Holaaa! Les traigo una nueva adaptación al sasusaku, el nombre del libro es November 9 de Colleen Hoover. Espero les guste (:


_Sakura_

Primer 9 de Noviembre

Me pregunto qué tipo de sonido haría si estrellara este vaso contra el costado de su cabeza.

Es un vaso de vidrio grueso. Su cabeza es dura. El potencial para un enorme y lindo pum está allí.

Me pregunto si sangraría. Hay servilletas en la mesa, pero no de las buenas que pudieran absorber mucha sangre.

—Así que, sí. Estoy un poco sorprendido, pero sucederá —dice.

Su voz hace que mi agarre se tense alrededor del vaso, obligándolo a que se quede en mi mano y de verdad no termine contra el costado de su cráneo.

—¿Sakura? —Se aclara la garganta e intenta suavizar sus palabras, pero aun así se dirigen hacia mí como cuchillos—. ¿Vas a decir algo?

Apuñalo la parte hueca de un cubo de hielo con mi pajilla, imaginando que es su cabeza.

—¿Qué se supone que diga? —murmuro, asemejando una niña malcriada, en vez de la adulta de dieciocho años que soy—. ¿Quieres que te felicite?

Mi espalda choca contra el asiento detrás de mí y cruzo los brazos contra mi pecho. Lo miro y me pregunto si el remordimiento que veo en sus ojos es resultado de decepcionarme o si simplemente está actuando de nuevo. Sólo han pasado cinco minutos desde que se sentó, y ya ha convertido su lado de la cabina en su escenario. Y una vez más, me veo obligada a ser su audiencia.

Sus dedos tamborilean los costados de su taza de café mientras me mira silenciosamente por varios segundos.

Taptaptap.

Taptaptap.

Taptaptap.

Cree que eventualmente cederé y le diré lo que quiere oír, pero no ha estado a mi alrededor lo suficiente en los últimos dos años para saber que ya no soy esa chica.

Cuando me rehúso a darle importancia a su presentación, eventualmente suspira y deja caer los codos sobre la mesa.

—Bueno, pensé que estarías feliz por mí.

Sacudo la cabeza rápidamente.

—¿Feliz por ti?

No puede estar hablando en serio.

Se encoje de hombros, y una sonrisa presumida toma el control de su ya irritante expresión.

—No sabía que lo tenía en mí para ser padre de nuevo.

Una ruidosa explosión de risa incrédula se escapa de mi boca.

—Soltar esperma en la vagina de una mujer de veinticuatro años no hace a un padre —digo, con algo de amargura.

Su sonrisa presumida desaparece, se inclina hacia atrás y ladea la cabeza.

Ese era su movimiento preferido cuando no estaba seguro de cómo reaccionar frente a las cámaras.

—Sólo luce como si estuvieses contemplando algo profundo y será suficiente para casi cualquier emoción. Triste, introspectiva, compungida, compasiva. —No debe recordar que fue mi profesor de actuación la mayor parte de mi vida, y esta mirada fue una de las primeras que me enseñó.

—¿No crees que tengo el derecho de llamarme a mí mismo un padre? —Suena ofendido por mi respuesta—. ¿Qué me hace eso tuyo, entonces?

Trato su pregunta como retórica y apuñalo otro pedazo de hielo. Con mucha habilidad lo deslizo por mi pajilla y luego lo meto en mi boca. Lo muerdo con un ruidoso e indiferente crujido. Seguro no espera que le conteste esa pregunta. No ha sido un "padre" desde la noche en que mi carrera como actriz se paralizó cuando tenía sólo dieciséis. Y si soy honesta conmigo misma, ni siquiera estoy segura de que haya sido un gran padre antes de esa noche. Éramos más como un profesor de actuación y su estudiante.

Una de sus manos se abre paso por los costosos folículos de cabello implantados que limitan su frente.

—¿Por qué haces esto? —Se ha puesto cada segundo más enojado por mi actitud—. ¿Estás molesta por que no fui a tu graduación? Ya te lo dije, tuve un conflicto de horarios.

—No —respondo sin emoción—. No te invité a mi graduación.

Se echa hacia atrás, mirándome con incredulidad. —¿Por qué no?

—Sólo tenía cuatro entradas.

—¿Y? —dice—. Soy tu padre. ¿Por qué demonios no me invitarías a tu graduación de secundaria?

—No hubieras venido.

—No sabes eso —responde.

—No viniste.

Rueda los ojos.

—Bueno, por supuesto que no lo hice, Sakura. No me invitaron.

Suspiro profundamente.

—Eres imposible. Ahora entiendo por qué mamá te dejó.

Su cabeza se sacude ligeramente. —Tu madre me dejó porque me acosté con su mejor amiga. Mi personalidad no tuvo nada que ver con eso.

Ni siquiera sabía qué responderle a eso. El hombre no tiene absolutamente nada de remordimiento. Lo odio tanto como lo envidio. De alguna manera, desearía ser más como él y menos como mi madre. Él no es consciente de sus tantos defectos, mientras que los míos son el punto focal de mi vida. Mis defectos son lo que me despiertan en la mañana y lo que me mantienen despierta todas las noches.

