Casi me doy un balazo por la garganta cuando ví la entrada de este fic.
Corregido, editado y creo que mejorado.
Derechos en cuanto a personajes a su respectivo creador. Por cierto, diganle que lo odio; ¿Cómo es posible que haya matado a lo mejor de Konoha (jah)?
Nejihina/ NejixHinata (no, no es incesto; en Japón es común casar a los primos para mantener apellidos, empresas familiares o relaciones familiares estrechas)
Ámame como lo amas a él…
Cap 1 "Quiero que sepas que yo te..."
Entre todas las curiosidades que hay en la "Aldea de la Hoja", se encuentra el "Liceo de la hoja", un tipo de continuación de "La academia" donde los shinobis pueden especializarse en la técnica que más gusten, habiendo Taijutsu, Ninjutsu, Genjutsu y otras tantas disciplinas, como la de medicina ninja y preparación de venenos.
La escuela se divide en tres, como cualquier liceo, se trabaja en diferentes grados, habiendo 1°, 2° y 3°…
En cada uno se ve lo siguiente:
1: Habilidades con armas y combate cuerpo a cuerpo, así como taijutsu.
2: Manejo de chacra y un corto curso donde se perfecciona el arte de curar y la preparación de venenos.
3: Especialización de área.
Sin olvidar algunas materias ya seleccionadas para que los shinobis amplien su sentido de las artes y belleza.
Nuestra historia comienza en el primer piso, correspondiente al primer grado, a esta hora todos deberían estar afuera practicando el taijutsu. Sin embargo hay alguien que no salió.
Situada en el ultimo salón del corredor, en el ultimo pupitre de la fila que esta junto a la ventana, se encuentra una niña de piel blanca y cabello negro-azulado. Mirando melancólicamente hacía la ventana, sin el uniforme de práctica, porta la falda, la blusa y la corbata. Con la mirada de ensueño, balancea sus piernas de un lado a otro, como si quisiera medir el tiempo…
Sin duda pertenece a uno de los clanes más afamados de esa aldea. La familia más importante y ancestral. Elegancia, porder, inteligencia y belleza. Sí, sus ojos aperlados la delatan, se trata de Hinata Hyūga, primogenita de Hiashi Hyūga y por ello; heredera de la primera casa.
De nuevo se encontraba huyendo de sus debilidades, aquello que concideraba imposible e inutil, más preferible era quedarse a esperar, no confirmar su falta de habilidad y su poca honorabilidad como heredera. Vergüenza familiar, pobreza en caracter, sumisa y tonta; son algunos de los adjetivos que diaramente recibía.
En eso andaba pensando, cuando un tintineo metalico la despertó de su autocompasión.
-Hinata, ¿de nuevo aquí?—pregunta una chica castaña con dos moños en la cabeza y sosteniendo un par de kunais.
-Tenten—sobresaltada levanta el rostro, al congeniar las miradas, avergonzada, mira al suelo— por favor no le digas a nadie que estoy aquí...Porque... yo…es que…-se sonroja y se detiene al hablar, mientras pone su mano en puño junto a su mejilla.
-Hinata, no te preocupes. Pero creo que si el taijutsu no es tu fuerte… ¿Por qué no lo practicas un poco más? Deberías esforzarte, todo Konoha lo espera de ti—. Ahí va de nuevo; no se trata de Hinata, sino del orgullo que representa la lider de tan orgulloso clan.
Tenten trae puesta su ropa para entrenar, sin duda acaba de terminar su curso de "Uso de armas blancas"…por casualidad buscaba a sus compañeros de grado y sin querer ve a esa niña melancólica sentada en el pupitre…balanceándose…
Aunque ella no posee un taijutsu heredado, se planteó la meta de formar su propio estilo de combate; combinando su punteria, flexibilidad e inteligencia, su habilidad en armas la ha caracterizado como una de las más grandes promesas de Konoha.
—Sí, tienes razón…es que sabes bien que a mi…no…etto…se me da bien…eso…—susurra a tropiezos la menor.
