"Llega un momento en la vida en que todos sentimos que estamos estancados, nos sentimos atorados en una interminable espiral de mediocridad, en lo personal siempre pensé que es una mediocridad que se hereda de generación en generación que se presenta sin avisar y sin dar alguna señal previa, puedes estar en la cima del mundo y ser golpeado por ese sentimiento haciendo la condición irrelevante, la edad o el sexo tampoco lo son solamente es algo que llega de forma imparable.
Al igual que su rapidez al presentarse también milagrosamente desaparece y todo depende de ese hermoso azar que representa la vida, quizá la fuerza de las personas es lo que les ayuda a evitar semejante prueba o quizá por una condición desconocida algunos son sino inmunes si bastante resistentes.
Todo eso esta muy bien pero solamente aplica cuando eres un mortal, sin embargo yo no tengo esa ventaja vivir es como una linda melodía que inicia suave desarrollándose entre sonidos estridentes y combinaciones de letras ingeniosas o aburridas dependiendo de la persona y en el ocaso de la melodía esta emociona hasta que su sonido se apaga dejando solamente el eco en las mentes de la escuchan, pero la inmortalidad implica una canción tediosa y repetitiva que solamente continua en un tono monótono sin esperanza de terminar aburriendo a su autor en algún momento.
Por lo menos es lo que yo pienso"
- ¡Maestro! – exclamo Seras de forma estrepitosa sacando de su letargo a Alucard quien solo atina a verla sin emoción.
- ¿Qué deseas Seras? – pregunto Alucard usando una indiferencia, mientras las palabras que rondaban en su mente retumbaban.
- La señorita Integra nos esta llamando – respondió Seras de modo muy informal ante su maestro – parece ser algo importante, pues me hizo venir por usted.
- De acuerdo – dijo Alucard levantándose lentamente de su silla mostrando un terrible desgano – veamos que es lo que quiere.
Los dos recorrían los pasillos de forma callada mientras Seras observaba de reojo a su maestro, habían pasado seis meses desde que había regresado y desde entonces mantenía esa actitud de desprendimiento, su mirada lucia siempre distante si inusual y constante mezcla entre altanería y sarcasmo desaparecía ante un nuevo comportamiento dócil, como si un perro de ataque pasara a ser un simple perro faldero.
- ¿Qué ocurre? – pregunto Alucard al notar la mirada de la chica recorriendo desde hacia unos minutos.
- Na… nada – respondió Seras avergonzada al quedar descubierta.
- ¿Segura? – volvió a preguntar Alucard tratando de sacar la verdad de Seras.
- Vera yo… - dijo Seras incomoda al no encontrar las palabras para expresarse – yo… no, nada no ocurre nada.
Alucard solamente se limito a seguir andando perdiéndose en su pensamiento otra vez, hasta que entraron en la oficina de su ama la cual los esperaba sosteniendo un puro en su mano mientras con la otra sostenía un montón de hojas.
- Llamaste mi ama – dijo Alucard saludando a Integra con apenas una sonrisa forzada.
- Veo que decidiste acompañarnos en esta ocasión – dijo Integra usando una voz de sarcasmo – debería comenzar a sentirme halagada de que aparezcas en mi oficina.
- Veo que el día de hoy estas de buen humor mi ama – dijo Alucard espontáneo mostrando algo parecido a su humor normal.
Integra lanzo los papeles sobre el rostro de Alucard notando como fingía ante ella, cortando su charla en ese acto agresivo, Seras al ver eso corrió a levantarlos para después entregándoselos a su maestro quien frío empezó a leerlos.
- ¿Una nueva misión? – pregunto Alucard con una voz falta de emociones mirando no a su ama sino al cielo tras ella.
- Así es – respondió Integra molesta golpeando su escritorio - ¿Tienes algún problema con eso?
- En lo absoluto – dijo Alucard dejando los papeles de forma educada frente a Integra.
- De acuerdo – dijo Integra serenándose por esa molesta postura de su subordinado – ambos viajaran de inmediato al punto señalado con la orden de exterminar a los ghouls que han aparecido por la zona.