—¿Quién ordenó el salmón? —pregunta el mesero. Sincronización impecable.

Levanto mi mano y él coloca el plato frente a mí. Ya ni siquiera tengo hambre, así que muevo el arroz alrededor con mi tenedor.

—Oye, espera un segundo —Miro al mesero, pero su comentario no está dirigido hacia mí. Está mirando fijamente a mi padre—. ¿Es usted...

Oh, Dios. Aquí vamos.

El mesonero golpea la mesa con su mano y yo salto. —¡Lo eres! ¡Eres Kizashi Haruno! ¡Interpretaste a Max Epcott!

Mi padre se encoge con modestia, pero sé que no hay nada modesto en este hombre. Aunque no haya interpretado el papel de Max Epcott desde que el show salió del aire hace diez años, aún actúa como si fuese lo más grande de la televisión. Y la gente que lo reconoce es la razón por la que aún responde de esta manera. Actúan como si nunca antes hubiesen visto un actor en la vida real. ¡Esto es Los Ángeles, por Dios! ¡Todos aquí son actores!

Mi humor por apuñalar continúa mientras maltrato mi salmón con el tenedor, pero luego el mesero me interrumpe para preguntar si les tomaría una foto.

Suspiro.

Me deslizo del asiento a regañadientes. Él intenta darme su teléfono para la foto, pero levanto mi mano en protesta y comienzo a caminar pasando junto a él.

—Tengo que usar el baño —murmuro, alejándome de la mesa—. Sólo tómate una selfie con él. Adora las selfies.

Corro hacia el baño para encontrar un momento de respiro de mi padre. No sé por qué le pedí que se reuniera conmigo hoy. Podría ser porque me mudaré y no lo veré por Dios sabe cuánto tiempo, pero esa ni siquiera es excusa suficiente para obligarme a mí misma a pasar por esto.

Abro la puerta de la primera casilla. La cierro con seguro detrás de mí y saco un papel protector de asientos del dispensador y lo coloco sobre el asiento del inodoro.

Una vez leí un estudio sobre las bacterias en los baños públicos. El estudio en la primera casilla de todos los baños demostró ser el que tenía la menor cantidad de bacterias. La gente asume que la primera casilla es la que más se utiliza, así que la mayoría va a otra. Yo no. Es la única que uso. No siempre le he tenido fobia a los gérmenes, pero pasar dos meses en el hospital cuando tenía dieciséis años me dejó un poco obsesiva-compulsiva cuando se trata de higiene.

Termino de usar el baño y me tomo al menos todo un minuto en lavarme las manos. Las miro fijamente en todo momento, rehusándome a mirar hacia el espejo.

Evitar mi reflejo se vuelve más fácil cada día, pero aún logro verme brevemente mientras estiro la mano por una toalla de papel. No importa cuántas veces me he visto en el espejo, aún no logro acostumbrarme a lo que veo.

Levanto mi mano izquierda y toco las cicatrices que van a lo largo del costado izquierdo de mi rostro, sobre mi mandíbula y bajando por mi cuello.

Desaparecen debajo del cuello de mi camisa, pero bajo mi ropa, las cicatrices recorren toda el área izquierda de mi torso, deteniéndose justo debajo de mi cintura. Recorro con mis dedos las áreas de piel que ahora parecen cuero arrugado.

Cicatrices que me recuerdan constantemente que el fuego es real y no sólo una pesadilla de la que puedo obligarme a mí misma a despertar con un pellizco en el brazo.

Estuve vendada por meses después del incendio, sin poder tocar la mayor parte de mi cuerpo. Ahora que las quemaduras ya se curaron y sólo tengo cicatrices, me encuentro a mí misma tocándolas obsesivamente. Las cicatrices se sienten como terciopelo estirado, y sería normal que estuviese tan repugnada de cómo se sienten como lo estoy de cómo se ven. Pero en vez de eso, en realidad me gusta cómo se sienten. Siempre estoy subiendo y bajando mis dedos ausentemente por mi cuello o brazo, leyendo el Braille1 en mi piel, hasta que me doy cuenta de lo que estoy haciendo y me detengo. No debería gustarme ningún aspecto de la cosa que me arrancó la vida debajo de mis pies, incluso si es simplemente la forma en cómo se siente debajo de las yemas de mis dedos.

La forma en que luce es otra cosa. Es como si cada uno de mis defectos estuvieran resaltados en color rosado, puestos en exhibición para que todo el mundo los vea. Sin importar cuánto intente esconderlas con mi cabello y mi ropa, están ahí. Siempre estarán ahí. Como un recuerdo permanente de la noche que destruyó las mejores partes de mí.

