.

—Últimamente estás muy distraído, Obito —dijo con su típica voz, su parte negra sorprendentemente permanecía callada, dejando actuar a la parte blanca.

—No deberías llamarme así —volvió a apoyarse en el tronco con la intención de dormir de una buena vez, si seguía así jamás lo lograría.

—Si así lo prefieres. ¿Por qué has dejado a tu compañero, Tobi?

Un gruñido salió de la garganta del nombrado, dando a entender que no le haría caso en lo más mínimo. Zetsu solo negó levemente y comenzó a desaparecer como siempre lo hacía, iría a vigilar al explosivo rubio. Convivió mucho tiempo con Obito como para no saber lo que le estaba pasando y estaba seguro, al menos el 80%, de que si algo le pasaba a Deidara se arrepentiría, aun si el mundo de sueños podría arreglar las cosas en caso de la muerte de éste, no sería lo mismo.

Una vez que sintió que la presencia de Zetsu desapareció se permitió respirar con tranquilidad, no sabía por qué apareció y no le tomaría mucha importancia, ya que sabía lo que hacía y de eso estaba seguro. Soltó un último suspiro antes de rendirse al sueño por completo, si alguien quería atacarlo se daría cuenta enseguida y, además, no es como si le temiera a algo realmente.

/T&D/

El cielo comenzaba a nublarse, el Sol desaparecía lentamente entre grises nubes que cada vez se oscurecían más y el olor a lluvia empezaba a inundar el ambiente. Hizo una mueca de fastidio, apenas había terminado de subir la colina y aun no buscaba las hierbas, lo único que le faltaba era que empezara a llover.

—Y claro, recién ahora recuerdo que podría haber volado, hm —bien, hasta él era distraído cuando quería, no era su culpa o eso quería creer.

Moviendo un poco la capa de Akatsuki para que no estorbara empezó a examinar las plantas que allí habían, con cuidado y sin prisa, una hierba equivocada y la misión habría fallado.

No sabía cuánto tiempo había pasado, tal vez una hora o dos, hasta que al fin dio con un pequeño grupo de plantas, las que necesitaba.

—Tch, ¿Por qué no enviaron a Zetsu?, hubiera sido más fácil, hm —susurro para sí mismo, tomando cada una de las hierbas y colocándolas dentro del estuche. Había tenido que llevar solo un estuche de arcilla para dejar uno libre y así colocar las plantas, otro punto para decir que Zetsu hubiera sido el indicado.

Un ruido a sus espaldas hizo que detuviera sus movimientos, su mano derecha fue con extrema lentitud hacía su arcilla y su único ojo visible se entrecerró, observando con cuidado y disimulo a su alrededor.

Sentía una presencia, no, varias presencias acechándolo, ¿Cómo era posible?, se suponía que esa misión sería fácil y que no habría ninjas en su camino.

—¡Kakashi-sensei, juntar esas cosas es aburrido-ttebayo! —se quedó de piedra al reconocer esa mezcla de voz entre chillona y masculina.

—¿El Jinchuriki del Kyuubi? —murmuro levantándose rápidamente, entonces no estaban espiándolo, ¡Se estaban acercando!

Sabía que se darían cuenta de su presencia o que Kakashi, por lo menos, sospecharía. Sin embargo esconderse le daría algo de tiempo para pensar en algo, aun recordaba como éste le había arrancado el brazo.

—Deja de quejarte Naruto, es necesario para curar a los heridos —Sakura regañó al rubio como siempre, con el ceño fruncido y pasos decididos se adelantó para empezar a buscar las hierbas que necesitaba.

Escondido detrás de unos árboles Deidara frunció el ceño al ver como el ninja copia hacía un gesto desconfiado.

Ya se ha dado cuenta que algo no cuadra, tch, maldito viejo, hm —pensó el Akatsuki con fastidio, al parecer tendría que pelear contra el equipo 7, ya que hasta Sai se encontraba allí.

Debía ser cuidadoso y paciente, algo que no se le daba muy bien. Sin embargo tenía solo un estuche de arcilla y nada de reservas, no podía andar explotándolos como él quería; aunque algo era algo y, al menos, tenía la mitad de las hierbas que necesitaba, esperaba que con eso fuera suficiente.

—Será mejor que nos apuremos, no es un buen día para una misión de este tipo —avisó Kakashi, observando como un rayo surcaba el cielo silenciosamente. Había notado la presencia de alguien más, sin embargo aún no lograba dar con la ubicación de la misma.

