Espero que esto sea el comienzo de algo con fin. E igualmente que os agrade.
Besos
Tan solo es la disparatada historia de cómo nos conocimos.
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Como amigo te trate.
Enemigo te creí.
En ser mi paño de lágrimas te conformaste.
Y de amor quede ciega en el momento en que te sentí.
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Luna Marchita
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1. Irreal .
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Su ilusión estaba plasmada como la poesía de un amor inquebrantable en su cara. Lo sabía, por fin había llegado aquel hermoso día que tanto esperaba. Sus manos retorcían lo que parecía ser un pedazo de papel que se estaba haciendo añicos mientras un leve temblor en ellas se hacía presente mientras luchaba consigo misma para que aquel nerviosismo desapareciera.
Las mejillas encendidas de aquella rubia tan solo eran comparables con un verdadero tomate maduro. Sus ojos, dos zafiros destellantes alumbrados con la luz de unas velas. Y una melena larga y sedosa que caía por su espalda graciosamente terminando en unos leves bucles. Su vestimenta era la de una distinguida y elegante dama, se notaba por las curvas que denotaban su entallado vestido negro que ya no era una niña.
-"No puede ser… aún estoy asimilando lo que esta a punto de pasar. Por fin Darien se ha decidido ha pedirme matrimonio, ¡estoy tan feliz! "-
Los pensamientos que embargaban a la joven provocaron en ella una evidente y radiante sonrisa. Y mientras, sin ella quererlo, llamaba la atención de muchos de los allí presentes en aquel restaurante tan elegante que había elegido su novio para aquella cita.
Y así paso media hora…
-Señorita.-
-¿Si?-
-Emmm… disculpe, ¿desea algo de tomar?-
Pregunto uno de los camareros encontrando las palabras correctas con la que expresarle a la joven el hecho de estar hay sentada por más de media hora sin haber consumido nada.
-Si-si…-
Se ruborizo la rubia, y no era para menos, había estado un buen rato en aquel lugar sentada como una tonta, sin si quiera haber bebido un poco de agua, deberían de pensar que era una idiota.
-Una coca-cola, por favor.-
Decidió al fin la joven comunicándoselo al garçon, que la miraba con una imperceptible sonrisa.
-Enseguida se la traigo… ¿Algo más?-
El pobre no quería sonar obstinado, pero el hecho de estar en uno de los mejores restaurantes de aquella zona, ocupando una de sus más solicitadas mesas para en un buen rato tan solo pedir una soda, realmente era extraño.
-No…gracias.-
Ahora su rubor no era de la emoción por esperar a su amado, si no de la vergüenza que estaba pasando con esa ya un poco larga espera.
Y así estuvo por otra media hora, bebiéndose la coca-cola anteriormente pedida sorbito a sorbito. La verdad, es que no tenía ganas de beber ni comer nada, y eso era realmente raro en ella, pero es que los nervios la estaban matando, y esta largísima espera se lo estaba haciendo aún más difícil.
Después de beberse su correspondiente refresco terminó de hacer añicos otro pedazo de papel que tenía en su mano, y que con este ya iban una gran montaña encima de la mesa. Sus ojos empezaban a cristalizarse…
-¡Camarero! -
Llamo decidida ha abandonar el lugar. Si después de una hora y media no había llegado, dudo mucho que lo hiciese más tarde.
-Si, dígame señorita.-
Le contesto el joven garçon que había acudido con una enorme rapidez tras haberlo llamado.
-Póngame la cuenta, si es tan amable.-
La tristeza ya era algo latente en la palabras, aunque ella no quisiera le era imposible no exteriorizar la congoja que sentía al sentirse abandonada de esa manera.
El joven, que miro por unos segundos a la muchacha no tardo en percatarse de lo triste que lucía, ha pesar de su radiante atuendo.
-Invita la casa, señorita, espero que su velada haya sido agradable, y que vuelva pronto.-
La joven quedo aturdida ante la contestación del camarero que la miraba sonriente, haciendo brillar levemente la mirada púrpura que poseía.
-Muchas gracias.-
Contesto ella sin reparo, no tenía ganas de discutir por la cuenta de una coca-cola, tan solo tenía ganas de irse a casa, llamar a Darien para asegurarse de que estuviera bien y saber por que motivo tuvo que dejarla hay sola. Y eso que ella pensaba que hoy sería uno de los mejores días de su vida.