No soy de las que se fijan mucho en las fechas o los aniversarios, pero cuando me levanté esta mañana, la fecha de hoy fue el primer pensamiento que vino a mi mente. Probablemente porque fue el último pensamiento que tuve antes de quedarme dormida anoche. Han pasado dos años desde el día en que la casa de mi padre fue envuelta en el fuego que casi reclama mi vida. Quizá esa sea la razón por la que quería ver a mi padre hoy. Quizá esperaba que lo recordara, que dijera algo para reconfortarme. Sé que se ha disculpado lo suficiente, pero, ¿cuánto puedo perdonarlo de verdad por olvidarse de mí?

En promedio, sólo me quedaba en su casa una vez a la semana. Pero le había escrito esa mañana para hacerle saber que me quedaría esa noche. Así que uno pensaría que cuando mi padre accidentalmente prendió su propia casa en fuego, vendría a rescatarme de mi sueño.

Pero no solamente eso no sucedió, se le olvidó que estaba allí. Nadie sabía que había alguien en la casa hasta que me escucharon gritar desde el segundo piso.

Sé que se siente muy culpable por eso. Durante semanas se disculpó cada vez que me veía, pero las disculpas se volvieron tan escasas como sus visitas y llamadas.

Aún siento mucho resentimiento, aunque desearía no hacerlo. El incendio fue un accidente. Sobreviví. Esas son las dos cosas en las que intento enfocarme, pero es difícil cuando pienso en eso cada vez que me veo a mí misma.

Pienso en eso cada vez que alguien más me ve.

La puerta del baño se abre, y una mujer entra, me mira y luego rápidamente retira la mirada mientras se dirige hacia la última casilla.

Debió haber elegido la primera, señora.

Me veo una vez más en el espejo. Solía usar mi cabello sobre los hombros con flequillo, pero ha crecido mucho en el último par de años. Y no sin razón alguna. Paso mis dedos entre los largos y rosados mechones de cabello que he entrenado para que cubran la mayor parte del lado izquierdo de mi rostro. Halo la manga de mi brazo izquierdo hasta mi muñeca y luego levanto el cuello para que cubra la mayor parte de él. Las cicatrices son apenas visibles de esta manera, y en realidad puedo tolerar verme a mí misma en el espejo.

Solía pensar que era bonita. Pero ahora el pelo y la ropa no cubren lo suficiente.

Escucho la cadena del inodoro, así que rápidamente me giro y me dirijo a la puerta antes que la mujer pueda salir de la casilla. Hago lo que puedo por evitar a las personas la mayoría del tiempo, y no porque me dé miedo de que miren fijamente mis cicatrices. Los evito porque no las miran. El segundo en que la gente me nota, retiran la mirada igual de rápido, porque tienen miedo de parecer groseros o que juzgan. Sólo por una vez, sería genial que alguien me mirara a los ojos y mantuviese mi mirada. Ha pasado tanto tiempo desde que ha sucedido eso.

Odio admitir que extraño la atención que solía obtener, pero lo hago.

Salgo del baño y me dirijo la mesa, decepcionada de aún ver la parte posterior de la cabeza de mi padre. Estaba esperando que hubiese tenido algún tipo de emergencia y le hayan pedido que se fuera mientras estaba en el baño.

Es triste que prefiera ser recibida por una cabina vacía que por mi propio padre. El pensamiento casi me hace fruncir el ceño, pero de repente soy distraída por el chico sentado en la cabina por la que estoy a punto de pasar.

Normalmente no noto a las personas, teniendo en cuenta que hacen todo lo posible para evitar el contacto visual conmigo. Sin embargo, los ojos de este chico son intensos, curiosos y están mirándome directamente.

Mi primer pensamiento cuando lo veo es Si tan solo esto fuera hace dos años.

Pienso eso mucho cuando me encuentro con chicos que posiblemente podrían atraerme. Y este chico definitivamente es lindo. No de una manera típica de Hollywood, como muchos de los chicos que habitan en esta ciudad. Todos ellos tienen el mismo aspecto, como si hubiera un perfecto molde para un actor de éxito, y todos están tratando de encajar en él.

Este chico es todo lo contrario. Su sutil barba no es un trabajo de arte simétrico. En cambio, su barba es delgada y desigual, como si él pasara la noche trabajando hasta tarde y en realidad no tuvo tiempo para afeitarse. Su cabello no está estilizado con gel para darle el aspecto desordenado, de recién-salido-de-la- cama. El cabello de este chico de hecho está desordenado. Tiene mechones de cabello oscuros por la frente, algunos de ellos erráticos y salvajes. Es como si se hubiese despertado tarde para una cita y estaba demasiado apresurado para molestarse en mirar a un espejo.

Tal aspecto descuidado no debería ser atractivo, pero eso es lo que me parece tan llamativo. A pesar de que parece que él no tiene ni un ápice de egocentrismo, es uno de los chicos más atractivos que he visto nunca.

Creo.

Podría ser simplemente un efecto secundario de mi obsesión con la limpieza. Tal vez anhelo tan desesperadamente el tipo de descuido que este chico exhibe que estoy confundiendo celos por fascinación.