Con un grito Naruto corrió detrás de Sakura para ayudarla con la tarea, mientras Sai se mantenía sereno, observando alrededor sin disimulo, puesto que también se había percatado de algo extraño.

—Kakashi-sensei…—susurro el Anbu, volteando hacía el nombrado.

—Sí, parece que tenemos compañía —el ninja copia volteo hacía los árboles donde se encontraba el rubio, haciendo que éste frunciera aún más el ceño, bien, al parecer tendría que pelear.

Su mano derecha viajo rápidamente hacía su estuche de arcilla, empezando a formar animales pequeños para dar inicio con el C1. Estaba seguro que, aunque descubrieron su ubicación, no sabían quién era, algo que jugaba a su favor ya que no podrían reaccionar a tiempo con sus explosiones.

…O eso esperaba.

/T&D/

Una fuerte explosión que hizo temblar la tierra lo despertó de golpe, mareándose debido a lo rápido que se levantó. Algo somnoliento observó a su alrededor, otra explosión se escuchó y eso fue suficiente para que recordara dónde estaba y qué hacía allí.

—Obito —la voz de Zetsu no lo sorprendió, ya había sentido su presencia luego de la segunda explosión.

Iba a hacer caso omiso e intentar seguir durmiendo, sin embargo las siguientes palabras lo confundieron.

—Deidara está en peligro —informó la parte negra, justo cuando varías explosiones se empezaron a escuchar, una tras otra, acompañadas de fuertes temblores que parecían provocados por una fuerza sobrehumana.

Tobi cerró sus ojos intentando volver a dormir, ese no era su problema, además sería mejor, lo único diferente era que la muerte del artista se adelantaba. Sí, por supuesto, era mucho mejor que muriera así no enfrentaba sus sentimientos, tan cobarde como siempre.

En ese momento, como si de un flash se tratase, recordó uno de sus últimos pensamientos cuando fue aplastado por aquella roca por salvarle la vida a Kakashi.

…No pude decirle a Rin que yo… la amo…

Soltó un quejido, sintiendo como si alguien estuviera apretando su corazón sin piedad. ¿Por qué demonios, justo ese día, recordaba todo lo referente a su pasado?, ¿Por qué lo asociaba con el rubio? Quería creer que todo era producto del sueño que tenía, sin embargo el pensamiento de que Deidara podría morir comenzaba a hacer eco en su mente, voces susurrándole que hiciera algo, que no lo dejara ir.

Una explosión mucho más grande llamó su atención, volteó hacía el campo de batalla distinguiendo unos cuantos rayos que sobresalían, una gran cortina de humo no le dejaba ver algo más que no fuera aquello. Y, una vez más, su mente se encargaba de recordarle todo lo amargo que vivió.

Los ojos de Rin estaban completamente abiertos, lágrimas salían de estos y dos pequeños ríos de sangre salían de sus labios. Los ninjas a su alrededor observaban con sorpresa como Kakashi había atravesado el corazón de su compañera, aún si fue porque esta se interpuso, la había matado con su Raikiri.

Obito se encontraba a unos cuantos metros, con los ojos completamente abiertos, sintiendo como su corazón se detenía al ver al amor de su vida caer con un fuerte golpe al suelo. Su cuerpo sin vida hizo un ruido seco al tocar la tierra mojada, un ruido que le dejo sin respiración; la lluvia, el brazo llenó de sangre de su antiguo compañero y el dolor fue demasiado.

El Magenkyou Sharingan se dejó ver en su único ojo, mientras el de Kakashi despertaba justo cuando este quedaba inconsciente.

Esos ninjas… No la contarían.

—¿Obito? —la voz de Zetsu lo devolvió a la realidad.

Algo salado hizo que relamiera sus labios, él… ¿Estaba llorando?

—Infórmame —su voz grave, fría y sin una pizca de sentimiento resonó con fuerza a pesar de estar al aire libre. No iba a dejar que los sentimientos lo inundaran, Deidara sabía protegerse solo y, además, no debía preocuparse por un simple miembro. Sí, seguiría negándolo, enamorarse no estaba en sus planes y, se suponía, que él solo amaba a Rin.

…Se suponía.

—Está enfrentándose con el equipo 7 —la parte blanca fue la encargada de hablar, no hacía falta que dijera algún nombre para que Tobi supiera quiénes conformaban ese equipo.

—¿Y…? —preguntó con paciencia, bajando de un salto del gran árbol en el que antes estuvo descansando, pequeñas gotas comenzaban a caer mojándolo suavemente.

