Este fic fue el segundo fic que escribi, tenia un final luego lo cambie pero jamas me gusto el final que puse, porque solo lo hice para agradar a algunos lectores, y finalmente he vuelto a revisarlo...he tardado mucho en revisarlo porque me da flojera volver a un fic que ya escriba jajaja pierdo el inteneres facinalmente una vez terminado, pero bueno tenia que revisarlo, en primera tenia muchas faltas de ortografia...en segunda no me gustaba el final...y bueno he cambiado muchas cosas, aun no se que final darle, pero definitivamente sera un final que me guste jejeje y bueno, espero que esta vez los reviews sean mejores. sin mas, les dejo mi actiguo fic nombrado el verdadero amor de Hinata

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Mi verdadero amor

Dos siluetas discutían a lo lejos entre los arboles del bosque de Konoha.

-Sabes que siempre he estado enamorado de ti… ahora que Sasuke ya no está… ¿crees que podrás darme una oportunidad? – Pregunto anhelando una respuesta positiva.

-Te lo suplico, entiéndeme por favor, aún es muy difícil para mí…sé que ya no hay esperanza alguna, pero no logro recuperarme de su muerte...- sus ojos esmeralda se llenaron de lágrimas -… nunca encontramos su cuerpo…-era una locura y lo sabía pero aún tenía la esperanza de él no hubiera muerto.

- Sakura, dame una oportunidad, sé que puedo hacerte feliz…- insistió el rubio.

- Tendré que pensarlo, no es algo fácil para mi…Sé que todos esperan que yo te haga caso, sería lo lógico, pero...

- Pero...

- No nada... olvídalo, dame tiempo por favor. – Rogó la pelirosa.

- Bien... estaré esperando tu respuesta, no importa el tiempo que tomes, sé que lo que siento por ti no cambiara nunca.

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Tres largos años pasaron en silencio, sin que Sakura le diera respuesta alguna al blondo.

Naruto entro sin ánimos a la oficina de Tsunade en donde se encontraba una de sus más preciadas compañeras ninjas.

- Hinata, necesito que ayudes a Naruto a traer el pergamino de regreso, pero no quiero enviarte a ti sola a un lugar tan peligroso, necesitaras ayuda y creo que tú y Naruto podrán hacer buen equipo… de todas formas, todos se fueron a misiones y solo quedan ustedes... ¡salgan hoy mismo! – ordenó la Hokage.

Los dos ninjas, salieron ipso facto de la oficina de la Hokage.

-¡Bien! ¡Vámonos! - Le digo Naruto que apenas pudo hacer una mueca parecida a una sonrisa, desde hacía ya varios meses, él sonreía muy poco.

-¡Hai! – Contestó Hinata entusiasmada, como para animarse a ella misma y no desmallar por la emoción, esto parecía un sueño hecho realidad, estaría con el rubio a solas en una misión, hacia tanto tiempo que eso no sucedía.

Y así, salieron de Konoha en una mañana soleada. Hinata y él, nunca habían hablado de lo ocurrido con Pain, en donde Hinata había arriesgado su vida por él. Naruto intento hablar con ella para darle las gracias, ya que sin su intervención él seguro hubiera muerto, pero el padre de aquella chica era muy inflexible y nunca pudo hablar con ella.

El viaje empezó con una cierta incomodidad, ninguno de los dos se hablaba y Hinata trataba siempre de esconder su mirada para no verlo a los ojos, se sentía avergonzada, se le había declarado y él jamás le comento nada sobre el tema, era claro que no le interesaba, desgraciadamente, ella seguía prendida de él.

-eetooo…- se aventuró el blondo - Hinata…Sabes nunca tuve la oportunidad de darte las gracias por haberme salvado…siempre estaré en deuda contigo…ojala algún día pueda pagarte lo que hiciste por mí. – agradeciéndole profundamente aquel acto heroico, dejando a una ojiperla sorprendida por aquellas palabras.

