De la personalidad humana.

Hola a todos, antes de empezar, debo pedir una muy sincera disculpa por haber dejado tanto tiempo un fic de Sweeney Todd sin terminarlo, secretos carmesí" pero la razón más poderosa es porque se me había agotado la inspiración, pero al parecer, regresa de a poco..así que estaré dedicándome un poco más a ella. Pero mientras, aquí traigo un fic muy cortito acerca del mundo metafísico del señor Todd, se me ocurrió, espero que les guste y también espero sus comentarios. Gracias!

De la personalidad Humana

Érase que se era, un cierto día, costumbre y manía del cielo Londinense que estuviese nublado, opaco, melancólico; no había hecho gesto más desconsiderado que el de la parsimonia del atardecer. Él tampoco le daba demasiada importancia a aquello, más bien tenía cierto fastidio por los días soleados en los que la señora Lovett le pedía salir a caminar junto con Toby, que vivir estos días nostálgicos y caprichosos de aquel cielo. Prefería no quedarse en casa mucho tiempo.

Hace semanas que no tenía noticias de Johanna, no tenía preocupación por ella, estaba seguro que le iba mucho mejor que a él mismo; sin embargo, la curiosidad es un atributo tan natural en cualquier persona, y más cuando se trataba de su hija.

No había mucho trabajo en la barbería, le gustaba; así podría tomar un día de descanso. Encendió una vela. La ginebra que la señora Lovett le había dado para reponerse de sus pesadillas aún seguía en a mesa desde hace quince días. Hizo una mueca extraña. Quince días sigue siendo poco tiempo.

Limpió sus navajas, sacudió las toallas, pensó en Lucy, la olvido, pesó en abrir la ventana, se recargó en el alfeizar "¿desde cuándo Londres era tan sombrío?" se preguntó.

Tomó su abrigo, recordó el día que salió de prisión.

-señor Todd!- señor Todd?, claro, olvidó que él era el señor Todd

-señor Todd, ha llegado una carta para usted-

Johanna, al fin ha escrito. Suelta la cerca de metal y vuelve por la carta

-es de un tal Benjamin Barker, lo conoce?- apenas tomó el sobre, era delgado, no debía decir mucho

-no- logró musitar después d guardar la carta en su abrigo

-le diré a la señora Lovett que regresa a cenar con nosotros-

No le escuchó, a penas llegó a él el nombre de Lovett. Sumiso en el sendero de calles empedradas, tomó camino a través del Londres frío que le recibió otra vez a penas dos años. Llevaba las manos en las bolsas de su saco. Le pareció extraño sentir el sobre de aquella carta en su bolsa.

Descubrió que no era miedo lo que tenía. El tiempo siempre había sido justo. Dobló la calle, respondió algunos saludos y se detuvo frente al puerto, donde todo comenzó.

-y quizá debería terminar- sacó la carta de su abrigo. Comprobó el remitente " de Benjamin Barker" nada más.

Rompió el sello postal. Al final de todo, tenía mucha curiosidad por saber de Benjamin Barker.

" Mi estimado señor…"

Señora Lovett?

Sí, soy yo. Pasa algo oficial?

Encontraron el cuerpo del señor…

Al final, sólo quedaba curiosidad.

Fin.