- ¿Solamente ghouls? – pregunto Alucard mientras suspiraba haciendo que Integra dejara salir su coraje mientras Seras solamente miraba lo que ocurría entre ellos dos.
- Si, son solamente ghouls – respondió Integra conteniéndose para no gritarle a Alucard – necesito que vayan a eliminarlos, y si te preguntas la razón de querer que vayas tu es que te estas oxidando, por eso mismo en esta ocasión Seras será la líder de la misión, ¿Conforme?
- ¡Que, yo… yo… yo la líder de mi maestro! – exclamo sorprendida Seras mirando a ambos que la veían inquietos por su sobre reacción.
- Me parece bien – dijo Alucard encogiendo sus manos sin mostrar molestia alguna – no tengo ninguna objeción ama.
- Muy bien entonces partirán en un par de horas – indico Integra despidiendo a Seras pero haciendo que Alucard continuara en esa habitación.
Al salir Seras cerro las puertas dejando en total privacidad a su ama y su maestro no sin antes hacerla pensar en que seria lo que platicarían, Integra se levanto y camino hasta donde se encontraba Alucard para sentarse después en el escritorio, dejando de lado su puro empezó a mirar a su compañero.
- ¿Qué es lo que te ocurre, Conde? – pregunto Integra colocando una de sus manos en el pecho del vampiro – que paso con tu orgullo, tu desprecio por nosotros los pobres seres mortales que somos insectos ante tu magnificencia, esa actitud ególatra nacida desde tu humilde origen como un noble, ¿Será posible que eso se halla terminado?
- Verte le da a este simple cadáver un sentimiento calido – dijo Alucard mirando a Integra y suspirando – hace que por un segundo este corazón seco y marchito sienta una palpitación, querida ama no es lo que me ocurre sino que es el deseo de lo que no puedo obtener.
- ¿Acaso hablas de la muerte? – pregunto Integra sorprendida por esa revelación.
- La muerte, el sueño eterno, el final – respondió Alucard dejando ver cierta emoción – la pesadilla de todo mortal es ahora mi pesadilla también aunque por razones equivocadas, ustedes intentan no pensar en ella aun cuando saben que tarde o temprano recibirán su helado beso, sin embargo para mi ese beso es solamente un sueño que no podré recibir jamás.
- ¿Deseas morir, Conde? – pregunto nuevamente Integra quien seguía absorta de las palabras de Alucard.
- Aun cuando lo desee con toda mi fuerza – respondió Alucard mostrando una sonrisa fría – jamás podrá ser, yo torpemente en una ocasión desprecie a la muerte y la aparte de mi lado, y como toda una dama la muerte es alguien que jamás perdona semejante insulto y mi condena es vivir por siempre en su eterno desprecio vengativo, cada vez que miro a uno de ustedes siento una terrible envidia, creo que son seres bendecidos.
- ¿Bendecidos? – continuo preguntando Integra sonriendo - ¿Crees tu que morir es una bendición?
- ¿Acaso no lo es? – respondió Alucard formulando su propia pregunta retórica – el vivir por siempre ¿te parece que lo es?, tienes idea de lo que es soñar con que todo terminara, desear y casi amar algo totalmente imposible, pobres y tontos mortales afortunados – continuo Alucard mientras una de sus manos se coloco en una de las mejillas de Integra – sus vidas son efímeras y sin embargo logran su máximo esplendor, mi dulce ama nos conocimos de una manera tan extraña la envidia de tu tío derramo tu dulce sangre que me despertó de mi profundo sueño dejándome ver un hermoso botón de flor al que jure servir incondicionalmente, fui mirando como te convertías en una dulce y preciosa flor llena de ese perfume que solo recorre los cuerpos de las mujeres jóvenes, mi ama estricta pero siempre femenina y delicada puedes recordar cuantas diversiones tuvimos, y ahora mírate – dijo Alucard tomando el rostro de su ama suavemente con ambas manos elevándolo de tal forma que la luz de la luna llena lo baño de luz – ese botón que se convirtió en una radiante flor que ahora se acerca lentamente al ocaso de sus días marchitándose lentamente de los bordes de sus pétalos, explotando en un punto cumbre de belleza, mi ama aquella joven estricta es ahora toda una mujer madura que despide un olor de mando y atracción emanando por cada poro, con cada latido me muestras como tu dulce sangre se mantiene igual, te miro y te veo alejarte de mi preparándote para dejarme solo pues harás un viaje en el que me será imposible acompañarte.
