Hoy traigo una nueva historia, ando algo deprimida, y escribir me anima mucho, enserio… Por eso también ando escribiendo otra historia aparte de esta y de Quiero volver a ver la luz de tus ojos, pero para no estresarme de subir cada semana, decidí escribirla toda de una y en eso estoy… Sin mas les dejo el Cap 1 (Aunque es mas bien un prólogo)
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El hechizo del escondite
Se cuenta que el día que por primera vez se jugó al escondite en la Tierra, los sentimientos eran los participantes. La locura contaba mientras todos se escondían. Cuando ya estaba terminando de contar, el amor aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado, hasta que divisó un rosal, y estremecido decidió esconderse entre sus flores. Cuando la locura acabó encontró a todos muy rápidamente, sólo el amor no aparecía por ningún lado. La locura buscó detrás de cada árbol, debajo de cada piedra, en la cima de las montañas y cuando estaba por darse vencida, divisó un rosal... y comenzó a mover las ramas. Cuando de pronto, un doloroso grito se escuchó. Las espinas habían herido en los ojos del amor... La locura no sabía que hacer para disculparse; lloró, rogó, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo. Desde entonces, desde que, por primera vez se jugó a las escondidas en la tierra, el amor es ciego y la locura siempre lo acompaña.
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El Escondite es un juego muy popular entre los niños, no importando tanto el deseo de ganar sino el de divertirse, y los chicos del Sun Garden no son la excepción.
En estos momentos, cuatro niños de unos 8 años, juntos con los otros niños del Sun Garden estaban escuchando una plática muy aburrida sobre los riesgos de jugar con elementos peligrosos, más que todo lo decían por Haruya, que era quien realmente hacía todo aquello. Los demás solo lo miraban, en sus ojos decían –Esto es tu culpa, maldito. Ahora estamos aquí en vez de jugar en el patio – Cosa que realmente no le importaba al peli-rojo, quien estaba al lado de su querido peli-blanco que lo miraba igual o tal vez peor.
-Burn, ahora quiero jugar y no estar aquí. Todo por tu culpa – Susurraba el pequeño Suzuno. De un momento a otro sintió un brazo que pasó por su espalda y lo apretaba firme mientras lo abrazaba, y lo pegaba al cuerpo del peli-rojo. Logrando que se ruborizara en el proceso.
-No te preocupes Suzu-chan~ Muy pronto todo terminará, ne? – Le dio una sonrisa muy alegre que lo tranquilizó un poco y le sonrió de vuelta, por lo menos hasta que sintió unas miradas ajenas que los miraban con travesura. Agachó su cabeza y trató de separarse del pequeño de ojos ámbares, intento que fue imposible
-Oh, por favor no te detengas por nosotros. Continuen con lo suyo – Decía muy pícaro el pequeño peli-verde del grupo. Éste estaba sentado al lado de Suzuno mientras picaba su mejilla con su dedo.
-Aunque si quieren puedo decirle a Padre que los deje salir solos un rato – Apoyaba otro peli-rojo de ojos jade, que se encontraba al lado del peli-verde. Ambos muy juntos, cosa que notó el oji-ámbar
-Aunque tal vez deberíamos salir los cuatro, nosotros solitos de un lado – Apretaba su agarre que tenía preso a Suzuno, haciendo que éste se abochornara más de lo que ya estaba – Y ustedes solitos por otro lado – Dijo sonriendo arrogantemente, mientras veía como Mido dejaba de molestar a su peli-blanco y ahora miraba hacia otro lado sonrojado. Hiroto lo vió y sonrió.
-Tal vez no sea mala idea, jaja – Y así ambos pelirrojos se echaron a reir, abochornando a los menores. Olvidando que estaban en el auditorio del Sun Garden escuchando el discurso de Padre, éste volteó al escuchar las risas mientras todos hacían lo mismo.
-¡Nagumo, Suzuno, Midorikawa, Hiroto! ¡Presten atención a no ser que quieran pasar tiempo extra aquí! – Gritó Hitomiko al lado de su padre, mientras los niños se tensaban y volvían a prestar atención.
