Notas del autor:
Esta es una adaptacion de la novela de Jacki Braun.No es mia, al igual que los personajes de CCS. no son mios. Esto no lo hago con el fin de lucro.
Capitulo 1
Sakura Kinomoto cubrió el auricular con la mano
- No vuelvas a meter a Sofi en el refrigerador, Eriol- gritó.
No podía ver lo que sucedía en la cocina, pero había desarrollado un sexto sentido respecto a su hijo de cuatro años y últimamente le preocupaba muchísimo la suerte del pescadito dorado.
Cuando Sakura lo vio correr a su dormitorio, volvió a acomodarse en el sofá junto a un montón de ropa lavada.
- ¿Qué me ibas a decir, mamá?
- Sólo quería contarte que el otro día papá leyó en el Phoenix Sun un artículo muy interesante acerca del creciente número de personas que dirigen sus propias empresas.
Sus padres se habían retirado a Arizona hacía varios años, aunque todavía parecían conservar en sexto sentido respecto a su hija menor.
Porque, aunque no muy sutiles, ése era recordatorio de que los planes empresariales de Sakura languidecían hacía tres años en un cajón.
Con el apoyo entusiasta de su difunto marido habían planeado emprender un negocio de ventas por correo electrónico. Al principio pensaba en ofrecer ropa y accesorios para mujeres que vivían lejos de centros comerciales, pero que deseaban ir a la moda. Posteriormente, había que ampliar el negocio con ropa de caballero y niño, y finalmente incluiría artículos de decoración para el hogar, la empresa se llamaría "El Armario de Sakura", una sugerencia de su cuñada.
El proyecto completo, que se cubría de polvo en algún lugar de la casa, había sugerido antes de la muerte de su marido. Era como si la vida de Sakura se hubiese dividido en dos a causa de lo ocurrido una horrible tarde, tres años atrás. Antes de Yukito y después de Yukito.
"su marido ha muerto"
Esa frase era lo único que había retenido aquel día. Las palabras del amable agente de policía se habían borrado de sus recuerdos mientras permanecía abrazada de su hijito con la sensación de que el resto de su mundo se había hecho añicos.
Y todavía le parecía inconcebible. ¿Muerto Yukito? No, no podía haberle sucedido a su marido tan cuidadoso, prudente y concienzudo. Tenía que ser un error. El marido de otra había fallecido tratando de salvar a dos individuos ebrios que, haciendo caso omiso de las advertencias sobre la capa de hielo que cubría el Lago Superior, se habían hundido con la motonieve en sus implacables aguas.
Pero la verdad terminó por imponerse. Yukito había muerto el chico que había amado, el joven con el que se había casado, el esposo cuya ausencia aún lloraba.
Desde su muerte, había olvidado lo relacionado con la aventura comercial que tanto la había entusiasmado. Lo había olvidado todo, salvo sacar adelante su frágil situación económica y velar por las necesidades de su hijo.
Desde hacia tres años, cada mañana se levantaba cansada y cada noche se acostaba rendida, la monotonía de su rutina diaria rota sólo por la agridulce alegría de haber observado los primeros pasos de su hijo, después sus primeras palabras y luego sus razonamientos.
- Disponen de muchos programas de ayuda para empresarios- comentó la madre.
Sakura cerró los ojos y contó hasta diez.
- Muy interesante — dijo al fin, suavemente.
Estaba decidida a no morder el anzuelo, pero su madre no iba a renunciar tan fácilmente.
- Es una lástima que no hayas pensado más en ello. Debo decirte que diriges muy bien light-hose Tavern cuando Touya está fuera de la ciudad — declaró. En la actualidad, el hermano de Sakura era miembro de la Cámara de Representantes del estado de Michigan y, cuando fue elegido hacía unos cuantos años, ella se había echo cargo de la taberna familiar. Lo que su madre no decía era lo que todos sabían: Sakura encontró que dirigir el negocio era un trabajo seguro y además conocido-.¿Por qué no vienes con Eriol en Semana Santa? A ambos os haría bien un cambio de escenario.
- No es bueno época, mamá- rebatió con el auricular en un hombro al tiempo que doblaba la ropa de su hijo.
- Tonterías. Es una ocasión perfecta para venir. Sabes que la Cámara está en receso.
- Lo siento, mamá. Pero por ahora no puedo permitirme unas vacaciones.
- Papá y yo queremos ver a nuestro nieto. Y a ti también, cariño. Ven a Arizona por cuenta nuestra.
- No puedo permitir que paguéis los billetes — replicó, con la voz crispada.
Ganaba lo suficiente para pagar las facturas, siempre que se apretara el cinturón. Todavía no había tocado un centavo de la póliza el seguro de Yukito, que había destinado para pagar la futura educación universitaria de Eriol. Y tendría que estar loca si aceptaba una ayuda simplemente porque su madre creía que necesitaba tomarse un respiro.
Pero su indignación duró poco.
- Somos tus padres, Sakura Kinomoto, así que no te atrevas a pensar que es una obra de caridad — la madre replicó severamente. A pesar de que se encontraba a miles de kilómetros de distancia y, sin embargo, siempre le hacia encogerse de miedo, como cuando era una niña -. O te pagamos los billetes para venir aquí o nosotros vamos allá. Es la misma cantidad de dinero, así que ¿por cuál opción te decides? Esta de más decir que la humedad de Michigan será un infierno para la artritis de tu padre, pero dejaré la elección en tus manos. Antes de cortar la comunicación, Sakura se había resignado a visitarlos. Entre otras cosas, le haría bien a Eriol. Merecía una pequeña distracción de vez en cuando.
Mentalmente, empezó a hacer los planes para una estancia de dos semanas en casa de sus padres, en las afueras de Yume. Más animada decidió que el viaje a Arizona también le haría bien a él. Sería un cambio inesperado antes de retornar a la monotonía de su vida.
