Despidiendo a un amigo.

ATP/Humor

Eren era un idiota.

Su novio lo sabía, Jean lo sabía. Hasta Armin lo sabía, por el amor de Dios. Esta tarde, su rubio y mejor amigo lo había terminado por confirmar cuando recibió un mensaje del castaño pidiéndole que vaya a visitarlos de emergencia. Primero dudó. Eren era un exagerado, además de un idiota. De todos modos decidió ir, esperando no encontrarse con la pareja peleando por estupideces, como solía ocurrir.

Suspiró antes de tocar el timbre del portero eléctrico, y cuando advirtió que alguno de los dos, probablemente Eren, le había permitido el acceso, entró. Subió con cautela, tratando de imaginar qué podía haber pasado esta vez.

-Ah, hola, Armin. Pasa.

La naturalidad con la que Levi lo recibía le indicó que esta vez, tal vez, no había sido un problema entre los dos, cosa que lo relajaba. Armin odiaba interferir en su relación, por más que fuese a pedido de su mejor amigo. Odiaba meterse en su privacidad.

-Hola, Levi.-Saludó el rubio con una sonrisa amigable.-¿Cómo están tus padres?

Hablaron del viaje del que hacía una semana había vuelto con Eren. Armin le preguntó por su hermana menor, y le resultó gracioso y por demás adorable escucharlo decir que la pequeña Mikasa quería, al igual que su hermano mayor, casarse de grande con su mejor amiga, Annie. Claro que Eren y Levi no estaban casados… aún. Apenas sí habían empezado la convivencia juntos, y eran muy jóvenes como para estar pensando en matrimonio. Los dos querían hacerlo en un futuro, pero por el momento estaban bien así.

Conversaron por un escaso rato hasta que la puerta del baño se abrió, dejando salir a un muy relajado Eren, vestido con una musculosa blanca, unos jeans rotos, y descalzo. Levi lo regañó y le dijo que se quitase la toalla húmeda que llevaba colgando por sobre sus hombros si no quería pescar un resfriado. Eren, ignorando a su novio por completo, saludó a Armin después de casi dos semanas de no verlo.

-Iré a despedir a un amigo del interior.

Y eso fue todo lo que Levi necesitó decir para que el aura de su estúpido e infantil novio se oscurezca.

Armin lo miró sin entender bien qué pasaba, y ni bien el pelinegro entró al baño y cerró la puerta, Eren estaba sobre él atacándolo a preguntas mezcladas con berrinches típicos de una criatura de no más de cinco años.

-¡Eren! ¿Qué te pasa?-Preguntó alarmado el rubio, cada vez más confundido.

-¡¿Qué no lo ves?! ¡Levi me está engañando!

Armin trató de absorber esas palabras y encontrarles un significado. No pudo.

-¿De qué estás hablando, Eren? ¿Por qué acusas de semejante cosa a Levi?

Después de gimotear y tratar de hacerse entender, quitándose gordas lágrimas de por medio, el rubio pudo comprender lo que su mejor amigo planteaba. Eren estaba preocupado porque su novio, cada vez que entraba al baño, siempre con celular en mano, decía eso: "voy a despedir a un amigo del interior".

-¡Levi no tiene amigos en el interior del país, Armin! ¡Sus únicos amigos son Erwin y Hanji, y ambos viven en el centro! Además, ¿me vas a decir que todos los días debe despedir al mismo amigo? ¿No lo ves? ¡Mi novio me está engañando!

Armin trató de no estallar en risas, no quería burlarse de su amigo ahí mismo. Era entre ridícula y tierna la inocencia que su estúpido amigo podía cargar.

-Eren,-Enunció el rubio de la manera más seria que pudo.-Cuando uno dice que va a despedir un amigo del interior y va al baño, significa que va a cagar.

-No, no entiendes, Levi est- eh- ¿Eh? ¡¿Q-qué?!

Eren era un idiota.