Amor a primera vista
Evangelion y Nadia de los mares misteriosos pertenecen a Gainax
Shinji no podía dormir. El tercer niño no lograba quitarse de la cabeza la cara de esa muchacha. Era una bella joven de piel negra, ojos verdes aguamarina, ¡una extranjera! Su rostro le parecía sin embargo familiar, a pesar de que era la primera vez que la veía en su vida... quizás más que familiar su rostro le parecía muy hermoso... ¡No, no era eso!... era algo indefinido, ¡que no lo dejaba tranquilo!
Desde que la vio no solo se sintió fascinado con ella por su hermosura y garbo, se sentía de alguna manera conectado con ella. La joven estaba acompañada por una rubia y una pelirroja. Las dos eran de más o menos la edad de Misato e igual de altas y bellas.
El vagón del tren iba atestado de gente. Él y las otras dos chicas pilotos salían de NERV. Él estaba de pie mientras Rei y Asuka estaban sentadas. Rei leía un libro y Asuka hablaba por teléfono con su amiga Hikari. Él escuchaba música en su SDAT. Shinji se sentía solo a pesar de la multitud y la presencia de sus dos compañeras, tan opuestas una a la otra como el sol y la luna.
Fue entonces cuando la vio. No solo le llamo la atención su aspecto foráneo y exótico. Ella estaba igual de perdida que él en esa ciudad fortaleza sin alma. Las dos mujeres mayores hablaban entre ellas mientras la morena estaba como abstraída y deprimida. Sus miradas se cruzaron, pero los dos estaban en extremos opuestos del furgón y con una infranqueable muralla de gente en medio. Sin embargo algo hizo "clip" dentro de ellos al verse a los ojos. No se dijeron nada. El tren traqueteaba y seguía su curso. Ella le había sonreído y él le había correspondido.
La pelirroja alemana jalo de una oreja a Shinji por que habían llegado a su parada. Shinji se despidió de Rei y al volver a mirar al sitio en que se encontraba la joven de piel oscura vio que esta hablaba con las otras dos mujeres quedando de perfil. Shinji y Asuka salieron. La puerta del vagón se cerró y ella, la misteriosa joven de piel negra y ojos verdes, ¡se fue de su vida para siempre!
-¿Qué te pasa kínder?- le espeto Asuka- ¡Por poco pasamos de largo!
-¡Lo siento Asuka!
-¡Baka!
No podía conciliar el sueño, ni quitarse a la desconocida de la mente. Inquieto se revolvió en su futton.
A la joven le pasaba lo mismo. Solo había visto al japonés por unos pocos minutos y era algo imborrable en su memoria.
Ella prefería dormir junto los animales, en una cama hecha de paja con solo una almohada, una colcha gruesa debajo y una sabana para arroparse. Los del circo creían que era una excéntrica o puros caprichos de diva. Pero en realidad ella prefería a los animales que a la gente. Ella los entendía a ellos y ellos a ella. Un cachorro de león, de un sucio y casi gris color blanco, se le acerco. Cariñosamente le restregó la fría nariz contra el brazo. La chica lo abrazo como si fuera un peluche. Trato de dormir en la cama de paja.
Al día siguiente, camino al colegio, Shinji se sorprendió al ver a la misma chica del tren de nuevo.
-Nadia de los mares misteriosos…- Leyó en el cartel.
La chica estaba irreconocible. Su sexi vestuario era salvaje. Una chaquetilla y unos taparrabos rojos junto a un top y una braga de inmaculado blanco. En los brazos y en el cuello tenia aros dorados como pulseras y gargantilla respectivamente, mientras tenía uno más pequeño colgando del lóbulo de cada una de sus orejas. Una joya azul colgaba de su cuello. Ella era muy hermosa, de más o menos su edad.
Estaba enmarcada en un círculo junto a las otras estrellas del circo, con su nombre artístico debajo. Estaba de cuerpo entero, capturada por el ojo de la cámara en una fracción de segundo, en plena acrobacia. No era más grande que su dedo índice y estaba perdida en medio del barroquismo publicitario de las atracciones del circo.
-Shinji, ¡vamos a llegar tarde!- Le dijo Asuka jalándole de la oreja- ¿Qué pasa? ¿De niño nunca fuiste al circo?
