Pero la felicidad no dura para siempre.

En medio de la guerra solo contra el mundo, cuando tus enemigos tratan de arrastrarte hacia la oscuridad, levántate y recuerda que:

"Siempre voy a vivir por ti"

HTTYD: AWAKE

Una guerra que perece no tener fin, un heredero que busca la libertad, una forastera proveniente de tierras lejanas, una nueva generación de jinetes, y la promesa de un mundo mejor…

Serán algunas de las circunstancias que marcarán el destino de Berk y de todos sus habitantes. ¿Podrán los jóvenes jinetes de dragones vencer a sus demonios y cambiar su destino y el de su gente?

Prologo:

Durante toda su niñez y parte de su adolescencia, Hipo sufrió cierto desprecio por parte de su pueblo e incluso por su propia familia, esto debido a lo pequeño que era y a su complexión delgada, daba la impresión de que sus pequeñas y delgadas piernas se romperían a cada paso que dada. Hipo quedo al cuidado de su padre a una corta edad después de la extraña desaparición de su madre y fue criado por el mejor amigo de la familia. Creciendo en un mundo infestado por dragones, donde la fuerza y la riqueza parecían ser lo único importante y la única ley que era realmente respetada era "matar o ser matado" busco por mucho tiempo formar parte de ella, intentando matar a un dragón que por asares del destino termino convirtiéndose en su mejor amigo y por mucho tiempo el único en el que realmente confiaría.

Durante años mantener la paz entre vikingos y dragones se convirtió en su única prioridad, pero los cazadores no dejarían que un muchacho ingenuo y sus amigos arruinaran años de planeación y trabajo. Pero después de años de lucha y al ser nombrado jefe de su aldea tras la desafortunada muerte de su padre, sus prioridades comenzarían a cambiar dándose cuenta que mantener la paz no era suficiente para proteger a su pueblo, a los dragones y a su familia.

A un año de la trágica muerte de su padre a manos del despiadado Drago Manodura, se podía observar en el gran salón a vikingos y dragones terminando de arreglar el gran salón para la ceremonia que se llevaría a cabo ese mismo día por la tarde, todo debía ser perfecto pues no todos los días el jefe de la aldea se casaba. Llego el momento y el aguardaba pacientemente la llegada de su prometida, Gothi y Bocón, como su traductor, oficiarían la ceremonia. Con su madre y su mejor amigo alado se sentía como el hombre más afortunado de la tierra al ver a su pueblo reunido junto a sus dragones, a sus amigos y algunos aliados de Berk para conmemorar uno de los momentos más especiales de su vida.

Las puertas del gran salón se abrieron dejando ver a una hermosa valkiria de cabellera dorada y ojos tan azules como el cielo, que vestía un hermoso vestido blanco con detalles marrones y amarillos, poso sus ojos al frente y su mirada se topó con la de su prometido quien llevaba una resplandeciente armadura y una capa que solo se usaba en ocasiones especiales. Llego hasta donde su futuro esposo la esperaba y el tomo su mano se miraron un segundo más y ambos volvieron la vista al frente. La ceremonia transcurrió sin percances, después de intercambiar los votos, una anciana proveniente de otra isla y una vieja amiga de Gothi, se acercó y le ofreció a la joven pareja su primer regalo como marido y mujer; una amatista con un color purpura azulado que resplandecía como ningún otra. Ambos la aceptaron gustosos y con ello se dio por culminada la ceremonia. En la fiesta de recepción Hipo y Astrid agradecieron a sus invitados con un brindis y bailaron hasta que ya no pudieron más.

Hipo observaba divertido como sus amigos se divertían y bailaban, sentado en su trono sosteniendo la mano de su amada que se encontraba sentada alado, se hiso una promesa así mismo, trabajaría duro y daría lo mejor de sí para mantener esa felicidad y esa paz en su pueblo y así convertirse en el jefe que su padre quería y el que Berk necesitaba. Así lo haría, aunque le costara la vida.

14 años después.

Capítulo 1. La isla Steinbrot

Navegábamos sin rumbo fijo. La poca agua y comida que logramos tomar minutos antes de nuestra repentina huida estaban por terminarse. Nuestro avance era lento, no había viento y no podíamos ver el sol, gracias a los enormes pilares de piedra que se alzaban desde lo profundo del lecho marino y la espesa neblina que cubría todo nuestro alrededor.

Nuestra pequeña tripulación constaba de 8 personas en total. El viejo pescador Williams, madame Amelia junto con sus dos hijos Elvi la menor y Ericksen el mayor, los gemelos Abdul y Abel, Serena y yo Ariana.

La prisión Helvíti ubicada a las orillas de la isla Steinbrot, también conocida como la cárcel más tenebrosa del archipiélago Dreki, en ella se hacía pagar a los delincuentes con las torturas más despiadadas e inhumanas que se pudiesen imaginar. Se podían encontrar desde simples ladrones que asaltaban a los mercaderes en las plazas de los pueblos hasta piratas que saqueaban islas enteras. Aunque esto de cierta forma podría considerarse como algo bueno, la verdad es que esta isla oculta macabros y oscuros secretos. A unos kilómetros de la prisión Helvíti se encuentra "la colonia" una cadena de cuevas y cámaras ocultas bajo una larga cadena montañosa que rodean gran parte de la isla, las cuales adaptaron para mantener cautivas a cientos de personas inocentes que son secuestradas y obligadas a trabajar en improvisadas minas para extraer metales preciosos, muchos de los desdichados que son encarcelados ahí son vendidos en un mercado de esclavos que se lleva a cabo cada fin de mes a las afueras del imponente castillo de la familia Frank, los dueños de la isla.

