DISCLAIMER: los personajes de CdM no me pertenecen, son propiedad de ChiNoMiko. También he usado algunos versos de La Canción del Pirata, de José de Espronceda.

No sé que hago escribiendo a estas horas, la verdad. Bueno, sí que lo sé; son vacaciones, no tengo absolutamente nada que hacer y eso supone más tiempo libre para escribir. Por eso y porque la inspiración me ha venido de golpe os encontráis esto. Y dejo de marear la perdiz y entro en materia de una vez.


Ella siempre soñó con el mar. Con surcar las olas, con domar las mareas, con ser libre. Su mente siempre estuvo habitada por imágenes de un océano infinito, con el sol bañando playas lejanas de arenas doradas y palmeras que se mecían al mismo ritmo que el viento; estampas que no casaban en absoluto con el frío paisaje de su Irlanda natal.

Desde que era una niña las olas le tenían completamente comida la razón. No era más que la hija de unos pescadores de un pequeño pueblo costero, tan pobres que nunca sabían si al día siguiente podrían conseguir comida. Muchas noches tenía que retirarse a dormir con el estómago completamente vacío y era entonces, mientras trataba por todos los medios de ignorar el crujido de sus tripas, que el lejano sonido de las olas iba calando en ella poco a poco, pero constantemente. Muchas de esas largas noches de hambre e insomnio se asomaba por la pequeña ventana de su dormitorio y contemplaba el brillo del mar bajo la luz de la luna.

La luna en el mar riela

y en la lona gime el viento

Cuando tenía cuatro años, su sueño pareció realizarse. Sus padres decidieron vender lo poco que tenían y probar suerte en las colonias que habían florecido en el Nuevo Mundo. Hasta su pequeño pueblo habían llegado historias de personas que amasaron grandes riquezas en aquellas tierras. ¿Acaso no era conveniente tratar de probar fortuna? La pequeña no podía evitar regocijarse ante la idea de cruzar aquel mar que siempre había visto desde su casa o desde la orilla, de conocer lo que se encontraba más allá del horizonte. Ni siquiera sintió pena cuando, una vez logrados los pasajes, la tierra que la había visto nacer fue quedando atrás hasta desaparecer por completo en la niebla de la primera hora de la mañana.

Y alza en blando movimiento

olas de plata y azul

A pesar de que muchos de los pasajeros que atestaban aquel navío se marearon terriblemente, incluída su madre, ella no se vio afectada por el movimiento del barco. La nave la acunaba por las noches hasta que caía rendida por el sueño y, durante el día, parecía un enorme zafiro por el que avanzaban con obstinación. Notó con placer cómo el clima se iba volviendo más cálido, mucho más que el peor de los veranos que hubiera visto.

Pero nada acabó como esperaba. No hubo colonias, ni intentos por medrar en aquella nueva sociedad que iba floreciendo al otro lado del mundo. Un día, se dio el aviso de que un navío había sido avistado, un navío que hacía ondear sin miedo alguno el pabellón negro que identificaba a los piratas que tantos estragos hacían por aquellas latitudes.

Todos los pasajeros fueron bajados a la sentina como medida cautelar mientras que la tripulación se esforzaba por dejar atrás a aquel barco, pero acabó siendo inútil. A las pocas horas del avistamento la embarcación se estremecía, recibiendo los primeros cañonazos. Pronto pudieron escuchar sobre sus cabezas el ruido del acero contra el acero, los gritos que exalaban los que eran asesinados en combate. Luego, llegó el silencio, un silencio tenso, que casi parecía presagiar un mal desenlace.

El navío fue tomado por los asaltantes y todos los que en él se encontraban fueron pasados a cuchillo. Todos, salvo ella.

Nunca supo por qué aquella mujer de fiero rostro y de cabellera negra como la noche decidió perdonarle la vida y quedársela como pupila. Quizás vio en ella el anhelo que la hizo lanzarse a aquella vida, o simplemente era cuestión de que aún no era la hora de su muerte, o tal vez se sintió conmovida por aquella niña pelirroja de grandes ojos marrones que la miraba. ¿Qué más daba? Para evitar el odio de la niña le dijo que no pudo salvar a su familia, pero que la cuidaría del mismo modo que a una hija, pero con la condición de que debía olvidar su pasado, dejando atrás incluso su nombre. La pequeña, completamente desconcertada, aceptó movida por el miedo, recibiendo entonces un nombre nuevo para la nueva existencia que entonces adoptaría: Erika Murray.