Y salio de aquel lugar caminando, triste y pensativa. Tan sumergida estaba en si misma que no miraba ni la dirección de sus pasos. Caminó y caminó…
-"¿Dónde estoy?, vaya, ¡soy tan despistada! , debo empezar a hacerle caso ha Rei, y concentrarme más en lo que hago, en vez de pensar solo en comida.-
La joven saco la lengua haciendo burla a su propio comentario y comenzó ha reír para sus adentros. Era bastante cómico ver a una muchacha de una apariencia tan madura, maquillada y vestida ha la perfección, con ese porte tan distinguido con aquellos altos tacones, haciendo la tonta y poniendo muecas raras en mitad de aquella calle desierta, de la que solo la presencia de una esplendorosa luna en mitad de un estrellado cielo era presente.
-"Vaya, si que me he desviado del camino que debía tomar para llegar ha casa… ahora que me doy cuenta, estoy muy cerca del departamento de Darien."-
Y sintiendo la inmensa curiosidad y preocupación de la ausencia de su enamorado tomo rumbo hasta su departamento.
El camino se le hizo realmente corto, parecía que su amado satélite le ofrecía una hermosa compañía, pero aún con todo el esfuerzo que le puso no pudo sostenerse más sobre aquellos altos zapatos.
-Los pies me están matando… necesito descansar, no quiero que mi Darien me vea andando como un pato mareado. De seguro se quedo dormido estudiando sin darse cuenta de la hora que era y se le pasó ¡Si, ha de ser eso!-
Y una enorme sonrisa se dibujo en su rostro, desapareciendo todo rastro de tristeza mientras hablaba en voz alta dándose ánimos así misma. No era que estuviera asustada por andar de noche, y tan tarde ella sola por aquellas calles, al contrario, en aquella oscuridad tan solo iluminada por aquella luz artificial y el resplandor de la luna se sentía segura, tranquila.
-"Pobre príncipe mío, se esfuerza tanto por hacer su sueño realidad, ha veces siento que no lo apoyo lo suficiente con su tan ansiada vocación."-
Se reprendió así misma mientras tomaba un poco de agua en la fuente de un parque muy cercano al piso de Darien, percatándose sin quererlo de una pareja de enamorados que estaban abrazados en una de las bancas de este.
Ellos ni siquiera se fijaron en su presencia, tan solo seguían hay, pendiente el uno del otro, hablando tranquilamente frente a aquel paisaje. Serena pensó que era una escena realmente romántica y soltó un leve suspiro mientras recordaba lo que ella misma había pensado para ese día.
Mientras los observaba desde la lejanía, sin poder distinguir realmente quienes eran dado la oscuridad del lugar pudo distinguir un rasgo familiar en ellos.
Estaba dispuesta a marcharse cuando aquel gusanito de la curiosidad no hacía más que invadirla. Estaba segura de haber reconocido la larga melena de Mina. ¡Ja!, seguro que tenía un amor secreto que no quería revelar a nadie, aquella mala amiga iba a enterarse de lo que era bueno mañana en la reunión que tenía con todas las chichas en el templo.
Sigilosamente fue acercándose entre los arbustos que había tras el banco, y tomo posición en el lugar apropiado, un gran árbol, al lado de ellos, que la cubría por completo, lo suficientemente cerca de ellos para que la curiosidad de la princesa se satisficiera al poder conocer a los amantes.
Ahora que se percataba estaba realmente cerca, tanto que si asomaba la cabeza para averiguar quienes eran tenía el riesgo de ser descubierta y quedar como una verdadera idiota y psicópata, observando a los que podían ser un par de extraños.
Sus pensamientos dejaron de dar vueltas sobre el tema cuando escucho lo que ella misma creía, una voz conocida.
-No puedo seguir más con esta tortura…-
Dijo una melódica voz al borde del llanto.
Serena estaba segura de lo que acababa de escuchar, a pesar de ser algo lastimera, esa era la voz de Mina, su amiga y compañera de batallas, no se había equivocado. Una pequeña y traviesa sonrisa se dibujo en la cara de la princesa al hacerse conocedora del amor secreto de su querida sailor.
