Nota: Los personajes no me pertenecen… no todos al menos.
Capitulo Uno: Jamás Me Olvides.
Shade observaba como sus cuatro compañeros discutían mientras ella hacia todo lo posible por ignorarlos, al final de cuentas, llegaran a lo que llegaran seria Shade quien tendría el voto final.
Nada se hacía si ella no lo autorizaba y quien desobedeciera conocería la furia de la Reina del Gremio de Sangre.
Rondeau Allegro de Mozart se escuchaba de fondo, Shade cerró los ojos para disfrutar uno de sus Concertos favoritos. El violín siempre había sido su debilidad aunque el piano su pasión. Ella era una aficionada de la música, en especial la clásica, le ayudaba a pensar con más claridad y a relajarse. Razón por la cual en las reuniones del Gremio se escuchaba siempre a Mozart, Beethoven o Tchaivkosky, para evitar que Shade matara a los presentes por un disgusto.
Ultra, clavo una de tantas navajas que adornaban su cuerpo musculoso en la mesa de caoba para llamar la atención de la reina.
—Shade, diles a estos inadaptados que lo que planean es una estupidez. Es una masacre masiva. ¡Y no de las buenas!
—Es una oportunidad única que...
—Lo que planean es una estupidez —interrumpió Shade sin abrir los ojos.
—Pero mi reina ni siquiera ha escuchado lo que decíamos —comento molesta Elpis.
—No hace falta. Si Ultra dice que es una estupidez es porque debe sobrepasar lo absurdo.
Ultra era el más infantil de los cinco, y por lo tanto el más impulsivo, pero esa no era la única razón por la que Shade le daba la razón a él. Ultra era la única persona en que Shade confiaba. Compartían un mismo pasado, él sabía quién era ella y ella sabía quién era él. Los dos extrañaban a las mismas personas y también sabían que lo mejor era que ellos dos estuvieran alejados de todos los que amaban.
Shade y Ultra eran como hermanos, aunque también por reputación y protección ocultaban su relación fraternal.
Cuendo la canción llego a su fin Shade abrió los ojos y se inclinó hacia la mesa con delicadeza, lo que hizo que toda la sala automáticamente quedara en silencio.
—Si no hay nada importante que quieran informarme, yo me retiro. Como se dieron cuenta no llegamos a nada, otra vez.
Shade se levantó y se dirigió a la salida. Antes de salir tomo la capucha de su capa roja y se la coloco, lo que activo la ilusión de negrura que todo el mundo veía al intentar verla a la cara. Su identidad era un tesoro que debía permanecer secreto. Ya era bastante malo que su peor enemigo supiera quien era, no necesitaba que toda la galaxia se enterara de su identidad.
Los enormes pasillos de ónix negro le parecían eternos. Siempre le había molestado quedarse en el castillo, era siempre oscuro, frio y lleno de gritos de gente siendo torturada, pero ese había sido el hogar de su maestro, y ahora era su palacio, a pesar de que no tenía nada que fuera de ella. Todas las reuniones del Gremio se celebraban ahí, todos los mercenarios que buscan un descanso de su vida llena de sangre y muerte podían venir aquí y quedarse solo por unos días, las únicas personas que podían vivir ahí permanentemente eran los Cinco, pero nadie se quedaba por respeto a su Reina, ya que si ella no se quedaba en el palacio nadie más debía.
Shade abrió las puertas doble que daban a su habitación y entro. Necesitaba estar sola y pensar, pero sobre todo necesitaba contestar una llamada.
Todos creían que ella vivía una vida feliz llena de lujos, después de todo era un reina poderosa y temida, una científica fría y calculadora... y aun así era un títere, sus hilos no habían sido cortados. Ese era su más grande secreto.
Inconscientemente acaricio el anillo que se encontraba en su dedo anular mientras se dirigía a la enorme chimenea. El anillo era un peso que siempre la hacía recordar, metafórica y literalmente. Apago el fuego que ardía y presionó el botón oculto en el candelabro, apareció una pequeña pantalla en la pared a la que Shade se acercó, y bajándose la capucha acerco su ojo a la pantalla, que rápidamente escaneo su retina e identificó quien era ella.
Una puerta secreta se abrió en la chimenea, lo suficientemente grande para que ella pasara. La puerta daba a un pasillo que ella recorrió rápidamente.
Ya era tarde, se suponía que ella tenía que haberlo contactado desde hace veinte minutos.
Al terminar el corto pasillo había una puerta de metal y otra pantalla, pero esta no tenía escáner de retina, esta tenía una bocina y un micrófono.
—Identifíquese —dijo una voz computarizada.
—Solo abre la puerta.
–Voz identificada. ¡Bienvenida, Shade!