La mujer que la adoptó era Jane Murray, y su oficio, saquear todo cuanto se cruzase en su camino. Era una dama sanguinaria, cuyos asaltos siempre se cobraban toda víctima posible, pero Erika no tardó en adorarla, pues la veía como una especie de regalo en compensación con el mal vivido. Para ella esa mujer había llegado con la misión de cumplir su sueño y a ella se entregó con devoción ciega. Su barco, la Valquiria, se convirtió en el nuevo hogar de la niña y su tripulación, formada exclusivamente por mujeres, en su nueva familia.

Allá muevan feroz guerra

ciegos reyes

por un palmo más de tierra,

que yo tengo aquí por mío

cuanto abarca el mar bravío

al que nadie impuso leyes

Los años fueron pasando y Erika fue adiestrada para seguir los pasos de su mentora. Jane la convirtió en una joven despiadada y fría, hecha a imagen y semejanza de si misma. Pareciera que los años dorados de aquella pirata fueran a ser perennes, pero la suerte siempre se termina agotando, como pudo comprobar en carne propia.

Fue en una escaramuza con un barco francés. Jane se movía por la cubierta igual que un felino, ensartando en su sable a todo aquel que estuviera a su alcance. Su rostro se encontraba cruzado por una mueca de feroz alegría mientras que reducía a los tripulantes que se interponían en su camino. Erika, no muy lejos de ella, no podía dejar de mirarla entre lance y lance, admirando el carácter de su maestra. Pero la confianza traicionó a Jane, pues no fue consciente del soldado moribundo que, a su espalda, reunió sus últimas fuerzas para apuntar su pistola hacia ella y apretar el gatillo. Segundos después, la mujer se desplomaba contra la cubierta, su camisa blanca manchada de sangre.

Aunque el barco fue tomado, la tripulación no celebró dicha victoria. Lloraron a su capitana caída, dándole sepultura en el mar, y trataron de rehacerse, tomando Erika ahora el control de la Valquiria, con una sola intención: superar a la que le había enseñado el arte de la piratería, pues ahora acariciaba un nuevo sueño, ser toda una leyenda. Y para ello pensaba convertirse en la mayor ladrona y asesina que hubiera habido jamás.

Que es mi barco mi tesoro,

que es mi dios mi libertad,

mi ley la fuerza y el viento

mi única patria la mar


¡Hola a todos! La verdad es que llevaba ya un tiempo con esta idea y en plena noche me he decidido a empezarla. Y como sé lo mucho que os gusta participar en un fic, aquí también voy a permitir que mandéis vuestros OCs. ¿Y qué hay que hacer? Pues lo típico, rellenar esta fichita tan sensual (?)

—Nombre—

Nombre y apellido, por favor. Intentad ser coherentes con los nombres que deis, tened en cuenta que estamos en pleno siglo XVIII, tratad de ceñiros a la época.

—Edad—

Mínimo veinte años.

—Descripción física—

De nuevo os pido realismo, es decir, colores habituales de cabello y ojos. Intentad ser minuiciosas, cualquier detalle que digáis es de ayuda a la hora de caracterizar.

—Descripción psicológica—

Enrollaros todo lo que queráis, pues cuanto más detalles deis, más completo y complejo será el personaje.

—Historia—

¿Cómo llegaron a bordo de la Valquiria? Tened en cuenta que para entrar en la tripulación han de haber tenido contacto con algún miembro del barco. Recordad que todas las tripulantes del navío son chicas.

—Chico—

Nathaniel, Castiel, Kentin, Viktor, Armin.

—Punto fuerte—

¿En qué destaca? ¿Es buena con la pistola, o es una artillera de primera?

El puesto que ocupen en el barco se les asignará en función de sus personalidades y el "punto fuerte" seleccionado. De todos modos tened en cuenta que al ser un navío pirata los miembros reciben todos el mismo trato; los puestos se van asignando en función de sus habilidades.

Y eso es todo de momento. A los que siguen Victorian Autumn, calma, que mañana por la mañana subo el próximo capítulo (que os veo venir en manada XD). Actualizaré en cuanto pueda, pero ya sabéis que tengo mucho tiempo libre, por lo que no creo que tarde mucho; más bien dependo de vuestra participación para que los cupos se llenen y pueda empezar a escribir.