I'm no good at doing previews so...
"Seventh Days"
Day 0: "Fated Twilight"
"Sólo un poco más…"
Una silueta cuadrúpeda estiraba sus patas hacia un pequeño árbol, no era demasiado grande, tampoco muy alto, aun así era lo suficiente como para causarle problemas al pequeño animal, el cual se encontraba en este momento luchando para "agarrar" una baya aparentemente madura y pronto a caer... Aunque sus intentos en vano poco a poco le hacían empezar a pensar que aquella dulce baya no era más que una simple trampa. Y es que estas cuatro patas son tan útiles a la hora de tomar cosas… Se quejaba mentalmente, sólo siendo capaz de vagamente moverlo a un lado, una y otra vez, entre saltos en vano que comenzaban a demostrar poco a poco su creciente desesperación.
Finalmente decidió desistir de su lucha en vano, y simplemente se dejó caer sobre la fresca hierba, todavía podía sentir el sereno mañanero humedecer su delicado pelaje mientras este se presionaba contra el suelo, las suaves hojas bajo él le brindaban un suave cosquilleo, pero a pesar de aquella cómoda sensación, él aún resguardaba una expresión de frustración y cansancio. Cerró sus ojos y dejó al viento acariciar su pelaje, de color rojo carmesí. Pero con una larga y esponjosa coleta de color amarillo crema, que se reposaba a lo largo de su cabeza, terminando en una delineada punta que yacía entre sus finas y puntiagudas orejas con forma de diamantes, del mismo color rojo sangre de su cuerpo, en su cuello también se divisaba un esponjoso abrigo hecho de su propio pelaje, también de color amarillo crema, seguido otra vez por su cuadrúpeda forma, con el característico rojo carmesí tanto en sus piernas y patas, como en el resto de su cuerpo, hasta su cola, donde reposaba un gran algodón con forma de ascua. Seguramente se trataba de un Flareon, aparentemente, uno con muy poca suerte.
Su rostro dibujó una expresión de total derrota mientras dejaba salir un suave suspiro. "Ni tan siquiera una sola baya..." Un suave rugido debajo de él le recordó que no podía simplemente rendirse. "Estúpidas bayas… es por este tipo de cosas por las cuales me pregunto cuál es la razón por la que no soy carnívoro…" Luego de quejarse mentalmente lo suficiente como para retomar fuerzas una vez más, se sostuvo de sus cuatro patas para retomar su posición anterior, entonces apoyó sus finas patas delanteras sobre la maltrecha corteza del viejo árbol, y comenzó a mecerlo suavemente, esta vez esperando que la baya cayera por sí sola.
Pero después de todo el esfuerzo seguía siendo en vano…
Esta vez reposó su cuerpo contra el árbol, apoyándose desde su cola hacia arriba en la áspera corteza del tronco, y dejando sus patas traseras en el suelo, mientras jadeaba entre quejidos de frustración y reproche. "No tiene sentido continuar intentándolo…" Luego de tomarse unos minutos para retomar energías, decidió simplemente caminar hacia el lago más cercano para hidratarse un poco, su tembloroso cuerpo se mecía torpemente de lado a lado, eventualmente chocando contra algunos árboles en el camino, lo cual sólo le frustraba más. Y es que de todos los árboles en el bosque, a él le había correspondido el menos cooperativo.
Por qué hay en toda esta situación que me recuerda a… No sé, ¡¿Toda mi vida?
Finalmente llegó a uno de los mucho claros en el bosque, se trataba de un circulo delineado por varios árboles, el pacifico paisaje dibujado un pequeño campo de bayas que crecían en el suelo, las cuales a su vez rodeaban a un lago que, a pesar de su relativamente corto ancho y largo, era bastante profundo.
Por su puesto no representaba peligro alguno si uno se aproximaba con cuidado y simplemente se agachaba lo suficiente como para tomar lo necesario. Que interesante, éste no es el caso. Pues ni aunque me hubiera aproximado con la mayor calma del asunto, de todas maneras las cosas hubieran terminado así. Es lo que mi suerte siempre dicta. Flareon tomó aire y comenzó a caminar pacientemente en dirección al lago, observando todo a su alrededor detalladamente, las flores que crecían junto a las bayas, el desfalleciente azul del cielo mezclándose con los últimos rayos del sol para darle paso al crepúsculo que a su vez daría entrada a la abrazadora noche. Era extraño que él, no siendo un Umbreon hubiera desarrollado una afinidad con la noche más que con el día. ¿Tal vez es su traición hacia el sol lo que desencadena su desdicha siempre?