- Alucard – dijo Integra con un tono de voz dulce ante semejantes halagos por parte del Conde que por propia voluntad una vez se arrodillo jurándole lealtad, ahora le miraba triste de saber que tal promesa no seria cumplida pues al final no podría acompañarla eternamente revelando el mayor miedo del inmortal.
- Estos treinta años que pasaron – dijo Alucard riendo burlón mientras que por dentro una enorme tristeza existía – pase matando cada una de las almas que tome por la fuerza, dándoles la verdadera muerte, sintiendo envidia de cada una de ellas, sintiendo la impotencia de no poder irme de este mundo, solamente estaba vagando estando aquí sin estar, estando en todas parte y a la vez en ninguna incapaz de manifestarme o de desaparecer, liberando a todos mis súbditos a mis esclavos que durante centurias habitaron el enorme castillo vacío que se encuentra en mi interior, sin alma alguna recorrí por primera vez en total soledad mi propiedad descubriendo la maldición que es la inmortalidad, pasearte en un mundo solitario recorriendo la senda del eterno vacío, perdí en mi mismo una pieza la cual mantenía el delgado hilo de mi cordura, después de quinientos noventa y nueve años al fin llego a mi la nostalgia por descansar de verdad.
- El peso de vivir por siempre el peso de vivir solo un momento – dijo Integra poniéndose de pie y colocando una de sus manos en el helado rostro del vampiro – la condena del que no muere y la condena del que muere, mismos deseos pero de perspectiva totalmente contraria, cuantas personas cambiarían tu amargo destino por sus limitadas existencias.
- ¿Quisieras acompañarme en mi viaje ama? – pregunto Alucard suspirando y viendo nuevamente el cielo – no se si algún día termine, mi viaje es tan extenso como ese cielo oscuro.
- Sabes bien la respuesta a esa pregunta Conde – dijo Integra sonriendo mientras colocaba sus manos el los costados – hermoso ángel cuyas alas devoro, soy ya muy vieja para seguir tus pasos y unirme a la eterna caminata – Integra mostró su cuello a Alucard – pero tu no podrías simplemente tomar lo que deseas por la fuerza.
- Mi ama siempre será mi ama – dijo Alucard mientras sacaba uno de sus guantes para acariciar con su mano desnuda el cuello de Integra estremeciéndola un poco por sus fríos dedos – orgullosa mortal, belleza efímera pero enorme al igual que yo sabes que jamás tomaría por la fuerza tu glorioso cuerpo, la eterna tentación que soy tan cobarde para tomar, jamás destruiría tu preciado orgullo.
- Por eso muestro sin dudar mi cuello – dijo Integra nuevamente cubriéndose – para ti será solo un instante después de los siglos por vivir que tienes mi recuerdo quizá desaparezca, pero para una vieja como yo el tiempo junto a ti siempre estará presente hasta el día en que seas tu quien deje caer un puñado de tierra sobre mi ultima morada física, tu desmesurada fuerza hizo posible que la mía se diera, siempre desarrollándose a la par de la tuya, siempre con la idea de que un amo debe ser digno para su súbdito.
- Sir Integra Fairbrook Wingates Hellsing para muchos solo el nombre de una mujer – dijo Alucard con una voz seria y amena llena de respeto – para mi el nombre de mi ama, tu recuerdo me acompañara a lo largo de mi eternidad, como una dulce tortura por haberte conocido y haberte perdido.
- Que extraño – dijo Integra sonriendo con cierta burla disimulando su verdadera reacción – ahora que lo pienso mi noble Conde me abandono por treinta años, eso puede hablar mal de tus atenciones, ¿No crees?