La puerta se abrió con un clic. Shade se precipitó hacia el intercomunicador que parecían tres enormes diamantes, pero que en realidad era uno de sus inventos, uno que él le había dado a ella para que se pudieran comunicar, o como Shade le decía: para que él pudiera vigilarla. El intercomunicador estaba brillando, iluminando todo el lugar con los colores del arco iris, lo que significaba que había una llamada en espera.
Tomando las tres piedras dijo:
—Aceptar llamada — y las lanzó al suelo, creando un triángulo.
El brillo cesó, entonces una persona apareció en medio del triángulo. Se veía tan real que en serio parecia estar ahí, pero Shade sabía que solo era una proyección, un holograma del intercomunicador, y aun sabiendo que era imposible que él la tocara no pudo evitar desear huir de esa maldita habitación, no por miedo a él, Shade era tan peligrosa como él lo era, sino por repulsión y odio.
—Hace veinticinco minutos que te estoy esperando —su voz era fría como el hielo, y a la vez había un toque ardiente y seductor, que hacía temblar el corazón de Shade. Y él lo sabía, era por esa razón que lo hacía—. ¿Dónde estabas?
—En otra reunión con los Cinco.
—Últimamente el Gremio ha tenido muchas reuniones.
—¡Que observador eres! —dijo sarcásticamente Shade, él solo frunció el ceño en respuesta.
—¿Por qué?
—¿Porque que, genio? —pregunto Shade rodando los ojos y dándole un tono de burla a la última palabra.
—¿Por qué tantas reuniones?
Shade cruzo sus brazos en su pecho mientras respondía:
—Puede ser porque todos los del Gremio son considerados los criminales más buscados en todas las galaxias, y como mis súbditos debo protegerlos y encontrar la manera de hacerles más fácil sus trabajos.
Él se movió más cerca de ella, el intercomunicador empezó a temblar, estaba al máximo de su capacidad de proyección. Shade se obligó a quedarse donde estaba, sin mover ni un músculo ni mostrar la más mínima reacción a su acercamiento.
—Entonces haces un excelente trabajo, no puede haber mejor Reina que tú, la Asesina Sin Rostro.
—Eso es porque no hay nadie mejor que yo.
Él se río, una risa tan oscura y profunda que encendió la piel de Shade. ¡Cuánto lo odiaba!
—Sigue diciéndote eso todo lo que quieras, pero sabes que yo siempre gané, gano y ganare cuando se trata de ti. No hay competencia, no tienes que resistirte y hacernos todo más difícil.
Shade perdió su cuidadoso y casi perfecto control. Siempre lo hacía con él.
—¡Mientras viva jamás me someteré a ti de ninguna manera! Siempre peleare contra ti, pase lo que pase. Sea como sea.
El silencio reino durante lo que parecieron horas, Shade en ningún momento aparto su mirada esmeralda, aun cuando la de él se tornó lujuriosa en lugar de furiosa.
Su voz sonó fría cuando volvió a hablar lo que contrariaba los zafiros de sus ojos.
—No puedo esperar a que sea tu cumpleaños número veintiuno, entonces podré demostrarte lo equivocada que estas. Me perteneces, Cindy, siempre lo has hecho. Tu corazón, tu alma, tu cuerpo, todo es mío. Y en un mes te entregaras a mí. Recuerdas nuestro acuerdo ¿no?
—Jamás podré olvidarlo. Decidirá el resto de mi vida.
—Todo está claro entonces. Hablaremos pronto y por favor se puntual, el anillo debe avisarte con una hora de anticipación de mi llamada.
—Haré lo que pueda —contesto aparentando los dientes.
—Solo treinta días más, mi reina —él sonrió, en verdad parecía una sonrisa sincera, feliz, pero Shade, a pesar de que le dolía reconocerlo, sabía que solo era una ilusión. La persona que él había sido se había ido, ahora solo quedaba este monstruo—. Entonces tomaras tu lugar a mi lado.
Sin ninguna palabra de despedida la transmisión se cortó con un flash blanco. El intercomunicador dejo de brilla y todo se volvió silencioso en la habitación, pero no en la mente de Shade, que seguía gritando lo que él había dicho. El pacto que hizo con el diablo nunca se había sentido tan real como ahora.
Solo en treinta días cumpliría su promesa y se uniría en sagrado matrimonio con la única persona capaz de vencerla, con la persona responsable de las desgracias y miserias de todo el universo.
Con Jimmy Neutron.
Nota del Autor:
Este es mi primer Fanfic y estoy algo emocionada, espero que les haya gustado. Díganme por favor que les pareció, si les gusto, lo odiaron, todo. Solo quiero mejorar y sé que ustedes me pueden ayudar.
Gracias por leerlo, espero seguir escribiendo este Fic.
Sorceri 3