También podría pensar que es lindo simplemente porque es una de las pocas personas en los últimos dos años que no aparta inmediatamente la mirada en el momento en que mis ojos se encuentran con los suyos.

Aún tengo que pasar por su mesa con el fin de llegar a mi cabina detrás de él, y no puedo decidir si quiero apresurarme con el fin de quitarme sus ojos de encima, o si debo caminar en cámara lenta para que pueda empaparme de la atención.

Su cuerpo se mueve cuando comienzo a pasarlo, y su mirada se convierte e demasiado al instante. Demasiado invasiva. Siento mis mejillas sonrojarse y un hormigueo en la piel, por lo que bajo la mirada a mis pies y permito que mi cabello caiga delante de mi cara. Incluso jalo una hebra de él a mi boca con el fin de bloquear más de su vista. No sé por qué su mirada me pone incómoda, pero así es.

Hace tan sólo unos momentos, pensaba en lo mucho que extraño ser mirada, pero ahora que está sucediendo, sólo quiero que aparte su vista.

Justo antes de que él esté fuera de mi visión periférica, miro en su dirección y atrapo el fantasma de una sonrisa.

Él no debe haber notado mis cicatrices. Esa es la única razón por la que un chico como él me hubiera sonreído.

Ugh. Me molesta que incluso yo piense así. No solía ser esta chica. Solía tener confianza, pero el incendio desvaneció hasta la última gota de mi autoestima.

He tratado de conseguirla de nuevo, pero es difícil creer que alguien alguna vez podría encontrarme atractiva cuando ni siquiera puedo mirarme en el espejo.

—Eso nunca aburre —dice mi padre cuando me deslizo de nuevo en la cabina.

Subo la mirada hacia él, casi olvidé que se encontraba aquí. —¿Qué nunca aburre?

Él agita su tenedor hacia el camarero, que ahora está de pie junto a la caja registradora. —Eso —dice—, tener fanáticos. —Mete un bocado de comida en la boca y comienza a hablar con la boca llena—. Entonces, ¿de qué querías hablar conmigo?

—¿Qué te hace pensar que quería hablar contigo sobre algo en particular?

Hace un gesto sobre la mesa. —Estamos almorzando juntos. Obviamente, necesitas decirme algo.

Es triste que a esto haya llegado nuestra relación. Saber que un simple almuerzo tiene que ser algo más que una hija con ganas de ver a su padre.

—Me voy a mudar a Nueva York mañana. Bueno, esta noche, en realidad.

Pero mi vuelo no es hasta tarde y no aterrizo oficialmente en Nueva York hasta las 10.

Él toma su servilleta y cubre una tos. Al menos creo que es una tos. Seguro que la noticia no lo hizo atragantarse con la comida.

—¿Nueva York? —suelta.

Y entonces... ríe. Se ríe. Como si el que viviera en Nueva York fuera una broma. Mantén la calma, Sakura. Tu padre es un idiota. Eso es noticia vieja.

—¿Qué rayos? ¿Por qué? ¿Qué hay en Nueva York? —Sus preguntas siguen saliendo mientras procesa la información—. Y por favor, no me digas que conociste a alguien en línea.

Mi pulso se está acelerando. ¿No puede por lo menos pretender apoyar una de mis decisiones?

—Quiero un cambio de ritmo. Pensaba en audicionar para Broadway.

Cuando tenía siete años, mi padre me llevó a ver Cats en Broadway. Era la primera vez que estaba en Nueva York y fue uno de los mejores viajes de mi vida.

Hasta ese momento, él siempre me había alentado a ser actriz. Pero no fue hasta que vi la presentación en vivo que supe que tenía que ser una actriz. Nunca tuve la oportunidad de hacer teatro porque mi padre dictaba cada paso de mi carrera y él es más amante de las películas. Pero ya han pasado dos años desde que he hecho algo conmigo misma. No sé si en realidad tengo el coraje de audicionar a corto plazo, pero tomar la decisión de mudarme a Nueva York es una de las cosas más proactivas que he hecho desde el incendio.

Mi padre toma un trago y después baja su vaso, sus hombros caen con un suspiro. —Sakura, escucha —dice—. Sé que extrañas actuar, pero ¿no crees que sea hora de que pienses en otras opciones?

Estoy mucho más allá de preocuparme por sus motivos ahora, ni siquiera señalo el montón de mierda que acaba de lanzarme. Toda mi vida, todo lo que hizo fue empujarme a seguir sus pasos. Después del incendio, su estímulo llegó a un completo alto. No soy idiota. Sé que él piensa que ya no tengo lo que se necesita para ser una actriz, y una parte de mí sabe que tiene razón. Las apariencias son muy importantes en Hollywood.

Es precisamente por eso que quiero ir a Nueva York. Si alguna vez quiero actuar de nuevo, el teatro puede ser mi mejor esperanza.