- ¡No! No Naruto-kun, no hay nada que agradecerme… yo…bueno…yo…fue lo que quería hacer…- contestó tímidamente con su vocecita aguda.

El blondo le sonrió de lado, haciéndola enrojecer al máximo.

- Bien, ahora demos lo mejor para conseguir lo que pidió Tsunade.- Siguió el rubio a lo que la chica asintió con un enérgico sí.

Sin darse cuenta los rayos de sol ya se habían ocultado, decidieron parar para descansar y seguir al día siguiente.

Aquel chico zorro no pudo esconder la sonrisa pícara que apareció en sus labios - y… ¿Qué deberíamos de hacer esta noche para no aburrirnos? – preguntó ladino.

Un tomate se hubiese visto pálido al lado de ella.

- N-Naruto-kun….C- Conozco tu reputación, ¡Llevas más de un año saliendo con medio Konoha!…- Dijo mientras se ponía cada vez más nerviosa. Naruto se sonrojo y se rio con nerviosismo, mientras se rascaba la cabeza. La joven kunoichi se dio cuenta que había herido el orgullo del héroe de la aldea -Dormir…- continuó dulcemente - Es lo que tenemos que hacer

Naruto le devolvió la sonrisa, aquella chica siempre le había parecido muy tierna.

Y sin más, los dos se acostaron a descansar. Un rato después, cuando Hinata vio que Naruto ya no se movía para nada, se levantó a buscar un riachuelo que quedaba cerca para poder refrescarse un poco, no le gustaba quedarse con esa sensación de sudor, pero el blondo, que aún estaba despierto la siguió sin que ella se diera cuenta. La joven ninja se desnudó sin preocupaciones y se metió al rio para poder refrescarse. El blondo no pudo evitar el sangrado de su nariz.

- ¡Que linda! – Se exclamó, y justo en ese instante recordó - …mmm esa vez que fuimos de misión con Kiba y… ¿Eeeeh? ¿Sería…Hinata?- pensó atónito

Se regresó al campamento antes de que la ojiperla lo pillara de voyeur. Cuando ella regresó, él ya estaba acostado en la misma posición, por lo que ella no sospecho nada.

Al día siguiente, siguieron su camino.

- Hinata… – Llamó el blondo, interrumpiendo el silencio que los invadía - ya que estamos en esta misión juntos llevémonos bien, así el camino no se nos hará muy largo… seamos amigos - Planteó el ojiazul, la vio asistir con un tímido sí.

- Bien entonces, hagámonos preguntas para conocernos más…-propuso castamente - puedes preguntarme lo que quieras – continuó con su carácter animado.

La joven Hyuga se quedó pensando, en realidad ella ya sabía todo sobre él, así que no sabía que preguntarle - mmm bueno…es mejor que empieces tú… - opinó.

-mmm… ¡Bien! A ver dime, una chica tan linda como tú… debe de tener novio, ¿no? – Curioseó haciéndose el inocente.

- ettoo… ¿esa es…una pregunta que se le hace a alguien con el que quieres ser amigo? – Indagó sin entender muy bien para que quería saber aquello.

El chico rio avergonzado por su actitud, sabía bien que no

- está bien, tengo más práctica para ligar, que para hacer amigas…- admitió - dame otra oportunidad… ¿sí?

Su compañera no pudo impedir que se le escapara una risita, lo que lo hizo también reír.

- Y tú… ¿Aun sigues esperando a Sakura? – le preguntó ella tímidamente. Lo vio perder su sonrisa inmediatamente.

- Te pareceré un tonto, pero si, aunque cada vez pierdo más la esperanza…

- ¡Gomene Naruto-Kun! ¡No quería hacerte sentir mal!- Se disculpó preocupada e intentando reparar un poco su falta de cortesía.

- ¡No!...No es tu culpa… – respondió, hacienda una sonrisa exagerada, para mostrarle a su compañera que no pasaba nada.

