Como podrán ver, me he sumado al reto de los 7 momentos BBRae del foro Opposites Attract: la cafetería de té y tofu. Hace mucho tiempo que no escribo, y pensé que, al aceptar este desafío, sería una buena manera de empezar a hacerlo otra vez. Como única aclaración, y por si les resulta extraño, les aviso que este primer capítulo se sitúa cerca de navidad. Sé que ha pasado más de un mes desde esa fecha, pero empecé a escribirlo en diciembre, y por cuestiones del trabajo, tuve que posponerlo. Tampoco quise cambiarlo porque es sólo un detalle y encuentro que quedó bien como está. Que lo disfruten.
Disclaimer: Teen Titans no me pertenece
1
Discusión
Sin usar sus manos, sólo sus poderes, Raven abrió una de las tantas cajas repartidas por el suelo; eran alrededor de una docena de ellas. Del interior, sacó una larga hilera de luces de colores y las hizo levitar hasta el frondoso pino que tenían en la sala. Éste era tan alto como el techo y de un hermoso verde oscuro, aterciopelado. Colocó las luces alrededor y entremedio del follaje, y unió el conector al tomacorriente. Al presionar el interruptor de encendido, cientos de pequeñas bombillas alumbraron el interior del árbol de navidad, como si se trataran de pequeños frutos luminosos.
―No está mal, nada mal ―la felicitó su compañero con una palmadita en el hombro―. Ahora, deja que te enseñe cómo lo hace un experto.
Esta vez fue el turno de Chico Bestia de usar sus poderes. Lo primero que hizo fue transformarse en ardilla y agarrar una guirnalda de papel brillante. Corrió en dirección al pino, trepó por el tronco, hasta alcanzar la punta, y descendió en círculos a través del follaje, brincando de rama en rama, y extendiendo la guirnalda por todo el contorno hasta llegar abajo.
― ¿Y bien? ¿Qué tal estuvo eso? ―le preguntó con actitud triunfante, de vuelta a su forma original. Sin embargo, su compañera no se mostró impresionada en lo más mínimo.
―En realidad, no me gustan las ardillas.
Chico Bestia hizo una mueca de disgusto, pero lo pensó mejor y la cambió por una sonrisa. Sabía, por experiencia propia, que no tenía que tomar en serio algunos de los comentarios de Raven. Ahora que la conocía un poco mejor, entendía que sólo trataba de tomarle el pelo. A veces él, con tal de seguirle la corriente, fingía molestarse y contestaba con otro comentario. Pero no esta vez, ya que lo último que deseaba era arruinar ese maravilloso momento, juntos. Quién sabe cuándo volvería a presentarse una oportunidad como esa, en la que los dos pudieran estar a solas.
Tras terminar de poner las luces y las guirnaldas en su lugar, ambos continuaron con el resto de los adornos. Los había de todo tipo, desde esferas de cristal y campanas doradas hasta bastones de dulces y lazos de colores. Chico Bestia sugirió que, en vez de colgar los adornos usando sus poderes, ahora lo hiciera de la forma tradicional, es decir, con sus propias manos, uno por uno.
―Así será más divertido ―le aseguró, levantando una esfera roja y colgándola de una de las ramas―. Así, ¿lo ves?
Raven observó lo que hizo; miró la esfera recién colgada, y luego, a la docena de cajas alrededor suyo, cada una repleta de coloridos adornos navideños. En total, eran demasiados.
―Nos tomará el doble de tiempo hacerlo de esta manera ―fue su veredicto.
―Ya lo sé. Pero es la tradición y tenemos que cumplirla. No me mires así; no soy yo quien inventa las reglas ―en realidad, acababa de hacerlo. Sabía que esa era la forma más lenta de hacer el trabajo y que, probablemente, les llevaría más tiempo del que hacía falta. No obstante, eso era exactamente lo que quería; demorarse a propósito con tal de pasar más tiempo con Raven.