Fue entonces cuando se percató de lo cerca que estaba al lago. "Ah, eso estuvo cerca…" Logró detenerse justo al borde del lago. – "Bueno, supongo que a nadie le molestará que duerma aquí…" - Se dijo a sí mismo mientras inclinaba la parte superior de su cuerpo para poder beber algo de agua. Poco a poco, aquél mágico líquido comenzó a revitalizar sus energías, aunque poco hizo con respecto a su hambre, debía admitir que era mejor que nada. Flareon sabía agradecer las pocas cosas con las que eran bendecido. Ya que realmente eran MUY pocas.
Luego de haberse hidratado lo que él consideró suficiente decidió ojear una vez más el claro. "Nada importante de nuevo… bayas, flores, arbustos, un Espeon malherido, la pue… Espera, ¡¿Qué?" Rápidamente se aproximó al Pokémon en cuestión, estaba tan mal como parecía, marcas de garras alrededor de sus delicado pelaje color purpura, arruinando su belleza con manchas de sangre burbujeante que emanaba de algunas de ellas, ligeras quemaduras y algunas otras marcas, probablemente se trataba de alguno de los Pokémon siniestros que comenzaban a hacer de las suyas en los días pacíficos, Flareon tomó un ligero suspiro para calmarse, luego comenzó a inspeccionar sus alrededores en busca de algo útil. "Piensa, piensa, ¡PIENSA!" Continuaba presionándose a sí mismo para hallar una forma de ayudarle, ya que las heridas con el tiempo sólo empeoraban, hasta el punto de ya haberle arrebatado el conocimiento.
"Recuerdo que una vez… oh, sí. Aquella vez que esos Sandslash me atacaron… que tipo de baya usé… Rrgh… lo tengo en la punta de la lengua… tch… ¡Ah! ¡Claro!" Sonrió para sí mismo al divisar justo lo que estaba buscando, Bayas Ziuela y Bayas Zidra crecían alrededor del lago, afortunadamente para él, estas no estaban muy lejos, por lo que flexionando sus patas, se aproximó a trompicones hacia los arbustos con bayas. No le tomó más de unos cuantos segundos llegar al lugar en cuestión, entonces, de un mordisco comenzó a jalar las bayas, con cuidado de no arruinarlas, primero llevó un par de Bayas Ziuela, después regresó y tomó dos Bayas Zidra, ya que era lo máximo que su pequeño hocico podía llevar.
"Ahora sólo restaba un pequeño problema… ¿Cómo lo hago?" En la prisa del momento él no se había detenido a pensar ni por un instante en ello, aún tenía vagos recuerdos sobre cómo había logrado sanarse en aquél entonces, en ese momento, lo recordó finalmente. Se dirigió hacia una de las bayas, y delicadamente dejó salir al aire una de sus filosas garras, para cortar la baya, y así continuó, hasta dejarla en pequeños pedazos, entonces cuidadosamente arrastró al Pokémon psíquico contra un árbol, y comenzó a hacerle tragar los pequeños pedazos de bayas, uno a uno, era arduo y un poco cansado a pesar de ser un trabajo tan sencillo, pero si lograba salvarle, todo habría valido la pena.
Flareon decidió sentarse a esperar, finalmente la noche había hecho acto de presencia, y la oscuridad comenzaba a tomar el control del lugar, poco a poco todo era consumido por la gentil noche, tragando los últimos signos de luz que el día había dejado antes de partir, para no volver… "Hay algo extrañamente familiar en el ambiente… acaso… ¿he vivido esto ya? No, debo estar enloqueciendo."
¿O tal vez no?
