¡Hola!
Aquí de nuevo, esta vez por fín me decidí a subir la continuación de la "Emociones en el verano de Konoha", en esa historia amplié un poquito los últimos dos capítulos para hacer una especie de introducción para esta, por aquello de que la quieran releer, y si quieren ver una versión un poco mejor escrita la subi en amoryaoi en el que me daba menos miedo la censura.
Y hablando de eso esta historia es yaoi, o sea amor entre dos hombres, va a ser lemon, ya ustedes saben que significa eso.
Naruto no me pertenece ni lo inventé yo y no me acuerdo que otra cosa tengo que poner, si se me olvidó algo ahi me disculpan.
Emociones en el verano de Konoha
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Capítulo 26
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Cita I o la parte romántica,
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-El día de Iruka.-
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Iruka despertó una hora antes de lo habitual y sabiendo que de nada serviría intentar dormir de nuevo sonriendo se levantó y se alistó un desayuno bastante más elaborado que el que le era habitual en un día entre semana para tratar de perder algo de tiempo y que ese día no se le hiciera insoportablemente largo, luego decidió buscar entre su ropa civil algo que usar esa noche cuando fuera por Kakashi para su primera cita formal.
Mientras buscaba en su un tanto desprovisto armario se encontró con una pieza de ropa que hacía mucho tiempo tenía pero había usado una sola vez, una idea de Anko un día que lo convenció de asistir a una fiesta en su casa para que conociera a unos amigos de ella y que lo acompañó para que se comprara algo apropiado, porque según la kunoichi no le había visto usar nunca algo como para esa ocasión.
Todavía no estaba muy seguro de como lo había convencido para comprar y luego usar semejante prenda.
Tampoco estaba muy seguro de que todavía le entrara, le había costado introducirse en eso inclusive el día en que lo había estrenado, pero después de todo la idea esa noche era ponerse en tono a la ocasión y a lo que quería que sucediera luego y de todos modos a pesar de que le avergonzaba un poco que el jounin lo viera con ese atuendo inclusive él creía que no se le veía del todo mal.
Después de decidirse y aún con un ligero sonrojo se dirigió a su trabajo deseando que su día laboral transcurriera rápidamente.
En su clase en la academia las cosas transcurrieron relativamente bien, poco después de haber iniciado las lecciones los niños se dieron cuenta de que su sensei estaba algo distraído, nunca una buena cosa para el sensei de niños y mucho menos si estos deseaban ser ninja, por lo que Iruka luego de un par de intentos de escape de algunos niños, algunos shuriken de papel lanzados contra algunas niñas y la respuesta a puño cerrado de las susodichas niñas, decidió para no echar a perder su buen humor ni su paciencia hacer un examen sorpresa para calmar los ánimos.
Eso funcionó, no por nada tenía años de experiencia en docencia.
Luego, dado que efectivamente estaba de muy buen humor, los dejó hacer el resto del día práctica de tiro al aire libre, cosa que siempre dejaba a los pequeños agotados y satisfechos.
Si, Iruka quería compartir su alegría ese día.
Los demás maestros también se dieron cuenta de que algo estaba ocurriendo, aunque el día anterior no le habían prestado demasiada atención dado que la nueva pareja de Iruka podía estar en una misión y por eso podría no haber llegado como tenía como costumbre últimamente, ya era el segundo día que no llegaba y lo habían visto por el pueblo por lo que sabían que no era así.
Sin embargo la actitud del maestro, demasiado jovial, no hacía pensar que estuviera ocurriendo ningún problema entre ellos.
Muchos lamentaban tener que aceptar eso.
Todos pudieron notar que el chunin pasó todo el día con una sonrisa en los labios y de vez en cuanto un enrojecimiento en sus mejillas sin ningún factor desencadenante en particular.
La curiosidad de todos los enterados estaba en su pico más alto, tanto así que inclusive no pudieron evitar seguir observando al chunin aún después de que sus turnos habían terminado.
Por mucho la relación de Iruka con el famoso Sharingan Kakashi había sido el entretenimiento más duradero en toda la historia reciente de la aldea que no tuviera que ver con un ataque de algún enemigo.
Inclusive todos los que habían perdido dinero en la apuesta habían llegado a reconocer que había valido la pena.
Todo el mundo sabe que todo lo bueno tiene un precio.