- ¡Naruto-kun!... Espera, creo que ya estamos cerca...hay 2 ninjas en la entrada…- Interrumpido, activando su Byakugan - Sígueme, pasaremos por una de las ventanas no hay nadie…Y el pergamino está en el cuarto de la izquierda…justo ahí… - Siguió, señalando una ventana.

Y así se introdujeron al castillo, en donde tenían que recuperar un pergamino que contenía técnicas secretas de Konoha. Llegaron a donde estaba el objeto que deseaban rescatar y salieron sin problemas, pero al entrar al bosque de nuevo, Hinata se dio cuenta que algo iba mal.

- ¡Naruto! Estamos rodeados… – Advirtió la chica preocupada.

- En ese caso…solo tendremos que derrotarlos – Animó el blondo con su desbordante energía.

Golpes de puño suave, y múltiples clones rubios empezaron a defenderse de los atacantes que iban cayendo uno a uno. Después de un largo rato agotador, lograron derrotarlos y escaparon de ahí entre los árboles.

- ¡Wow! ¡Hinata! ¡Te has vuelto muy fuerte!- dijo el ninja emocionado.

- He practicado mucho en estos últimos años…- contesto sintiéndose sonrojar por aquel cumplido venido del hombre que más deseaba.

Llegaron de regreso a la aldea y fueron directo a la oficina de Tsunade, la Hokage los felicito por el buen trabajo hecho

– ¡Sabia que harían buen equipo! – Termino diciendo, haciendo sonreír tímidamente a la ojiperla.

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Ocho meses pasaron.

- Hinata ahora que regresemos a Konoha, ¿quieres ir a comer a Ichiraku? – Propuso con entusiasmo su compañero, mientras saltaban de árbol en árbol.

- ¿Otra vez a comer ramen!? Tengo una mejor idea, iré a cocinarte algo que sea un poco más nutritivo para ti... debes comer más verduras Naruto-kun... – Regaño la ojiperla, dejando a un Naruto pensativo por un instante, y se sonrió.

- ¡Hai, Hai Hinata okaasan! – dijo burlón, realmente le recordaba a una mama preocupada.

Hinata solo se empiezo a reír haciendo que sus mejillas se colorearon levemente. El blondo se le quedo viendo de reojo mientras avanzaban.

- Ya se está haciendo muy de noche, deberíamos descansar aquí… además por estos rumbos hay un… rio…- formuló el blondo, tomando la voz más inocente que tenía para ocultar los pensamientos pecaminosos que invadían su mente, la chica lo sobrepaso para poder mirarlo de reojo, intentando descifrar sus verdaderas intenciones, no podía olvidarse de aquella reputación que se había ganado a pulso.

– Vamos… ¿Crees que no sé qué siempre que nos quedamos en el bosque a media noche te levantas a bañarte? – comentó, dejándola aún más atónica - No necesitas ocultarlo, además es mejor quedar cerca, así no tienes que ir sola tan lejos… me preocupas – esto último lo dijo tan bajo que fue prácticamente inaudible. La kunoichi no sabía muy bien cómo reaccionar ante tal declaración, Naruto sabía que se bañaba en la noche en el rio, el zorro solo rio al ver sus mejillas coloradas.

- jajaja no te preocupes, no te espió… aunque las ganas no me faltan… – expresó pervertido aquello último.

La Hyuga se sonrojo aún más y escondió su rostro en sus manos está al borde del desmallo… - P-pero…el rio esta justo ahí al lado… ¿de veras no espiaras Naruto-kun? – preguntó inocente.