—¡Mnh! Cierto... Neji me pidió que si viera, te avisará que hoy tardará en salir para volver a casa, dijo que tenía que arreglar unos asuntos. Si fuese necesario podías marcharte sin él.
-¿Unos…asuntos? —Hinata muestra una sonrisa hueca, sabe que su primo es bastante popular. Algo que a ella no se le da. Todos los días van y regresan juntos del colegio, sin reglamentarlo. Se trata de un acuerdo mutuo que se respeta en silencio.
Sí, sabe que junto a otros chicos del grado mantienen locas a casi la mitad de alumnas de la escuela, sabe que "clase de asuntos" arregla siempre después de clases; confesiones por parte de las admiradoras, acosamientos o ruegos…lo sabe bien por que Naruto le cuenta, ya que él pertenece a ese grupo de "chicos acosados"…
La plática es interrumpida por un chico de pelos rebeldes y dorados, con las mejillas ronsojadas y la sonrisa chispeante, lanza una mirada celeste a la señorita Hyuuga quien entra al salón con una toalla limpiándo el sudor de su rostro.
—¡Hinata-chan! ¿Por qué no asististé a la clase?, Guy sensei preguntó por ti.
Con las mejillas teñidas de rosa al captar la preocupación del rubio, no hizo más que sonreir. ¡Cómo quería a Naruto! ese joven le daba tanta confianza. Estár cerca del la hacía sentirse más fuerte. Desde niña siempre lo admiró, y al pasar el tiempo en vez de eliminar ese amor lo acrecentó más.
—Yo... etto… tenía un poco de dolor en el cuello… Naruto kun— miente apenada. No, no podía saber el dueño de sus desvelos que tenía tanta vergüenza de su tecnica tan fallida que no daría el placer a los demás de ver la desgracia de la casa Hyuuga.
—Hina, debo regresar a mi clase para cambiarme y guardar mis cosas, mataashitta- le dijo Tenten haciendo una señal de despedida con la mano.
-Sí…adiós Tenten…gracias…
-Bueno, yo también me voy, nos vemos Hinata-chan —soltó el amado rubio.
—Naruto-kun…nos vemos después…—ambos se alejaron de la inocente kunoichi, ajenos a la melancolia que suponia dejarla en medio de tan grande y frío salón.
Hinata guardo sus cosas en su cartera marrón. Antes de salir se coloco un enorme abrigo negro con el emblema familiar cocido al pecho. No le gustaba, le quedaba un poco grande, pero no le importo al comprender cuan bien se sentía con el frio de afuera. Konoha se estaba llenando de una alfombra blanca, los arboles no tenían una sola hoja y en cambio sus ramitas estaban robustas de gotitas congeladas que esperaban la primavera para dejarse derretir y permitir a los olmos mostrar sus hojas de color verde brillante y en los árboles de sakura las flores del cerezo aun más bellas.
Caminó, el pasillo ya estaba vacío, pero aun quedaban personas en la escuela que corrían para ocultarse de las inclemencias del tiempo. Salió de ahí de las instalaciones, pero antes de partir se detuvo en la puerta y sin más esperó unos cinco minutos. le empezaba a dar frio en las pierna descubiertas por la tableada falda, soltó un estornudo…
—Creo…que he pillado un catarro—se dijo así misma mientras se abrochaba mas el abrigo, no despegaba la vista del marco de la puerta, se preguntaba a sí misma si esperaba a alguien; no le importaba que le hayan dicho que "él" tardaría en regresar a casa…
En eso, unas pisadas fuertes se hicieron escuchar detrás de ella.
—¿A quién espera? —una voz fuerte , un tono que conocía perfectamente. Hinata sonrojada con la cabeza hacia abajo se giró sólo para comprobar lo que ya suponía.
—A nadie, Neji-nissan
—¿Se dirige a casa, Hinata-sama?
—Sí, yo sólo esperaba... Esperaba que...
—Vamos.
Y sin apenas terminar de hablar, el genio se adelantó para ir frente a ella, caminando altivo, orgulloso. La elegancia del clan estaba resumida en Neji Hyūga; sin duda era una lástima que haya nacido bajo techo de bōnke. Qué pena saber que Neji no nació siendo hijo de Hiashi... y Hinata sí...