-No, ¡No es eso, Asuka!...- Shinji no pudo explicar nada
-¡Aaaaah! ¡Soy una universitaria graduada! ¡No tengo, ni debería de ir contigo a un colegio!... ¡Date prisa o llegaremos tarde!
Ya en el salón de clases Shinji se puso a pensar que en verdad nunca había ido de niño a un circo. Miro de reojo a sus compañeros. ¿Debería ir solo o pedir a alguien que lo acompañara? Touji y Kensuke de seguro que no irían por considerar los circos como algo para niños. Miro a Asuka, la pelirroja solo se veía fastidiada. Rei estaba en su lugar de siempre, viendo por la ventana en su actitud autista de siempre. ¿La delegada?... eran amigos, pero no se tenían tanta confianza. Además que invitarla podría ser malinterpretado como una cita por ella o los otros.
Shinji dio un suspiro. En realidad quería ir solo. ¡No quería decirle nada a nadie! Solo volver a ver a esa chica... aunque fuera de lejos y sin que ella se diera cuenta.
Nadia estaba molesta. ¡Ninguna persona la entendía y todo el mundo la criticaba! Sobre todo Jean. ¡Estaba harta de ese sabelotodo insufrible!, ¡inventor fracasado!, ¡idiota redomado!, ¡asesino devorador de pobres animalitos indefensos!... El francés cuatro ojos también estaba harta de ella. ¡Era una necia insoportable!, ¡terca cabezota!, ¡malcriada egoísta!, ¡intolerante vegetariana fanática!
Jean se desahogaba con Bruno y Sansón, mientras Nadia lo hacia con Electra y Rebeca. La rubia y la pelirroja ya conocían lo temperamental y arrebatada que era la chica. Con paciencia y resignación solo se limitaron a escucharla. Ya le darían consejos y hablarían con ella después de que se calmara. En su fuero interno Nadia sabia que era injusta con Jean y solo se estaba desquitando con él por el chasco de ayer.
-Nadia, ¡en vez de aferrarte al pasado deberías de pensar en el futuro! En la gente que te quiere y te aprecia- Le había dicho Jean.
Nadia solo entrecerró los ojos
-¿Quieres que olvide como mi madre murió en la miseria? ¿Del abandono y el desamparo en que ella y yo vivimos por su culpa?... ¡Claro! ¡Como eres hombre por supuesto que te solidarizas con él y le perdonas todo!... ¡Yo solo quiero verle a la cara y decirle que lo odio! ¡Que nunca lo voy a perdonar y que no lo necesito en mi vida, ni me hace falta! ¡Que yo me las pude arreglar sola y sin ayuda de nadie!
Nadia se sentía por completo sin ganas, ni energías. No dejaba de pensar en el muchacho que había visto en el tren. Sin saber por que sentía que él no era como Jean. ¡Él si la entendía! Fijado en su retina estaba su cara. Algo los había unido en el momento en que se habían cruzado sus miradas y se habían sonreído el uno al otro.
Electra le aviso que su número era el siguiente. Haciendo de tripas corazón Nadia fue a la pista. ¡No estaba de humor, ni estaba de ánimos! El maestro de ceremonias la presento y ella hizo su entrada en medio de giros, volteretas y saltos mortales. Quedo a espaldas del público y luego se giro alzando los brazos por sobre la cabeza. La carpa estaba llena a reventar. ¡Los aplausos eran atronadores!
La mayor parte del público eran niños. Nadia era muy popular entre ellos. Los niños la veían como una bella princesa amazónica de algún reino mágico de África. Los adultos se veían falsamente animados, condescendientes, indiferentes o fastidiados. Eran los acompañantes de los niños, casi todos sus padres. Los que ya habían venido antes y visto su acto aplaudían con sinceridad, siendo por completo sus fans incondicionales.
El resto eran jóvenes púbertos que venían a desnudarla y comérsela con los ojos. ¡Nadie podía culparlos por eso! El bello y núbil cuerpo de ébano era perfecto. Ella era esbelta y estilizada, ¡preciosa! llena de curvas. Una mestiza hija de Asia y África. Los jóvenes veían con embeleso a la chica con la esperanza de ver por debajo de su taparrabos su nívea braga o sus pezones en relieve en su top blanco al entreabrirse su chaquetilla roja.
