Capítulo 1: ¿Can I have this dance?

-¿Por qué me haces esto Finn? ¡Pensé que me querías! Pensé que lo nuestro era especial. –Quinn rompió en llanto en el auditorio del instituto.

-Quiero a Rachel, lo sabes. Siempre la he querido. Lo siento Quinn…Fuiste muy importante para mí, no lo niego, pero ahora Rachel es mi vida. –Finn intentaba contener las lágrimas. No lo iba a negar: estaba triste, extrañaba tener a Rachel a su lado, y cometió el error de pensar que seguía enamorado de Quinn. Le hizo daño, y ahora estaba pagando las consecuencias.

-Hice todo por ti. Dejé a Sam por ti. Porque pensaba que me querías. ¡Eres un idiota Finn, un idiota!

-Oye, cálmate. Quinn…-Quinn le pegó en la mejilla y salió corriendo.

-¡Lo siento, Quinn, lo siento! –Finn cayó de rodillas al suelo llorando. Ella había sido su primer amor; ella había sido la primera persona de la que se había enamorado. De verdad la quiso. La quiso mucho. Y ahora ella lo odiaba. Pero el corazón no puede elegir de quien se enamora.

Finn salió del auditorio un rato después. Estaba decidido a decirle a Rachel lo que sentía, estaba decidido a hacer que ella se volviera a enamorar de él. Y haría lo que fuera para conseguirlo.

-Finn…-Sam se acercó hacia él- Lo siento…No quiero que nuestra amistad acabe por una chica. Te perdono. Quinn es importante para mí, pero hemos hablado, y ahora somos amigos. –el chico sonríe, feliz- Hey, ¿qué te pasa? No tienes buena cara…

-He dejado a Quinn. –Sam lo abrazó, y Finn rompió en llanto.

-Vamos, todo va a estar bien. Todo va a estar bien…

-Chicos… -santana los miró- El señor Schue está en la sala de coro esperándonos…

-Gracias santana, ya vamos. –Dijo Sam mientras Finn se secaba las lágrimas.

Sam, Finn y Santana entraron al coro y se sentaron. Will estaba hablando con Emma.

-Podemos cenar hoy juntos… Si te parece bien, claro. –Will se sonrojó, todavía estaba enamorado de ella, y no podía evitarlo.

-Claro, sería genial Will. –Emma le dio un beso en la mejilla.- Nos vemos hoy a las ocho. –le sonrió mientras Will asentía y se marchó.

Will hizo un gesto de victoria con la mano y entró a la clase.

-¡Buenas tardes chicos! Hoy es un gran día ¿eh? –dijo feliz.

-Es un buen día para usted…-dijo Finn.

-¿Todo bien Finn?

-Claro…-Finn bajó la mirada.

-¿alguno sabe donde está Quinn? -A Will le extraño que ella no estuviera ahí.

-No se siente bien…-dijo Sam, intentando hacer menos incomoda la situación para Finn.

-Ahh…-Will no sabía que decir.-Espero que se recupere pronto.

- Yo también espero que lo haga…-dijo Sam.

-¿Le pasa algo a Quinn?-Rachel los miró, preocupada.

-Bueno…-dijo Finn, derramando una lágrima.

-Oh, Dios…-Rachel salió corriendo, tenía que encontrarla.

Rachel buscó, y buscó por todo el colegio. Allí no estaba. No estaba en ningún sitio. Decidió salir al aparcamiento, sí, quizás estuviera ahí. La encontró sentada en la barandilla, mojándose con la lluvia que golpeaba las aceras. Se acercó.

-Quinn…

-Me ha dejado. Me ha dejado porque te ama, Rachel, porque te quiere a ti, y a ninguna otra. Sólo a ti. Desearía, que por una vez en la vida, yo ganara ¿sabes? Estoy harta de apostar y apostar, y solamente perder. Estoy harta de entregar mi corazón, y que me lo destrocen una y otra vez. Estoy harta de mi vida. Odio haber tenido a Beth, y no tenerla en mis brazos en este momento. He cometido tantos errores…Y sólo quería, que por esta vez, las cosas salieran bien.

-Lo sé Quinn. Lo sé. Eres increíble, una persona genial, y encontrarás alguien que te ame, que te ame por quien eres, sin cambiar nada de ti, nada.

-Gracias…-Rachel se acercó a ella y la abrazó. Necesitaba un abrazo. Odiaba ver triste a Quinn, a pesar de ser enemigas. ¿O quizás no eran tan enemigas como pensaban? Tal vez, y sólo tal vez, en el interior eran más parecidas de lo que creían.

-El amor es muy duro. Más duro de lo que nosotras podemos comprender.

-Tienes razón, lo sé desde hace tiempo.

-Y lo peor, ¿sabes qué es? Que a veces, las personas menos pensadas, pueden ser las más especiales.

-Lo sé. –A pesar de nunca haberlo admitido, Quinn sentía algo por Rachel. Quizás no algo romántico…Sentía simpatía por ella. Le encantaba la forma en que cantaba, la forma en la que reía, le encantaba cuando caminaba por los pasillos, orgullosa de ser quien era. Quizás la admiraba.

-Canta conmigo. –la cogió de la mano- Es el momento más bonito para cantar, porque está lloviendo. La lluvia es tan perfecta…

-¡¿Estás loca?

-Ven conmigo.

Rachel cantó:

Toma mi mano (Rachel extendió la mano)

Toma un respiro

Ponme cerca y da un paso

No apartes tus ojos de los míos

Y deja que la música sea tu guía (Cogió a Quinn y le dio vueltas)

Quiero que me prometas

Quinn:

(Ahora quiero que me prometas) (Quinn la abrazó)

Rachel:

Que nunca lo olvidarás (bailan abrazadas)

Quinn:

(Seguiremos bailando)

Rachel:

Seguiremos bailando a donde quiera que vayamos

Las dos, cantando mirándose a los ojos:

Es como atrapar a un rayo

Las posibilidades

De encontrar a alguien como tú

Es una en un millón

Las posibilidades de sentir lo que siento contigo

Y con cada paso que damos juntos

Poco a poco vamos mejorando

Así que...¿Me permites este baile?

¿Me permites este baile?

-Es una gran canción. –dijo Quinn, mientras su respiración agitada se tranquilizaba.

-Muy buena. Tengo…tengo que irme, Quinn.

-Nos vemos, Rach.

Quinn se quedó atontada, mientras miraba como Rachel se desvanecía entre la infinidad de coches que había allí. Y, por primera vez en bastante tiempo, Quinn se sintió inexplicablemente feliz.