- jaja…te vez linda cuando te sonrojas…. – siguió el ojiazul - Si le hubiera dicho algo así a Sakura seguro me mandaba a volar de un puñetazo…

Sus ojos perla se entristecieron, y se hundió en sus pensamientos por un instante, el rubio la volteo a ver justo después de su estúpido comentario, sabía que Sakura era una conversación a evitar cuando estaba con ella, su rostro siempre entristecía, aunque ella lo quería ocultar, él se daba cuenta de ello - ¡Anda ! No te voy a espiar, te lo prometo… ¿Qué clase de pervertido crees que soy? Me quedare viendo hacia el bosque...Te lo prometo - y con esas palabras se sentó con las piernas cruzadas, dándole la espalda y viendo hacia el bosque.

Hinata un poco renuente acepto su propuesta y prometió no tardarse mucho.

El rubio se acostó pensativo - … mmmm y si solo veo un poquito… ¡No! ¡No! es mi compañera no puedo hacer eso…. - Aunque no sería la primera vez que lo hiciera, esta vez no era igual, él había prometido no espiar.

Detrás de una gran piedra se empezó a desnudar, se metió al río a refrescarse, el blondo podía escuchar el chapoteo del agua mientras ella se estaba bañando. La tentación era demasiado grande, irritado por el sonido, pero sobre todo por su imaginación que estaba volando desenfrenada, decidió taparse los oídos para intentar dormirse o terminaría traicionando la confianza que ella había depositado en él.

Mientras se bañaba tranquilamente, unos bandidos sigilosos se acercaron, como estaba muy distraída, no se dio cuenta de nada, los atracadores la sorprendieron, ipso facto, agarro su toalla para cubrirse y poder salir corriendo, pero no le dio tiempo, los hombres la tenían rodeada.

-Uy pero que tenemos aquí…. Qué bonita eres…. - Comentó uno de los bandidos, acercándosele poco a poco con voz perversa.

-Vamos linda, dime si traes dinero…. - Siguió otro.

-No traigo mucho, pero está en mi mochila…. Agárrenlo y váyanse por favor… - contestó angustiada y temblorosa.

-mmm ya quieres que nos vayamos...tan rápido… - seguía uno de los pervertidos - yo creo que podríamos divertirnos un rato… - su mirada libidinosa la recorría, haciéndola sentir sucia.

- Seee – Continuó el otro depravado, relamiéndose los labios al solo pensar todo lo que le podían hacer a una chica tan linda como ella, - podemos pasar un muy buen rato pequeña…hehehe – rio malicioso.

El bandido se le acerco, ella trato de zafarse, pero no pudo y sin pensarlo, en su desesperación, grito a todo pulmón - ¡NARUTOOOO!

El blondo, al escuchar llamarlo salió corriendo a donde estaba ella y vio a uno de los bandidos que estaba jalándola del cabello para obligarla a arrodillarse, mientras ella trataba de escapar, él tipejo la acercaba más hacia él para besar su cuello pero ella se debatía con todas sus fuerzas.

Se quedó viendo la escena atónico, tenía su toallita enrollada alrededor de ella y no pudo evitar que su nariz sangrara - …¡Que liiindaa es! – pensó, pero sus pensamientos fueron interrumpidos rápidamente.

-¡Ohe! ¡Tú! Vete antes de que salgas herido - Le grito uno de los bandido hacia él.

-Los que deben de huir son ustedes….- Contestó el rubio serio, dejando de lado sus pensamientos pervertidos - ¡Quiten sus sucias manos de sobre Hinata! – advirtió enojado.

-Ahh conoces a esta lindura….

-¡SUELTALA! - Gritó irritado de ver como ese hombre olfateaba grotescamente a su compañera.

Uno de ellos se lanzó sobre Naruto con un cuchillo, pero el blondo lo golpeo tan fuerte que salió volando. Los otros, al ver esto, salieron corriendo empujando a Hinata, que cayó al suelo de rodillas.

