El sol se filtraba por mi ventana golpeando mi cara y supe que mis responsabilidades no podrían esperar más, mi rey iniciaría su día y yo debía apoyarle en las reuniones de rutina, así que me puse de pie y encaré a la mujer de cabellos ondulados semejantes a la corriente de un río.
– Buenos días, Talise– la saludé con una sonrisa cansada, había sido una semana pesada entre visitas de dignatarios de distintos reinos.
Luego de la coronación, mis amigos habían tomado como prioridad el deshacerse de cualquier vestigio del antiguo ejército de la Bruja Blanca, así que los primeros meses de reinado apenas y estuvimos en el castillo. Por aquello, apenas hacía un par de meses comenzaron las relaciones con las naciones cercanas.
– Milady, el agua para su baño ya está caliente, en lo que usted está en eso dejaré su ropa dispuesta sobre su cama ¿Desea que vuelva después para arreglarle el cabello? – se separó de la ventana dirigiéndose hacia el armario.
– No, creo que solo lo recogeré con un listón, pero te lo agradezco– respondí con simplicidad antes de adentrarme en el cuarto de baño.
Igual que siempre, un suelo de mármol bien pulido me recibió, y al centro del cuarto una tina blanca robaba la atención de cualquier otro aspecto del bello cuarto y de esta se veían subir ondas de vapor como indicador de la temperatura del agua, sobre cuya superficie flotaban algunos pétalos de lavanda. Me desprendí de mi camisón y las prendas interiores con las que dormía para meterme al agua sin ningún tipo de impedimento para poder disfrutar de la liberadora sensación que el agua proporcionaba a los tensos músculos de mi cuerpo.
Cuando vi que mis dedos comenzaban a arrugarse, consideré que ya había pasado el tiempo suficiente sumergida, salí envolviéndome con una suave toalla blanca y me vestí con lo que Talise amablemente había dispuesto sobre mi cama, la cual también había hecho. Un pantalón que, si bien se ajustaba a mis piernas, también era lo suficientemente holgado como para permitir que mi piel respirara, una blusa suelta de mangas a medio brazo con espalda baja que dejaba descubierta mi marca, un cinturón grueso que la ajustaba a mi abdomen, un chaleco sobre éstos y un par de botas a juego que llegaban hasta unos cuatro dedos debajo de mis rodillas, y tal como había dicho, me recogí el cabello en una coleta con listón. También, ajusté mi espada en mi cinturón y por costumbre me coloqué mi brazalete con la pluma en su lugar a pesar de saber que no serviría, por algún motivo aun me negaba a salir sin éste.
Salí de mi habitación, avancé hasta el final de pasillo en el que me hallaba, bajé las escaleras a mi izquierda, al pie de ésta giré a la derecha, crucé el tercer par de puertas en ese pasillo, bajé unas escaleras justo al otro lado de éstas y avancé a la izquierda, crucé otro par de puertas que me llevaron a un salón con una larga mesa de madera repleta de comida; el comedor.
Ahí, mis amigos estaban ya sentados en sus lugares habituales, Peter en la cabecera, Ed a su izquierda, a su derecha Lu y Su respectivamente, y la deliciosa comida intacta, me habían estado esperando e hice nota mental de mañana ser más rápida en mi baño, quizá pondría un reloj de arena cerca para no perder tiempo de más.
– Lo siento mucho, perdí demasiado tiempo– me disculpé avanzando hacia el lugar junto a Ed y mientras caminaba hacia éste, Peter se puso de pie, ganándose una pequeña risa por parte de sus hermanos. Asentí en agradecimiento a mi mejor amigo por la cortesía y me senté.
– Descuida, hasta hace apenas un momento aún estábamos esperando también a Susan– rió la castaña obteniendo como respuesta a su comentario, una mirada airada por parte de la aludida, la cual no la mantuvo por mucho tiempo antes de ponerse a reír y el resto pronto la seguimos. Luego llenamos nuestros platos y estos quedaron vacíos en menos tiempo del que había tomado acomodar la comida en ellos.