Volviendo al día del maestro, Iruka escuchó con paciencia y amabilidad todo lo que los padres de sus alumnos llegaron a decirle cuando los niños se habían marchado y prometió hacer todo lo posible para ayudarlos en sus problemas, así fueran los culinarios e inclusive tan solo por compasión se comprometió a hacer de niñera una noche para que una atribulada madre pudiera tener un rato de esparcimiento con su nuevo novio.
Aprovechó un poco del poco tiempo libre que le quedó para ir a hacer una reservación al restaurante nuevo que era el sitio de moda del momento, alegrándose al darse cuenta de que a pesar de que el lugar tenía la mayor parte de las mesas reservadas también tenían algunos lugares guardados para situaciones de emergencia, claro que tuvo que rogar y casi llorar para tratar de convencer a la joven que estaba atendiendo de que su situación lo ameritaba.
Curiosamente la chica solo accedió cuando una compañera suya se la llevó aparte y pareció enseñarle una libreta en donde parecía tener escondida una fotografía mientras le hacía algunos comentarios que hicieron que la primera muchacha se sonrojara un poco y regresando a donde estaba Iruka aceptara reservarle una mesa.
El chunin se preguntaba cuando vio a la muchacha llenar el formulario de donde lo conocería como para poder poner su nombre sin habérselo preguntado.
Bueno, pensó, en esta aldea todo el mundo se conoce.
No se dio cuenta cuando la segunda chica salió del restaurante para hacer un informe a la presidenta de su club.
Luego Iruka se dirigió a su turno en el salón de misiones, ese día no había visto a Kakashi pero estaba seguro que todo estaba bien así, en todo caso ese día empezaba una nueva etapa entre ellos y le parecía bien que se estuvieran tomando el tiempo para prepararse para ella.
Llevaba un tiempo en su puesto cuando Genma se acercó a entregar un reporte de misión, cosa curiosa porque apenas el día anterior había hecho lo mismo y siendo un jounin sus misiones no solían ser tan cortas.
El jounin le dio a Iruka su reporte mirándose algo aprehensivo, el chunin revisó el papel encontrándole algunas faltas, nada grave, pensó y decidiendo que unas pocas faltas ortográficas que no cambiaban del todo el sentido de la oración, el haber usado un lapicero de color morado para llenar un documento oficial y algunos manchones de alguna sustancia indeterminada que no obstaculizaban del todo la lectura no era suficiente como para hacer al pobre hombre que seguramente estaba muy cansado luego de haber estado corriendo detrás de un gato llenar de nuevo el papel, tomó su sello e imprimiéndolo en la hoja entregada, con una sonrisa le dio las gracia a Genma por su ardua labor.
El jounin movió su senbon de un lado para otro de su boca viéndose aliviado y haciendo una pequeña reverencia sonrió a su vez alejándose de la sala en la que estaba Iruka para adentrarse aún más en la Torre.
Después de todo su misión secreta todavía no había terminado del todo.
Un rato después llegó la Hokage para una de sus visitas de reconocimiento ocasionales en el salón, nada raro, y se quedó un rato en uno de los escritorios, observando discretamente el trabajo de todos sus ninja y regocijándose internamente por el rostro sonrosado y sonriente de uno de ellos en particular.
Si, definitivamente las cosas estaban cayendo en su sitio, si tan solo pudiera tener algo más de información…
Su deseo se materializó en la forma de un ya no tan anaranjado Naruto, posiblemente al igual que ella toda la población de la aldea agradecía el cambio en la ropa del muchacho, pero de vuelta a lo que deseaba saber, a pesar de los ruegos del menor no hubo manera de que su antiguo sensei quisiera salir a comer con él ramen esa noche y al contrario convenció al chico para que lo acompañara el día siguiente.
Eso solo podía indicar que esa iba a ser una noche muy especial, ella sabía el cariño que tenía Umino por el adolescente así que negarle una cena cuando el muchacho no se iba a quedar mucho en la aldea debía de ser por algo importante.
Eso lo tenía que ver en vivo y a todo color.
Siempre se había imaginado que para algo bueno tenía que servir esa bola de cristal heredara por el tercero, sabía que esa noche no estaría sola para esa función así que decidió ir a buscar un poco más de bocadillos y sake para agradecer la ayuda del otro sannin y disfrutar mas de esa noche.
A Iruka el día se le hizo eterno y por primera vez desde que trabajara en el salón de misiones cerró su estación algunos minutos antes de lo que correspondía y cuando el reloj dio por fin las 20 horas salió corriendo de allí sin dar explicaciones ni preocuparse por las miradas sorprendidas que lo siguieron hasta la puerta.
No tenía tiempo que perder.