—No le está yendo bien, no tiene suficiente arcilla y lo sabes —la parte negra recalcó el hecho de que el rubio estaba quedándose sin arcilla. No es que le importara la vida del mismo, solo no quería que por culpa de su muerte Obito decidiera matarlos a todos de una buena vez porque, aunque éste se negaba, Zetsu sabía a la perfección lo que sentía.

Tobi se encogió de hombros, no le importaba, pff, de todos modos ya era hora de que muriera. Entonces por qué…

¿Estaba yendo a la colina?

Acomodó su máscara y corrió aún más rápido, reconocía a la perfección el sonido de las explosiones de su compañero y estaba seguro que esos temblores no eran exactamente por su arcilla.

Esa debe ser Sakura —pensó, cada vez que se acercaba más los sonidos de puñetazos al suelo retumbaban en sus oídos, lo que significaba que Deidara no estaba volando como siempre lo hacía. ¿Por qué?

Se está quedando sin arcilla y lo sabes.

Chasqueó la lengua con molestia, sabía que esa estúpida misión no era la adecuada para su equipo, sin embargo había decidido que ellos la llevarían a cabo porque parecía ser la menos peligrosa y la más tranquila; algo que necesitaba debido a los planes que tenía en mente, ya que sabía que estaría cansado y con sueño.

Estúpida ninja médico —pensó enfurruñado, el sueño y su corazón palpitando con un sentimiento de dolor y miedo ante lo que le pudiera pasar al rubio estaba comenzando a molestarle.

Sin embargo nada lo preparó para lo que sus ojos presenciaron cuando llegó a su destino y su mente decidió jugarle en contra nuevamente, con un recuerdo que lo cegó unos instantes.

El Raikiri de Kakashi atravesando el corazón de Rin, la sangre cayendo al suelo y los ojos de su amor perdiendo color, perdiendo la vida.

Deidara tenía su único ojo visible abierto completamente, parecía sorprendido. Había estado esquivando los clones de Naruto, los golpes de Sakura que ocasionaban grandes cráteres en el suelo y los grandes animales de tinta que Sai lanzaba a diestra y siniestra. Sin embargo y, a pesar de estar lanzando sus bombas de arcilla cuidadosamente para que no se le acabara, no se percató de la presencia del ninja copia a sus espaldas. Y, para cuando volteo, fue demasiado tarde, el Raikiri atravesó sin piedad su estómago, ocasionando que un pequeño hilo de sangre, que fue creciendo gradualmente, saliera de sus labios entreabiertos, intentando tomar aire que nunca llegaba.

Los destellos de la técnica de Kakashi aún estaban desapareciendo cuando Obito presencio la escena, dejando su único ojo visible completamente abierto, sintiendo como su corazón se rompía en mil pedazos al ver al rubio ser atravesado de aquella manera, reviviendo aquel recuerdo que permanecía latente en su mente. Jamás creyó que volvería a sentir aquel sentimiento devastador, ese sentimiento que lo ahogaba, el ver como la persona que amaba moría o era lastimada.

Porque si, ¡Maldita sea sí!, lo amaba, ese maldito rubio entró en su corazón sin pedir permiso.

De un momento a otro la lluvia cayó con más fuerza, como si supiera lo que sentía en esos momentos, como si estuviera al tanto de la furia que comenzaba a correr por sus venas.

Antes de que perdiera el control Zetsu se multiplico, varios clones de este se dispersaron por el lugar atacando rápidamente al equipo 7, separándolos y haciendo que Kakashi sacará su brazo del cuerpo de Deidara. Este se tambaleo varias veces cayendo, finalmente, hacia atrás, algo que sucedió a cámara lenta bajo el sharingan de Obito.

Como si no quisiera oír nuevamente el golpe seco del cuerpo de la persona que amaba chocar contra el suelo se movió rápidamente, sus fuertes brazos tomaron a Deidara antes de que hiciera contacto con el suelo y su capa se manchó de la sangre del mismo, mientras sentía como su corazón se encogía más y más.

—Tobi, vámonos —la voz de Zetsu hizo que volteara hacia este, apretó al rubio contra su cuerpo mientras lo levantaba al estilo princesa, aspirando el delicado aroma que tenía y que no desaparecía a pesar del olor a sangre que empezaba a hacerse más fuerte, la herida era grande, pero seguía respirando. Sus cabellos ya se encontraban completamente mojados debido a la lluvia que cada vez aumentaba más y más, empeorando la situación y haciendo que la herida doliera horrores, algo que le hacía saber a Tobi con la mueca de dolor que surcaba su rostro.