Una vez quedamos satisfechos, con. Nuestras reservas de energía reabastecidas, nos levantamos de la mesa y cada quien fue por su lado, Lucy y Ed a sus clases sobre historia y geografía, Susan a atender unos asuntos respecto a unos visitantes que llegarían pronto y mientras los veía irse, despidiéndome con una sonrisa, esperaba a que mi mejor amigo y rey guiara el camino, siendo el quien decidiría el orden de prioridad en el que se dedicaría a las actividades planeadas para el día y mi obligación la de servirle, principalmente siguiéndolo a todas partes como guardia personal.
Si, este año se había ido en perseguir y capturar a quienes aún se llamaban servidores de la Bruja Blanca y los ataques por parte de éstos habían disminuido considerablemente, sin embrago, persistía la amenaza, seguramente quedarían sobrevivientes que estaban al acecho, esperando un resquicio de descuido por nuestra parte para atacar y tomar venganza contra quienes habían derrocado a su líder, eso, aunado a que Narnia aún era una nación joven que durante cien años había quedado aislada completamente, por lo que esta nueva Narnia renacida con nuevos gobernantes no contaba con aliados y apenas comenzaba negociaciones y tratados con sus vecinos, por lo tanto, estaba latente el riesgo de que algún mandatario se pasara de listo e intentara atacar, subestimando a nuestros reyes por ser jóvenes.
Debía ser diligente con mi responsabilidad de cuidarlo, no porque dudase de él, eso jamás, pero esa había sido mi resolución un año atrás cuando se presentó la duda sobre mi propósito en Narnia y mi padre, el mismo Aslan había tenido la confianza suficiente en mi como para asignarme tal tarea frente a todos luego de la coronación. Había cruzado el velo y vuelto a este mundo, juré que aquello no sería en vano, se lo debía a todos los buenos narnianos que habían sacrificado todo incluidas sus vidas al haber sido yo de entre todos quien recibiera una nueva oportunidad.
– ...ena– escuché una fuerte voz frente a mí, alcé la cara y vi al Gran Rey– Lena ¿te encuentras bien? – sacudí la cabeza saliendo de mis cavilaciones.
– Disculpa, todo bien, solo me perdí pensando– le resté importancia, no tenía por qué saber, era algo solo mío– ahora podemos seguir con las órdenes del día, lamento haberte retrasado.
– Ni lo menciones, fue apenas un segundo.
Tras eso fuimos a una reunión con el consejo, compuesto por al menos un miembro de cada gran especie de Narnia, y se nos informó que pronto llegarían nobles de Archenland a negociar. Realmente no participé mucho en esa reunión puesto que distaba de ser mi trabajo, por lo que simplemente me dediqué a escuchar atentamente, pendiente de algo que pudiera sonar extraño en las cartas donde se anunciaban las intenciones de estos nobles y vigilaba cada esquina o sombra de la sala.
El día fluyó luego de la reunión entre revisión de papeles y tratados, comimos un poco en la oficina de Peter y continuamos estudiando sobre los terrenos y necesidades de cada uno, era demasiado trabajo, y a veces creía que Peter cargaba con demasiado para evitarles problemas a sus hermanos, así que procuraba ser tan de ayuda como mis capacidades me lo permitieran.
Tras unas horas de papeleo, Peter dio por concluido el trabajo por ese momento y salimos a los campos de entrenamiento, donde Oreius se encargaba de mantener en forma al ejército, el cual al ver que era su rey el que se aproximaba, lo recibieron solemnes, todos poniéndose en formación y reverenciándolo.
– Descansen– les indicó mi rubio amigo permitiéndoles volver a sus posiciones iniciales antes de dirigirse a Oreius – ¿interrumpimos?
– Por supuesto que no, alteza, ¿necesitaba algo? – lo saludó primero con una reverencia antes de reconocer mi presencia con un asentimiento al que respondí del mismo modo.
– De hecho, quisiera practicar algo de combate con Lady Helena, pero si representa problema para las tropas que ahora entrenan, podríamos posponerlo– respondió mirándome de soslayo y tomándome por sorpresa ya que él no me había dicho nada sobre eso.
– Por supuesto que no, majestad, en realidad sería útil para ellos verlos a ambos en acción, podrían aprender una o dos cosas y sería de gran motivación, aunque si desea también podemos abandonar el jardín y dejarlos entrenar solos.
– Me parece excelente, eso sí a Lady Helena no le molesta tener público– me miró arqueando las cejas y en sus ojos pude ver un brillo particular, me estaba retando, esperaba que me negara a que me vieran, era burla, me preguntaba si no me apenaría ser vencida frente a los soldados, por eso sonreí de forma muy parecida a la de los zorros, quizá el convivir tanto con Rowtag o Bran me empezaba a afectar.