-Siempre lo mismo – Pensaba feliz Padre mientras suspiraba y volvía con su discurso.
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-Ahh – Bostezaba Nagumo mientras se estiraba – Eso fue muy largo, menos mal que ya acabó.
-Si, pero ahora por fin podemos ir a jugar – Decía el otro peli-rojo que también se estiraba, mientras veía a los dos menores aún sonrojados viéndolos con el ceño fruncido, aunque mas que una amenzaba eso se veía muy tierno - ¿Qué les ocurre?
-¿Cómo se les ocurre hacernos pasar esa vergüenza? – Dijeron ambos al unísono.
-Ahora pensaran cosas raras – Decía el peli-blanco, mientras el oji-ambar se acercaba a él muy arrogante
-No digas tonterías, Suzu-chan~. Ya todos lo saben asi que no pensarán nada raro – Decía mientras abrazaba a Suzuno, haciendo que este se enojara y tratara de separarse
-Si Mido, no te enojes sonríe porque asi eres más lindo – Decía el oji-jade mientras con sus dedos dibujaba una sonrisa en los labios de Mido, haciendo que este olvidara su "enojo" y le sonriera. – Ves asi está mejor – Ambos se sonrieron mientras veían a sus dos amigos.
A pesar de ser raro, ellos adoraban apsar su tiempo todos juntos
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Luego de calmar un poco el ambiente y que todos estuvieran otra vez normales, fueron todos al receso. Al ser los últimos en salir, todos los juegos ya estaban ocupados. Así que decidieron ir al pequeño bosque que estaba al frente del orfanato.
-Entonces, ¿Qué hacemos? – Preguntó el peli-blanco. Todos estaban sentados en un círculo decidiendo qué hacer.
-¿Qué les parece si jugamos al escondite? – Propuso muy feliz Mido mientras se levantaba animado – El bosque es lo suficientemente grande
-No me parece mala idea, ¿Jugamos? – Dijo Burn mientras todos asentían y se levantaban
-¿Quién cuenta? – Preguntó Hiroto, mientras había un gran silencio. Suspiró. Nadie quería contar sino esconderse
-Dejemoslo a la suerte – Propuso Mido, mientras feliz tomaba unas ramitas que habían por allí – Quien saque la más larga le toca contar. Todos tomaron una ramita, y por poca diferencia, la de ramita de Nagumo era la más larga
-Ja, te toca a ti Haru – Se burlaba Suzuno. Mientras el oji-ámbar chasqueaba la lengua con disgusto. Decidieron que contaría hasta 50 y que el árbol que tenía en frente sería la base. Así todos se disponían a correr para esconderse
-Oigan todavía no se escondan, recuerden debemos hacer el hechizo del escondite – Le dijo Nagumo, mientras todos se devolvían al recordarlo.
El hechizo del escondite lo habían inventado los 4 cuando tenían 5 años. El hechizo consistía en que debían lanzar un "conjuro mágico" antes de iniciar el juego, donde el que buscaba trataría de leer los pensamientos de los otros tocándoles la frente con la mano, y así los encontraría más rápido. Y si lograba encontrarlos debía decir "El Hechizo se cumplió". Aunque ya habían crecido, era algo así como una tradición para ellos.
Nagumo les tocó a todos la frente y dejó su mano en la frente del peli-blanco – Los voy a encontrar a todos – Y acercó su cabeza un poco hacia su mano, haciendo que las frentes de ambos estuvieran pegadas de no ser por su mano – En especial a ti. – Y le besó la punta de la nariz, mientras sus otros dos amigos sonreían ante esa escena.
-No podras encontrarme – Le dijo el peli-blanco mientras se alejaba un poco sonriente, haciendo que el otro también sonriera
-¡Ya verás que si!
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Haruya ya estaba contando y todos ya se habían escondido. Hiroto estaba dentro de un árbol, el cual tenía un gran agujero donde el peli-rojo entró, él se agachó para no levantar sospecha dentro de ese árbol. Mido estaba entre dos montículos de tierra. Y Suzuno estaba algo lejos del resto, detrás de una gran roca.
Nagumo terminó de contar y se dispuso a buscar a sus amigos.