Ella se sorprendió gratamente al ver al muchacho japonés del tren entre la gente. Ella sencillamente lo vio, lo noto, ¡lo sintió!, casi de inmediato entre la multitud. Ella hizo una reverencia frente a su público, cuando alzo la vista solo estaban él y ella en su mente. Ella solo sonrió para Shinji de una forma encantadora.
Shinji estaba sorprendido y embelesado con Nadia de los mares misteriosos. Ella parecía más una bailarina de ballet que una acróbata. Una bailarina de huesos indestructibles y articulaciones de goma. ¡Su flexibilidad y agilidad parecía sobrehumana! Más propia de una contorsionista. Más que hacer piruetas, saltos mortales, giros y volteretas parecía bailar sin estar limitada por la fuerza de la gravedad o las leyes de la física o por superficies imposibles. Ella parecía capaz de pararse de puntillas sobre la punta de una aguja o danzar sobre el filo de una espada.
Nadia fingía ignorar a Shinji. De soslayo y de reojo lo veía. Su público y los del circo estaban en vilo, seducidos y conquistados por su talento y habilidad gimnastica. ¡Ella en verdad se estaba luciendo y superando en esa actuación! Hasta los púbertos libidinosos estaban en suspenso y con los ojos fuera de sus orbitas al ver como ella desafiaba a la muerte... o lo humanamente posible con su etéreo cuerpo de hada, de apariencia frágil como el cristal y ligero como pluma.
Parte del acto de Nadia era con animales. ¡La bella africana parecía dominarlos con telepatía! El público se sintió arrobado y conmovido con la buena química que había entre ella y las bestias. El fiero león, un brioso corcel blanco y un poderoso elefante más que obedecerla, los tres animales parecían amarla y quererla incondicionalmente como súbditos leales a su princesa. Ella por su parte, con sus gestos y ademanes, solo exteriorizaba el cariño más profundo y el afecto más sincero por las bestias. En su acto era ella quien hacia lo peligroso, sin exponer a los animales.
Al final de su acto ella salto de pie de la grupa de un caballo en movimiento a la nuca del paquidermo. Aterrizo de puntillas, con las esbeltas piernas bien juntas y los brazos extendidos para equilibrarse. El elefante se puso sobre sus dos patas traseras y Nadia dio un salto mortal girando y dando vueltas en el aire para aterrizar con sus dos manos sobre la frente del elefante. Con una mano se apoyo en la sien del animal mientras abría las piernas, arqueaba la espalda y extendía el otro brazo.
El elefante con mucha delicadeza y evidente afecto tomo a la acróbata por su fino talle con su trompa y la puso en el suelo. El caballo se puso a su derecha y el león a la izquierda de la bella africana. El elefante barrunto alzando la cabeza, poniendo en alto su trompa y sacudiendo sus orejas. El caballo relincho parándose sobre sus patas traseras y el león rugió sacudiendo su majestuosa melena. ¡Todos aplaudieron como locos! ¡Incluso el personal del circo!
Nadia se despidió haciendo otra reverencia y lanzando un beso al aire. Ella dio media vuelta y los animales la siguieron mansamente. Shinji casi sintió que ese beso en el aire era para él. Nadia se sentía eufórica. Abrazo y beso en la punta del hocico a los animales como siempre hacía al final de su acto tras bambalinas, agradeciéndoles su ayuda y felicitándoles por el buen trabajo que habían hecho. Siempre lo hacía con sincera efusividad.
Shinji se fue después de la función de Nadia. ¡Se alegraba mucho de haber ido solo! Pero a la vez se sentía triste por considerar a la muchacha fuera de su alcance.
Nadia fue felicitada por todos en el circo. Su acto era bueno, pero era más que todo relleno mientras el auditorio esperaba por las atracciones principales. Al final de la jornada ella acaparaba la atención y pacientemente la gente hacia cola para tener su autógrafo. Nadia hablaba el japonés a la perfección, aunque con un fuerte acento francés. Por enésima vez ella le explicaba a uno de sus fans que había nacido en Japón y se había criado en Francia, que su madre era africana de pura cepa.
