¡Buenas! Lady pasando a fanfiction super tarde este fic. Era para la semana Daisuga de este año y tardé mucho en subirlo aqui jaja. Es un AU con magia.

¡Espero que les guste!


― ¡Ya lárguense! ¡Vayan a casa a comer!

― ¡Nos vemos, entrenador!

Los chicos de tercer año rieron mientras salían de la tienda. Aunque dijera que no, era obvio que se preocupaba por ellos. Era lindo, de hecho. Se preguntaban cuánto tiempo más podrían disfrutar de ello.

El tiempo pasaba mucho más rápido de lo que pensaban, el verano estaba a la vuelta de la esquina, y pronto estarían encerrados en gimnasios entrenando gran parte del día.

―Voy por allá. Nos vemos, Suga, Daichi.

―Adiós.

―Nos vemos, Asahi.

Siguieron caminando en silencio, pues no necesitaban decir nada. Cuando llegó la hora de separarse, Sawamura le alcanzó una pequeña flor, y Sugawara le susurró algo tras darse un corto beso.

-o-

―Suga.

―Voy.

Salieron del cuarto con delicadeza, intentando no despertar a sus compañeros. Aunque deberían descansar como ellos, y a pesar de lo agotados que terminaban tras la intensidad del día, se sentía bien sentir la fresca brisa de verano sobre sus rostros, y tener un momento de paz. No hacían nada que causara que les llamaran la atención. No era inusual que hubiera escapadas por la noche. Tan sólo ayer se habían cruzado con Konoha y Kuroo, y esa misma noche a Yaku y a Akaashi, y eso sólo porque estaban en el patio también. Estaban seguros de haber oído las risas de las managers en la cocina.

El pasto se sentía fresco entre sus dedos. Sugawara tenía un libro consigo, y prosiguió con su lectura una vez que se asentaron en un lugar. Sawamura se quedó en silencio, sin molestarlo.

Un par de segundos se convirtieron en minutos, y aunque uno de ellos estaba entretenido, el otro no. Sawamura pasaba su mano lentamente entre las briznas de hierba. Una, dos, tres veces. Y entonces susurró unas palabras que Sugawara ya se sabía al derecho y al revés.

―Daichi. No lo hagas.

No le hizo caso, por supuesto. Tras susurrar una vez más, pasó a cortar la flor que crecía entre sus manos, y a ofrecérsela.

―Para ti.

―Deja de hacer eso. Me avergüenzas, Daichi.

―Oh, por favor. Me avergüenza que uses protección en mí, Suga. Sabes que no va a pasarme nada.

―La protección es mejor que esto.

―Sí, claro.

―Sabes que lo es, Daichi.

― ¿No te gusta? ¿Debería dejar de hacerlo?

Suga de verdad quería decirle que debería dejar de hacerlo, no porque no le gustaran, al contrario, le parecían preciosas. Pero debía dejar de hacerlo para no ponerse en peligro. Debía guardar el poder que tenía y no dejar que llegara a oídos equivocados. Estaban rodeados de adolescentes, y las noticias correrían más rápido que Hinata seguramente. Eran chicos con nada más que hacer más que entrenar, no podían culparlos por ser cotillas.

―No. No dejes de hacerlo. Pero yo no dejaré mis protecciones tampoco.

Aunque sabía lo que debía decir, no podía evitar ser un poco egoísta. Daichi le regala una flor todas las noches. Él le decía un hechizo de protección. Era así como funcionaba. Era un hábito de pareja, y uno que muchas otras parejas considerarían extraño, pero no para ellos.


¡Buenas! Lady otra vez. Tengo sueño.

Daichi tiene una especie de conexión mas profunda con la magia natural, con la tierra. Por eso puede sacar flores en medio de la noche. Suga es mejor con hechizos de protección.
No me juzguen, lo escribi en media hora a la medianoche.

En fin.

¿Les gustó? ¿No? ¿Merezco un review?
¡Hasta el próximo capítulo!