Capítulo 1: Examen de cazador.

Estaban siendo las 50 horas más largas de su vida.

No porque no se estuviera divirtiendo, estaba pasando un buen rato conociendo más a Killua, el primer chico de su edad al que se atrevería a llamar amigo. Sin embargo la impaciencia por averiguar que más sorpresas le podrían estar aguardando en esta fase del examen le estaba venciendo.

Gon se encontraba nervioso e intranquilo, aunque todos habían decidido que era hora de dormir un poco y habían apagado las luces no había manera de que pudiera dormir. Sin embargo, como no quería perturbar el descanso de nadie, se recostó como ellos y se hizo el dormido. Pero… la inactividad era algo tan aburrido.

Su único consuelo era que él no era el único que no conseguía dormir. Killua, que se encontraba tumbado cerca a su lado, obviamente también estaba despierto y ni siquiera se molestaba en disimularlo porque cuando entreabrió un ojo para mirarle pudo verle que estaba con sus orbes azules bien abiertos mirando al techo.

¿Estaría inquieto y aburrido como él? ¿Debería decirle algo? Nuevamente no quería perturbar el sueño de los demás pero…

La inesperada intervención de Kurapika le sacó de su dilema:

—¿No puedes dormir?

—No es eso. Es solo que puedo estar durante dos o tres días sin dormir —le escuchó responder a Killua tranquilamente.

Sus dos compañeros intercambiaron otras cuantas palabras más, pero Gon no les prestó atención porque su mente estaba ocupada procesando la nueva revelación. ¿Realmente era posible estar tantas horas sin dormir como si nada? Debería serlo ya que él parecía no ser el tipo de persona que mentiría sobre algo así… ¡Killua era increíble! De solo pensar todas las cosas divertidas más que podría hacer al día si él también pudiera…

Sus pensamientos fueron interrumpidos porque sintió a Killua incorporarse, le escuchó emitir una pequeña risita traviesa que le puso alerta y así pudo interceptar el cojín que le lanzó fácilmente antes de que le golpeara la cara y devolvérselo.

Escuchó la leve exclamación de incredulidad de su compañero, claramente no se esperaba sus buenos reflejos. Gon estuvo a punto de reírse descaradamente, pero se contuvo y se siguió haciendo el dormido, queriendo saber qué haría el otro chico a continuación.

Killua no le decepcionó, porque le volvió a lanzar el cojín con aún más fuerza. Gon lo volvió a interceptar, y esta vez no se molestó en hacerse el dormido porque era consciente de que su compañero ya había visto a través de su fachada.

Si era una guerra de almohadas lo que quería él estaba más que dispuesto, lo que sea con tal de matar el aburrimiento.

Siguieron luchando entre ellos entre risas, ahora luchando por hacerse con el mayor número de cojines más que lanzándoselos entre ellos, hasta que Leorio espetó:

—¡Hey, cierren la boca! Déjenme dormir un poco más.

Ellos dos, después de intercambiar una mirada, simplemente se rieron divertidos, de alguna forma reconociendo su culpabilidad pero sin mostrar nada de arrepentimiento.

Sus risas aumentaron al ver a Leorio rabiar porque Tonpa no dejaba de poner su oloroso pie en su cara, aunque para los dos niños era obvio que estaba haciendose el dormido y en realidad lo estaba haciendo a posta.

Al parecer el rato de dormir había terminado, para desgracia de Leorio y felicidad de los dos niños que simplemente retomaron sus juegos infantiles.

Tener un amigo de su edad definitivamente era lo mejor.