- Sabes bien que todo ese tiempo estuve a tu lado – dijo Alucard entendiendo el comentario tan extraño de Integra además de su repentino movimiento de rostro que le impedía ver directamente lo sonrojado que estaba – en todas partes y en ninguna pero aun cuando eres nada el lugar que ocupas es aquel a donde tus deseos te lleven.
El teléfono sonó dando por terminada su conversación, pues Integra fue informada de que todo estaba listo para el transporte de sus mejores piezas, para cuando colgó Alucard ya se dirigía a la puerta.
- Alucard – dijo Integra usando una voz de mando habitual en ella.
- Si mi ama – respondió Alucard deteniéndose pero sin dar la vuelta.
- ¡Busca y destruye! – dijo la orden Integra llena de energía mostrando toda la pasión que tenia por su trabajo y misión – acaba con todos y sal victorioso.
- Entendido – dijo Alucard sonriendo.
- Y Alucard – dijo Integra nuevamente deteniendo al vampiro – has que esta vieja y demacrada ama tuya se sienta llena de orgullo por su fiel caballero.
- No la decepcionare mi ama – dijo Alucard serio mientras iniciaba un paso firme rumbo a los hangares de Hellsing donde un helicóptero lo esperaba, en su interior solamente otro pasajero se encontraba, Seras quien como siempre se distinguía con su compañera de batallas.
Al abordar de inmediato salio el transporte, Alucard tomo su lugar frente a Seras quien notaba como este tenia una actitud un tanto distinta a la ya habitual, aunque también veía como sus ojos reflejaban una inusual nostalgia, como si se tratara de un animal que mira al cielo tratando de encontrar algo que le fue arrebatado.
- Seras – dijo Alucard sacándola de su pensamiento - ¿Cuáles son tus instrucciones?
- Seguiremos el plan que nos dio la señorita Integra – dijo Seras con un tremendo sentimiento de incomodidad al tener que representar un papel que no deseaba – eliminar a los ghouls hasta dejar el lugar totalmente limpio, algo rutinario.
- ¿Rutinario? – pregunto sonriendo Alucard por esa palabra salida de la boca de Seras – será posible que la tímida agente de policía Seras Victoria por fin se haya acostumbrado a este tipo de vida, quiere decir eso que por fin comienza a aparecer la draculina verdadera que se oculta en ti.
- ¡Yo… yo…! – dijo Seras tratando de explicarse mientras pensaba "¿Por qué tuve que usar esa palabra?, en realidad esto es algo a lo que no llegaría a acostumbrarme"
- Que divertido – dijo Alucard aplaudiendo y soltando una carcajada que llamo incluso la atención de los pilotos de la nave – que divertido Seras Victoria después de treinta años sigues nerviosa de ser una caminante de la oscuridad.
- ¡Maestro! – dijo Seras con cierto enfado y vergüenza pues ahora escuchaba como los pilotos se sonreían entre ellos.
- ¿Te divierte? – pregunto Alucard terminando de golpe su risa y pasando a una voz seria.
- ¿Qué cosa maestro? – dijo Seras desorientada ante ese giro de Alucard.
- Ser lo que eres – aclaro Alucard mientras abría una sonrisa amplia – ¿Te gusta ser vampiro?
- Yo no lo se – respondió Seras inmediatamente – solamente vivo mi realidad maestro, soy lo que soy quizá fue mi destino o el capricho de alguien, o mi mala suerte pero ahora mismo soy esto que en realidad no se si este bien o mal solo se que no cambiara y sentirme mal por ello no me llevara a nada.
Alucard le miro por un momento en total silencio, con unos ojos que hicieron que Seras sintiera un escalofrío por su cuerpo era como si una bestia salvaje preparara su ataque desgarrador.
- Interesante – dijo Alucard riendo esta vez con una mayor fuerza avergonzando de nueva cuenta a Seras - ¡en verdad interesante!
- ¡Maestro! – replico Seras otra vez al sentirse parte de su burla.
- Es similar a cuando un padre escucha la primera palabra de su hijo – dijo Alucard colocando su mano en el hombro de Seras – felicidades Seras Victoria estas dando tu primer paso en la oscuridad, al fin has aceptado tu realidad.
