MAGNOLIA
Aclaraciones: Los personajes de Digimon no me pertenecen, por supuesto, la historia no tiene nada que ver con el anime a parte de las características de los personajes. Esta historia tiene dedicada una líneas al lemon, en todo caso si eres sensible, no lo leas.
Bueno es la segunda historia que publico. Aunque no tengo mucha experiencia, me ha gustado hacer esta historia. Espero que os guste. Muchas gracias.
Crecí a las afueras de una localidad llamada Hokaido y aunque estuviera rodeada de muchos niños, yo sabía perfectamente que no pertenecía a ese sitio al igual que él. Siempre tuve aspiraciones y también soñaba con el día que podría salir de este sitio, llamado hogar.
Las señoras Sakura y Ruka lo llamaban orfanato. No obstante su mejor amigo decía que "Debería llamarse BASURERO" si ese era el nombre correcto para ese lugar, ya que recogía toda la mierda abandonada que había en el estado de Japón. Cada vez que estaba en ese sitio se sentía como una mierda, repudiada. Era horrible experimentar el rechazo y el sentimiento de abandono y congoja que se producía en su ser cada vez que veía como los niños eran acogidos por una nueva familia. No sirvió de nada que se pusiera su mejor kimono, que se recogiera el pelo largo en un moño o que se pellizcara las mejillas para producir un sonrojo. Nunca importaron sus esfuerzos porque sus ojos rojizos junto a su piel morena producía un escalofrío a todas las personas. A pesar que no recordaba los rostros de esas personas todos tenían en su mirada ese brillo en la pupila de miedo y escalofrío.
La niña demonio o la bruja de ojos rojos la denominaban los niños del orfanato y luego le lanzaban bolas de barro, hasta que ella lloraba y suplicaba que parasen. Ningún adulto la venía a rescatar, pero un día mientras ella lloraba escucho la voz de un niño que entre gritos y puñetazos la rescataba de los niños. En ese momento cegada por la inflación de sus ojos pudo ver los pelos revoltosos de un color castaño oscuro de un niño que aproximadamente tenía su misma estatura, pero en su mirada había una ligera ira y determinación para tan temprana edad.
Su nombre era Taichi Yagami o como él pronunciaba de lo más despreocupadamente simplemente Tai. Provenía de una familia desestructurada su madre le abandono y su padre era un borracho empedernido. La primera vez que vino a recoger a Tai, ella sintió rabia por ese hombre, pero pronto esa rabia se convirtió en simpatía. Ese hombre era un graciosillo y aparte de Tai fue el único que la vio como una niña. Cada vez que venía a recoger a Tai entraba al despacho de la señora Sakura y se arrodillaba y suplicaba que le dejasen llevarse a su hijo a casa, para darle más dramatismo a la situación Tai siempre se ponía a llorar a todo pulmón, la primera vez ella se quedo asombrada, porque nunca había visto a Tai llorar. Esa situación era demasiado para la señora Sakura que siempre respondía que se lo llevara que con tanto grito le dolía la cabeza. Posteriormente los tres salían del despacho y tanto padre como hijo se reían a carcajada y se daban un rotundo apretón de manos. A principio le costaba entender la situación pero poco a poco lo entendió. A pesar que el padre de Tai se gastaba su dinero en bebida nunca permitió que su hijo pasase hambre y que mejor lugar que alimentar un niño que un orfanato. En ese tiempo el padre de Tai siempre le ofrecía una piruleta y le acariciaba la cabeza y posteriormente tanto padre como hijo se marchaban. Entonces ella se sentía más sola que nunca, a sus doce años experimento todos los sentimientos más bajos que puede tener una persona, la rabia, la envidia, la nostalgia, la tristeza, el miedo y el horror…
Los días que en que Tai no estaba en el orfanato eran como antes de haberle conocido, pero un día encontró un lugar secreto. Se trataba de un pequeño huerto abandonado que había en el orfanato, en ese lugar se refugiaba hasta la llegada de Tai. En aquellos tiempos ella ocupaba los días plantando pequeñas semillas de tomates con la esperanza que llegaran a florecer, al principio se guardo ese sitio para ella sola, pero con el tiempo enseño su pequeño escondrijo a Tai. Juntos plantaban semillas y jugaban en la arena negra del orfanato. En esos momentos Tai le explicaba sus ambiciones y de que nunca se olvidaría de ella, que siempre serían hermanos de sangre, que un día vendría y la sacaría del orfanato.
A medida que pasaban los años Tai fue creciendo y pronto se convirtió en un joven desgarbado y apuesto. Sus ojos marrones adquirieron un brillo masculino y la pequeña determinación que observo en sus ojos era mayor aun, sus espaldas se ensancharon y las caderas crecieron pero no lo suficiente al de su espalda. Pero no fue la única en apreciar sus cambios las chicas más mayores le perseguían y ella no pudo evitar ciertos celos y envidia, porque todas las chicas revoleteaban cerca de él mientras ella se quedaba en una esquina observando la escena. Entonces se enfadaba con Tai y se refugiaba furiosa a su escondite. Posteriormente Tai la encontraba y la hacía cosquilla hasta que ella dejaba de estar enfadada. Entonces Tai nunca había abandonado sus sueños de crear una empresa basada en la creación de energía a través de energías renovables. Se leía todos los libros sobre el tema y tenía un pequeña libreta donde apuntaba todas sus investigaciones. Entonces siempre le traía un libro de agricultura, de flores, de la fauna. Sabía que ella le gustaba la agricultura, juntos pasaban el tiempo leyendo y apuntando en sus libretas. A pesar de las horas de estudios que realizaban ella al veces sentía un cosquilleo en su estomago y cada vez que se sentaba junto a Tai tenía que evitar las ganas de recorrer su mano y coger la de él. Entonces siempre creyó que Tai siempre estaría a su lado.