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-El día de Kakashi.-
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Kakashi despertó de muy buen humor, sus ninken habían estado haciéndole compañía igual que el día anterior pero luego de desayunar carne de verdad en vez de alimento para perros, comprada en una apresurada salida de su jefe al darse cuenta que su despensa estaba vacía, los canes se dieron cuenta que la crisis que hubiera tenido con Iruka sensei parecía haberse resuelto adecuadamente.
Los animales estaban convencidos que en gran parte eso se debía a su intervención para hacerle ver al maestro que no debía maltratar a alguien de la manada, especialmente si iba a integrarse a ella.
Luego de comer, los canes decidieron dejar a Kakashi para que hiciera lo que tuviera que hacer porque era demasiado evidente, por la actitud alegre y despreocupada, y a pesar de eso algo ansiosa, de que su reconciliación con el chunin todavía estaba inconclusa.
Los humanos eran tan complicados.
Kakashi decidió utilizar su mañana para entrenar un poco y así desprenderse de algo de su ansiedad, por primera vez en algún tiempo buscó activamente a Gai para aceptar algún reto y así ocupar buena parte de su tiempo, eso lo entretuvo más de lo que esperaba porque Asuma se unió al entrenamiento haciendo que sudorosos y hambrientos se detuvieran cuando ya era cerca de las dos de la tarde para comer algo.
Iban los tres de camino al Ichiraku cuando fueron interceptados por una sonriente Anko.
Kakashi a pesar de que luego de las últimas semanas había empezado a mejorar su opinión de la kunoichi esta todavía no era su persona favorita, al contrario de para Gai, que sacó su mejor sonrisa y se enderezó ampliando sus hombros para luego de saludarla y el mismo tiempo recibir una mirada horrorizada del copy-nin invitarla a almorzar con ellos.
La mujer contrario a todo pronóstico sonrió a su vez a Gai mientras se sonrojaba un poco.
Kakashi opinó que eso era de las cosas mas raras que hubiera presenciado nunca, ¡y él había presenciado cosas raras!
En todo caso durante la comida la kunoichi olvidó por un momento a la bestia verde de Konoha y dirigió su atención al copy-nin;
-Entonces Kakashi-kun, ¿hoy es el gran día?
El jounin la miró no pudiendo ocultar su asombro;
-¿De qué estás hablando?
La mujer rió;
-Ah, ya sabes que tengo mis contactos y que las noticias viajan rápido y no, no fue Iruka-kun el que me lo dijo, pero para serte sincera aún no confío en tu sentido común así que por el bien de mi amigo y como recuerdo que a mi fiesta llegaste en uniforme te tengo que preguntar, ¿Qué te vas a poner hoy?
Kakashi estuvo a punto de decirle que no era de su incumbencia pero pensándolo mejor decidió aceptar la ayuda que pudieran darle;
-¿El uniforme de gala?
Las otras tres personas presentes no estuvieron de acuerdo:
-¡Qué!
-¡Cómo!
-¿Eres imbécil?
Asuma miró con reproche a la kunoichi poniendo una mano sobre el hombro del copy-nin que no se veía muy alegre en ese momento;
-No te preocupes, sé que no sueles hacer esto muy a menudo pero el estar con Kurenai me ha enseñado algunas cosas y te podemos ayudar, déjame esto a mí Gai, Anko-chan, tú si puedes ayudar.
Y así después de comer los cuatro se fueron de compras….
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Anko era la que estaba más entusiasmada con el asunto de buscar vestuario y de hecho fue ella la que eligió en cual tienda entrar y la que hizo la mayor parte, por no decir todas las decisiones de cuales prendas llevar.
Se enamoró de unos dockers negros, estaba segura que el jounin iba a necesitar el espacio extra en sus pantalones cuando viera lo que estaba casi segura que iba a usar Iruka y una camisa de seda azul, algo holgada también, pero al ser de ese material por partes se adhería al cuerpo de Kakashi ocasionando una imagen muy sensual.
Si no estuviera ella ya interesada en otra persona inclusive hubiera pensado que el copy-nin era un espécimen digno de tomarse en cuenta.
Pero solo para una noche, claro.
Después de eso ya no quedaba mucho tiempo y el jounin regresó a su casa para alistarse y esperar a que llegara por fin el momento que tanto había estado esperando.
Jamás el tiempo se le había hecho tan largo.