Con tacto Electra le decía al fan que era hora de retirarse, que había otros que también hacían fila. Todo era en realidad para no tocar el escabroso y doloroso tema de quien era el padre de Nadia y su nacionalidad. A diferencia de otras veces Nadia insistió en atender a todos ¡hasta el último!
La cola era inusualmente larga, no solo eran los niños y sus acompañantes. Muchos jóvenes de ambos sexos de la edad de Nadia le estrechaban las manos y la felicitaban. La mayoría eran del sexo masculino y las chicas la hermana mayor de algún niño o niña. Nadia esperaba con impaciencia al japonés del tren. Le daría una foto suya autografiada, con un beso de ella estampado. Pero Shinji Ikari no estaba entre los jóvenes.
Nadia y Shinji estuvieron alicaídos y desanimados los siguientes días. Los del circo y los conocidos del muchacho se preguntaban que les estaría pasando. Nadia seguía actuando en forma excepcional y única, pero Shinji no volvió al circo. Ella se preguntaba si sería que no le había gustado su acto o si había venido y ella no lo había logrado ver entre la multitud.
Shinji había bajado varios puntos en su nivel de sincronización. Asuka se ufanaba y le tiraba pullas, pero Shinji no le hacía caso... ¡lo que le quitaba lo divertido a ufanarse y a tirarle puyas!
Triste y alicaído Shinji miraba fijamente a su EVA. La bio-maquina estaba en su jaula, con el cuerpo sumergido hasta el cuello en la piscina de enfriamiento. Shinji y Asuka tenían puestos sus trajes de conexión
-Asuka, ¿crees en el amor a primera vista?- le pregunto Shinji a la pelirroja de repente
-¿Que?-
Shinji le repitió la pregunta. Asuka sonrió con sus mejillas teñidas en rosa
-¡Si!, ¡por supuesto que sí!... fue lo que sentimos Kaji y yo al conocernos... ¡Sencillamente éramos el uno para el otro! Nos dimos cuenta de eso con solo vernos la primera vez...
Kaji se les apareció
-¡Chicos! Que bueno que los veo ¿no han visto a Katsuragi?
Asuka sintió que le tiraban un balde de agua fría.
-Kaji... creo que la vi por aquí, ¡pero no estoy segura!... ¡déjame ayudarte a buscarla!- exclamo la pelirroja
La alemana se le colgó del brazo muy animada... y se llevo al apuesto de Kaji lo más lejos que pudo de donde en realidad sabía en donde estaba Misato ¡Olvidándose por completo de Shinji!
Shinji y Nadia se sentían oprimidos y angustiados por una secreta ansiedad. A Shinji cuando en verdad estaba bien deprimido le gustaba pasear por las afueras de la ciudad. Era así desde aquella vez que había huido de Misato y de todo. Caminaba sin rumbo fijo, inconscientemente buscando a la naturaleza en su estado más puro. Dándole la espalda a la tecnología y a la ciencia que en Tokio-03 eran la razón de ser y existir de la ciudad fortaleza
Estaba comenzando a llover. Shinji había estado caminando como sonámbulo. Las gotas de lluvia eran gruesas y pesadas, caían como granizo sobre él. El viento aullaba y le lastimaba la piel usando ramitas, hojas secas, la arena y el polvo como metralla. Shinji reconoció el lugar como el sitio en donde Kensuke solía acampar y hacer su entrenamiento autodidacta de guerra de guerrillas. Había por allí cerca un cobertizo abandonado que el otaku militar usaba como cuartel general y depósito.
Shinji fue a guarecerse allí. ¡Su sorpresa fue mayúscula al encontrarse con Nadia! Ella estaba vestida con su ropa de circo, toda mojada y destilando agua. A diferencia de Shinji no conocía nada de los alrededores y se había perdido al caminar como él sin rumbo fijo. Ella también se quedo muda de la sorpresa, sin saber que decir al verlo de nuevo, con su uniforme escolar húmedo y pegado a su piel. Los dos nunca se hubieran imaginado que se encontrarían así, en esas circunstancias a pesar de haber estado obsesionados uno con el otro todos esos días desde que se habían visto por primera vez en el tren.
