Capítulo 1: Gatito Malo.
En parte, tenía mucha suerte de no haber estado en su casa cuando ocurrieron las cosas, si no ¿Cómo le explicaba a sus padres que tenía que salir en plena noche? Y ni hablar de encerrarse en su habitación mientras tanto, sus padres siempre creían que en cualquier momento ese tonto podría ir y, por cuestiones que ni ellos mismos pueden imaginar, entrar y llevársela.
Eso era simplemente ridículo.
El caso es que en esos momentos sus padres tenían la costumbre de no quitarle el ojo de encima por la preocupación que les causaba. De día podía fugarse con alguna excusa, de noche… sus padres no eran tan permisivos ni para dejarla salir a casa de Alya, su mejor amiga.
Así que, fue bueno que Chat Noir decidiera hacer de las suyas justo en el momento en que ella estaba esperando un autobús para ir a su casa. Eso ya le daba una razón para llegar tarde de por sí.
-¿No te cansas de hacer esto mismo cada semana?- le pregunto al minino, parándose en frente de él, deteniendo su caminata.
-¿Cansarme de que, exactamente?- pregunto el a su vez, sonriendo como siempre.
-Oh, ya sabes. Venir, atacar Paris, aterrorizar gente inocente, destruir cosas, robar tiendas ¿no te aburre hacer eso todo el tiempo?
-¿Cómo podría aburrirme? Esta es la razón por la que vienes a verme ¿de qué otra forma podría encontrarme con alguien tan hermosa como tú?
Ladybug bufo con fastidio, eran las mismas frases cada vez que llegaba a enfrentarlo. No entendía por qué ese sujeto insistía en coquetear con ella. Era tan infantil hacer ese tipo de bromas, y si lo decía en serio era una completa pérdida de tiempo. Ella jamás saldría con un vándalo como él. Eso sería ridículo.
-Terminemos con esto rápido ¿sí?- ella comenzó a hacer girar su yoyo, listo para lanzarlo hacia él y atraparlo- muero de hambre y en casa me debe estar esperando una deliciosa cena.
-Pues si quieres, yo puedo invitarte a comer- Chat también preparo su bastón- conozco un lugar excelente. Es algo costoso, pero eso no es problema para mí.
-No tienes por qué molestarte, gatito.
-Cualquier cosa por mi lady.
Comenzaron a pelear. Ladybug debía admitir que enfrentarse a Chat Noir no era tarea fácil, el chico era ágil y veloz. Tenía gran habilidad con su bastón, ya fuera esgrimiéndolo como una espada o usándolo de perdiga para esquivar sus ataques. Él era el más formidable adversario con el que tenía que enfrentarse.
Era obvio que Chat Noir poseía un miraculous igual que ella ¿de qué otra forma habría obtenido poderes y habilidades como esas? La cuestión que siempre rondaba su mente era ¿Cómo lo había conseguido? Y ¿Por qué lo usaba para aterrorizar Paris? Se suponía que los miraculous estaba para proteger a las personas, no para atacarlas ¿Qué haría que Chat Noir actuara de esa manera?
Era una lástima no poder invitarlo a un café y tratar de averiguarlo. El seguro tomaría eso como una cita y no había nada más alejado de la realidad como ella estando interesada románticamente en él.
Lo repetía, sería ridículo.
Su Lucky Charm era generalmente la única manera de detenerlo, pero jamás lo había podido atrapar. El muchacho conseguía escapar antes de que el tiempo de su miraculous se acabara y su identidad pudiera ser descubierta. Tenía tanta curiosidad por saber quién era el chico debajo de ese antifaz.
Pero de nuevo, no sería esta noche.
Marinette llego a casa agotada y verdaderamente hambrienta. Eran cerca ya de las nueve de la noche. Sus padres al verla entrar técnicamente le saltaron encima.
-Marinette, cariño ¿Dónde habías estado?- pregunto Tom, envolviéndola con sus enormes brazos.
-Lamento llegar tarde- les dijo con su mejor voz inocente- esperaba el autobús cuando Chat Noir apareció. Tuve que esconderme y luego venirme a pie.
-Ay, mi pobre niñita- Sabine la arrullo, la chica se sintió mal por mentirle de esa manera a sus padres- tu estas bien, ya estás en casa, así que todo está bien ¿quieres comer algo?
-Por favor.
Una vez satisfecho el apetito de la heroína de Paris, esta se retiró a su habitación para un merecido descanso. Luego de toda una jornada de ir a la escuela, hacer tareas en casa de Alya y luchar contra ese tonto de Chat Noir merecía al menos una siestecita.
-Estuviste muy bien esta noche- le comento Tikki al tiempo que se acomodaban en la cama para dormir.
-Gracias, Tikki.
-¿Algo te preocupa, Marinette?- inquirió la kwami, sin pasar por alto el semblante de la joven.
-Tu sabes lo que es.
La pequeña creatura roja miro a la pelinegra con comprensión y una sonrisa de empatía y cariño. Por supuesto que lo sabía, era en lo que siempre pensaba Marinette luego de enfrentarse a Chat Noir: ¿Qué podría llevar a un chico como el, probablemente un joven simpático y de gran personalidad, a llevar a cabo semejantes actos de vandalismo? Se preguntaba si, si supiera quien era el, podría ayudarlo y en lugar de usar su prodigio para hacer maldades, lo convencería de hacer equipo con ella. Después de todo, Tikki siempre le decía que los miraculous de la creación y la destrucción estaban hechos para trabajar unidos.
Estaba segura que Chat Noir y ella, podrían hacer un dúo imparable.
Chat Noir había salido airoso como de costumbre, pero eso no era lo que le interesaba. Ni tampoco toda esa mercancía que había robado de esa tienda de joyas, ni las cosas que destruyo, ni la forma tan graciosa que tenían los parisinos de verlo y correr gritando por sus vidas (aunque esa era una de sus partes favoritas). Lo que en verdad había valido la pena de esa noche fue que, después de tomarse tantas molestias destruyendo cosas y hacer un espectáculo digno de una semana apareciendo en los noticieros de toda la ciudad, apareciera Ladybug.
No entendía que tenía esa chica que lo hacía desvelarse solo pensando quien se escondería detrás de ese traje de Catarina. Era una chica hermosa, de eso no había duda para él. Y debía ser una gran persona; nadie se molestaba en arriesgar su integridad enfrentándose a alguien que hacia las cosas que él podía hacer para salvar a un montón de personas que ni siquiera podrán agradecérselo pues no saben quién los ayudo.
Era una chica fantástica.
Le encantaba verla llegar, como la heroína de un comic, con el mentón bien arriba y mirada decidida, pose firme y lista para resolver el problema que se le presentara. Era maravilloso ver como arreglaba todo con su Lucky Charm al final de cada pelea. Definitivamente, ella era su complemento.
Es decir, el de su miraculous.
Aunque el estaría más que feliz de que fuera también de la otra manera.