Varios kunais y un león de tinta se dirigieron hacia ambos, el equipo 7 estaba ocupado con todos los Zetsu's pero eso no significaba que los dejarían escapar. Lo que no sabían era que Tobi estaba conteniéndose, ya que sabía que lo primero era atender a rubio si no quería que muriera en sus brazos.

Se mordió el labio con fuerza al ver como el ojo de Deidara perdía algo de brillo, parecía que no lo distinguía bien ya que ni siquiera le había dicho algo por cargarlo de esa manera.

—No es momento para dormir, senpai —murmuro con la voz chillona y fingida que utilizaba siempre, solo que esta vez se oía más apagada. Sin prestar atención a las técnicas mortales que se dirigían a ambos empezó a desaparecer como siempre lo hacía, mientras Zetsu desaparecía bajo la tierra.

Un Rasen Shuriken de parte de Naruto se acercó a ellos a toda velocidad, sin embargo antes de que pudiera llegar a tocarlo Tobi desapareció por completo, junto Zetsu y sus clones.

—¿Ese no era…? — susurro Naruto, arrepintiéndose de haber lanzado su técnica a pesar de que no les dio; intento que los demás no notaran su estado de Shock y rápidamente hizo una mueca de enfado, como si el que se hubieran escapado fuera lo más imperdonable el universo.

—¿Qué hacía Akatsuki aquí? —preguntó Sakura con la respiración algo agitada, dar tantos puñetazos la había cansado un poco.

—Lo mismo que nosotros tal vez, aunque ahora no podremos completar la misión —respondió Sai, observando todo el terreno destrozado por explosiones, puñetazos y unos cuantos Rasengan, además de la intensa lluvia que amenazaba con convertirse en un verdadero diluvio.

Kakashi, por su parte, se mantenía absorto, observando el lugar donde habían desaparecido los enemigos. Por un instante creyó haber sentido esa mirada anteriormente, una de sorpresa mezclada con un odio a punto de crecer.

Negó levemente con la cabeza, intentando apartar tales ideas que, en ese momento, le parecían absurdas.

—Bien, parece que no podremos completar esta misión, en marcha, debemos informar a Tsunade-sama —con un tono tranquilo volteó dispuesto a empezar la marcha hacía Konoha, parecía que aquella pelea y la sangre que cubría su brazo derecho no habían significado nada.

Aunque si era o no era así, nadie lo sabía.

/T&D/

Apareció en medio de la cueva sin importarle si alguien lo veía o no, ahora lo importante era curar la enorme herida de Deidara que cada vez sangraba más y más. Algo que, aunque no lo admitiera, estaba empezando a desesperarlo.

—Llama a Konan —ordenó a Zetsu con su verdadera voz, casi sin darse cuenta estaba olvidando quién aparentaba ser. Sin embargo su compañero no dijo nada y acató la orden al instante, no sintió la presencia de alguno de los miembros cerca por lo que no se preocupó demasiado.

Con extremo cuidado colocó al rubio en el suelo, éste ya se encontraba inconsciente por la pérdida de sangre y no quería moverlo más, por primera vez tenía miedo, miedo de que muriera en sus brazos, miedo de haber llegado tarde, miedo de perderlo.

Le quitó la capa, ya completamente mojada, dejándolo recostado sobre ella y con la herida al descubierto, su mano se posó sobre su corazón, sintiendo como sus latidos se hacían cada vez más lentos.

—¿Tobi me llam…? —la pregunta de la peli-azul quedó en el aire al ver como el suelo de la guarida empezaba a llenarse de la sangre del explosivo miembro de Akatsuki. Sin que Tobi dijera algo se acercó rápidamente arrodillándose a su lado, aunque casi nunca las usara, ella poseía habilidades curativas que, aunque no eran de gran nivel, podrían servir de algo.

Colocó sus delicadas manos sobre la gran herida y un destello azul empezó a formarse en estas, comenzando así la curación. Lo normal era que el color del chakra sea de color verde, sin embargo Konan era diferente y Obito lo sabía, por lo que no se preocupó al ver ciertas diferencias en la técnica de curación.

—Ryō no Jutsu —musitó a la par que el color azulado en sus manos aumentaba, la herida era considerablemente grande y requería de toda su concentración el cerrarla, luego habría tiempo para preguntas, la sangre perdida era mucha.

