La pequeña Kaine se despertó con un fuerte regusto a sangre mezclada con el agrio sabor de la bilis en la boca, obsequio de una patada de uno de sus asquerosos captores. Era su particular modo de darle los buenos días.
Escupiendo frenéticamente todo el contenido de su boca e intentando no vomitar lo poco o nada que tenía almacenado en el estómago, se dejó caer sobre su costado, aprovechando para lanzar una mirada fulminante a través del pelo enmarañado que se agolpaba en su pálida cara.

Sabía que sus actos no hacían más que garantizar que su estancia forzosa fuera mucho peor que en un principio, pero no podía evitarlo, ya nada le importaba y no pensaba ponérselo fácil a esos malditos bastardos.

Maldiciendo para sus adentros, observó como el gorila aún apostado frente a su pequeña y temblorosa figura, la observaba con una mezcla de escepticismo y desprecio, cosa a lo que ya estaba más que acostumbrada.

"¡Basta! Rassel! ¡Te dije que no le dejaras ni una sola marca!" gritó un hombre de complexión esquelética y mejillas huesudas, asomando su cabeza por la puerta de la celda en la que la pequeña yacía cautiva. (mote :'el insecto palo' original,verdad?XD)

El hombre al que tenía apodado como 'el gorila', se limitó a darle un buen repaso con la mirada, tomándose su tiempo antes de contestar con desgana al recién llegado... "Las órdenes decían que tenía que seguir respirando, nunca se me especificó si de manera natural o no" rió aún con sus malditos ojos puestos en la pequeña.

"Humpf! Adorable, se nota que sabes tener bien sujetos a tus perros con la correa" espetó la niña con odio, intentando incorporarse a duras penas. Y aún dolorida por el reciente maltrato, logró al menos sentarse exitosamente.

Mierda...estás cadenas me limitan demasiado... Sopesó para si misma, mirándose las muñecas abatida. Dejó escapar un suspiro desesperado y trató de apoyar su espalda contra la pared en el proceso, a fin de descansar un poco.

A sorpresa de sus captores, osó acompañar sus afiladas palabras con una mirada asesina.

"Está claro que esa mierda de monja no te ha educado muy bien, jovencita..." musitó el 'insecto palo' mientras se acercaba, tras un primer escrutinio a su nueva adquisición. Con una de sus huesudas manos cogió su fina y pálida barbilla, mientras que con la otra le apartaba su blanco cabello, que aún seguía empeñado en pegarse a su rostro.

La obligó a alzar la vista, pudiendo así escudriñar sus exóticos ojos lentamente, mientras Kaine observaba entre asco y disgusto como el maldito hombre sopesaba algo, completamente absorto... Aprovechó para escupirle en la cara con desprecio "¡No te atrevas a insultar el nombre de Celesta-sama!, tú! bastardo! te mataré! " le amenazó en vano, revolviéndose.

El hombre, medio atónito por su comportamiento suicida le propinó una bofetada, obligándola contra su voluntad a recostarse de nuevo en el suelo.

"Rassel! quiero que montes guardia, no queremos que la exótica 'Tenchi' se nos escape de las manos antes de procurar que alcance un buen precio..." Diciendo esto, se marchó dando un portazo. Aún podía sentir como por esa simple acción, había reducido la confianza de ese bastardo a la mitad, le estaba minando los nervios lentamente.

Antes de poder reenfocar la vista, aturdida por el golpe que le habían propinado, la niña escuchó como el gorila hacía también su camino en torno a la salida de su nuevo hogar.

Una vez sola, se mordió el labio , dejando que sus emociones contenidas tomasen el control de su cuerpo. Pronto la mezcla de la rabia, la culpabilidad y la tristeza que había logrado contener durante tanto tiempo, tomaron forma de pequeñas lágrimas que empezaron a fluír con rapidez y continuidad por sus pálidas mejillas.

¡La habían matado! ¡Esos bastardos la habían asesinado! ¡sólo para llegar hasta ella! sollozó amargamente, notando como la culpa abrasaba todo su ser.

Recordó desesperada a la adorable anciana que la había acogido, cuando había encontrado a un bebé con ojos muy peculiares envuelto en mantas, frente a la puerta de su pequeño convento, y que, pese a todo la había cuidado y querido como si fuera su propia hija.

Y lloró, lloró hasta caer rendida, lloró por su amada Celesta-sama , a la que ya no volvería a ver jamás y que murió por protegerla. Y lloró por ser la maldita 'Tenchi' como era conocida por todos en el pequeño y montañoso pueblo de Geskalt .

Ese puto apodo que la seguiría hasta el fin de sus días, por sus malditos ojos color cielo y tierra.

Era gracioso, algo por lo que en Geskalt infundía temor y había sido repudiada y hasta hostigada, había desencadenado que estos asquerosos esclavistas arrasasen con medio pueblo con el fin de echarle el guante.

Jodidamente irónico, un puto chiste. "Ah...si Celesta-sama estuviera aquí ya me habría reprendido por mi 'lenguaje de carretista' " (Digo carretista porque en aquella época camioneros...como que no, no? xDDD)

Se despertó aún dándole vueltas a los recientes acontecimientos que asolaban su corta existencia, sentándose mareada al escuchar voces acercándose a su puerta.

Había ideado un nuevo plan de huída, pero temía que sus capacidades poco entrenadas no fueran a estar de su parte. Estaba mental y físicamente exhausta , desconocía cuantos enemigos estarían apostados a lo largo del lugar donde la retenían, y tampoco conocía las dimensiones del recinto ni sus pasillos. La parte más importante es que aún seguía encadenada a la pared, regalito que le habían otorgado por su anterior y casi exitoso intento de huída.