Sin embargo, su compañera no se mostró convencida en lo absoluto. Lo miró fijamente, como si sospechara de él y quisiera descifrar lo que tramaba, pero al final sólo se cruzó de brazos.
―De acuerdo; lo haremos a tu modo. Pero sigo pensando que es una pérdida de tiempo innecesaria.
Chico Bestia sonrió aliviado. Por un segundo tuvo la sensación de que Raven descubriría sus intenciones y se negaría a participar. Pero, en vez de eso, la vio escoger una esfera y colgarla junto a la suya. Quizás había conseguido contagiarle un poco del espíritu navideño después de todo. Ambos continuaron de esa manera, asignándole a cada adorno un lugar entre las ramas. Chico Bestia habló la mayor parte del tiempo, intentando entablar conversación. Raven, en cambio, se le oyó decir muy poco. Pero estaba bien; no hacía falta que lo hiciera. Su compañía era más que suficiente.
Llevaban la mitad del trabajo hecho cuando las puertas del salón se abrieron. Eran Robin y Starfire. Ambos entraron tomados de la mano y charlando alegremente. Desde que habían regresado de Japón como novios, hacía apenas dos meses atrás, era normal verlos juntos. En ese momento, se preparaban para salir. Cada uno llevaba un atuendo de invierno puesto sobre su uniforme; Starfire, un hermoso abrigo de algodón, y Robin, una elegante chaqueta oscura.
― ¡Oh, se ve maravilloso! ―exclamó la princesa de Tamaran, volando a reunirse con sus amigos alrededor del árbol de navidad. Robin también fue.
―Buen trabajo, chicos ―los felicitó―. Sabía que podíamos contar con ustedes para esta tarea.
Su líder se refería a la tarea asignada a cada miembro del equipo. Con la llegada de diciembre y la navidad acercándose, habían decidido repartirse entre ellos algunas de las labores más importantes. Robin y Starfire habían quedado a cargo de las compras; Cyborg, de la instalación de las luces alrededor de la Torre; y Raven y Chico Bestia, de la ornamentación del árbol de navidad.
― ¿Qué te dije, Raven? Tú y yo hacemos un buen equipo ―Chico Bestia rodeó los hombros de su amiga con uno de sus brazos y la acercó hasta él.
―Sí. Quién lo hubiera imaginado ―respondió ella, usando sus poderes psíquicos para quitárselo de encima.
―Nosotros ya nos vamos. Iremos al centro comercial y luego al supermercado ¿Algún pedido?
―No olviden comprar más leche de soya. Esta navidad tomaremos ponche de huevo vegetariano ―Robin se sintió tentado a preguntar cómo un poche de huevo podía ser vegetariano y, al mismo tiempo, seguir llamándose así. Pero prefirió quedarse con la duda.
―Si ven a Cyborg, díganle que nos llevamos el auto-T ―le avisó a los dos, mostrándoles las llaves y guardándoselas en el bolsillo de la chaqueta.
Antes de partir, Starfire abrigó a Robin con una bufanda. Ahora que había llegado el invierno, los días estaban cada vez más fríos, y lo último que ella deseaba era ver que su novio pescase un resfriado. Mientras esto ocurría, Chico Bestia los observaba de cerca. Presenciar este pequeño gesto de cariño le hizo pensar en lo bien que debía sentirse tener a alguien a tu lado, que se preocupase por ti.
Finalmente, líder y princesa se despidieron y abandonaron el lugar. De nuevo a solas, Chico Bestia y Raven decidieron tomar un descanso.
―Me voy a preparar un sándwich, ¿quieres que te traiga algo?
―Chocolate caliente, por favor ―contestó Raven, tomando asiento en el sofá.
En la cocina, Chico Bestia abrió el refrigerador. Sacó la leche y el tofu y los dejó sobre la encimera, junto al chocolate y el pan. Mientras preparaba la merienda, se puso a pensar en Robin y Starfire, y en lo felices que eran juntos. Desde que ambos habían empezado a salir, Chico Bestia se dio cuenta de lo mucho que deseaba tener a alguien a su lado, igual como ellos se tenían el uno al otro.