Detrás de la máscara y la actuación, Obito observaba casi ausente el pálido rostro de Deidara, su ojo viajo hacia sus brazos, llenos de la sangre del mismo al igual que su capa.

No te mueras.

Es verdad, nunca creyó volver a sentir lo mismo que sintió por Rin.

Sí, sintió, porque estaba seguro que todo su corazón pertenecía a la persona que estaba entre la vida y la muerte a causa del Raikiri.

No me dejes.

Casi inconscientemente y para sorpresa de Konan, la cual seguía concentrada en su tarea, llevó una de sus manos hacia las del rubio, tomándola con delicadeza, como si se fuera a romper si hacía algún movimiento brusco.

¿El destino quiere que lo admita?

Sus ojos estaban secos, ya no quería llorar, un odio descomunal creció dentro de él. Definitivamente destrozaría Konoha, destrozaría ese mundo, y haría mucho más si los ojos de Deidara no se abrían.

Te amo.

Un apretón en su mano hizo que volviera a bajar la vista, un jadeo salió de los labios del rubio, uno de dolor. Sin embargo eso era una buena señal, observó a Konan, la cual empezaba a sudar debido al esfuerzo. Parecía que no se daría por vencida hasta que la herida estuviera completamente cerrada.

—Konan —ni siquiera intentó hacer la voz de Tobi, ella ya sabía de su identidad y su mente no estaba como para imitar al enmascarado ruidoso—… ¿Estará bien? —preguntó casi con miedo, deseando que la respuesta fuera afirmativa, deseando que la peli-azul le dijera que se recuperaría.

Al menos que le dijera que podría sobrevivir en lo que buscaba otro médico, incluso sería capaz de secuestrar a Tsunade si era necesario.

Pero, ¡Maldita sea!, ¡Necesitaba que le dijera que todo estaría bien!

—Sí, creo... —un jadeo de cansancio salió de los labios de la Akatsuki, mientras el destello azul disminuía levemente—, necesitara descansar demasiado.

No sabía cuánto tiempo había pasado, tal vez una hora, dos, tres. Sin embargo no podría describir el alivio que lo invadió cuando Konan le informó que todo estaba bien, la chica parecía completamente cansada, aún así una linda sonrisa adornaba su rostro, después de todo practicar Ninjutsu Médico si había servido para algo.

Luego de decir un casi inaudible gracias volvió a tomar al rubio entre sus brazos, indicándole a Zetsu que ayudara a la peli-azul y que limpiara el charco de sangre que ni siquiera quería ver, además de conseguir otra capa para el joven.

Con pasos rápidos se dirigió a la habitación de Deidara, traspasando la pared sin siquiera abrir la puerta y recostándolo en la cama. Sabía que no despertaría por lo que se tomó la libertad de retirar su máscara, dejando a la vista su rostro y la cicatriz que adornaba la mitad de este.

Sentía el rastro de lágrimas a la perfección, no le tomó importancia y con cuidado retiró algunos mechones rubios que se habían pegado en el rostro del artista justo cuando Zetsu aparecía ante él con un paño y agua fría para limpiar al joven.

—Me conoces —fue lo único que dijo Obito, tomando las cosas que le ofrecía y quitándose la capa que él mismo llevaba, se sentó en el borde del blando colchón y levantó la rota remera de Deidara, mojando el paño para empezar a pasarlo por el abdomen de éste con sumo cuidado, la herida estaba demasiado fresca a pesar del Ninjutsu médico que Konan aplicó en él.

—Te has enamorado —no fue una pregunta, la parte negra podía ser... muy directa.

Al no recibir respuesta y al ver que su compañero no iba a responder decidió desaparecer de la habitación, aún debía limpiar aquello y buscar otra capa; al parecer dentro de poco tendría la nueva misión de proteger al rubio explosivo, estaba seguro de eso.

Obito se mantuvo en silencio y no pudo contener el impulso de dejar el paño a un lado y acariciar lentamente el rostro de Deidara. Sintiendo que aquello no era suficiente se quitó el guante que siempre llevaba, asustándose al sentir lo frío que estaba.

—No te preocupes —murmuro, su verdadera voz haciendo eco en la habitación—, no puedo decirte lo que siento —sus ojos perdieron algo de brillo al decir aquello, se permitió inclinarse levemente para depositar un pequeño beso en la mejilla del contrario, mordiéndose los labios al no poder hacer algo más—… Pero, al menos, Tobi estará a tu lado… Protegiéndote.