Disclaimer: Ni los personajes me pertenecen ni la historia. Todo el crédito a Tite Kubo y a Sumine-chan (gracias por dejarme adaptar la saga xD)


El que no sabe cómo pedir las cosas

Una caja se encontraba en la mesa de su habitación. Era de color blanco, adornada con un listón de seda rojo. ¿Quién le mandaría algo así? Una nota descansaba sobre la caja.

Ichigo,

¡Feliz cumpleaños, espero que te gusten!

No encontré uno que fuera naranja y negro como lo querías, así que te conseguí dos.

Recuerda darles de comer todos los días.

Saludos

Rukia Kuchiki.

Intrigado, Ichigo abrió la caja y se encontró con una pecera. Dos peces nadaban dentro de ella. Uno negro y uno naranja.

¿Como lo quería? No recordaba haberle pedido peces a Rukia. Volvió a leer la carta mientras tomaba la pecera y la colocaba al lado de la ventana. Sacó la caja de comida que su pareja le había mandado junto con los peces y los alimentó.

Entonces lo recordó. La semana pasada Rukia le había preguntado qué quería para su cumpleaños. Sin embargo, estaba seguro de no haber pedido peces.


Esa tarde, en la sala de su casa mientras besaba a su joven novia le había dicho:

—Un pequeño, Rukia—Y la había besado profundamente, claramente con intenciones de llevarla a la cama. —Mezcla de negro con naranja—le susurró al oído mientras tomaba su cabello entre sus manos.

Rukia había dicho que entendía. Por un segundo Ichigo creyó que su pareja iba a darle una noche inolvidable tratando de hacer su deseo realidad, pero no. La pelinegra había salido de la casa corriendo alegando que lo buscaría.


De todas las cosas pequeñas que podía haber conseguido, ¿por qué peces? O más importante aún, ¿Por qué era que la menuda muchacha nunca entendía sus insinuaciones sexuales? Cualquier tema relacionado al sexo se le escurría a la Kuchiki y siempre malentendía todo. Kurosaki soltó una pequeña sonrisa mientras miraba los animales y encontraba la respuesta.

Inocencia. Su menuda novia era demasiado inocente aún. Tendría que hacer algo al respecto si quería hijos pronto.

Claro, primero tendría que pedirle matrimonio. Un reto realmente aterrador dado el estado actual de la situación. Rukia Kuchiki le había dejado algo en claro: que Ichigo Kurosaki no sabía cómo pedir las cosas.