Aquel día se sentía muy inquieta sabía que Tai no quería volver al orfanato más lo podía ver en su mirada, ya estaba preparado para completar su sueño. No obstante era ella quien lo arrastraba siempre allí, con ella nunca hablaba de cosas serías, pero gracias a las chicas del orfanato había averiguado que trabajaba en una fabrica tradicional de hacer kimonos. Sin embargo no fue lo único de lo que se entero al parecer se había acostado con algunas chicas del orfanato, entonces ella se puso a llorar silenciosamente, porque creía que Tai siempre estaría con ella. No podía ser más ingenua nunca debería haber pensado que él sintiera algo especial por ella. No podía sentir se más deprimida pensó mientras paseaba por el orfanato entonces escucho una serie de susurros en la parte trasera del orfanato, aun que más que susurros se trataba de gemidos. Hay estaba Taichi Yagami encima de una chica acariciándole un pecho no pudo evitar hacer un pequeño grito entonces Tai levanto la cabeza y la observo. Ella pudo ver como su rostro paso de un asombro a un horror. Ni siquiera tuvo que pensárselo dos veces corrió como nunca lo había hecho, pero no fue suficiente porque Tai estaba a punto de cogerla, era mucho más rápido que ella, entonces sintió como sus pies cedía a la arena y posteriormente estaba en el suelo con un Taichi Yagami encima sobre ella.
Por Dios, ¿estás bien? – me pregunto en ese momento supe que intentaba evitar el asunto, pero yo me sentía indispuesta y consternada para fingir que nada había pasado y no pude evitar llorar – Cálmate Sora seguro que te has hecho unos rasguños nada más, tranquila – me susurraba mientras me acariciaba suavemente la cabeza. Yo en aquel momento temí romperme en su tacto. Entonces las palabras salieron a borbotones de mi garganta –Como pudiste, pensé que era especial, pensé que siempre estaríamos juntos, pensé que me querías. – dije esas últimas palabras en un susurro casi inaudible, pero de inmediato supe que él lo había oído. Entonces me cogió del cuello y me beso, fue un beso leve, simplemente presiono sus labios a los míos. Sin embargo poco a poco fue presionando más profundamente hasta que yo abrí mi boca y deje que entrase levemente su lengua entonces me acarició y mi lengua fue a su encuentro. Entonces pude sentir una leve presión en mis caderas. Sabía de que se trataba esa presión había escuchado suficientes historias de las chicas. Bajo su mano en mis piernas, me acarició la entre pierna y se hizo camino entre mi falda, me acarició el pubis entonces metió un dedo entre mis partes intimas. Podía escuchar su respiración trabajosa y unos pequeños gemidos que enseguida identifique como míos. Me sentía resbaladiza en esa zona donde su dedo trabajaba y sentía un pequeño vació, entonces unos temblores me recorrieron en la piel y no pude evitar levantar las caderas y un segundo dedo entro y me derrumbe. El me beso para evitar que el grito que estaba a punto de hacer, me acomodo las bragas y me bajo la falda. Aun podía sentir la presión en mi cadera y supe que él no estaba satisfecho, pero se separo de mi y se sentó en la yerba mirando el vació mientras yo me recomponía.
Me voy de Hokaido, hace tiempo que tenía planeado irme, pero no podía evitar dejarte aquí, porque si yo me voy uno de los chicos te sedujera. No puedo evitar que la sangre me hierva y el enfado me recorra toda la espina dorsal cuando lo pienso. Hoy estuve a punto de hacerte mía, pero si lo hacía nunca podría dejarte. Te quiero pero que vida nos quedaría si yo me quedara a tu lado, no quiero vivir mi vida como mi padre y luego acabar borracho en una cantina para ahogar las penas de no haber cumplido mis sueños y que tu no lo soportes y te acabes yendo de mi lado, igual que mi madre. Sé que te mereces algo mejor y nunca te pediría que me esperaras, no sería justo.
Al escuchar sus palabras me quede atónita, él al igual que mis padres también me abandonaba como un trapo usado, la rabia me recorrió y sentí un nudo en mi garganta, no pude evitar llorar. Ni siquiera recuerdo como conseguí la fuerza suficiente para levantarme y dirigir le una mirada fría – Pues vete Tai, abandona me no serás el primero. Por mi que el diablo te lleve pero ni se te ocurra volver aquí porque no estaré, pronto tendré la edad suficiente para largarme de este sitió. – No le mire a la cara porque no tuve el suficiente valor, me fui y le deje solo en el césped. Esa fue la última vez que le vi.