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Suzuno estaba sentado detrás de la piedra muy confiado, -Estoy seguro que ese tonto no me lograra encontrar, luego correré y ganaré- Pensaba muy feliz el peli-blanco. Ese "hechizo" siempre funcionaba cuando Haruya buscaba, y sobretodo siempre lo encontraba rápido a él. Era como si de verdad pudiera leer sus pensamientos.
Estaba tan metido en sus pensamientos que no sintió que alguien se le acercaba – Oye niño – Eso hizo que mirara hacia arriba y divisara a dos hombres de unos 20 años que lo miraban extraño - ¿Qué haces aquí?
-Estoy jugando al escondite – Decía frío y con una cara seria – Ahora mismo me deben estar buscando – Ambos hombres se miraron curiosos por la actitud de ese niño y luego sonrieron entre si.
-Niño, deberías saber que esta parte del bosque es peligrosa – Ambos se acercaban mucho al peli-blanco, el cual se tensó ante la cercanía – Podría pasarte algo si te encuentras con personas peligrosas~ - De repente uno de los dos tomó al peli-blanco y le inmovilizó las manos, paralizándolo.
-E-Esperen, q-qué creen que h-h-hacen – Ahora sintió miedo, realmente se había alejado mucho de donde estaban sus amigos. – P-Pero y-yo… ¡HARUYA! – Gritó lo más fuerte que pudo hasta que le pusieron un pañuelo en la nariz y boca, haciendo que se desmayara.
Antes de de quedar totalmente inconsciente dejó su manilla en el piso – Ojala ese hechizo haga que Haru me encuentre – Pensó mientras era llevado
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Ya el dencanso estaba por terminar y Burn había encontrado a los otros dos. Mido hacia pucheros porque creía que se había escondido bien, mientras era consolado por Hiroto. Haruya pensaba que había algo mal, ya había pasado media hora y aún no encontraba a su peli-blanco; se supone que siempre lo encontraba a él primero. Definitivamente algo andaba mal
-Chicos, me estoy preocupando – Decía mientras veía a los otros que también ayudaban a buscar.- Ya casi es hora de volver, y aun no lo encontramos
-Tranquilo, debe estar bien, tal vez esté en las afueras del bosque tratando que no lo encuentres – Decía como siempre tranquilo Hiroto
-¡Pero eso por allá es peligro! – Se alarmaba el oji-ámbar
-Entonces vamos rápido – Decía alegre Mido mientras corria a las afueras seguidos por los otros dos peli-rojos
Al llegar no encontraron nada, se disponían a irse pero el peli-verde vió algo que le llamó la atención
-Chicos, miren lo que encontré – Decía con algo de miedo Midorikawa mientras los otros se acercaban a él. Los peli-rojos abrieron los ojos sorprendidos. Mido se abrazó fuerte a Hiroto – No me digan que le paso algo – Se puso a llorar.
-No pienses eso, Mido – Sobaba su cabeza para tratar de tranquilizarlo – Tal vez lo dejó aquí por error – Trataba de calmar a los chicos aunque ni él mismo se creía eso
-El nunca, nunca dejaría su manilla aquí – Afirmó Haruya muy firme – No quiero pensar esto, pero tal vez… - Fue interrumpido por Hiroto que le puso una mano en su boca, mientras con la otra abrazaba al peli-verde
-No digas eso, mejor busquemos a Padre y a Nee-san, ellos deben saber qué hacer - Tomó la mano de Midorikawa para que caminara y con su otra mano empujaba levemente a Burn por la espalda para que avanzara, mientras éste volteaba por última vez a la roca y luego otra vez a su mano que tenía la manilla.
-No se donde estas, pero te encontraré – Pensaba con decisión Burn mientras veía la manilla. Esa linda manilla que él le había hecho en clases de manualidades y que tenía un mensaje grabado en la parte de atrás: Te quiero
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Despertaba un pequeño peli-blanco en un lugar extraño para él, veía a todos lados pero no recordaba cómo había llegado ahí
-¿Dónde estoy?
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Bien, ¿Qué les parecio la historia? Espero que les haya gustado y pronto subiré la conty
Bye!