Se quedó hincada en el suelo enrollada en su toallita, su cara sonrojada por la humillación que venía de pasar, mientras unas lágrimas se asomaban en sus ojos debido a la vergüenza que sentía, apenas lograba taparse lo necesario, tanto de arriba como de abajo…sus voluminosos pechos se abultaban en frente apretujados por la diminuta toalla y Naruto no pudo impedir ver aquel delicioso escote, después sus ojos se desviaron poco a poco en el resto de su cuerpo, delineo sus amplias caderas y paró en sus muslos desnudos, solo imaginarse lo que había más abajo le empezaba a colocar una molesta erección en su entre pierna.

Trago saliva y para evitar terminar haciéndole lo que esos bandidos iban hacerle, mejor volteo a ver a su alrededor intentando, con mucho esfuerzo, cambiar sus pensamientos, sin pensarlo mucho agarro la ropa de la chica y se extendió sin voltear a verla - Ten… - dijo, pero la tentación fue más grande, se voltio hacia ella y se acercó - me alegra que estés bien… - susurró a su oreja.

Hinata se arrojó a los brazos de Naruto llorando incontrolable, realmente se había espantado, el solo pensar que esos hombres iban a abusar de ella la aterraba - ¡Arigatou! – decía mientras sollozaba en los brazos del rubio. Al sentirla tan cerca de él, entre sus brazos tan vulnerable, sintió el deseo de cuidar de ella, de protegerla siempre.

-No te preocupes, no pasó nada…vamos a dormir, ¿Quieres? Yo cuidare de ti esta noche, no tengas miedo – Propuso dulcemente para ayudarla a calmarse. La ayudó a instalar su tienda, la chica se metió en ella para poder descansar un rato, tranquilizada por saber que él estaría afuera velando por ella.

El ninja se recargo en un árbol, no dejaba de pensar en la Hinata en toallita y su nariz se desangraba cada que le volvía esa imagen.

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Al día siguiente llegaron a Konoha sin ningún otro contratiempo.

-Ohe Hinata… ¿Vamos a Ichiraku?... ¿por fis? - Al ver la carita de súplica del joven, la ojiperla no pudo negarse.

- ¡Bien vamos! ¡Pero a partir de mañana solo comerás verduras!

-¡Hai! - Contesto el rubio enérgicamente como si la orden fuera de un general.

Ichiraku sonrió al verlos llegar.

- Vaya Vaya, aquí está el dúo favorito de Tsunade… les hare un ramen especial… aahh por cierto Naruto, mañana estaré cerrado es el festival de verano así que tendré un puesto allá… - le dijo señalándole una pancarta del festival.

- ¡Que divertido! ¡Vamos Hinata! – expresó Naruto sin pensar mucho en lo que estaba proponiendo.

La chica sintió retumbar su corazón… el festival de verano… ¿Acaso era una cita? Con sus ojos llenos de ilusión aceptó su propuesta.

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La peliazul llegó al punto de encuentro, llevaba puesto un hermoso yukata blanco con flores bordadas en color rosa y su cabello recogido con palitos. El Uzumaki, sintió latir rápidamente su corazón, simplemente se veía hermosa.

Pasaron la tarde juntos, comieron dangos y koori, jugaron a atrapar peces dorados con redes de papel y quemando luces de bengalas. Naruto había pasado mucho tiempo esperando por la respuesta de Sakura, pero en ese momento, él solo se divertía y eso lo hacía sentir bien.

Un poco más tarde en la noche, justo antes de que se fueran, el cielo se ilumino con fuegos artificiales, sellando el día con broche de oro. Hinata miraba feliz aquellas luces multicolores en el cielo, no podía disimular su sonrisa, el blondo no pudo apartar su mirada de aquella belleza, no podía evitar sentirse atraído por su calidez y ternura.

El momento de separarse se acercaba, al llegar al camino que los separaba el blondo sintió la necesidad de alargar un rato más el estar con ella, así que le propuso acompañarla hasta su casa, el silencio reinó entre ellos en el camino, pero a ella no parecía molestarle, la dulce curvatura en sus labios no desaparecía y eso lo hacía sentir bien.