―Hacen una bonita pareja, ¿no lo crees? ―le preguntó a Raven tras volver de la cocina. Ella entendió muy bien a quienes se refería.
―Sí, supongo ―dijo, sin mostrar el mínimo interés. Tomó la taza con chocolate caliente que le ofrecía su compañero y le dio las gracias. Chico Bestia se sentó a su lado.
―Me alegro por ellos ―continuó―. En especial por Star. Es bueno saber que sus sentimientos fueron bien correspondidos ―calló, por un minuto, para darle un mordisco a su sándwich. Raven hizo lo mismo y le dio un pequeño sorbo a su bebida. Durante ese rato, que para él se sintió como una eternidad, ambos comieron en silencio ― ¿Y… qué hay de ti, Raven? ―finalmente preguntó.
― ¿Qué hay conmigo?
―Ya sabes, ¿te gusta alguien en especial?
―No lo creo.
― ¿Estás segura o sólo te avergüenza decírmelo?
―En estos momentos no estoy interesada en nadie.
―Pero igual te gustaría tener a alguien a tu lado, ¿no es así?
Raven se encogió de hombros, indiferente.
― ¿Para qué?
Esa era una buena pregunta ¿Para qué alguien querría estar con alguien? Chico Bestia lo pensó por un minuto. Le hubiera gustado responder pero, en ese momento, no halló las palabras adecuadas.
Después de un rato, ambos terminaron de comer y reanudaron su labor. Para llegar a las ramas más altas, y ya que habían decidido no usar sus poderes, incluyendo volar, emplearon una escalerilla portátil. Raven se subió en ella mientras su amigo le alcanzaba los adornos desde abajo. No pasó mucho tiempo antes de que Chico Bestia empezara a contar chistes. En realidad, estaba nervioso y bromear era la única forma que conocía para lidiar con los nervios. Hacía tiempo que deseaba invitar a Raven a salir, y ahora que se le presentaba la oportunidad, tenía pensado hacerlo de una vez por todas.
―Sabes, Raven ―tomó un adornó con forma de campana y se lo entregó―, estaba pensando que, quizás, uno de estos días, tú y yo podríamos salir a alguna parte, ya sabes, para pasar más tiempo juntos y conocernos mejor.
― ¿Te refieres a una cita? ―Raven colgó la campana entre un hombre de nieve y un san Nicolás de plásticos.
―Si es así como quieres llamarlo, entonces sí, podríamos decir que es una cita.
―Gracias, pero no creo que sea una buena idea.
―Oh, vamos, Raven ¿Qué te preocupa? Ahora que eres libre de la influencia de Ya-sabes-quién, puedes salir a divertirte sin perder el control de tus poderes.
―No se trata de eso...
Antes de que pudiera explicárselo, Chico Bestia le entregó el último de los adornos y el principal entre ellos; la estrella de navidad. Raven la colocó en la punta, en lo más alto de la copa.
―Entonces, ¿cuál es el problema? ―insistió, sujetando la escalerilla mientras Raven bajaba de ella―. Anímate, será divertido. Yo mismo pagaré por los helados, ¿qué te parece?
―Ya te dije que no es una buena idea ―repitió, esta vez con mayor severidad.
―Sí, lo sé. Pero todavía no me has dicho por qué no ―colocó los brazos en jarra, y observándola, esperó por una respuesta. Una respuesta que nunca llegó. Como era de esperarse, Raven había preferido guardar silencio. Le dio la espalda, e ignorando el asunto, fue hasta la cocina, a lavar su taza de chocolate vacía en el fregadero. Él la siguió hasta allá―. Iremos a donde tú quieras ir. Puede ser a la biblioteca, al teatro, o incluso a ese extraño café literario donde leen poesía. Prometo comportarme, si es eso lo que te preocupa. Vamos, Rae, no te hagas la difícil y sólo di que sí.