Me gustaría que él no fuera tan transparente. Mi madre se emocionó mucho cuando le dije que quería mudarme. Desde mi graduación y después de mudarme con Ino, rara vez salgo de mi apartamento. Mamá se sintió triste al saber que estaría mudándome lejos de ella, pero feliz de ver que estaba dispuesta a salir de los confines no sólo de mi apartamento, sino de todo el estado de California.

Me gustaría que mi padre pudiera ver que es un enorme paso para mí.

—¿Qué pasó con ese trabajo de narradora? —pregunta.

—Todavía estoy con ello. Los audiolibros se graban en estudios. Existen estudios en Nueva York.

Pone los ojos en blanco. —Desafortunadamente.

—¿Qué hay de malo con los audiolibros?

Me lanza una mirada de incredulidad. —¿Aparte del hecho de que la narración de audiolibros es considerado el pozo negro de la actuación? Puedes hacer algo mejor, Sakura. Diablos, ve a la universidad o algo así.

Mi corazón se hunde. Justo cuando pensaba que no podía estar más absorto en sí mismo.

Deja de masticar y me mira directamente cuando se da cuenta de lo que implicó. Se limpia rápidamente la boca con la servilleta y me apunta. —Sabes que no es lo que quise decir. No estoy diciendo que te hayas reducido a ti misma a los audiolibros. Lo que estoy diciendo es que puedes encontrar una mejor carrera a la que recurrir ahora que ya no puedes actuar. No hay suficiente dinero en la narración. O en Broadway, para el caso.

Dice Broadway como si fuera veneno en su boca. —Para tu información, hay una gran cantidad de actores respetables que también narran audiolibros. Y, ¿necesitas que nombre una lista de actores de primera categoría en Broadway en este momento? Tengo todo el día.

Niega con un movimiento de cabeza, aunque sé que en realidad no está de acuerdo conmigo. Él sólo se siente mal por haber insultado una de las pocas profesiones relacionadas con la actuación que soy capaz de realizar.

Él levanta su vaso vacío de agua a la boca e inclina la cabeza hacia atrás lo suficiente como para beber un sorbo del hielo derritiéndose. —Agua —dice, sacudiendo su vaso en el aire hasta que el camarero asiente y se acerca a rellenarlo.

Apuñalo mi salmón de nuevo, que ya no está caliente. Espero que termine su comida pronto, porque no estoy segura de que pueda soportar mucho más de esta visita. La única sensación de alivio que siento en este momento es de saber que estaré en la costa opuesta a él mañana a esta hora. Incluso si estoy cambiando el sol por la nieve.

—No hagas planes para mediados de enero —dice, cambiando de tema—.Necesito para vueles de regreso a Los Ángeles por una semana.

—¿Por qué? ¿Qué está pasando en enero?

—Tu viejo se casará.

Aprieto la parte de atrás de mi cuello y bajo la mirada a mi regazo. —Mátenme ahora.

Siento una punzada de culpa, porque por mucho que me gustaría que alguien realmente me matara ahora mismo, no quise decir esas palabras en voz alta.

—Sakura, no puedes juzgar si ella te gustara o no hasta que la hayas conocido.

—No tengo que conocerla para saber que no me va a agradar —digo—, Se va a casar contigo, después de todo. —Trato de ocultar la verdad en mis palabras con una sonrisa sarcástica, pero estoy segura de que él sabe que quiero decir cada palabra que le digo.

—En caso de que lo hayas olvidado, tu madre también escogió casarse conmigo, y parece que te agrada —dice en réplica.

Me atrapó con eso.

—Touché. Pero en mi defensa, esto hace que sea tu quinta propuesta desde que tenía diez años.

—Pero sólo la tercera esposa —aclara.

Finalmente hundo el tenedor en el salmón y tomo un bocado. —Me haces querer renunciar a los hombres para siempre —digo con la boca llena.

Se ríe. —Eso no debería ser un problema. Sé que solo has ido a una cita, y eso fue hace más de dos años.

Me trago el bocado de salmón de golpe.

¿En serio? ¿Dónde estaba yo cuando asignaron a los padres decentes? ¿Por qué me tengo que quedar con el idiota obtuso?

Me pregunto cuántas veces ha hablado sin pensar durante el almuerzo de hoy. Mejor que tenga cuidado o su lengua se caerá. Honestamente él no tiene idea de qué día es hoy. Si lo tuviera, nunca habría dicho algo tan descuidado.

Puedo ver en el surco repentino de su frente que está tratando de construir una disculpa por lo que acaba de decir. Estoy segura de que no lo quiso decir en la forma en que lo tomé, pero eso no me impide querer desquitarme con mis propias palabras.

Alzo la mano y meto mi cabello detrás de la oreja izquierda, poniendo mis cicatrices a completa exposición mientras lo miro a los ojos. —Bueno, papá. Realmente no obtengo la misma atención de los chicos que solía tener. Ya sabes, antes de que esto ocurriera. —Agito la mano en mi cara, pero ya me arrepiento de las palabras que acaban de salir de mi boca.

¿Por qué siempre me rebajo a su nivel? Soy mejor que esto.

Sus ojos caen a mi mejilla y luego rápidamente bajan a la mesa.