Flareon se recostó cerca al Espeon, su suave y cálido pelaje presionando al del inconsciente Pokémon, miró hacia arriba para observar al cielo, sólo la Luna podía divisarse en ese momento, Una luna solitaria que iluminaba todo debajo de ella, pero aun así, no podía ocultar su soledad. Flareon soltó un suave suspiro, esperando que hubiera hecho lo correcto, y finalmente se dignó a descansar…
Al Día Siguiente…
El suave tacto de la brisa mañanera lentamente comenzó a traer de vuelta a Flareon, quién soltó un pequeño gruñido por haber sido despertado, aún así ya estaba consciente nuevamente, así que no valía la pena intentar retomar el sueño. Poco a poco sus ojos de color Rubí comenzaron a mostrarse, mientras su visión se enfocaba una vez más. "Es extraño… no recuerdo la última vez que me quejé de ser despertado… creo que dormí bien." Esta vez soltó un ligero bostezo mientras sus patas se estiraban al aire, solamente hasta que alcanzaban el suelo, entonces torpemente comenzó a levantarse, y miró a su lado, no había nadie. "Ah, parece que se despertó y se fue… bueno, supongo que debió haberse asustado."
Flareon dejó salir otro leve suspiro, y sumido en sus pensamientos se dirigió hacia el lago nuevamente, con las prisas de ayudar a aquél Espeon se olvidó de tomar algo para sí, y hoy empezaba a sentir los efectos de ello. – Necesito comer algo… pronto. – Se dijo a sí mismo mientras levantaba la cabeza para buscar aquél arbusto de donde había sacado esas bayas.
Continuó observando el claro, extrañamente no habían bayas ahora. "Supongo que ahora tengo que pagar por haber dormido bien…" Dejó salir un pequeño suspiro mientras se sentó frente al lago, observando fijamente su reflejo en este. "Algo extraño sucede… pero no puedo darme cuenta de que es…"
"¿Estás triste?" – Escuchó a sus espaldas. aquella voz le asustó lo suficiente como para inconscientemente saltar hacia delante… dentro del lago. – "Huh… ¿Es…Estás bien?" – Flareon no era realmente un buen nadador, por lo que el poder mantenerse en la superficie ya era un esfuerzo enorme, y realmente no tenía energías para hacerlo.
Justo cuando había comenzado a desistir de mantenerse en la superficie, sintió que algo lo agarró del cuello, y gentilmente le ayudó a regresar a la tierra firme, Flareon se agarró firmemente del suelo una vez estuvo al alcance de sus patas, respirando agitadamente mientras miraba a su salvador, y a la vez el causante.
Se trataba de un Espeon, aunque no podía divisar bien si era el mismo al que había ayudado ayer, su cuerpo era perfectamente parecido al de un felino, su pelaje purpura brillaba bajo el sol matutino, mientras su peculiar cola, la cual casi al llegar a la punta se dividía en dos, suavemente se mecía en el viento mientras mantenía su mirada fijada en Flareon, su cabeza era relativamente pequeña, con dos largos "bigotes" a los costados de sus mejillas, las cuales chocaban con sus largas y puntiagudas orejas, de color purpura también, pero en el fondo de un suave azul oscuro, sus ojos eran de un profundo violeta, y sobre ellos yacía una gema de color rojo, la cual brillaba también.
"Huh… Gracias por ayudarme." – Dijo un poco confuso, mientras largaba un suspiro de alivio.
A los pocos segundos ya estaba totalmente fuera del lago, se alejó un poco del Espeon para escurrir el agua en su pelaje, el secado se lo dejaría a su cálido cuerpo. Nuevamente fijó su mirada en Espeon, quien a su vez se la regresó con algo de confusión. – "¿Fuiste tú quién me ayudó ayer?" – Preguntó mientras se levantaba nuevamente, ahora caminando hacia él.
"Ah, ¿Entonces eres tú?" – Le miró, algo sorprendido, ya que aquellas marcas y heridas prácticamente habían desaparecido, él sabía que las bayas tenían algún efecto curativo en su mayoría, pero eso fue ridículamente rápido. – "No te reconocí… ayer no te veías muy bien." – "¡¿Eso fue lo mejor que se te pudo ocurrir?" Apretó sus ojos por un segundo, conteniendo las ganas de golpearse a sí mismo por su estupidez.
Espeon soltó una suave risa mientras levantaba su rostro. – Oye, ¿Tienes hambre? Encontré varias bayas alrededor, pero son muchas para mí. – Le dijo tranquilamente. Sin dudarlo él asintió inmediatamente, estaba haciendo un enorme esfuerzo por contener a su estomago, pero ya comenzaba a volverse insoportable. – "Huh… Eso… Lo agradecería mucho…" - Dijo mirando hacia los árboles.