Sin poderlo evitar, sin pensarlo, sin ser responsables, ni conscientes de sus actos se fueron acercando uno al otro como polos opuestos de unos imanes. Los dos se besaron en la boca como amantes de toda la vida. La lluvia lejos de refrescar había aumentado el calor. Shinji sintió como su cuerpo se enardecía con hambre y ansiedad al tener el núbil cuerpo de ébano entre sus brazos por fin. Sin embargo se contuvo las ganas locas de aferrar y oprimir con brutalidad la tierna carne femenina, de arrancarle la ropa a zarpazos y violarla sin contemplaciones a duras penas.
Para los dos era su primer beso y sabían casi por instinto como hacerlo para el placer del otro. Suave, con delicadeza rozaban sus labios en forma tenue. Entreabrían la boca y sus lenguas se enroscaban mientras contenían el aliento con los ojos cerrados. Unidos en su abrazo buscaban fundirse en un solo ser. Los dos dejaron que sus cuerpos se rindiesen a la atracción que sentían uno por el otro. Su respiración se volvía lenta, pausada, inhalando y exhalando aire con suavidad en perfecta sincronía mientras entraban y salían del beso entre suspiros. Entre cada respiración los latidos de sus corazones se volvieron imperceptibles.
Sus mentes se tornaban blancas, difusas. Los dos dejaron de sentir sus cuerpos desde abajo. Primero fueron los pies, que desparecieron como si se diluyeran en el suelo y en el aire. Luego las piernas, que dejaron de sentir su peso en el suelo. Los vientres, a la vez que los brazos y las manos. Subiendo por las columnas vertebrales hasta los hombros sintieron un escalofrió. El cuello y la cabeza parecieron licuarse y fundirse, deshacerse entre volutas de humo llevadas por el viento.
Nadia solo sentía su sexo. Su vagina. Sus labios íntimos hinchados. Su clítoris a flor de piel. Sus órganos sexuales parecían flotar en el aire, libres, espectrales. Sentía la sangre fluir por su clítoris, volviéndolo duro como un guijarro. Su vagina se cubrió en el interior de fluidos lubricantes que desbordaban hacia sus labios, donde su entrada parecía secretar una olorosa y transparente saliva. Shinji sintió su ansiedad y deseo… su olor a hembra en celo. El también sentía su sexo duro y pulsante, ¡apremiante!
Los dos parecían náufragos recién salidos del mar con sus ropas y cabellos mojados y pegados al cuerpo. El precario cobertizo era de tablas de madera, piso de cemento y techo de zinc, ¡desde antes del segundo impacto! La lluvia repiqueteaba como una ametralladora sobre ellos mientras el viento huracanado hacía crujir las tablas de las paredes.
En su refugio Kensuke tenía un gran baúl y una mesa plegable. Nadia sintió el filo de la mesa contra sus nalgas. La bella joven empezó a desabotonarle la camisa al muchacho. La prenda cayo en forma pesada en el suelo de madera por que estaba saturada de agua. Luego le quito la franela negra que siempre llevaba debajo y está cayo igual que la otra prenda.
La africana sintió como sus mejillas se calentaban por el fluir de la sangre. El torso imberbe y lampiño del japonés le excitaba en grado superlativo. Shinji sintió algo de vergüenza. Nadia le desabrocho la correa y el muchacho se bajo los pantalones y su bóxer de un tirón, los aparto de una violenta patada quedando solo con sus zapatos y medias puestas. Shinji levanto en vilo a la muchacha sorprendiéndose de lo liviana que era. La agarro por la fina cintura y la sentó en la mesa. Ella se acostó sobre el tablero con gracia felina, serpenteando y contorsionando su cuerpo con elegancia. Estaba servida como un festín a los bajos apetitos del muchacho
Shinji se le puso encima y la beso en la boca. Las patas de la mesa chirriaron en sus puntos de unión al sentir el peso de ambos. La chaquetilla roja de Nadia se entreabrió mostrando su top blanco, apenas un retazo de tela alrededor de sus pechos. Shinji besaba el plano vientre y lamía con deleite la línea abdominal de la chica hasta el nacimiento de su pubis. Las manos del muchacho se engarfiaron en los laterales de la braga blanca de la chica y en una lenta caricia le fue retirando la prenda.
