N/A: Pues... hola a todos... se que debería estar terminando "cierto" fic (también de Bleach), pero ya no es diciembre, asi que no creo que sea adecuado seguir escribiéndolo. Aun así, no se asusten, sólo esta en pausa. Volviendo a este fic... fue una idea que se me vino repentinamente y no me la podía sacar de la cabeza, así que terminé escribiéndola. Por favor, no me maten por lo que hice, o porque sea un Inoue POV, pero pueden desquitarse todo lo que quieran en los reviews... Ojalá se entienda lo que sucedió realmente y el sentimiento que deja el fic. Debo decir que el fic tiene una segunda parte, pero no sé si podré subirla, ya que la hizo otra persona y no yo. Sin más palabras, les dejo leer tranquilamente el disclaimer
Disclaimer: Los personajes de Bleach, así como su historia, son propiedad de Kubo Tite, y yo los ocupo, sin ánimos de lucro, para entretenerme y entretenerlos un rato. Si fuera de otra forma, creánme que en mi habitación ya estarían encerrados unos 4 shinigamis y un quincy...
Tu deseo
Esto es lo que querías ¿no, Kurosaki-kun? Desde aquel día... desde aquel momento en que se la llevaron, lejos, muy lejos, donde tus manos no podrían alcanzarla, donde tus gritos no llegarían. Desde aquel día, ya no te importó nada más que ir a su lado, ése era tu único deseo.
Todos vimos como tu sonrisa, como tu alma se fue con ella hacia lo lejano, a través de esa puerta. Aunque después intentaste volver a sonreír, ya lo sabíamos. Yo ya lo sabía. Estabas vacío, lo demostraban esos ojos que jamás volvieron a brillar.
Aun así, con todas mis fuerzas quise, intenté creerte, creer que lo habías superado, que... aun tenía una oportunidad para darte un nuevo motivo para seguir. Qué ingenua fui. Después de todo, no funcionó. Yo jamás pude aliviar tu dolor.
Todos, en algún momento, tuvimos esperanzas de volver a verte ser el mismo de antes, antes de que ella se fuera. Y casi lograste engañarnos, haciéndonos parecer que tu vida había vuelto a la normalidad. Entraste a la universidad, te graduaste con honores de medicina, comenzaste a trabajar en el hospital junto con Ishida-kun...
En un principio, nadie se dio cuenta de cuando dejaste de preocuparte de ti mismo, de tu salud. No importaba si llovía o había viento, nunca volviste a usar ni paraguas ni abrigo. Dormías poco, apenas si comías, y, como si fuera poco, te obligabas a trabajar desde el amanecer hasta altas horas de la noche. Nadie se percató, hasta que Yuzu tuvo que suplicarte que durmieras un poco, hasta que Karin tuvo que obligarte a comer algo o hasta que el mismo Ishida-kun, quien aparentaba ser tan frío, te obligó (casi arrastrándote) a volver a tu casa. Y, a pesar de toda nuestra preocupación, ya era tarde. Estabas pálido y muy delgado, una sombra de quien fuiste alguna vez. Y, entonces, como un juguete viejo y descuidado, terminaste por romperte.
Aquel día también llovía, aunque era ilógico ¿Por qué llovía, si era todo lo que tu habías deseado?
Morir. Tu mayor deseo era abandonar este mundo e ir en búsqueda de la única que podía detener la lluvia en tu interior. Nadie más, ni siquiera yo por mucho que lo intentara. Sólo ella podía. Sólo Kuchiki Rukia.
Supongo que ahora eres feliz ¿no, Kurosaki-kun? Al fin, después de tanto tiempo, regresaste a su lado. Y, aunque me duela que no hayas pensado en nosotros, los que lamentamos tu muerte, aunque me duela saber que no fui yo la elegida por ti...
Me alegra saber que, en algún lugar de aquel mundo, eres feliz.
La pelinaranja contempló por última vez, con lágrimas en los ojos, la tumba de quien fuera su primer amor, antes de marcharse bajo la lluvia
- Adiós, Kurosaki-kun...