Por lo tanto las posibilidades de éxito eran cuanto menos ínfimas, pero ya nada importaba... Había tomado una decisión desde el mismo momento en que fue secuestrada. Tenía claro que si había de morir, no sería encadenada de forma patética a una puta pared, o vendida como animal exótico a cualquier ricachón de mierda que pensase en exhibirla o algo peor...

Cuando el 'gorila' Rassel entró con lo que ellos describían como cena, le provocó , sabía que el matón con cerebro de mosquito no podía resistir la tentación de golpear a cualquiera que estuviera indefenso. Y en el estado en el que se encontraba, estaba segura de que para él, era como un regalo.

Después de recibir una buena oleada de golpes, que gracias a dios Rassel recordó que no habían de ser letales, o sería su pellejo el que estuviera en manos de sus amos. Kaine se revolvió, mordiéndole el brazo haciendo acopio de todas sus fuerzas, simulando estar concentrada únicamente en la parte derecha del hombre mastodonte. Rápidamente una de sus manos voló hacia la llave que colgaba del cinturón de su pantalón, mientras que el hombre aún seguía concentrado en golpearla desquiciadamente para quitarse a la niña de encima.

Una vez conseguido su objetivo, dejó que uno de los golpes certeros de Rassel la lanzaran contra la pared, simulando quedar inconsciente.

El hombre, al darse cuenta de la fuerza que había aplicado al último golpe, se apresuró a comprobar que no estaba muerta, asustado salió corriendo por el pasillo, olvidando bloquear la puerta correctamente a su paso. En cuanto ' el gorila' desapareció, Kaine se incorporó todo lo rápido que pudo, llave en mano.

Se liberó y echó a correr en la dirección por la que Rassel había desaparecido minutos antes, varios pasillos después se topó con un ventanuco que parecía dar al exterior. Todo estaba saliendo a pedir de boca, si no fuera por que el puto conducto del demonio, quedaba varios metros por encima de su cabeza. Y no sabía exactamente cuanto tiempo tardaría Rassel en volver con el ' insecto palo' a su celda a hacerle un chequeo.

Desesperada comenzó a buscar a su alrededor cualquier cosa que pudiera usar para subirse e impulsarse, ¡nada! ¡ARG! ¡No pienso dejar que una puta broma como ésta se interponga entre yo y mi libertad! Rugió desesperada en su interior.

¡Genial! Alguien viene.. un poco harta del sarcasmo que era su vida, se tiró en el suelo de forma que su cabello le cubriera el rostro.

"Thanatos, señor de la muerte y dios de los cazadores, haz que mis fuerzas no flaqueen, que mi objetivo sea digno y que mis pies sean rápidos. Y si lo peor llegara a suceder, concédeme tu perdón"

Susurrando sus oraciones para garantizar que su 'caza' fuera propicia, observó atentamente como el pobre hombre que estaba de guardia, se acercaba de forma inconsciente a lo que esperaba que fuera su muerte.

"¡Oye!¡Eh, tú!" le oía vociferar sin detener su paso. Cuando este se acuclilló ante ella, extendiendo su mano para tomarle las constantes vitales y comprobar su estado, supo que era el momento que había estado esperando.

Dejando que su poder fluyera a través de su pequeño cuerpo, levantó la cabeza y con una sola ojeada anticipó rapidamente los movimientos de su enemigo.
Cuando el guardia iba a empujarla aterrorizado, le sujetó la muñeca con su mano derecha, giró sobre si misma doblándole el brazo, de modo que terminase en un ángulo más que doloroso en el proceso y rápidamente le quitó el cuchillo que colgaba de su cadera.
Una vez tenía el pequeño arma en su poder le soltó rápidamente, giró de nuevo y apostada a su espalda, le pasó el puñal por la garganta, sin darle tiempo a reaccionar, seccionándole la carótida.

Observó abstraída como el cuerpo del guardia yacía sobre su propia sangre, temblaba ligeramente incapaz de apartar la vista, aún le costaba procesar lo que había sido capaz de llevar a cabo. Sabía que había que hacer después... Alzó su brazo izquierdo, dejándolo horizontal frente a su cuerpo y extendió los dedos pulgar, índice y anular de su mano. Inclinó ligeramente su cabeza, y con este gesto, dedicando unos pequeños segundos de respetuoso silencio, ofreció la vida que acababa de arrebatar al Endómine Geskaldiano de los asesinos, al que había orado minutos antes.

Supongo que con esto sí que tendrían un motivo para decir que estoy maldita... Celesta-san moriría del disgusto si supiera que acabo de condenar mi vida a las sombras. Rió amargamente, eso no importaba nunca más, necesitaba ponerse en movimiento cuanto antes.

Justo en la dirección por la que había aparecido el guardia, se encontró con una habitación austera, en la que únicamente había una pequeña mesa y una silla.
Sin pensárlo dos veces, acarreó la silla hasta el ventanuco y consiguió con esfuerzo salir al exterior.

No reconocía el lugar en el que se encontraba, lo que era lógico, dado que estaba muy lejos de lo que una vez fue su hogar.

No importa donde mierda esté, ahora soy libre... sopesó sollozando para poco después echar a andar, internándose en la oscuridad de las calles de bajaciudad. Debía alejarse cuanto antes de ese lugar si no quería que la encontrasen de nuevo.