Nadia sintió como sus pechos se endurecían. Sus pezones se marcaron en relieve sobre su top, emergieron duros como garbanzos. Su coño casi lampiño, con apenas una corona de ralos tirabuzones y rizos, estaba expuesto como una herida mal cicatrizada, una llaga sensitiva. Shinji deslizo su mejilla por la parte interna de un muslo de Nadia. Con una mano le sostenía una pierna y la otra le hizo florecer un seno. Nadia era negra de pies a cabeza, un luminoso marrón pardo terroso más que negra en realidad. Pero su pezón era mucho más opaco, un apetitoso chocolate de un oscuro y profundo azabache.
Shinji se lanzó sobre ella y buscó sus labios en un beso abrasador. Todo su cuerpo empezó a temblar entonces; debatiéndose entre ser más cuidadoso y delicado con ella para no lastimarla, ni hacerle daño o sucumbir por completo a sus bajos instintos. Cuando la miró a los ojos, en ellos no vio enfado sino un ardiente deseo. Los ojos de Nadia reflejaban el mismo deseo que él, de modo que Shinji volvió a besarla, pero esta vez con mucha más ternura y delicadeza.
Sus manos volaban sobre la piel de seda de la africana, al principio delicadamente y luego de manera más exigente. Shinji se inclinó sobre Nadia y besó la punta de su pecho expuesto mientras la tocaba entre las piernas. Pero las manos de Shinji se volvieron entonces bruscas e incluso ofensivas y brutales. Nadia se dio cuenta de que también era la primera vez del muchacho. Con una mano le detuvo la garra que maltrataba la parte más sagrada de su anatomía. Con la otra le acaricio el rostro, con los ojos le dijo que parara y se tranquilizara. Mágicamente, como los animales en su acto, el tercer niño estaba a sus pies, ¡bajo su total control!
Shinji la miró, atónito, mientras ella colocaba la mano correctamente entre sus piernas, apretando las yemas de sus dedos sobre ese sitio en particular que nadie jamás había tocado. Movió sus dedos suavemente, con la presión justa… Shinji dejó que Nadia lo guiase, intentando controlar su natural tendencia de agarrar y apretar como un bruto.
Como hipnotizado, Shinji miraba sus dedos girando suavemente… Tuvo que hacer un gran esfuerzo de autocontrol para contenerse, pero concentró en ello todas sus energías. Cuando por fin Nadia apartó la mano y lo dejó hacer, le conmovió que moviese las caderas buscando sus dedos, que se habían vuelto algo más sabios.
Usando las yemas, Shinji intentó memorizar lo que tocaba. Sobre el triángulo de rizos había un pequeño capullo que parecía muy tierno. Notó entonces que Nadia temblaba cada vez que lo acariciaba de cierta manera, haciendo círculos, con la tensión y la velocidad justas. Le emocionaba tanto verla temblar que no pudo resistir la tentación de introducir un dedo. Y cuando notó la humedad se sintió recompensado por sus esfuerzos.
De vez en cuando, Shinji, en su impaciencia, empezaba a frotar con más fuerza, pero cada vez que lo hacía ella volvía a apartar su mano para recordarle cómo le gustaba. Cada uno de esos pequeños incidentes provocaba otra oleada de excitación. Todo aquello era tan nuevo para él… Pero aun así, Shinji estaba decidido a dejarla completamente satisfecha.
Nadia respiraba con dificultad. Shinji sentía su miembro apremiándolo. Shinji estaba decidido de ir hasta el final. Nadia se mordió los labios al sentir la dura punta roma con forma de nuez deslizándose sobre su raja. Estuvo tentada de pedir que parara… ¡que no quería eso!, pero no era cierto. Ella se apoyo en sus antebrazos y abrió las piernas lo más que pudo.
"¡Duele!, ¡Duele mucho!" pensó Nadia. Esa masa dura y compacta de tensa carne pulsante con forma de ariete fue entrando en su interior. Shinji también sintió dolor dentro de su húmedo y apretado coño, sobre todo en el frenillo. ¡Su interior era en verdad estrecho y apretado! Húmedo y resbaloso, no tenía problemas en avanzar, pero la tira de piel entre su glande su prepucio le dolía al estirarse. El muchacho avanzaba hasta donde podía aguantar el dolor y luego retrocedía para finalmente avanzar más.