Técnicas reservadas a la primera rama descubiertas, perfeccionadas y mejoradas a los cortos doce años, edad en la cual Hinata apenas terminaba de memorizar las posturas del combate Hyūga. Fuerte, decidido, fiero e increíblemente apuesto, el joven podía vanagloriarse de rechazar todos lo días a una señorita distinta.
Sin duda, su sobervía era todo lo contrario a la timidez de Hinata.
Caminaron rápido, el frio era penetrante, pero al poco rato de andar y con los abrigos bien abrochados el camino se hacía más soportable, excepto por el lastimoso silencio. Ninguno de los dos se decía nada, hasta que Hinata rompió el silencio:
—Nej-nissan…creí que… etto… tendrías que arreglar unos asuntos… —dijo mientras jugaba con sus dedos enfundados en guantes de cuero marron.
—Mnh, de repente recordé algo y decidí que ese asunto podía esperar... Sobre todo porque hoy hacía mucho frio, y usted se enferma muy rápido cuando el clima es así…
Hinata levantó el rostro, se sonrojo brutalmente, sin contestar sonrió levemente, mientras que Neji la veía de reojo sin mostrar ninguna expresión.
Llegaron a casa.
—Estamos en casa— saludó moderadamente la heredera, sin esperanza de recibir respuesta. Neji se quitó el abrigo, igual que el de su prima, para colgarlo en un perchero cercano a la entrada y se dirigió a su cuarto, a los pocos minutos bajó con su ropa cotidiana y se fue al Dojo. Hinata, que se encontraba en la cocina prendiendo una hornilla para el té miró a su primo pasearse frente a ella sin decirle una sola palabra, no preguntó nada, era natural que él hiciera cosas sin decirle algo a alguien. A decir verdad, muy pocas veces se hablaban, y aunque Hinata le gustaban sus charlas, un tanto crudas pero maduras y racionales, nunca le iniciaba la conversación. Su relación estaba basada en el respeto, una extraña muestra de preocupación y un tanto de rencor aun por el mayor.
En una obscura calle de la Aldea se encuentra una pelirosa, que habla con un rubio, ella sonrojada se repliega a la pared mientras el joven de cabellos dorados se acerca, la abraza y rosa sus labios a los de ella.
"Bien…hoy será el día" se dice a sí misma. Aún es muy temprano, ni siquiera amanece. Afuera ya se escuchan los golpes de su padre y su primo, así como las bocanadas de aire y los silvidos que sus manos hagiles y exactas provocan. Se asoma por la ventana… sí, estaba en lo correcto. Ahí estaban Hiashi y Neji, ambos entrenando con kunais. La "Rotación" de Neji a mejorado considerablemente, es quizás la mejor de todo el clan. Tan ocupada estaba mirando la perfecta tecnica de su primo que no se dio cuenta cuando éste chocó su mirada contra la de ella, provocándole un grito acallado, y respondiéndole con una sonrisa y un suave movimiento con la mano, para rápido alejarse de la ventana y dirigirse a su tocador...
"¿Qué fue eso?..." susurra, para comenzar a cepillar su cabello. Se pone su uniforme, y un tanto temerosa, se rellena los labios con un poco de tinta rosada, provocando un tono aniñado y ligero.
Contenta y complacida con el resultado, va a la cocina y pone el agua a hervir, para después dirigirse a la hornilla y preparar el desayuno.
-Onēsama, ohayou…-susurra Hanabi mientras cubre sus ojos de la luz matinal.
-Buenos días, Hanabi—responde sonriente. Hanabi se sorprende al ver la reacción de su hermana, por una extraña razón está de muy buen humor y así lo demuestra, contagiada por el ánimo de su hermana, Hanabi muestra una sonrisa.
Lord Hiashi entra solemne al salón, se acerca al comedor para tomar asiento en la cabecilla de éste, unos segundos después entra Neji, respirando agitado; han acabado el entrenamiento. Hinata se apresura a servir el té y a poner sobre la mesa unos bollos de judía dulce…
-Gracias Hinata-le contesta Hiashi quien pacientemente bebe el té.
