Luna dormía. Draco la observaba fijamente.
Quería golpearla. Simplemente estrellar su puño contra la cara de la muchacha. Dolorosamente, de preferencia. Odiaba a esa estúpida, demente, feliz chica.
Estaba lejos de su hogar, prisionera en la casa de un Mortífago. No cualquiera, sino donde el mismo Señor Tenebroso vivía. El riesgo de ser asesinada estaba presente a cada minuto. Bellatrix bajaba cada pocas horas a torturarla, y estaba bastante seguro que no había comido ni bebido nada desde hace cuando menos tres días. Y aún así, sonreía. Incluso en sueños.
Estúpida, demente, feliz.
¿Cómo era posible? Cualquier otra persona en su situación, o en una no tan mala como la suya ya habría perdido toda esperanza, todo deseo de vivir.
Se preguntó qué la hacía ser como era. Tal vez era ese aire de inocencia, el amor que recibió de su padre, o posiblemente tenía algo que ver con todas esas extrañas creaturas que solo ella podía ver. Tal vez, lo que la hacía feliz era la ignorancia.
Luna despertó, y clavó sus grises orbes en los de él.
"Hola, Draco Malfoy. Buen día. Estas llorando."
El rubio la miró con odio. ¿Por qué él no podía ser feliz, inocente como ella? Ignorante. Solo eso quería, olvidarse de todo, como si nada hubiera ocurrido, jamás. Como si nada lo afectara.
La observó fijamente, y al fin comprendió su secreto. No todo es lo que parece. La gente intenta sobrevivir a como de lugar, hace lo que debe hacer. Y Luna lo hizo, justo igual que él.
Creó disfraces. Y se ocultó en ellos.
Palabras: 263
Rating: K+
Personajes: Luna Loveggod; Draco Malfoy.
Disclaimer: Nada es mío.
Insane Worm.