- ¡Hasta mañana! ¡Iré temprano a tu casa para poder cocinarte algo nutritivo! - comentó la joven tiernamente, se metió a su casa, casi escapándosele, dejándolo un poco decepcionado porque no pasaría nada más entre ellos.

Hiashi esperaba en la entrada de los Hyuga.

- ¿A dónde te habías metido? ¡Hoy era un día perfecto para que salieras con Neji!

- Gomene Otou-san… no sabía que tenía que salir con Neji… - se disculpó, pero estaba tan contenta que se metió rápido a su habitación sin decir nada más, no quería dejar de sentir esa alegría que la invadía. Quería recordar cada momento que había pasado al lado de Naruto durante esa cita, su corazón palpitaba tan fuerte que pensaba que se le saldría.

Al día siguiente, llego al departamento del blondo con unas bolsas de comida.

-….Hinata... aun quiero dormir...- dijo Naruto adormilado, se había parado abrirle aún con las sabanas enrolladas en él.

La chica se quedó paralizada en la puerta...- N-Naruto-kun…- balbuceó, la habitación estaba completamente tirada... no podía dejar que el viviera así, aunque ya habían realizado muchas misiones juntos, era la primera vez que iba a su departamento -… bien, creo que antes de la comida habrá que limpiar un poco…

Naruto se tallo los ojos por el sueño - no… no te preocupes, así está siempre…

- ¡No! ¡No dejare que vivas en un lugar así! Haremos limpieza y luego la comida. – Regaño.

- Hai Hinata Okaasan… – aceptó el chico sin ni una pizca de entusiasmo, lo que la hizo sonreír tiernamente, a veces era un verdadero chiquillo.

Después un rato la habitación relucía de limpia, ella se metió a la cocina y en poco tiempo, deliciosos olores llegaron a las narices del blondo.

- ¡MMM que rico! ¡Arigatou Hinata-chan! - expresó el chico feliz al ver un delicioso platillo en frente de él.

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Vario días pasaron, después de entrenar juntos o de alguna misión, Hinata llegaba al departamento de su compañero para asear y hacer la comida, aunque Naruto le pedía que no lo hiciera, ella quería serle útil de alguna forma.

Una tarde preparó la cena y un baño caliente…Naruto regresaría de una misión difícil y seguro llegaría cansado y hambriento. Estaba a punto de irse, cuando lo vio entrar. El joven ninja no pudo impedirse sonreír al verla ahí.

- ¡Hinata! ¡Aun estas aquí! Qué bueno que no te has ido... quería verte… - dijo suavemente, con los ojos llenos de ternura.

- Qué bueno que llegas, me tengo que ir, mi padre debe de estar esperándome, pero te he dejado comida y el baño listo para que descanses…. Eeetto…- se quedó pensando en lo que venía de decirle, ¿había escuchado bien? - ¿Para que querías verme? ¿Querías decirme algo? - Preguntó tratando de descifrar su mirada.

- ¿hmp?…no…solo…quería verte…. Pensé en ti durante toda la misión sabes…- Sus ojos azules se quedaron clavados en los de ella haciendo que sus manos empezaran a sudar.

El blondo se acercó a ella lentamente, miraba sus labios color cerezo que se veían tan delicados, lo atraían cada vez más a los suyos como si fueran un imán - sabes… te extrañe mucho…-susurró a su oído.

La ojiperla sintió que su corazón iba a salirse de su pecho, su piel se había puesto chinita al sonido de su voz, si él se le acercaba más, no podría luchar contra el deseo de estar entre sus brazos… - N-Naruto... Tengo que irme… nos vemos mañana… ¿está bien? - y con un esfuerzo casi sobre humano salió de aquel lugar.