Nadia se acostó sobre la mesa con los ojos fuertemente cerrados a punto de llorar por el dolor. Sus piernas abrazaron las caderas del muchacho mientras ella rodeaba su torso entre sus brazos. El dolor se hizo más intenso ante la primera embestida a su tierno y elástico himen. Ella le clavo las uñas en la espalda y puso su mejilla contra la suya.
A Shinji le costaba más desflorar a Nadia por su frenillo que por otra cosa. Después de varias embestidas más por fin se estiro por completo y Shinji se tiro a matar. Nadia se contorsiono de dolor al sentir como su delgada membrana de carne se estiraba hasta el límite, pero no cedía. Ya sin el impedimento de la tira de piel Shinji pudo ir con mucha más fuerza en sus embestidas y arremetidas. En el noveno intento por fin Nadia le decía adiós a su honra.
El miembro de Shinji estaba por completo en su interior. A pesar de toda la guerra que su himen había dado, Nadia no sangro. Shinji la levanto entre sus brazos mientras la besaba en la boca y ella se le enroscaba con sus brazos y las piernas. ¡Ella era tan ligera y liviana! Shinji sin darse cuenta cayo sentado sobre el baúl de Kensuke. Lo peor y lo más traumático había pasado. Solo quedaba gozar y disfrutar. Nadia comenzó a subir y bajar por ese palo ensebado de carne que empalaba sus entrañas como si le fuese la vida en ello.
Lo importante era que los dos estaban por fin juntos. No querían pensar que estaban haciendo una locura y que ni se conocían. Nadia daba saltitos impulsándose con los brazos en los hombros del muchacho. Sus pulseras y su gargantilla de aros dorados tintineaban suavemente como acompañamiento a los gemidos y suspiros de los jóvenes. La tela mojada del disfraz de saltimbanqui junto a la suave piel era una delicia para el tacto del muchacho, más que tocarla y abrazarla el muchacho saboreaba todo el núbil cuerpo con su cuerpo.
¡Que apretada!, ¡que húmeda!, ¡que sabrosa! Pensaba Shinji. ¡Que duro!, ¡que grande!, ¡que rico! Pensaba Nadia. Solo dejaron sus cuerpos en automático hacer lo que sabían por instinto. Sus caderas trabajaban al unísono, como biela de motor. El orgasmo fue fulminante, ¡devastador!... lo más intenso que nunca jamás habían sentido. Entre jadeos se besaron en la boca mientras sus sexos hacían los últimos estertores. Embobados se sonreían abrazados, pero saciados de sexo. El miembro de Shinji estaba encogido y arrugado mientras Nadia estaba sentada sobre sus piernas en forma recatada. Los dos parecían enamorados en un cine haciéndose carantoñas aprovechando que nadie los veía
- ¡Nadia!, ¡Nadia! ... ¿Où êtes-vous? -Se escuchaba a lo lejos
-¡Jean!- Exclamo Nadia.
Esa fue la primera vez que Shinji la escucho hablar con su melodiosa voz. Claramente era un nombre; pero Nadia lo pronuncio, entre sorprendida y asustada, como si dijera "¡Mi marido!" en voz alta
La joven se separo de el muchacho y se arreglo lo mejor que pudo. Shinji no atinaba que decir o que pensar. La joven le dio un beso en la boca como despedida en forma apresurada. Cómicamente se dio cuenta que tenia una teta afuera y se acomodo el top a la carrera. Al salir del cobertizo casi choca con Jean. Con miedo y aprensión cerro la puerta detrás de ella rezando por que Shinji no saliera, ni diera muestras de su existencia o que a Jean le diera curiosidad de ver dentro del cobertizo.
Jean se alegro de encontrarla bien. Afuera del cobertizo, después de la lluvia, todo estaba cubierto de una espesa niebla. Jean, como chico practico que era, tenia un GPS, una brújula y un mapa del lugar en su teléfono celular. Nadia sonreía en forma forzada queriendo irse lo más pronto posible y regresar al circo. ¡Entonces se dio cuenta de que no tenía su braga puesta! La joven se resigno a irse así, rezando que ninguna brisa indiscreta, una rama traviesa o un movimiento brusco le levantara su taparrabo.