"Bien, ¡entonces sígueme!" – Ahora comenzó a correr hacia el árbol donde ambos habían descansado, pero siguió de largo. Por más que él quisiera seguirle al mismo ritmo, su estomago y sus energías no se lo permitían, por lo que se limitó a solamente caminar.
Afortunadamente para él, Espeon se detuvo tras ese árbol y se dirigió hacia Flareon nuevamente, levantando la pata para llamar su atención. A los pocos segundos de haber llegado, su compañero usando su hocico apartó algunas bayas para él. Él por su parte se detuvo a observarlas por un momento, entre la desesperación por comer y el alivio que sentía se había quedado petrificado ahí donde estaba. – "Come, no están envenenadas… Creo." – Dijo lo último más para sí mismo que para su compañero, pensándolo por un momento antes de mirarle nuevamente.
Flareon cerró sus ojos y lentamente arqueó su cuerpo, hacía tiempo no tenía la oportunidad de comer tantas bayas juntas, la vida en el bosque poco a poco comenzó a convertirse más en una batalla para sobrevivir que en una pacifica estadía en el pequeño paraíso verde. Y pensar que todo podría empeorar de un momento a otro...
De vez en cuando, las orejas de Espeon se sacudían levemente mientras miraba a su alrededor, Flareon no había notado aquel extraño movimiento, y tampoco es que le hubiera dado mucha importancia en ese momento, en ese momento en lo único que podía pensar era en su desayuno. – "¿Tienes un nombre?" – Le preguntó ella con curiosidad, arqueando su cuerpo levemente hasta estar a la altura de él. Él por su parte se sentó, resumiendo su comida para poder responderle, tragó los restos que aun permanecían dentro de su hocico. – "¿Mí nombre? Es Kai. ¿Y el tuyo?" – Esta vez él se encargó de regresarle la mirada a Espeon, quien optó por sentarse también. "Hina." – Sonrió levemente. Flareon observó el árbol y luego a ella. – "¿Puedo preguntarte algo?" – Su expresión levemente se tornó preocupada, mientras ella ladeaba su cabeza. – "Claro, ¿Qué es?" - Tragó algo de saliva antes de dignarse a hablar, él no era realmente un experto cuando se trataba de conversar con otros. De hecho ese era su mayor problema.
"¿Qué fue lo que te sucedió ayer?" – De repente, todo pareció regresar a él por un momento, Pero… ¿Qué es todo? ¿Acaso hay algo que no quiero recordar? ¿Porqué aún ahora no puedo verlo?"
Flareon abrió sus ojos nuevamente, confundido. Ahora sólo había silencio. Espeon aun permanecía con su cabeza gacha, mirando fijamente al suelo mientras él aun parecía esperar una respuesta, ahora sólo la voz del viento podía escucharse alrededor de ellos, Flareon no tardó mucho en darse cuenta lo que había hecho. Metió la pata.
Y vaya que sólo hizo peor las cosas.
"Huh… Lo siento, no debí haber mencionado eso. Creo que lo importante es que te encuentras bien." – Intentó sonreír para confortarle, sea lo que sea que le haya sucedido, no debió haber sido nada bueno. Y no necesitaba ser un genio para saberlo. "Y aún así metiste la pata." Soltó un leve suspiro y cerró los ojos. Aún era temprano para descansar, pero tenía muchas cosas en las que pensar en ese momento. De repente sintió algo húmedo presionarse contra su mejilla. Abrió los ojos para observar que era, se trataba de Espeon, lamiendo su mejilla.
Si tan solo las cosas no estuvieran a punto de empeorar, me hubiera sentido mejor. Pero mi vida es así. Ni siquiera después de la muerte cambiará.
Varias pisadas comenzaron a hacerse audibles alrededor de ellos, las orejas de Espeon se estremecieron levemente mientras miraba a su alrededor, Flareon, confundido dirigió su mirada hacia ella. - ¿Qué sucede? – Preguntó inadvertido de lo que se acercaba.
"Ha comenzado." Murmuró.
El reloj comenzó a moverse. Algo era diferente ahora, pero no podía definir que era exactamente lo diferente, pero algo si era seguro. Era algo malo. Algo siniestro se aproximaba.
"Shinigami."