– No hay problema alguno, de hecho, yo también podría sacar provecho de este entrenamiento, alteza, pues servirá para sacar tanta energía de mi sistema– respondí sin romper contacto visual, no retrocedería, claro, era mi rey y yo le servía fielmente, pero tampoco podía ignorar totalmente el hecho de que había crecido con él y era mi amigo.
– Pues ya está– dicho eso, se despojó de su chaqueta, dejó la corona a un Oreius que por un segundo se vio horrorizado por eso, pero inmediatamente retomó su expresión solemne habitual, y desenvainó la espada para dejar la guarda y avanzar hacia el centro del campo, quedando a la vista de todos sus hombres y ni lenta ni titubeante le seguí, ajustando el listón de mi cabello que si bien ya no era largo, si podía llegar a estorbar mi visión y me quité el chaleco, encontrándolo un estorbo para mi movilidad en esa situación, temblé ligeramente cuando una brisa acarició mi porción de espalda descubierta y recobré la compostura para seguir a quien me había retado, también con mi espada en mano, lista para el combate.
Dimos vueltas por varios segundos, ninguno decidiéndose a hacer el primer movimiento, pero leyendo los pies del otro, esperando cualquier cosa y preparándonos para poder responder al ataque, eso fue hasta que finalmente Peter se cansó primero y decidió avanzar con un golpe certero dejando caer la espada que de no haber estado esperándola me habría cortado en dos con la fuerza que aplicó, retrocedí y no había terminado de estabilizarme sobre mis pies cuando ya recibía otro golpe, esta vez de izquierda a derecha que gracias al león alcancé a bloquear con mi espada, decidí ir por su costado pero mi movimiento fue tan obvio que me costó su eficacia, después algo rozó mi pierna, brinqué ante eso y grave error, lo tomó como oportunidad para golpear mi espada fuera de mi mano y su espada quedó a centímetros de mi nariz.
En su cara bailó esa frustrante sonrisita que decía "gané" y yo apreté los dientes, molesta conmigo misma por haber sido engañada. Retiró su espada de su lugar en el que me amenazaba y lo reverencié con un pequeño asentimiento de cabeza antes de girarme y recoger mi espada del suelo, teniendo muy presentes las palabras de mi padre sobre el suelo no siendo su lugar y la envainé para luego ajustar aquello de lo que me había despojado y nuevamente asumir mi posición al lado de mi mejor amigo, siendo observada, pero en mi mentor vi aprobación y eso fue suficiente para calmar la presión en mi pecho.
– Excelente duelo, alteza– murmuré por lo bajo a su espalda, centrando la vista en su hombro izquierdo de tal forma que mis labios se vieran ocultos por éste y mis palabras permanecieran solo para él. Su espalda se sacudió levemente con lo que seguramente fue una risa en la que me reconocía.
– Gracias, milady, puedo decir lo mismo de usted, ahora que ya hemos descargado energía, pienso que es un buen momento para que retomemos lo que estábamos revisando hace un momento– replicó con calma antes de despedirse de los soldados y su general, para luego darse la vuelta en dirección al castillo, donde, a juzgar por la cantidad de papeles que se habían quedado pendientes, nos esperaba una larga noche de trabajo en vela.
Hola de nuevo a todos quienes siguieron mi historia "Intrusa" y a los que son nuevos conmigo y Lena les doy la bienvenida.
Como verán esta es la continuación de Intrusa, y aquí relataré los sucesos durante el reinado de los Pevensie en Narnia hasta el regreso de los mismos a Inglaterra, por lo mismo, mi recomendación para quienes me encontraron con esta historia es la de leer primero "Intrusa", ya que aquí retomaré aspectos de ésta.
Sin mas que decir, tan solo les agradezco que me regalen de su tiempo y les pido así que de serles posible dejen un review, si les gustaría ver algo o que explique mas a detalle algo que les llamara la atención o para indicarme si creen que voy en buena o mala dirección con este fic, aunque claro esta que para eso les pido mucho respeto.
P.D. Especialmente gracias a quienes estuvieron dejando reviews o agregaron a favoritos la primera entrada de esta historia.