Naruto tuvo que contenerse para no retenerla…pero ardía de ganas de besarla y de hacerle algo más. Se quedó solo en la obscuridad de su departamento, se metió en la bañera que su amiga había preparado, le pasaban tantas cosas pervertidas que quería hacerle que le era casi imposible deshacerse de aquel bulto que tenía en su entrepierna.

- mmm… Hinata…un baño de agua fría… es lo que necesito en estos momentos….- pensó.

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La ojiperla llegó a su casa y su padre la esperaba enojado.

- ¿En dónde te metiste otra vez? ¡Hoy vino a cenar Neji y tú no estabas!

- Gomene Otou-San… se me olvido que hoy venia…- contestó afligida.

- No sé qué pasa contigo, todo se te olvida…esa no es una manera de tratar a tu prometido…

Hinata molesta y con lágrimas en los ojos corrió a su cuarto sin decirle nada. Un poco más tarde entro su hermana menor.

- Hinata…. No deberías de hacer enfadar a papa.

-Hanabi, yo no quiero casarme con Neji, ¿Porque papa tiene que obligarme hacer algo en contra de mi voluntad?

-onee-san… - La Hyuga menor no sabía que decirle, así que solo le sonrió para intentar animarla.

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Al día siguiente, como ya era costumbre, Hinata visito a Naruto en su departamento. Todo el día hubo entre ellos una cierta tensión, al solo rose de piel, Hinata se estremecía y a Naruto se le enchinaba la piel… podía sentir claramente como le recorría una corriente eléctrica que partía de su nuca y la recorría toda la espina dorsal, todo el día, el blondo intentó contenerse, pero justo al momento de partir, no pudo más, se acercó a ella, intentando controlar los latidos de sus corazón y su respiración.

-Hinata… quédate un rato más…- Pidió.

-No puedo…mi padre se molestara…tengo que irme… - se negó ella, pero sus ojos gritaban que quería quedarse al su lado y como todos los días se voltio para abrir la puerta e irse, pero esta vez Naruto la detuvo y la jaló por las caderas hacia él, Hinata se volteó y se encontró con esos ojos azules que tanto amaba. Él se le quedo mirando a sus labios y se empezó a acercar a ellos lentamente.

-Quédate conmigo… -suplicó de nuevo - Dile a tu padre que te mandaron a una misión de último momento…

-¿Mentirle a mi padre? – preguntó casi desfalleciendo del deseo.

-Una mentira blanca, no le hace daño a nadie…- siguió, mientras se comía con los ojos sus deliciosos labios.

Hinata sin contestar solo cerró sus ojos. Naruto empezó a besar esos labios que se le apetecían tanto, su respiración era cada vez más difícil de controlar y poco a poco sus alientos fueron agitándose y sincronizándose. La recostó dulcemente en su cama, siguió besándola, besando su cuello y recorriendo su cuerpo con sus fuertes manos. Acaricio su vientre plano y siguió bajando hasta sentir su calidez, se dio cuenta que ella estaba igual de deseosa que él, se dejó llevar por el deseo incontrolable que sentía.

- Seré dulce contigo…- Susurró a su oído y Hinata se dejó llevar.

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Los días pasaron y Naruto no podía dejar de hacerla suya. Sentía que su corazón iba a explotar y quería zacearse de ella, pero en vez de eso, sentía que la deseaba más. La quería a su lado, siempre. Hinata se entregaba a él con todo su ser. No podía evitarlo, lo amaba y lo único que deseaba era hacerlo feliz, ser suya sin importa nada más.

Y así por varias semanas anduvieron juntos, Naruto ya llevaba tiempo sin salir con las demás aldeanas, casi al mismo tiempo que él y Hinata empezaron a ser amigos. Por lo tanto, sin saberlo, la pobre ojiperla tenía algunas enemigas. Mientras caminaban, una chica de la aldea se le quedo viendo con odio.

- ¡Me las pagara! – pensó irritada la desconocida al verla paseando con aquel apuesto ninja.

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Continuara