- Maestro – dijo Seras ahora con una sensación de orgullo por ser reconocida por Alucard y de forma inmediata le dirigió una reverencia – ¡gracias!
Esa actitud ridícula para los ojos de Alucard en ese momento logro sacarle una muy leve sonrisa, mirando en Seras la inocencia y la inexperiencia de cuando se es alguien eterno se preguntaba que pasaría con ella a futuro.
"Estamos sobre el objetivo" – dijo el capitán por medio del radio – "buena suerte"
- Gracias – dijo Seras mientras saltaba al vacío acompañada de su maestro que no expreso palabra alguna
Apenas tocaron el suelo el semblante de Seras se transformo de la apacible joven a una cazadora buscando una presa para destrozar, Alucard soltó un suave silbido por ese cambio al avanzar fue ella como "líder" quien se sobresalto al ver la realidad del lugar, la población entera recorría las calles convertidos en despojos vivientes, simples cadáveres caminantes por la voluntad caprichosa de alguien mas.
- ¡Esto no estaba en las hojas! – exclamo Seras recordando los documentos – se supones que apenas era un grupo de ellos y esto es una completa invasión.
- Como líder – dijo Alucard reprendiendo a la joven mientras empuñaba a Casull y Jackal sus compañeras de juegos – deberías aprender que en el campo de batalla primero se dispara y luego se investiga.
Los dos vampiros comenzaron su pequeña guerra, destruyendo cuanto ser se moviera acabando de a poco con las hordas de los ghouls que se abalanzaban a ellos torpemente pero en números mucho mayores, pero aun cuando todos los presentes en esa ciudad eran cadáveres sin vida la superioridad del par destacaba, aun con ella de "líder" se miraba como atendía a las instrucciones de su maestro quien tenia un extraño sentimiento al acabar con cada uno.
- Seras – dijo Alucard directamente en la mente de la chica vampiro - ¿puedes sentirlo, verdad?
- Si – dijo Seras mientras lidiaba con un grupo entero de zombies – es muy extraño juraría que a varios de ellos ya los había eliminado, además…
- No hay ninguna presencia de vampiro alguno – dijo Alucard mientras hacia retumbar sus pistolas en contra de un par de ghouls – no veo ninguna marca de mordida en ellos.
- ¿No hay marca? – pregunto Seras – acaso es posible eso.
- La marca no solo debe estar en el cuello – explico Alucard reuniéndose con Seras combinando el poder de disparo de Casull y Jackal con la Harkonnen – haciendo volar los cuerpos mutilados de sus oponentes – puede ser en otra parte, pero no huelo ninguna esencia aparte de la del cadáver, sino supiera que pasa te diría que estos son auténticos zombies y no ghouls.
La lucha continuaba pues las fuerzas opositoras no bajaban de números, extendiendo la lucha al punto de obligar a ambos vampiros a mostrar sus habilidades de destrucción cuerpo a cuerpo.
Sin parecer tener un fin próximo, empezaron a caer los primeros rayos del sol avanzando sobre la ciudad dejando atónita a Seras y extrañado a Alucard pues a medida que avanzaba el sol y cubría a los supuestos ghouls estos simplemente desaparecían sin dejar ninguna señal de su existencia, no fueron destruidos pues no había presencia de polvo, solamente se desvanecieron en la luz del sol dejando el lugar desierto con la excepción de un par de personajes que ahora pensaban individualmente como explicar lo ocurrido.
Después de revisar el sitio no encontraron presencia alguna, ni de sus rivales ni de ningún cuerpo o cadáver, nada ni una mancha de sangre o una sola evidencia de que existieron sus combatientes, como meros espectros se volvieron intangibles y lo único que delataba la lucha era la destrucción causada por sus armas en la ciudad, huecos sin rastros de haber impactado nada mas que concreto.
- Regresemos – dijo Alucard serio sintiéndose frustrado por la forma tan infantil en que fue burlado.
- Esta bien – acepto Seras llamando de inmediato a su transporte.