Hace un par de meses Pueblo Luna, la capital de la isla Middle, se encontraba festejando el aniversario número quince del nacimiento de su futura reina, y aunque la gran gala en el castillo había terminado ya hace varias horas, en la plaza principal se podían observar a hombres y mujeres bailando y bebiendo, los niños corrían uno detrás de otro entre las vastas fuentes de agua adornadas con vistosos listones y flores de colores como cada casa y cada pequeño rincón del pueblo, las enormes antorchas esparcidas por los alrededores brindaban luz y calor a los ancianos que observaban a los jóvenes disfrutando de los artistas callejeros; se podía encontrar desde bailarines, músicos y cantantes hasta trucos de magia y teatro, las vista era realmente encantadora, ver a mi gente así de feliz y animada me conmovía de verdad. – ¿Cómo algo tan insignificante como un cumpleaños, puede ser la causa de una gran fiesta… y de tanta alegría? – pensaba mientras veía a un grupo de niños sentados conversando y jugando muy divertidos entre sí.

Qué dices Don, ¿te gustaría ir a jugar un poco? – le pregunte a la pequeña dragona que escondía bajo mi capa, asomo su cabeza por encima de mi hombro y asintió con un alegre gruñido. – ¡Entonces vamos! – Salí de entre los arbustos donde observaba en silencio y Don bajo hasta mi antebrazo donde enrollo su larga cola para no caerse mientras comenzaba a correr hacia la fiesta. – ¡ARIANA! – me pare en seco y lentamente me di la vuelta mientras cubría bien a Don para que no la viera… y ahí estaba ella…

Se escucharon varia explosiones, me solté del agarre de su mano y me detuve para observar con horror la horrible escena, pero pronto el estridente sonido fue ahogado por los gritos de los personas que corrían por sus vidas a través del fuego que se expandida con rapidez a los edificios de madera.

¡Hay que salir de aquí ya, vamos date prisa! – volvió a tomar mi mano con firmeza, mientas comenzaba a correr…

¡ARIANA! –

Alguien me tomo de la pierna y caí al suelo, rápidamente me tomo de ambos brazos y bruscamente me puso de pie mientras otro de ellos me rociaba la cara con un repugnante líquido.

¡ANA! –

No sé cuánto tiempo estuvimos en el barco, perdí la noción del tiempo a pesar de no poder moverme era de algún modo consiente de lo que pasaba mientras los demás parecían dormir a causa de la droga. Hombres, mujeres, niños y ancianos habían sido capturados por igual. El ambiente se ponía cada vez más frio y una espesa neblina comenzó a invadir la cubierta del barco en la que nos encontrábamos. Poco a poco los efectos de la sustancia que habían usado en nosotros comenzaron a disiparse y uno a uno de los secuestrados comenzó a despertar. Torpemente me puse de pie y a lo lejos, en medio de la neblina pude observar una isla.

A nuestra llegada, fuimos recibidos por un grupo de guardias y sin distinciones nos dividieron en dos grupos por igual, el primer grupo seria llevado a los campos de trabajo y el segundo grupo iría directamente al mercado de esclavos. Yo fui colocada en el segundo grupo. Entre gritos y llantos de niños que eran separados de sus madres y familiares, nos apartaron del resto nos colocaron grilletes y con empujones e insultos subimos a una vieja carreta. Un viejo hombre sentado al frente de la carreta soltó una bocanada de humo de su pipa y tirando de las riendas de los caballos, unidos al carruaje comenzó a avanzar lentamente. Minutos después unos guardias montados en caballos nos alcanzaron para escoltarnos a nuestro incierto y perturbador destino, la neblina se hacía cada vez más espesa, el frio calaba los huesos, sentí como un escalofrió me recorrió la espalda al recordar las palabras que mi madre incansablemente repetía las pocas veces que podía hablar con ella "no salgas del castillo, nunca debes salir" repetía con ese tono seco y frio, algo muy propio de ella. En medio de la penumbra alcé la vista y la vi, la prisión más temida de Dreki, la cárcel Helvíti.

"La muerte no es castigo suficiente para un criminal", la regla de oro de la familia Frank.

Las paredes se alzaban imponentes y a la lejanía se podían escuchar gritos, gritos desgarradores que le pondrían los cabellos de punta a cualquiera que los escuchase en medio del bosque, uno de los saldados comenzó a reír a carcajadas lo que aumento mi miedo ya que desde que nos alcanzaron al partir, no apartaba la mirada de mí, ¿tal vez él lo sabía? Sabía quién era en realidad. Me sentía en una terrible pesadilla de la que no podía despertar, desvié la mirara hacia el otro lado del camino tratando inútilmente de ignorarlo y en medio de la penumbra vi como una tenue luz verde se deslizaba suavemente entre los árboles, voltee de nuevo y entonces me di cuenta que todos parecían no verlo o tal vez solo la ignoraban. La luz se acercaba poco a poco hacia nosotros y cada vez se hacía más brillante y cuando se acercó lo suficiente pude sentir esa calidez y esa confianza que añoraba tanto sentir. Quise estirar mi mano para tocarla, pero el cansancio de este horrible viaje me lo impedían, mis pesados parpados comenzaron a cerrarse poco a poco hasta que por fin me quedé dormida…

Continuara…