Shinji escuchaba desde dentro todo. Los dos jóvenes de su edad hablaban en un idioma para él incomprensible que vagamente reconocía como francés. Nadia se llevo a Jean de allí. Shinji se puso sus ropas húmedas y salió del cobertizo después de un rato largo. Caminando un extenso trecho se encontró con una partida de hombres mal encarados y de aspecto intimidante que salieron de en medio de la niebla. El jefe de los hombres solo sonrió en forma fiera.
-¡Por fin lo encontramos!, haga el favor de acompañarnos Ikari-san, ¡su tutora esta muy preocupada por usted!- Dijo en forma educada
Misato le armo la gran bronca en lo que llego a casa. ¡Había dejado el celular y estado en paradero desconocido por horas en medio de la peor tormenta que se había visto! Nadia pasaba por lo mismo. ¡Nunca había visto a Electra tan furiosa! Los dos jóvenes escuchaban el respectivo sermón en forma resignada, conscientes de que vivían en mundos diferentes.
Shinji en su cuarto no podía creer en su suerte. ¡En la forma tan extraña única de perder su virginidad con una chica tan extraña y única! La braga blanca de la chica lo tenía entre sus manos ¿Debía devolvérsela o guardarla como recuerdo? Nadia sentía un escozor entre las piernas acostada en su cama, junto a los demás animales que estaban en sus jaulas… era un dulce dolor… ¡La joven se tapo la cara con su almohada entre avergonzada y llena de morbo! ¿En verdad le había entregado su virginidad a un completo desconocido del que no sabía ni su nombre, ni el timbre de su voz o si lo volvería a ver de nuevo?
Al día siguiente el dueño del circo la cito junto a Electra y Rebeca para hablar con ella
-Parece que su acto ha gustado mucho mademoiselle Nadia… ¡nos han pedido que nos quedemos más tiempo!... he estado pensando en hacer algunos cambios, como pasar su número a los eventos principales… puede que nos quedemos 2 meses más y que renegociemos su contrato… - Decía en perfecto francés el hombre
Electra era su representante. Ella se encargo de conseguirle las mejores condiciones y los privilegios de una superestrella. Rebeca por el contrario se dio cuenta de que Nadia estaba ida y que no prestaba nada de atención.
-Nadia, ¡me harías el favor de acompañarme!... necesito hablar de algo importante contigo… ¡si nos disculpan!
El hombre se secaba el sudor de su frente con su pañuelo con algo de miedo de quedarse solo con Electra. La Rubia sonrió en forma espeluznante para el pobre hombre que casi sintió que le iban a sacar sangre de sus bolsillos y de su cartera… ¡Pero estaba dispuesto a conservar a Nadia para su circo sin importar el costo, ni los sacrificios!
-¿De que cosa querías hablarme, Rebeca?- le pregunto Nadia en lo que estuvieron a solas
-¡De nada en particular! Siempre he encontrado esas charlas de negocios aburridas… si quieres hablar tú de cualquier cosa… ¡de mujer a mujer! ¡Soy toda oídos!
Nadia se sintió desconcertada. Por un breve momento lucho consigo misma. Al mirar a Rebeca se dio cuenta de que ella sospechaba algo o lo intuía. A diferencia de Shinji que se guardaba todo en su interior, ella necesitaba hablar ¡desahogarse!
-Rebeca, ¿Crees en el amor a primera vista?
XXX
Axagirl, ¡espero que me perdones la tardanza! Había pensado en una historia auto conclusiva, pero se me alargo demasiado. Además de que tu idea tenía mucho más jugo del que me esperaba. Si te soy sincero Nadia no me gusta como personaje y en la serie me sacaba de quicio su necedad y lo inútil que era en la trama, ¡prácticamente en el papel de dama en apuros que siempre había que rescatar y que no podía valerse por si misma! Imagino que es tu personaje favorito y espero que te guste como esta en este Fanfic
Al resto de mis lectores, esta historia se origino de un Review en "A petición de los lectores". En la mayoría de los casos trato de que sean historias cortas y auto conclusivas, hasta borradores y primer capitulo para futuras historias más elaboradas. La idea de Axagirl me pareció muy interesante y no resistí la tentación de hacer con ella una historia mucho más extensa de lo que había planeado originalmente. Espero que les guste y me dejen sus comentarios