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-Ahora sí, la primera parte de la cita.-
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Kakashi estuvo listo treinta minutos antes de la hora convenida, tiempo que le alcanzó para lavarse dos veces los dientes, tomarse un té, lavarse de nuevo los dientes, releer algunos capítulos de tres volúmenes de "Icha-icha", despachar cuatro veces a los ninken, pasarse un peine por el cabello, otra vez, limpiarse las uñas, o lo que quedaba de ellas, y al final acostarse en el sillón de Iruka para tratar de meditar los veinte minutos que después de todo eso aún le quedaban por esperar.
Más valía que Iruka fuera puntual.
El chunin al contrario había tenido que correr como loco después de su turno en la torre para poder bañarse, cambiarse, embutirse en su ropa y salir corriendo de nuevo para poder llegar a tiempo y no hacer al copy-nin esperar.
Iruka siempre había sido puntual y esa no era la noche en que quería cambiar esa costumbre.
Esta vez sin embargo se acercó con cuidado y mirando a todos lados por aquello de que los perros quisieran hacerle un recibimiento como el de la noche anterior.
Pero eso fue innecesario pues pudo llegar a la puerta y llamar a ella sin ningún inconveniente, pero sintiendo la mirada de los animales que le observaban escondidos en algún lugar del jardín.
Suponía que eso significaba una mejoría en la aceptación por parte de los ninken.
Kakashi sintió más que oyó la presencia que se acercó a su casa y al abrir la puerta se quedó sin aliento al ver al hombre que tenía enfrente.
Iruka había soltado su cabello que enmarcaba el tinte sonrojado de sus mejillas, que era lo único que hacía recordar la recatada actitud habitual del correcto maestro.
El resto solo hablaba de sexo.
Llevaba una chaqueta de cuero negro en una mano y parecía algo agitado, posiblemente por su prisa para llegar a tiempo, y eso hacía que la ajustada camiseta blanca de algodón de cuello redondo que vestía se moviera con su pecho, pero lo que más llamaba la atención eran los ajustados pantalones de cuero negro que parecían cubrirlo como si fuera una segunda piel y que no dejaban casi nada de su anatomía a la imaginación.
Habitualmente sus holgados uniformes de trabajo, una talla mas grande que lo necesario, no permitían notar del todo el perfecto cuerpo que poseía.
Kakashi tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para después de tragar en seco recordarse que esa no era una aventura de una noche por lo que no podía tirar al chunin al suelo para poseerlo allí mismo y que era necesario llevar primero un ligero ritual de cortejo, en ese caso comer de la manera más rápida posible antes de arrancarle la ropa de la manera más rápida posible también a la criatura imposiblemente hermosa que tenía enfrente.
Se alegraba de la elección de ropa que Anko había hecho pues de ser un poco más ajustada no hubiera podido resistir la tentación.
Y eso que no estaba enterado que la criatura en cuestión estaba pensando exactamente lo mismo y luchaba de la misma manera para controlar su deseo por un rato mas.
Y a él los pantalones no le ayudaban en nada.
Luego de que ambos terminaron de admirarse mutuamente y de halagarse por su apariencia los dos hombres se dirigieron hacia el lugar en donde comerían comentando alegremente acerca de su día, retomando de nuevo en parte la agradable relación que habían tenido en las semanas anteriores.
Tal parecía que el haberse liberado de la ansiedad y la culpa que había opacado esa última semana de nuevo hacía que pudieran retomar sin ningún problema la mejor relación que hubiesen tenido con alguna otra persona en su vida.
Al llegar al restaurante la joven que Iruka había visto temprano ese día los condujo a una apartada mesa, cerca del jardín interior, iluminada tan solo por la opaca luz de una vela y de la luna que se colaba a través de la puerta de vidrio.
Las alabanzas que habían oído de ese lugar no eran en vano, era acogedor y romántico y la comida era excelente y la bebida delicadamente embriagante y la conversación interesante y los dulces besos robados de vez en cuanto junto con las caricias castas bajo la mesa dejaron un recuerdo impreso en la vida de los dos hombres que no se borraría nunca.
Y luego de eso se dirigieron a la casa del copy-nin sin prisa pero con los corazones saltando en sus pechos, emocionados y dichosos, disfrutando tan solo con el caminar de la mano del otro hombre en la suya, estando seguros, olvidando por ese momento la realidad del mundo en el que vivían, que esa tan solo sería la primera de muchas noches de felicidad que compartirían por el resto de sus vidas.
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Y esta es la primera parte o la parte romántica, la otra es más que todo lemon pero me hacía falta hacer esta introducción.
Me encantaría saber que opinan de esta primera parte y si les interesa saber de la segunda.
Besitos, XimeB.