Con torpe rapidez, Hinata pone arroz, sopa mizo y pescado asado. Cuando todos se disponen a comer, ella toma asiento y hace lo mismo. No es que el gran señor Hyuga no tenga sirvientes, ni cocineras o alguien que le preparará el desayuno a él y a sus hijas, pero Hiashi sabe muy bien que Hinata no estará siempre como su hija, y en un futuro próximo ella deberá ser desposada, por eso, aparte de su entrenamiento y educación, la heredera debe ser instrumentada en todas las habilidades de ama de casa, desde costura y cocina, hasta enfermería y artes.
Hanabi agradece con una sonrisa; Neji, indiferente como siempre se dispone a comer sin ni siquiera mirar a la dama que ha preparado aquel almuerzo, y como aun debe prepararse, es el primero en terminar, luego sube a su cuarto para cambiarse.
Cuando Hiashi terminó de comer y dio las gracias, Hinata esperó a que éste se levantara del comedor, para luego hacerlo ella y poder limpiar y lavar los trastos, cuando terminó tomo su cartera, se colocó el abrigo y se dispuso a esperar a su protector. Unos cinco minutos más y Neji bajó, lentamente, como quien no tiene noción del tiempo o no le preocupa en lo mas mínimo el acoso de un reloj. Con ligereza sin igual, abrió la puerta, dejo que Hinata saliera primero.
Caminaron hacía el Liceo, la rutina siempre era la misma; Hinata hacía el desayuno, terminaban, ella o el esperaban al otro y los dos sin decir una palabra salían de la casa…no era una rutina divertida pero cuando no se llegaba a cumplir, lo cual casi nunca pasaba, era algo fuera de lo común…no habitual.
Llegaron:
—Nos veremos más tarde, Neji-nissan…—le dijo casi en forma de susurro mientras ella se quedaba en el primer piso.
—Si…—contestó, mientras él por su parte ya iba subiendo las escaleras para ir a clase.
Al llegar a su salón, observó que el único que estaba ahí era Naruto:
—Bueno días Naruto-kun
—¡Hola Hinata-chan!
—Etto…Naruto-kun…yo…quisiera… hablar contigo después de clases…
—¿Conmigo? —se dijo un tanto extrañado Naruto señalándose a sí mismo con el dedo pulgar.
—Si ...Etto …creo …que …quiero decirte algo… muy importante.
—Bien…entonces nos veremos terminando las clases… —respondió con un semblante un tanto confundido.
Hinata no pasó por alto aquella cara de duda y la mirada al suelo del otro, pero no le tomo tanta importancia. Sin más, un tanto sonrojada y con una sonrisa tímida, se sentó en su pupitre muy emocionada.
Las clases terminaron como una tortura, lentas, sin sentido. En todo el día Hinata no logro captar nada, provocando que Sakura le soplara al oído un par de veces para responder las preguntas de Kurenai-sensei. No lograba poner en orden sus sentimientos, ideas y deseos. Si… Hinata pensaba como decirle a Naruto que lo amaba, que no podía dejar de pensar en él, que todos los días deseaba ser un poquito como él, que su valentía la contagiaba y la hacía dichosa cada mañana.
Llego el momento, terminaron las clases, la escuela se vació rápidamente por unas grandes nubes grises que se dejaban ver en el cielo de Konoha. Llovería, no había duda.
Hinata llego al lugar acordado, se recargo en la pared, sonrojada y un tanto nublada de pensamiento y se dispuso a esperar al rubio.
Pasaron más de cuarenta minutos, sin que Naruto hiciera acto de presencia…
Mataashita/ また明日 =Hasta mañana
Ohayou/おはよう Buenos días
Quisiera pedirles perdón por las faltas de ortografía, edición y todo aquello que hizo sangrar a sus ojos.
Estoy esforzándome por arreglar todo el texto, poniendo contenido más certero y maduro.
Todas sus criticas serán bien recibidas, por favor; compartan :))
Por último; ¿no dejará, usted amablemente, una revisión?
