Los personajes son propiedad intelectual de Rumiko Takahashi.

Los hechos del siguiente relato son ficticios, cualquier semejanza con Ranma 1/2 es pura coincidencia.

Descubrimiento

-Akane...

...

-Oye, la comida esta lista.

...

-Akane?- Abre la puerta, sigilosamente se asoma. Pudo sentir el perfume dulce, arrastrado por la brisa que entraba por la ventana. ~Está dormida...~ Sumamente cuidadoso entra al dormitorio, paso a paso, lento hasta quedar frente a la cama...

- Akane!.. ~Qué hago? La despierto?...~ Se rasca la frente, y se agacha quedando en cuclillas delante de ella.

La observó por un rato. Después de meditarlo, admitió que ella es linda. ~Es muy... bonita~ Apoyó los codos sobre el colchón y la cabeza sobre sus puños. La siguió mirando otro rato. ~Si, es hermosa...~ Sintio un escalofrío subir por su espalda, y se estremeció. ~Tonta marimacho~ Suspiró.

Ella estaba recostada boca arriba, un poco de lado, con una mano en el vientre, que había corrido la tela de la blusa dejando ver la piel blanca, y los abdominales marcados por el entrenamiento. La otra al lado de la cara, le rosaba la mejilla rosada. Un travieso dedo se había apoyado sobre el labio inferior, provocando que la boca se abra ligeramente. Sintió curiosidad por el sabor de esos labios carnosos. Se mordió los propios y suspiró por segunda vez.

El silencio era tal que podía escuchar la respiración de Akane al compás del movimiento de su pecho. Subía y bajaba. Subía y bajaba. Se refregó el pelo apretando los ojos con fuerza. ~ No debería llamarla pechos planos~ Suspiró otra vez. Siguió mirandola dormir. Estaba tan mansa, tan calma, tan silenciosa. Se tomó su tiempo para inspeccionar cada detalle en ella. La nariz respingada, las mejillas rosadas, los labios, las orejas. El cabello que tenia un tenue movimiento producto del aire que se colaba por la ventana. Las manos más pequeñas que las suyas y tan delicadas y blancas como si fueran de porcelana. La piel del cuello, y el escote descubierto. Parecía tan suave su piel. Sintió necesidad de tocarla. Quería sentir si era tan suave como él se imaginaba. Se refregó la cara, y se apretó las mejillas tratando de volver en sí. Suspiró por enésima vez. En el silencio pudo oír el repiqueteo de su corazón latiendo estruendosamente. Se agarró la cabeza con fuerza y se despeino un poco. ~Tonta marimacho...~ Suspiró.

Volvió a su tarea de recopilación de detalles. Le vio el ombligo y el vientre plano. Pensó que tampoco debía llamarla gorda y sonrió de medio lado. Levó su vista a las piernas. El diminuto short dejaba ver las contorneadas piernas de artista marcial. Otra vez la piel de la chica le provocaba sentimientos obscuros. Se mordió los labios y suspiró una vez mas aguantando las ganas de tocarla. El silencio de la habitación desaparecía a medida que aumentaban los latidos de su corazón. Sintió que podría despertarla con tanto tamboreo. Si llegara a pescarlo en esa situación lo mandaría a volar a la estratosfera, mínimamente.

Se cercioró de que no estuviese despierta. Los ojos permanecían cerrados. Las pestañas largas sombreaban un poco sobre las mejillas. Tenía una dulce expresión de paz. ~Hermosa~ Otra vez posó sus ojos sobre los labios de ella. Se concentró en ellos. Los grabó en su mente. Le dieron ganas de saborearlos. Necesitaba probarlos. Se obsesionó con ellos, tanto, que acabó por darse cuenta que estaba a milímetros de su prometida, sintiendo la cálida respiración de ella sobre su rostro. Y ya era demasiado tarde para arrepentirse.

*toc toc toc*

-Akane-chan...

La chica abrió los ojos instantanemente. Dio un fuerte Suspiró y se refrego suavemente los ojos mientras se desperezaba sobre la cama. Sintio una calidez inexplicable. Rápidamentese incorporó y se sentó al borde de la cama. Sitió el aire fresco del medio día sobre la piel, vio las cortinas mecerse bastante. No recordaba haber abierto tanto la ventana. Tenia una sensación en los labios. Un cosquilleo extraño. Se palpó los labios con la yema de los dedos, suavemente. Recordó el sueño que había tenido y se sonrojó. Habria sido tan real que hasta lo vivió físicamente. Sonrió y salió del cuarto felizmente.

-One-chan- saludó risueña.

-La comida está lista. Y Ranma?- Pregunto su hermana mayor.

-No lo sé.

-No estaba contigo?

-No...

-Qué extraño...- menciono Kasumi algo preocupada.

-Porqué?...

-Le pedí que te buscará para comer. Como no bajaba ninguno de los dos vine a ver si estaba todo bien.

-Ah. Aquí no estuvo, yo hice la limpieza de mi habitación y luego me quedé dormida. Tu me despertaste One-chan.

-Ya veo...

- Vamos a comer... No te preocupes One-chan, debe andar por ahí, cuando tenga hambre aparecerá.

- Sí, tiene razón - Finalizó la hermana mayor mientras bajaban las escaleras.

..

No muy lejos de allí, sentado sobre la rama de un frondozo árbol el joven Saotome se encontraba pensativo. Una pierna le colgaba y la mecía suavemente. Apoyaba su espalda al robusto tronco y tenía la cabeza ligeramente hacia arriba. Se había tapado la cara con una mano, aunque se le veian las mejillas rojas y se mordía los labios. Se descubrió los ojos, que mantuvo cerrados con una expresión de desconsuelo, y bajo la mano hacia la boca y rozo los labios con los dedos. Sonrió resignado. Esto solo había empeorado las cosas. En lugar de calmar sus ansías por probar el sabor de Akane, ahora quería volver a sentir sus dulces labios. Y no solo eso. Había descubierto algo que quisiera no haberse dado cuenta jamás. Sonrió tontamente, rojo como un tomate. Suspiró por quien sabe que vez el el día.

~Tonta y hermosa marimacho... me he enamorado de ti... ~

Hola de nuevo, andaba con ganas de escribir hace un tiempo , pero andaba sin tiempo precisamente... Espero que les haya gustado el corto que les traje hoy. Esta pareja me inspira muchísimo. Espero que anden muy bien. Saludos y hasta la próxima. Agus :D