― ¡Chico Bestia, ya basta! ―se giró bruscamente, alzando la voz y mirándole a los ojos. Sorprendido, su compañero dio un paso atrás, como si un tigre estuviera a punto de saltarle encima.
Raven cerró la llave del fregadero, y sin pronunciar una sola palabra, volvió a la sala, a ordenar las cajas de cartón vacías que había quedado alrededor del árbol de navidad. Una a una, reunió las más pequeñas y las fue guardando dentro de las de mayor tamaño. Sin que ella se lo pidiera, Chico Bestia se acercó a ayudarle. Raven no se opuso, aunque tampoco se veía muy complacida con su presencia. Entre los dos continuaron ordenando, sumidos en un penoso silencio; ella rehusándose a hablar y él sin saber qué decir que pudiera remediar la situación.
―Si al menos me dieras una oportunidad ―balbuceó, temeroso de provocarle un nuevo disgusto―, quizás pueda, ya sabes, hacerte cambiar de parecer.
―Lo dudo mucho ―intranquila, Raven decidió que ya había tenido suficiente. Antes de que él pudiera impedírselo, dejó lo que estaba haciendo y se marchó por la puerta.
― ¡Raven, espera! ¡No te vayas! ―gritó al verla partir; corrió tras ella hasta alcanzarla en el pasillo―. Por favor, perdóname. No fue mi intensión molestarte, en serio ―pero Raven no se detuvo ni quiso escuchar explicaciones―. Siento mucho si te hice sentir incómoda. Entiendo que a veces te saco de quicio y que puedo ser muy irritante, pero sé que en el fondo igual te agrado.
―Claro que me agradas… ―señaló, deteniéndose en mitad del pasillo―… pero no de esa manera.
Por un segundo, Chico Bestia se alegró de oír lo primero que dijo. Sin embargo, tan pronto escuchó la frase completa, sintió que algo, en su interior, se desmoronaba a pedazos.
―Jamás seré lo suficientemente bueno para ti. Es eso, ¿no es verdad?
―Por favor… ―suspiró agotada―… ya no quiero hablar sobre el tema.
―Pero Raven, acaso no lo entiendes. Tú en verdad me gustas.
―No sabes lo que dices ―repuso, sin siquiera conmoverse―. Ahora, déjame sola. Necesito ir a meditar.
― ¡Bien! ―replicó, con el rostro contraído y los puños apretados―. Sí es eso lo que quieres, entonces, ¡quédate sola! ―se dio la vuelta y desapareció por el pasillo.
Raven lo observó marcharse hasta perderlo de vista. Después continuó su propio camino hasta llegar a su habitación. Una vez adentro, se aseguró de que las cortinas estuvieran bien cerradas, encendió algunas velas y una barita de incienso, cuyo aroma a sándalo perfumó la habitación. Una vez listo, se sentó en el suelo, con las piernas cruzadas y las manos sobre las rodillas, cerró los ojos y empezó a meditar. Necesitaba hacerlo, ya que la discusión de recién había alterado su delicado equilibrio emocional. En aquel momento, lo último que deseaba era escuchar una absurda confesión de amor.
―Azarath, Metrion, Zinthos… ―recitó su mantra una y otra vez hasta entrar en un estado de concentración profunda, lejos de la existencia física y cada vez más cerca de su propia conciencia.
-o-
Quizás no fue la clase de discusión, con gritos e insultos, que podrían haber esperado; pero, al menos, fue el intercambio de palabras que siempre deseé que tuvieran. Con respecto al próximo capítulo y, sobre todo, las siguientes actualizaciones, espero que me tengan paciencia, ya que mi peor defecto es la lentitud con que escribo. No es que me quiera demorar a propósito, pero a veces me cuesta trabajo encontrar las palabras adecuadas. Si es que llego a tener un bloqueo, espero contar con ustedes. Quizás le pida ayuda a más de alguno, en especial a los que son parte del foro BBrae ;)
¡Saludos a todos!