Él se ve realmente arrepentido, y contemplo dejar la amargura y ser un poco más amable con él. Sin embargo, antes de que algo amable pueda salir de mi boca, el chico de la cabina detrás de mi padre comienza a ponerse de pie y mi capacidad de atención se va al infierno. Trato de tirar mi cabello hacia delante de mi cara antes de que se dé la vuelta, pero es demasiado tarde. Ya me está mirando otra vez.

La misma sonrisa que me disparó antes aún está pegada a su rostro, pero esta vez no aparto la mirada de él. De hecho, mis ojos no dejan los suyos mientras hace su camino a nuestra cabina. Antes de que pueda reaccionar, él se está deslizando en el asiento conmigo.

Santa mierda. ¿Qué está haciendo?

—Siento llegar tarde, nena —dice, envolviendo su brazo alrededor de mis hombros.

Me acaba de llamar nena. Este chico desconocido simplemente puso su brazo a mí alrededor y me llamó nena.

¿Qué diablos está pasando?

Miro a mi padre, pensando que está en esto de alguna manera, pero él está mirando al extraño a mi lado con aún más confusión que yo.

Me pongo rígida bajo el brazo del chico cuando siento sus labios presionarse contra un lado de mi cabeza. —Maldito tráfico de Los Ángeles —murmura.

El chico desconocido acaba de poner sus labios en mi pelo.

Qué.

Está.

Pasando.

El chico llega a través de la mesa a la mano de mi padre. —Soy Sasuke —dice— . Sasuke Uchiha. El novio de su hija.

¿El qué... de su hija?

Mi padre devuelve el apretón de manos. Estoy bastante segura de que mi boca está colgando abierta, por lo que inmediatamente la cierro. No quiero que mi padre sepa que no tengo la menor idea de quién es este tipo. Tampoco quiero que este chico Sasuke piense que mi mandíbula está en contacto con el suelo, porque me gusta su atención. Sólo estoy mirándolo así porque... bien... porque él es, obviamente, un lunático

Libera la mano de mi padre y se sienta contra la cabina. Me da un guiño rápido y se inclina hacia mí, por lo que su boca está lo suficientemente cerca de mi oído como para merecer ser golpeado.

—Solo sígueme con esto —susurra.

Se retira sin dejar de sonreír.

¿Solo sígueme con esto?

¿Qué es esto, tarea de su clase de improvisación?

Y entonces me golpea.

Él escuchó toda la conversación. Él debe estar fingiendo ser mi novio como alguna extraña manera de restregárselo a mi padre.

Uh. Creo que me gusta mi nuevo novio falso.

Ahora que sé que él está jugando con mi padre, le sonrío cariñosamente.

—No creí que lo lograrías. —Me inclino a Sasuke y miro a mi padre.

—Nena, sabes que he estado esperando para conocer a tu padre. Casi nunca lo ves. Ninguna cantidad de tráfico podría haberme impedido presentarme hoy.

Le muestro a mi nuevo novio fingido una sonrisa de satisfacción por esa indirecta. Sasuke debe tener un idiota de padre, también, porque él parece saber qué decir.

—Oh, lo siento —dice Sasuke, centrándose en mi padre de nuevo—, No sé su nombre.

Mi padre ya está mirando a Sasuke con desaprobación. Dios, me encanta.

—Kizashi Haruno —dice mi padre—, Probablemente has escuchado el nombre antes. Yo era la estrella de...

—Nop —Sasuke interrumpe—, No me suena —Se vuelve hacia mí y guiña —.Pero Sakura aquí me ha hablado mucho de usted. —Él aprieta mi barbilla y mira a mi padre—. Y hablando de nuestra chica, ¿Qué piensa de su mudanza a Nueva York? —Él mira hacia mí y frunce el ceño—. No quiero que mi Mariquita corra a otra ciudad, pero si eso significa que está siguiendo su sueño, voy a ser el primero en asegurarme de que esté en su vuelo.

¿Mariquita? Mejor que esté contento de ser mi novio falso, porque me siento lista para dar puñetazos en su cara por ese apodo cursi.

Mi papá se aclara la garganta, obviamente incómodo con nuestro nuevo invitado al almuerzo. —Puedo pensar en un par de sueños que una joven de dieciocho años de edad debería seguir, pero Broadway no es uno de ellos.

Especialmente con la carrera que tenía. Broadway es un paso hacia atrás, en mi opinión.

Sasuke ajusta su posición en el asiento. Huele muy bien. Pienso. Ha pasado tanto tiempo desde que me senté tan cerca de un hombre, quizá él huele completamente normal.

—Buena cosa que ella tenga dieciocho años —dice en respuesta—. La opinión de los padres sobre lo que hace con su vida en realidad no importa mucho en este momento.

Sé que él sólo está haciendo un acto, pero nadie se ha tomado tantas molestias por mí antes. Está haciendo que mis pulmones se sientan como si se estuvieran retorciendo. Pulmones estúpidos.

