Antes que nada, quiero advertir que esta historia contendrá una trama relacionada al incesto, obviamente, y a casos de violación; por lo que podría ser sensible para algunas personas.


Podía sentir las pequeñas y cálidas manos de Anna deslizarse por mi piel, tocando y explorando cada centímetro que solo yo me había atrevido a explorar. La luz de la bombilla cubriendo nuestros cuerpos, la pequeña casa de muñecas guardada junto a las escaleras y la cámara enfocando cada acción que ambas hacíamos con temor. No entendía nada, ninguna de las dos lograba entender nada. Mis manos pasan a esconderse en mi vestido, rozando fugazmente parte de mi entrepierna, haciéndome sentir una sensación agradable y desconocida a la vez; Anna quiso imitar mi acción, soltando un pequeño gemido que creí nunca iba a poder olvidar.

Mi hermana, mi pequeña hermana. Siempre me odiaré por dejar que esto le sucediese a ella, aunque en el fondo sabía bien que poco yo podía hacer. Apenas era mayor que ella y para ese momento no había alcanzado ni la mitad del tamaño que se suponía debía tener. Anna se aferró a mi con fuerza, hundiendo su rostro en mi pecho, ahogando un grito que tenía atorado en su interior; el vestido verde que cubría su pecoso cuerpo ahora descansaba en el suelo de concreto, su cuerpo ahora estaba desnudo, permitiéndome contar cada peca y moretón que se pintaba sobre el.

¿Cómo habíamos llegado a esto? ¿Cómo un simple juego terminó con nosotras dos encerradas en aquel sucio ático?

"Ve a jugar con tu hermana" dijo en un tono distinto al habitual, como siempre yo corrí en busca de ella, pero lo que inició como un simple juego de disfraces terminó siendo un juego para él, un juego para su propia diversión.

La primera vez que la besé no entendía bien por qué hacía todo aquello, no entendía el por qué los adultos hacían todo eso; pero me encontré besando a mi hermana en una forma extraña a la cual nos tuvimos que acostumbrar, pude saborear el sabor a chicle de su dentífrico y el olor a césped sobre su ropa.

Todo esto era un juego para nosotras, esto es como cuando van a hacer una obra escolar y yo debo grabarlas con mi cámara, dijo la primera vez que Anna se rehusó a hacerlo. Esa tarde había fallado un lanzamiento en su entrenamiento de baseball y se había negado a jugar hasta que se le pasara el enfado, era comprensivo su enojo, tan solo tenía 6 años. Mas yo era una niña grande, como todos me llamaban con orgullo, y sabía bien que las niñas grandes, al menos las de 8 años y medio, no lloraban por cosas tan absurdas e infantiles.

Por lo que decidí seguir con nuestro juego, esta vez sin Anna.

Ella observaba furiosa sentada al borde de la escalera, ahora sí quería participar, pero papá la había castigado por rehusarse a hacerlo en primer lugar, ahora me tocaba jugar sola.

Mi cuerpo estaba tendido sobre el suelo, únicamente en ropa interior. Esa tarde descubrí algo más allá de mi comprensión, algo distinto y a lo que solo las niñas grandes podían tener acceso. Recuerdo el cosquilleo intensificarse entre mis piernas, generando que varias lágrimas salieran de mis ojos, recuerdo el ardor de mis dedos y la sustancia pegajosa en ellos. Recuerdo el sonido de la cámara haciendo enfoque y la forma en que Anna azotaba la puerta con rabia.

Recuerdo haberle mentido a mamá sobre las pequeñas manchas rojas en mi ropa interior con excusas que papá me ayudaba a inventar luego de nuestro juego.

"Se debió de haber lastimado practicando gimnasia".

"Anna accidentalmente la golpeó con su bate de baseball".

"Se golpeó jugando en la playa".

Anna y yo jugábamos todas las tardes luego de la escuela, un día era una historia diferente. Un título diferente para cada una de las cintas que papá solía guardar bajo llave; nunca nos dejó acercarnos a su colección, ni contarle a nadie sobre aquello. Era un pequeño secreto que a ambas nos gustaba guardar. Era normal para nosotras y creíamos que también lo era para el resto del mundo.

Pero no lo era, nunca lo fue.

Ahora, 12 años después, logro comprender un poco más lo que hacíamos encerradas en aquel pequeño ático sobre la casa, la forma en que nuestro padre nos miraba y lo que hacía con cada uno de esos vídeos. Anna no recuerda nada, quizás porque estaba muy pequeña y su rango de concentración variaba constantemente, quizás porque simplemente quiso borrarlo de su memoria.

Pero yo era la niña grande, yo era la que siempre papá llamaba para jugar. Y por más que quisiera olvidar, cualquier roce, palabra o sensación me hace volver a ese ático húmedo y oscuro. No pude nunca volverme a acercar a otra persona sin sentir miedo o ansiedad de que llegase a tocarme, llegando a recluirme en mi perfecto mundo de insolación. Guantes, ropa manga larga y cuellos altos eran mi protección para evitar que mi piel entrase en contacto con otra.

Pero cuando llegaba a casa, cuando me despojaba de mi armadura era cuando más mi ansiedad se intensificaba. Anna solía pasearse por los pasillos únicamente en shorts y camisetas cortas que dejaban al descubierto gran parte de su piel, solía buscar cualquier excusa para abrazarme y solía escabullirse en mi cama por las noches; y, apenas lo hacía, los recuerdos golpeaban mi mente lista para hacerme decaer en un estado de locura sin retorno.

Ella no lo sabe, y si lo sabe quizás prefirió olvidarlo, pero yo fui la primera en tocar su cuerpo desnudo, en explorar sus labios y saborear la esencia que salía de su ser. Y, al cerrar mis ojos, únicamente podía verla a ella en aquel ático oscuro, gritándome y suplicando por una ayuda que nunca le pude brindar.

Intenté borrarlo, intenté borrar su pequeño cuerpo infantil tocando el mío. Pero todo empeoró cuando, en mis pesadillas, la veía justo como es ahora: una adulta. Una adulta tocando y besando mi cuerpo, una adulta explorando todo lo que ya había explorado años atrás. Llegué a imaginar su cuerpo reaccionando ante mi tacto y su aliento irregular golpear mi oído.

Nuestros padres murieron hacía poco menos de 2 años, dejando una breve sensación de serenidad en mi vida, pero nunca podré olvidar todo lo que nuestro padre nos hizo pasar, no tan fácilmente, y menos las secuelas que eso generó en mi vida adulta.

Me había enamorado de Anna, y sin duda era de la peor manera posible.


Esta historia se narrará alternando presente y pasado, por lo que no será narrada en forma muy lineal. Contendrá una trama explícita, pero aún así espero sea de su agrado. Dejen algún review si gustan.