-Cariño… ¿Por qué me dices eso?, ¿Es que acaso no recuerdas por que tenemos en secreto nuestro amor?-
La rubia tras del árbol borro su sonrisa y metió un dedo en su oído intentando limpiar un cerumen dentro de el inexistente. Esa voz se parecía mucho a la de su novio.
-Si, lo sé… Y también sé que algún día ambos tendrán que compartir su vida por la eternidad, y en esa vida perfecta no puede haber ningún sitio pa-..para…¡mí!.-
Y exploto en llanto, un llanto desgarrador. Serena no podía ver a su amiga, pero sabía que su sufrimiento era algo demasiado grande para su comprensión, aquel alarido angustioso se lo demostraba. Su guardiana del amor estaba desconsolada por unos de sus hermosos dones, el mismísimo afecto.
-Por favor… Mina, amor mío, no quiero escuchar nunca más eso, sabes que tú siempre formaras parte de mi. Aunque mi corazón debiera de permanecer a otra, está en tus manos y lo estará por esa eternidad de la que tu dices que no habrá espacio para ti… En mi corazón no cabe espacio para otra que no seas tú.
Los ojos de la princesa lunar estaban abiertos de par en par. Consternada, confundida… ¿aquella voz realmente era la de su novio? ¿la de su futuro marido?. No podía ser, eso era una absurda y pesada broma, seguro que se dieron cuenta que ella estaba hay y no paraban de decir tonteras para que saliese y así Darien poder pedirle disculpas, y darle un beso y… y…
Por más que quisiera engañarse sabía que esa voz era la de aquel hombre que consideraba lo más maravilloso de su vida. Ya era tarde para dar marchar atrás y salir corriendo de hay, el llanto de Mina era la viva prueba de que aquello no era una broma. Bueno, broma quizás si, pero del cruel destino…
De sus ojos manaban lagrimas incesantes que estaban arruinando su tan perfecto maquillaje, era impensable todo aquello que estaba procesando su mente. Y hay seguía llorando en silencio, sin hacer un mínimo ruido, escuchando sin ahora quererlo como continuaba la conversación.
-Me siento tan sucia, mi deber es protegerla, yo daría mi vida por ella, no me gustaría verla sufrir, ni que de sus ojos escapara ni una lagrima. Pero sin embargo… la estoy traicionando de la manera más ruin que una guerrera puede traicionar a su princesa, y que una amiga puede hacerlo ha otra… Me he enamorado de su único y verdadero amor.-
La princesa seguía atónita escuchando en su escondite, mientras con cada palabra el llanto de una de sus protectoras se hacía cada vez más fuerte.
-¿Y como crees que me siento yo? Atado a una persona a la que no amo para el resto de mi vida. A mi también me preocupa lo que le pueda pasar a Serena, es tan débil, no puedo dejarla sola cuando el futuro depende tan solo de ella, y también esta en juego la vida de una niña que no tiene la culpa de nada. No me malinterpretes, al igual que tu amo a Serena como amigo y como su protector, pero nuestros destinos ya están sellados, y no puedo hacer nada para evitar lo irremediable..-
Para ella eso era demasiado, ¿De verdad era una tan solo una pesada carga que se interponía en el verdadero amor de dos de sus más valiosas y queridas personas?.
-Yo no se si estoy dispuesta a mentir y llevar esa carga a mi hombros. Las chicas estoy completamente segura que saben lo que pasa entre nosotros dos, pero jamás lo han admitido. Hay veces que parece que quieren matarme con la mirada. Y ya no puedo ni mirarle a la cara a Serena sin sentir una vergüenza, dolor y profunda pena por lo que hago, y seguir mintiéndole.-
Sus amigas… ¿Lo sabían?.. no…no..
-Será mejor que sigamos como hasta ahora, no podemos exponernos a nada más… dentro de poco tendré que pedirle matrimonio… no entiendo por que me a tocado a mi vivir en este infierno.-
La cabeza de la princesa espía se sentía mareada, de sus ojos no paraban de brotar lágrimas y el color de su piel había palidecido visiblemente, todo aquello era demasiado para ella.
Y sin más cerro los ojos, vencida por toda la impresión y el estrés acumulado minutos atrás, había caído presa de un desmayo, que la dejo dormida y completamente sumida en sus sueños apoyada en ese árbol, entre la oscuridad, mientras la luz de la luna seguía cuidando de ella.
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¿Os ha gustado?, acepto criticas de toda clase :)
Besos.