—No es una opinión cuando se trata de un profesional de la industria — dice mi padre—. Es un hecho. He estado en este negocio el tiempo suficiente como para saber cuándo alguien tiene que retirarse.

Giro la cabeza hacia mi padre al mismo tiempo que el brazo de Sasuke se tensa alrededor de mis hombros.

—¿Retirarse? —dice Sasuke—, ¿De verdad acaba de decir, en voz alta, que su hija necesita renunciar?

Mi padre rueda los ojos y cruza los brazos sobre su pecho mientras mira a Sasuke. Él quita su brazo de alrededor de mis hombros y refleja los movimientos de mi padre, mirándolo directamente.

Dios, esto es tan incómodo. Y tan increíble. Nunca vi a mi padre actuar así.

Yo nunca lo vi sentirse disgustado por alguien de inmediato.

—Escucha, Sasuke —dice su nombre con la boca llena de disgusto—, Sakura no te necesita llenándole la cabeza con tonterías, simplemente porque estás entusiasmado con la perspectiva de tener un polvo en la Costa Este.

Oh Dios mío. ¿Mi padre acaba de referirse a mí como el polvo de éste tipo?

Estoy boquiabierta mientras continúa.

—Mi hija es inteligente. Es fuerte. Ella acepta que la carrera para la que ha trabajado toda su vida está fuera de discusión ahora que... —Él chasquea su mano hacia mí—, Ahora que ella...

Es incapaz de terminar su frase, y una mirada de arrepentimiento aparece en su rostro. Sé exactamente lo que iba a decir. Él ha estado diciendo todo, menos eso desde hace dos años.

Yo era una de las que más rápido ascenso tenía como actriz adolescente hace apenas dos años, y al momento que el incendio quemó mi aspecto, el estudio retiró mi contrato. Creo que él llora la idea de que no es el padre de una actriz más de lo que llora el haber estado a punto de perder a su hija en un incendio que fue causado por su descuido.

Una vez que mi contrato fue cancelado, nunca hablamos de la posibilidad de yo actuando de nuevo. Nosotros nunca hablamos de algo nunca más. Ha pasado de ser el padre quien pasaba todos sus días en el set conmigo por un año y medio, al padre, a quien veo quizás una vez al mes.

Así que seré jodida si no termina lo que estaba a punto de decir. He estado esperando dos años para oírle admitir que mi aspecto es por lo que ya no tengo una carrera. Hasta hoy, siempre ha sido un supuesto silencioso. Nunca hablamos de por qué ya no actúo. Nosotros sólo hablamos del hecho de que no lo hago. Y mientras él está en ello, sería bueno oírle admitir que el fuego también destruyó nuestra relación. Él no tiene la menor idea de cómo ser un padre para mí ahora que ya no es mi profesor de actuación y manager.

Entrecierro mis ojos en su dirección. —Termina tu frase, papá.

Sacude la cabeza, tratando de desestimar el tema por completo. Arqueo una ceja, retándolo a continuar.

—¿De verdad quieres hacer esto ahora? —Él mira en la dirección de Sasuke, con la esperanza de utilizar a mi novio de mentira como un amortiguador.

—De hecho, lo hago.

Mi padre cierra los ojos y suspira profundamente. Cuando los abre de nuevo, se inclina hacia adelante y cruza sus brazos sobre la mesa. —Sabes que creo que eres hermosa, Sakura. Deja de torcer mis palabras. Es este negocio que tiene estándares más altos que el de un padre, y lo único que podemos hacer es aceptarlo. De hecho, pensé que ya lo habíamos aceptado —Da una mirada mordaz en la dirección de Sasuke.

Me muerdo el interior de mi mejilla con el fin de abstenerme de decir algo de lo que me arrepentiré. Siempre he sabido la verdad. Cuando me vi en el espejo por primera vez en el hospital, sabía que todo había terminado. Pero escuchar a mi padre admitir en voz alta que él también creía que debería dejar de seguir mis sueños, es más de lo que estaba preparada.

—Wow —murmura Sasuke en voz baja—, Eso fue... —Él mira a mi padre y sacude la cabeza con disgusto—. Tú eres su padre.

Si no lo supiera mejor, diría que la mueca en el rostro de Sasuke es genuina, y no sólo una actuación.

—Exactamente. Soy su padre. No su madre, alimentándola con mierda que ella piensa que va a hacer que su niña se sienta mejor. Nueva York y Los Ángelesestán llenos de miles de niñas siguiendo el mismo sueño que Sakura ha seguido toda su vida. Niñas que son tremendamente talentosas. Excepcionalmente hermosas. Sakura sabe que yo creo que ella tiene más talento que todas ellas juntas, pero también es realista. Todo el mundo tiene sueños, pero, por desgracia, ya no cuenta con las herramientas que se necesitan para lograr los suyos. Ella tiene que aceptar, antes de gastar dinero en una mudanza a través del país, que no va a hacer una mierda por su carrera.

Cierro mis ojos. Quien dijo que la verdad duele estaba siendo un optimista.

La verdad es un hijo de puta muy doloroso.

—Jesús —dice Sasuke—, Eres increíble.

—Y tú no eres realista. —Mi padre le responde.

Abro los ojos y doy un codazo al brazo de Sasuke, haciéndole saber que quiero salir de la cabina. No puedo seguir con esto.

Sasuke no se mueve. En cambio, desliza su mano por debajo de la mesa y agarra mi rodilla, instando a que me quede sentada.

Mi pierna se endurece bajo su toque, porque mi cuerpo está enviando señales mixtas a mi cerebro. Estoy enojada con mi padre en este momento. Tan enfadada. Pero de alguna manera me siento segura con este completo desconocido que está apoyándome sin razón aparente. Quiero gritar y quiero sonreír y me dan ganas de llorar, pero más que nada, sólo quiero algo de comer. Porque ahora estoy realmente hambrienta y me gustaría tener mi salmón caliente, ¡Maldita sea!

Trato de relajar mi pierna para que Sasuke no sienta lo tensa que estoy, pero él es el primer chico en mucho tiempo que realmente me toca físicamente. Es un poco raro si soy honesta.

—Déjeme preguntarle algo, Sr. Haruno—dice Sasuke. —¿Tiene Johnny Cash una cicatriz en su barbilla?

Mi padre está callado. Estoy callada, también, con la esperanza de que haya un punto real en la pregunta aleatoria de Sasuke. Él estaba haciéndolo muy bien hasta que empezó a hablar de cantantes de country.

Mi padre mira a Sasuke como si estuviera loco. —¿Qué demonios tiene que ver con esta conversación un cantante de música country?

—Todo. —Sasuke responde rápidamente—. Y no, él no tiene uno. Sin embargo, el actor que lo interpretó en Walk the Line tiene una cicatriz muy visible en su rostro. Joaquin Phoenix en realidad estuvo nominado a un Oscar por ese papel.

Mi pulso se acelera cuando me doy cuenta de lo que está haciendo.

—¿Y qué acerca de Idi Amin? —Sasuke le pregunta.

Mi padre pone los ojos en blanco, aburrido con este tipo de preguntas. — ¿Qué hay con él?

—Él no era bizco. Sin embargo, el actor que lo interpretó, Forest Whitaker, lo es. Otro nominado al Oscar, bastante divertido. Y ganador.

Esta es la primera vez que he visto a alguien poniendo a mi padre en su lugar. Y a pesar de que toda esta conversación me hace sentir incómoda, no estoy tan incómoda como para no disfrutar de este momento raro y hermoso.

—Felicidades —dice mi padre a Sasuke, completamente sin impresionar—, Mencionas a dos ejemplos exitosos de millones de fracasos.

Trato de no tomar para mí las palabras de mi padre, pero es difícil no hacerlo. Sé que en este momento se ha convertido en no más que una lucha de poder entre los dos, y menos sobre él y yo. Es realmente decepcionante que prefiera ganar una pelea contra un completo desconocido que defender a su propia hija.

—Si su hija es tan talentosa como afirmas que es, ¿No le gustaría animarla a no renunciar a sus sueños? ¿Por qué quiere que vea el mundo como usted lo hace?

Mi padre se pone rígido. —¿Y cómo, exactamente, crees que veo el mundo, Sr. Uchiha?

Sasuke se inclina hacia atrás en nuestra cabina sin romper el contacto visual con mi padre. —A través de los ojos cerrados de un idiota arrogante.

El silencio que sigue es como la calma antes de la tormenta. Espero a que uno de ellos lance el primer golpe, pero en cambio, mi padre pone una mano en su bolsillo y saca su billetera. Arroja dinero sobre la mesa y luego mira directamente a mí.

—Puedo ser honesto hasta la exageración, pero si es mierda lo que prefieres oír, entonces este idiota es perfecto para ti —Él se desliza hacia fuera de la cabina —, Apuesto a que tu madre lo ama —murmura.

Me estremezco ante sus palabras y quiero lanzar un insulto hacia él tan mal.

Uno tan épico que heriría su ego por días. El único problema con eso es que no hay algo que nadie pueda decir que hiera a un hombre que no tiene absolutamente ningún corazón.

En lugar de gritarle mientras él sale por la puerta, simplemente me siento en silencio.

Con mi novio falso.

Este tiene que ser el más humillante, incómodo momento de mi vida.

Tan pronto como siento la primera lágrima escapar, empujo el brazo de Sasuke.

—Tengo que salir —susurro—, Por favor.

Él se desliza fuera de la cabina, y dejo mi cabeza baja mientras me levanto y camino por delante de él. No me atrevo a mirar hacia atrás mientras me dirijo al baño de nuevo. El hecho de que haya sentido la necesidad de fingir ser mi novio es bastante embarazoso. Pero entonces tuve que ir y tener la peor pelea que he tenido con mi padre justo en frente de él.

Si yo fuera Sasuke Uchiha, habría botado a mi novia falsa.